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  Alta costura  (Haute couture)
  Dirigida por Sylvie Ohayon
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Entrevista a Sylvie Ohayon (directora y guionista)

P: ¿ESTE PROYECTO ENCIERRA CLAVES AUTOBIOGRÁFICAS?

R: Al igual que mis libros, que son bastante personales, está claro que la película tiene una faceta autobiográfica. Pero sobre todo, aborda temas que me preocupan en este momento.

Hace 14 años me volví a casar con un hombre que tenía una niña pequeña de la que me ocupé como si fuera mi propia hija. Esa situación tuvo consecuencias en mi relación con mi hija biológica que estaba resentida conmigo y que, a los 13 años y medio, se fue a vivir con su padre. Esta experiencia como madre se combinó con otro factor: mi gran patriotismo. Este amor por Francia, que ya expuse en mi primera película, se basa en mis raíces y en mi educación. Recuerdo, por ejemplo, que en casa de mis abuelos estaba la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Así que este proyecto es el resultado de una relación que se tuerce entre madre e hija, de una madrastra que cumple con su deber y del amor que siento por mi país.

P: ¿CÓMO HAS ENCAJADO EL MUNDO DE LA ALTA COSTURA EN EL GUION?

R: Un día, una amiga mía, de familia de la alta burguesía, buscaba un vestido de novia. Pero se había quedado embarazada antes de la boda, una circunstancia muy mal vista en su entorno. La llevé a un taller de Alta Costura, al que tenía acceso en aquella época, y nos recibieron las costureras. Les pregunté qué podíamos hacer para camuflar su tripa y me llamó la atención el sorprendente contraste entre la agilidad de sus dedos y su lenguaje de camionero. Fue entonces cuando les escuché decir "lo que cuenta es el gesto". Esa frase se me quedó grabada y me dije que había que rendir homenaje a esas mujeres, a ese oficio.

P: TE CENTRAS EN EL MUNDO DE LA ALTA COSTURA A TRAVÉS DE UN PRISMA TOTALMENTE NUEVO: LAS COSTURERAS.

R: Quería filmar a las costureras en su trabajo y mostrar que detrás de toda esa opulencia hay gente normal que sabe hacer magia. Sin embargo, no quería enfrentar los ricos propietarios con las petites mains (término francés que se refiere a las costureras ayudantes de un taller de alta costura). De hecho, no están tan mal pagadas. "Tengo un sueldo de médico", me dijo una jefa de taller de la casa Dior. No quería enfrentar a las costureras con los grandes empresarios como Bernard Arnault, que crean riqueza y promueven la imagen de Francia en todo el mundo.

P: AL IGUAL QUE OCURRIÓ EN TU PRIMER LARGOMETRAJE, CUENTAS LA TRAYECTORIA DE UNA JOVEN QUE QUIERE SALIR DE SU ENTORNO PARA ACABAR CON EL MITO DEL TECHO DE CRISTAL Y DEL CORSÉ DE LAS CLASES SOCIALES...

R: Ese es mi tema y también mi propia trayectoria. Surge de mi experiencia, porque necesito haber vivido y sentido las escenas que escribo. Para mí, Francia es, por encima de todo, una tierra generosa donde todo es posible, gracias a la escuela republicana y donde puedes salir adelante con los diplomas. Pero en Francia existe el gusto por el trabajo bien hecho y, aunque no tengas estudios, siempre encontrarás a alguien dispuesto a echarte una mano. Por supuesto, Esther tiene razones egoístas para actuar así. Quiere paliar su soledad dándole una oportunidad a una joven que está perdida. Pero a pesar de todo tiene un don, el de la generosidad. A cambio, la joven aprende un oficio, a tener una nueva relación con la vida, un cambio de paradigma. Hubo una época en los suburbios en la que había que ser dueño de algo. En cierto sentido todos hemos superado esa idea porque, ¿qué puede haber mejor que un trabajo para darle sentido a tu vida?.

P: ¿TE DOCUMENTASTE SOBRE LA CASA DIOR?

R: Existe una literatura bastante prolífica sobre el tema y sobre la obra de Monsieur Dior. También hubo una exposición en el Museo de las Artes Decorativas que dio a conocer toda una gramática, una historia, una tradición. Así que me documenté con cinco grandes libros y algunos documentales magníficos. Dior era homosexual en una familia extremadamente burguesa y sublimó sus impulsos sexuales transformándolos en impulsos creativos. Cuando terminó la guerra, diseñó vestidos con mucha tela para romper las restricciones. Creó un lenguaje para sortear tabúes sociales y familiares.

