Primer trabajo como directora de la actriz y cantante Charlotte Gainsbourg. Se trata de un retrato íntimo de su madre, la también artista Jane Birkin, y de la relación que ambas mantienen, y que no siempre ha sido todo lo fluida que ambas hubiesen deseado. A través de la cámara, se exponen mutuamente en un diálogo inédito, íntimo y universal, dejando paso a una relación maternofilial que ahora empieza a alzar el vuelo.