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  Language lessons  Dirigida por Natalie Morales
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Ópera prima de la actriz y guionista Natalie Morales (Plan B; Room 104). Protagonizada por Natalie Morales (Dead to Me, Santa Clarita Diet, La batalla de los sexos) y Mark Duplass (The Morning Show, Creep, El amigo de mi hermana), Language Lessons es una sorprendente y emotiva película que explora el amor platónico de una manera encantadora y muy tierna. ¿Su peculiaridad? Está rodada en plena pandemia a través de Zoom, con tan solo dos personajes, cada uno en un lugar del mundo, cada uno visto a través de la cámara de su ordenador. Language Lessons se convierte así en un valioso ensayo sobre las relaciones a distancia en tiempos de pandemia y en la era de Zoom.


Entrevista con Natalie Morales y Mark Duplass

P: Hablemos del origen del proyecto: ¿cuál fue el punto de partida de la historia?

Natalie Morales: Mark tuvo la idea original, vino a mí y planeamos los personajes y escribimos la historia juntos.

Mark Duplass: Tras más o menos un mes de pandemia, me di cuenta de que estaba teniendo problemas en varios ámbitos. Estoy acostumbrado a tener una creatividad desbordante y, aunque seguía siendo capaz de escribir cada día para quitarme la espinita, me di cuenta de que iba a necesitar algo nuevo para mantener el equilibrio. Se me metió en la cabeza la autosuperación (ya, ya lo sé). Empecé a hacer más ejercicio, a leer libros que me supusieran un reto intelectual, etc. Y leí en una noticia que, entre las tantas empresas pequeñas que estaban sufriendo, las academias de idiomas lo pasaban especialmente mal. Estudié español en el instituto y en la universidad, además de pasar un tiempo en México, así que mi español ya era bastante decente, pero me apunté a unas clases igualmente. Y acabé haciéndome amigo de mi profesora. Resulta que, si dos personas que odian las charlas triviales se ven sumergidas en unas clases de conversación, la cosa se pone interesante enseguida.

P: ¿Cómo inspiraron o formaron la historia las restricciones del confinamiento?

NM: Mark puede hablar mejor de cómo sirvieron de inspiración, pero no quisimos que
la película transcurriera en un mundo con COVID ni confinamientos.

MD: El confinamiento fue la inspiración y la causa de esta película en todos los sentidos. Fue el motivo por el que empecé con las clases de español, que fueron la musa de una historia y que, además, tenía el formato perfecto para ser grabada durante el confinamiento. Dos personas, en países diferentes, conectándose por videollamada. Es un guiño, en parte, a películas como Mi cena con André o Antes del amanecer. Trata sobre dos personas, sus ideas, la manera en que conectan el uno con el otro, etc. El reto fue conseguir que esa química se viera en pantalla, sin que estuviéramos en el mismo lugar en ningún momento. Y por eso pensé en Natalie. Sabía que, sí había alguna manera de que esto saliera bien, ella sería una pieza clave.

P: ¿Cómo acabasteis trabajando juntos en este proyecto?

NM: Mark y yo habíamos trabajado juntos en Room 104. Dirigí dos de los episodios escritos por él. Me preguntó si quería trabajar con él en este proyecto y le dije que sí, por supuesto.

MD: Natalie y yo nos conocíamos de vista desde hace unos años, pero tuvimos la oportunidad de relacionarnos en más profundidad al trabajar juntos en mi serie, Room 104. Ella había trabajado, sobre todo, actuando, pero tenía interés en dirigir y yo tenía el pálpito de que se le daría genial. Así que la contratamos para dirigir un episodio que había escrito yo y que protagonizaba Katie Aselton, mi mujer. Era todo un reto para Natalie, un episodio complicado que debería habernos llevado unos 4 días de rodaje para hacer las cosas bien. Teníamos solo 2 días para grabar. Y lo clavó. Tiene mucha motivación, mucha formación y es maravilloso estar con ella. Natalie y yo conectamos enseguida. Somos dos adictos al trabajo, obsesionados, para bien o para mal, con hacer arte. Vemos el mundo de una manera similar, como un lugar oscuro con un punto de comedia. Fue amor platónico-laboral a primera vista.