P: ¿DÓNDE RODASTE LAS ESCENAS DEL TALLER?

R: Reconstruimos un taller antiguo en un ministerio en desuso. Las condiciones de iluminación que exige el minucioso trabajo de costura en los talleres reales requerían una luz pura y también una neutralidad inmaculada. Quería inyectar más poesía a la decoración, así que recurrí a algo más teatral, como existía en los primeros talleres de Monsieur Dior en la rue François 1er. ¡Quería dorados, molduras, que mi taller tuviera un aire "versallesco"! Gran parte del mérito le corresponde de mi jefa de diseño que ha hecho milagros a pesar de nuestros recursos limitados. Se puede decir que, al igual que mis costureras, creó belleza con sus manos.

P: AUNQUE ESTHER Y JADE PARECEN PERSONAJES OPUESTOS EN TODOS LOS SENTIDOS, TIENEN EN COMÚN SU COMBATIVIDAD...

R: Desde luego. Y también la soledad. ¡Yo misma soy una mezcla de Esther y Jade! Provengo de los barrios del extrarradio y soy una romántica que ha logrado emanciparse. Crucé la carretera de circunvalación pero he conservado cierta rigidez, unos valores morales y una ética de trabajo. Cuando tenía 20 años y estaba en la universidad, me matriculaba en más asignaturas porque necesitaba aprender a defenderme desesperadamente. Trabajaba como una loca. Llevaba dentro de mí la rabia que anima a Jade porque no quiere que nadie la pisotee. Y, al igual que Esther, me mataba a trabajar. Pensaba que saldría adelante gracias al trabajo. Un día alguien me dijo: "En el amor, nadie nos garantiza que nos amen como nosotros amamos. Y lo mismo ocurre en el trabajo donde no te devuelven todo lo que has dado". Y tenía razón.

P: AUNQUE LA JOVEN LE ROBA EL BOLSO, ESTHER ACEPTA LLEVARLA AL TALLER. ¿QUÉ EXPLICACIÓN TIENE SU GESTO?

R: Creo que cuando alguien sale de su marco de referencia está haciendo gala de cierta curiosidad. Esther está envejeciendo, su carrera está a punto de terminar y sabe que tiene ante sí un gran vacío. Se dice a sí misma "esto me tendrá ocupada". Siempre ha transmitido sus conocimientos. Es su faceta askenazí: está empeñada en transmitir a esta joven unos conocimientos, un oficio que ella podrá transmitir a su vez. Los askenazís y esta mujer en particular, creen que no debemos llevarnos a la tumba nuestros secretos, nuestro savoirfaire. Y eso la honra porque transmitir su savoir-faire pone en valor esa virtud. Es lo que ella considera correcto y bueno.

La idea de aprender un "oficio", y no un "trabajo", también viene acompañada del deseo, muy actual, de construir una columna vertebral que devuelva sentido a nuestras vidas. Hay que espetar las tradiciones y un oficio, en el sentido más noble del término, es una actividad de la que estamos orgullosos y que está al servicio de la comunidad. Es lo que dice Jean-Jacques Goldman en su canción "Il changeait la vie" ("Él cambiaba la vida"), hablando de un zapatero o de un maestro, de personas que tienen un oficio, que saben cumplir con su deber y servir a la comunidad.

P: ESTHER ES UNA MUJER PROFUNDAMENTE SOLITARIA CUYO ÚNICO INTERLOCUTOR SON SUS FLORES. PARECE QUE SE ESTÁ SECANDO PERO SE REHUMANIZA CUANDO CONOCE A ESTA CHICA...

R: Así es. En Esther he querido verlo como un impulso vital -y egoista- que motiva ese recorrido, pero que también encuentra su propia satisfacción en él. Lleva demasiado tiempo atrapada en una rutina diaria estandarizada y cronometrada que discurre entre su viaje en el tren de cercanías, su café y su trabajo, aunque fuera una manera de luchar contra la muerte.

P: PERO ESO NO LE IMPIDE DESARROLLAR UNA TENDENCIA CASI AUTODESTRUCTIVA...

R: Había pensado en rodar secuencias en el hospital, pero temía que provocaran demasiada ansiedad. Ella tiene esta ambivalencia porque también se dice a sí misma "¿de qué serviría?". A menudo nos atormentan nuestros propios demonios y, al mismo tiempo, la pulsión de vida, las ganas de vivir, nos impulsan a salir adelante. Además, es Jade quien llama a los servicios de urgencia cuando Esther se cae y luego es quien la cuida. En la vida real me gusta que las relaciones sean equilibradas: la gente que se sacrifica no me interesa.

P: JADE ACUDE EN RESCATE DE SU MADRE Y DESPUÉS DE ESTHER. ¿LA VES COMO UNA SALVADORA?

R: ¡Desde luego! Pero va más allá, porque tiene una faceta "responsable". El personaje de Jade es una mezcla de mi hija y de mí. A los 12 años yo llevaba la casa, cocinaba, hacía las tareas del hogar mientras mi madre estaba postrada aunque seguía ganándose la vida. Mi abuelo siempre decía que "yo no perdería nunca la cabeza". Y de repente, Jade hace suya esa faceta de persona responsable, aunque a veces se pasa bastante. Yo también robé alguna vez cuando era joven, más por rabia que por necesidad. Y aunque Jade sea una ladrona, es responsable. Es responsable de Souad y de su madre, y toma cartas en el asunto con Esther.

P: ORQUESTAS ENCUENTROS MILAGROSOS QUE, LÓGICAMENTE, NO TENDRÍAN QUE HABERSE PRODUCIDO NUNCA Y QUE PROVOCAN SENTIMIENTOS DE AFECTO, DE COMPLICIDAD, UNA ESPECIE DE FAMILIA REINVENTADA...

R: Quería hablar de la familia que creamos a través de nuestros encuentros. Porque ¿qué tienen en común una costurera psico-rígida y un travesti que lleva un kebab? Poco a poco, Esther se acerca a Catherine, Jade se acerca a Esther, Souad, la chica árabe de los suburbios, entra en la vida de Esther. Me pareció importante enseñar que hay encuentros entre personas de diferentes creencias que tienen sentido. Suelo pensar en esa frase de Armistead Maupin que decía que existe "la familia biológica" y "la familia lógica".

P: HÁBLAME DE TUS ACTRICES.

R: Nathalie Baye se entregó en cuerpo y alma a su papel. Trabajamos mucho para que sus diálogos fueran precisos a la vez que fluidos. Fue muy valiente porque hacía mucho frío y rodamos en pleno invierno en andenes de la estación. Creo que su pasado de bailarina y su disciplina la ayudaron. En algunas escenas parecía tan real que yo lloraba de emoción. Cuando dijo "Yo también puedo cantar a Zola" con un tono tan desgarrador, me emocioné. Me entregó una parte de su alma y supo transmitirlo a través de su voz, y me sobrecogió. Fue mi productor, Olivier Kahn, que había visto PAPICHA, SUEÑOS DE LIBERTAD quien me habló de Lyna Khoudri. Me enamoré al instante de esta actriz. Es muy precisa. Es cierto que estaba siempre colgada del móvil y mirando Instagram, pero comprendí que era su manera de relajarse antes de una toma. Y no podía quejarme porque siempre daba en el clavo.

P: LOS PAPELES SECUNDARIOS SON IMPRESIONANTES, DE PASCALE ARBILLOT A CLAUDE PERRON PASANDO POR CLOTILDE COURAU.

R: Quería rodar con Pascale. Es una persona increíblemente generosa y sensible. El cine debería servirse más de ella. Te lo da todo sin contar el tiempo. Claude Perron es una actriz inmensa, una mezcla de seriedad y buena educación. De hecho, improvisé una escena entre ambas en la que Pascale le dice: "¿Por qué estás siempre en contra de todo?" Todas las mujeres que conforman el taller hacían gala de una gran elegancia. Clotilde Courau es arrebatadora. Es una persona profunda, dotada den una gran inteligencia y de una gran intensidad.

Romain Brau, que da vida al travesti, encarna la elegancia. Es muy guapo, tiene algo muy viril y emana una fuerza erótica muy potente. Pero también es muy preciso e inteligente. Lo entiende todo a la primera. Lo había visto en AL AGUA GAMBAS y me gustó su energía. Pero quería resaltar más lo que hay en su interior.

P: ¿EN QUÉ HICISTE MÁS HINCAPIÉ A LA HORA DE DIRIGIR?

R: Siento una gran pasión por las actrices y quería filmar su mirada, sus expresiones y la belleza de sus gestos. Trabajé mucho los encuadres -he trabajado en publicidad- y el sentido de la imagen con una semiología significante. Al principio, en el restaurante, Esther y Jade se colocan en paralelo; luego, en la calle, están frente a frente, después se cruzan a través de los reflejos del espejo, y terminan tocándose.