La llamé y le conté la idea básica de este proyecto: que mi personaje iba a recibir clases de español online y el suyo sería la profesora, y que surgiría una amistad por Zoom. No tenía nada más. Hablamos unas horas y empezamos a construir la historia y los personajes. Decidimos irnos a algún sitio un día o dos y terminar de construir los personajes y al volver a vernos surgió la magia. Nuestros personajes encajaban como piezas de un puzle que ni siquiera sabíamos que estábamos formando el uno para el otro. Fue muy emocionante. Aun así, seguíamos algo nerviosos ante la idea de hacer una película de 90 minutos con solo dos personajes en pantalla.

P: Sois pioneros, estaréis en la primera cosecha de cineastas que escriben, producen y estrenan una película en el circuito de festivales de esta extraña nueva realidad en la que vivimos. ¿Fue difícil hacer algo tan inmediato? Me refiero, tener que lanzaros a la piscina en vez de crear tras un periodo de distancia y reflexión.

NM: Sí, para mí fue muy duro. No acostumbro a hacer las cosas así. Además, era como estar solos... pero juntos. Cada uno era responsable de su parte y solo nos conectábamos por Zoom. Es decir, que me tocaba ocuparme de mi pelo, maquillaje, vestuario, iluminación, decoración, sonido, etc. (Contaba con la ayuda de otras personas, pero aun así).

MD: Lo único que puedo decir es que tanto Natalie como yo compartimos la habilidad de lanzarnos de cabeza con toda la confianza (en parte infundada) y decir: “Venga, vamos a ver qué pasa”. Da miedo, por supuesto, pero en este caso hicimos el guion en secreto, así que teníamos algo de seguridad. Nadie sabía lo que estábamos haciendo, no había nadie mirando. La presión era mucho menor. La verdad, nos motivaba mucho volver a grabar y trabajar por fin, sobre todo de esta nueva manera. Investigamos y construimos todo un sistema de cámaras y de sonido para la grabación. Nuestro director de fotografía (entre otras muchas cosas) Jeremy Mackie nos montó unos aparatos que eran una locura, cogidos a una especie de tablas de cortar grandes.

P: Contadnos cómo colaborasteis para escribir el guion (supongo que por Zoom). ¿Cada uno escribió su personaje? ¿Improvisasteis alguna escena o estaba todo guionizado desde el principio?

NM: Sí, lo hicimos por teléfono, por Marco Polo y por Zoom. Cada uno escribió su propio personaje y los ritmos y parte de los diálogos estaban en el guion, pero hubo mucha improvisación.

MD: Hicimos la estructura de la película completa antes de grabar. Y grabamos en orden siempre que fue posible, para poder transmitir mejor los matices de nuestra dinámica interpersonal mientras avanzábamos. Además, en algunas escenas sí que guionizamos el diálogo al completo. Más de la mitad de la película está en español y, aunque Natalie lo habla con fluidez, necesitaba utilizar ciertos elementos dialectales que encajaban con su personaje. Además, aunque yo hablo un español decente, mi personaje lo hace mejor que yo. Así que sí, escribimos algunas escenas por adelantado para guiarnos mejor al hablar en español. Y fue inevitable improvisar parte de las mismas para que todo fuera un poco menos perfecto y más natural.

P: Mark, ¿cuáles fueron algunos de los retos más difíciles a la hora de producir y protagonizar una película con las restricciones que teníais a la hora de grabar?

MD: Si te soy sincero, para mí fue increíble. Me encanta la trayectoria profesional que he seguido y estoy muy contento de poder aparecer en una serie como The Morning Show, con un reparto tan extenso y con tanto talento. Pero una parte de mí nunca ha salido del salón de mi casa de la infancia, donde Jay y yo construíamos nuestros sistemas de grabación de la nada, cuando la dificultad de encontrar una manera de hacer la película, fuese como fuese, era tan importante como el filme en sí mismo. Y lo echo un poco de menos. Al hacer Language Lessons volví un poco a eso, me revitalizó muchísimo.

Así que sí, no es fácil tener que iluminarte a ti mismo, controlar tu propio sonido y asegurarte de que tienes la lente de la cámara limpia y todo está grabando y, además de todo eso, actuar. Pero no lo cambiaría por nada. Me encantó.