En el taller, rodé con una cámara de trípode para conseguir un plano estático de las manos saludando y una plano general del taller en horas de trabajo. En lo que se refiere a las tonalidades cromáticas, quería una luz muy cálida, suave y envolvente. En el barrio de la periferia, quise filmarlo todo con una cámara de mano para capturar el alboroto de la calle, así que necesitaba una luz más caótica.

P: ¿TE INSPIRASTE EN ALGO EN CONCRETO?

R: Me inspiré bastante en el fotógrafo estadounidense Philip-Lorca diCorcia, que captura la soledad de las personas. Me conmueve mucho la soledad. También pensé en Hopper. Le regalé un libro sobre él a George, el director de fotografía. La soledad y los claroscuros de Hopper me conmueven enormemente porque parece que los personajes que representa no están solos. En cuanto a los encuadres, me gustan las composiciones lineales del cine japonés de los años 60.

P: ¿CÓMO IMAGINASTE LA MÚSICA DE LA PELÍCULA?

R: Quería hacer de esta película un cuento, y quería que la música fuera muy básica, diseñada para un cuento de hadas muy urbano. La película narra un viaje iniciático y, en cierta sentido también es un cuento de Navidad. Quería contar con el gesto de un músico y no me defraudó. Su música desprendía una sinceridad que me fascinó. Luego reorquestamos la música con un cuarteto que expresó admirablemente la belleza y la elegancia del gesto.


Entrevista a Nathalie Baye (actriz)

P: ¿QUÉ TE INTERESÓ Y TE CAUTIVÓ DE ESTE PROYECTO?

R: El tema de la transmisión me interesó. Hay algo muy noble en la mujer que encarno. Es incapaz de mostrar bondad o generosidad y tiene una especie de minusvalía en lo que refiere a sus sentimientos. Pero a pesar de todo, quiere ayudar a esta joven que debe recordarle algo de su pasado.

P: ¿ESTÁS FAMILIARIZADA CON EL MUNDO DE LA ALTA COSTURA?

R: No, para nada. Solo he tenido contacto con ese mundo en las pruebas de vestidos de Alta Costura que debía llevar en los Premios César, pero no sabía cómo trabajaban las costureras y los diseñadores. Sigue siendo un lugar muy misterioso. De hecho, me dijeron que no podría ver ciertas prendas porque las iban a llevar gente famosa. Pero conocer de cerca ese universo me resultó muy útil para el papel.

P: TÚ TIENES FORMACIÓN DE BAILARINA. ¿HAY CIERTO PARALELISMO ENTRE EL RIGOR QUE EXIGE EL BALLET Y EL RIGOR DE LA ALTA COSTURA?

R: Hice ballet clásico que es una de las disciplinas más estrictas que existen y aprendí muy rápido, gracias a los profesores rusos que me formaron, en la disciplina y el rigor. Los días que pasé en los talleres de Alta Costura me recordaron esa disciplina y ese rigor que había conocido con el ballet. En un taller de Alta Costura hay una concentración y una humildad que pude experimentar en el mundo del ballet.

P: TU PAPEL DE JEFA DE TALLER ES TOTALMENTE VEROSÍMIL.

R: ¡Menos mal! El objetivo es que el personaje sea totalmente creíble. Así que las "maquinaciones" que hace un actor para que un papel sea lo más verosímil posible es algo muy curioso. Soy malísima costurera. ¡Apenas puedo coser tres botones seguidos! Recuerdo que en UNE SEMAINE DE VACANCES de Bertrand Tavernier, hacer el papel de profesora era pura ciencia ficción. Pero lo que más me gusta de esta profesión es la posibilidad de desaparecer detrás del personaje.

P: ¿CÓMO VES A ESTHER?

R: La veo como a una mujer solitaria que sigue en pie gracias a la pasión que siente por su oficio, un oficio que ha acabado por devorarla. Es muy posible que crea que ha fracasado en su vida personal, sobre todo en su papel de madre. Está sola con sus rosas y sus agujas. Es un personaje conmovedor. Y una de las cosas que me gusta de ella es su desparpajo. No reniega de sus orígenes de barrio del extrarradio y no se corta nada. ¿CÓMO VES A ESTHER? La veo como a una mujer solitaria que sigue en pie gracias a la pasión que siente por su oficio, un oficio que ha acabado por devorarla. Es muy posible que crea que ha fracasado en su vida personal, sobre todo en su papel de madre. Está sola con sus rosas y sus agujas. Es un personaje conmovedor. Y una de las cosas que me gusta de ella es su desparpajo. No reniega de sus orígenes de barrio del extrarradio y no se corta nada.

P: ¿TE INVENTASTE UN PASADO PARA ELLA?