P: Sois los únicos dos actores de la película y aparecéis en todos y cada uno de los planos. Es un peso muy grande, pero vuestras actuaciones son cautivadoras y la química desborda la pantalla. ¿Os costó mucho meteros en el personaje, conectar el uno con el otro, estando frente a una pantalla en vez de juntos?

MD: Me resultó extrañamente sencillo, y creo que fue por la conexión natural que tengo con Natalie. Nos prometimos desde un principio que haríamos una historia simple, que tuviera sentido y mantuviera la atención de la audiencia, pero que seríamos conscientes de que la película entera dependería de la química y la conexión que tuviéramos. Daba miedo, pero también era liberador. Natalie y yo nos conocíamos bastante: habíamos trabajado juntos, había venido a las fiestas de cumpleaños cursis que hago, en que todos compartimos nuestros sentimientos sentados en un corro y luego comemos arroz con habichuelas. Pero no nos conocíamos tan en profundidad. Y esta película, de alguna manera, fue la consumación de esa amistad que estábamos gestando. Lo que veis en pantalla es a Natalie y a mí profundizando de verdad en nuestra amistad y experimentando un conflicto por primera vez porque, como amigos no tan cercanos, es algo que no nos había pasado aún. La idea era que todas esas emociones y dinámicas eran nuevas para nosotros y la audiencia podría sentir esa frescura, ya fuera consciente o inconscientemente.

NM: Muchas veces tapaba mi cámara para ver solamente a Mark. No nos resultó difícil conectar el uno con el otro porque creo que Mark y yo ya lo hacemos a muchos niveles, pero rodamos en un momento en que todos estábamos tan desesperados por conectar con alguien que casi nos pareció una solución directa a esa necesidad.

P: También debe haber sido un gran reto a nivel visual: decidir cuándo usar la pantalla partida y cuándo centrarse en la persona que está hablando y en los planos de reacción. ¿Hicisteis un storyboard tradicional para asegurar que los planos fueran dinámicos durante toda la película?

MD: Nuestra increíble editora, Aleshka Ferrero, fue indispensable a la hora de ayudarnos a dar forma a la película. Jugamos con unas cuantas opciones pero, al final, nos gustó la idea de permitir que se vieran ambas cámaras pero utilizar tamaños distintos, para que la audiencia pudiera pasar de uno a otro de manera orgánica según se lo pidiera su interés. Probamos distintas opciones en varios públicos y vimos que quienes veían la película de la manera en que acabamos haciéndola luego tenían ganas de volver a ciertas escenas para centrarse en la persona que dejaron a un lado en su primer visionado.

NM: Fue un proceso interesante, desde luego. Nuestra increíble editora nos ayudó mucho a tomar ese tipo de decisiones, como qué pantalla se veía más grande cada vez.

P: Es raro ver una película que explora el amor platónico entre un hombre y una mujer, ¡y se agradece! ¿Tuvisteis la tentación de convertirla en una película romántica?

MD: Lo que hacía única a nuestra película, más allá del formato o de que se hiciera durante la pandemia, es que presenta un amor platónico entre un hombre y una mujer, en que el romance es algo que ni se plantea. No lo había visto nunca. Me encanta Cuando Harry encontró a Sally... y la trilogía de Antes del amanecer, y la simplicidad de Medicina para la melancolía. Me encantan esas conexiones especiales que no van mucho más allá y me conquistó la idea de que el romance estuviera totalmente fuera de la ecuación, poder profundizar en la complejidad de la relación platónica. Añadir algo más de historia, de trama, pero lo justo para que transcurriera la película y confiar en nuestra conexión real para que fuera el elemento principal.

NM: Siempre quisimos que fuera de esta manera y me alegro, porque no recuerdo haber visto ninguna otra película que hiciera algo así.


Festivales
- Festival Internacional de Cine de Berlín 2021: Nominada a Mejor Película.
- SXSW Film Festival 2021: Premio del Público.
- Frameline San Francisco International LGBTQ Film Festival 2021: Mención Especial.
- Festival Internacional de Cine de Provincetown 2021: Premio del Público.


Críticas
"Una de las mejores películas que he visto en años" - VARIETY.

"Una sorprendentemente emotiva, tierna e interesante historia" - CINEUROPA.

"Ofrece uno de los mejores usos del formato hasta la fecha, una película de Zoom que utiliza sus limitaciones para elaborar un dueto íntimo y expresivo que no cansa" - INDIEWIRE.