R: Conecté con el personaje de forma instintiva, así que no sentí la necesidad de indagar en su pasado. No necesitaba hacerme ninguna pregunta sobre Esther. A fuerza de hacer preguntas y dar información a los actores, se pierde frescura. El personaje me pareció muy bien dibujado en el guion y no necesité que nadie me lo explicara.

P: ¿POR QUÉ DECIDE CONFIAR EN JADE Y TOMARLA BAJO SU PROTECCIÓN?

R: Le pasan muchas cosas por la cabeza. Primero se enfada con esa chica que le ha robado el bolso. Pero Esther no es ninguna idiota. La observa, le parece guapa, se fija en sus manos y se dice que va por el mal camino y que acabará traficando. Pero hay algo que la desconcierta: su audacia. Y quiere que se desarrolle y salga de su entorno. Por lo tanto siente una mezcla de ira, exasperación y curiosidad.

P: ¿CREES QUE LA VE COMO UNA HIJA DE SUSTITUCIÓN?

R: Me parece que no. Pero está claro que los personajes de Lyna y de su amigo el travesti van a acercarla a su hija y le van a permitir reencontrarse con ella.

P: CUÉNTANOS CÓMO FUE TU ENCUENTRO CON LYNA KHOUDRI Y VUESTRA RELACIÓN DE TRABAJO.

R: Es una actriz joven con mucho talento. Es inteligente y hermosa y ha sido un inmenso placer trabajar con ella. Te escucha y es muy buena compañera.

P: ¿QUÉ TE PARECIERON EL RESTO DE TUS COMPAÑERAS?

R: Me gusta mucho Pascale Arbillot. Es muy sensible y es una excelente actriz. Pero en general todas las actrices que había en el plató eran magníficas.

P: ¿QUÉ TIPO DE DIRECTORA ES SYLVIE OHAYON?

R: Es una mujer decidida, inteligente y valiente. Tiene su propio universo, y desprende algo profundamente conmovedor y entrañable. A veces tiene miedo de que la arrastren fuera de su mundo, pero sabe escuchar. Parecía muy feliz durante el rodaje.


Entrevista a Lyna Khoudri (actriz)

P: ¿QUÉ TE ATRAJO DEL GUION?

R: Me atrajo la dimensión de la transmisión del saber y el hecho de que, aunque la película esté plagada de trampas, consigue evitarlas constantemente. Me conmovió este encuentro entre dos mujeres de clases sociales desfavorecidas, que tienen prejuicios entre sí, y que van a aprender a superarlos. No es la historia de una burguesa y de una chica de los barrios del extrarradio, no es maniquea, es una historia compleja. Además, cuando conocí a Sylvie Ohayon fue amor a primera vista: Descubrí en ella a una hermana mayor, comprendía lo que quería contar, me parecía magnífico y, viniendo de ella, era aún mejor teniendo en cuenta su trayectoria. Por eso me dejé tentar por la aventura.

P: ¿QUÉ OPINAS DE JADE, TU PERSONAJE?

R: Le pregunté a Sylvie por qué Jade, que está en edad de trabajar, estaba echando a perder su vida justo antes de que empiece la historia. Imaginamos que acababa de sufrir una gran decepción amorosa y que el espectador la conoce en ese momento, cuando todavía no sabemos gran cosa de ella. Es entonces cuando se cruza en el camino de otra persona y la historia arranca. Así que la vi como una chica de unos veinte años que se hace muchas preguntas y que necesitaba encontrar sentido a su vida.

P: AUNQUE ROBA EN EL METRO, TIENE UN LADO MUY RESPONSABLE Y MADURO

R: Su situación familiar es lo que le da esa madurez y ese sentido de la responsabilidad. Pero cuando se trata de ella, no es tan pragmática. Para nada. Aprendió a cuidar a su madre, algo que no resulta normal, pero en su caso es algo natural: ella cuida a mujeres mayores. Además, Esther no entiende por qué, al principio de su relación, ella toma la iniciativa y la cuida. Cuando conoces a Sylvie, que está muy unida a su madre y a su abuela, ¡lo entiendes todo!

P: Y DEMUESTRA QUE TIENE UN DON INSOSPECHADO PARA LA COSTURA

R: ¡Es todo un descubrimiento! Si no le hubieran dicho que tiene talento, nunca se habría dado cuenta. No sabe nada de costura y aún menos de Alta Costura, ¡y aterriza nada menos que en Dior! Pero tiene muchas ideas preconcebidas y, a lo largo de la historia, todos sus prejuicios se van viniendo abajo. Esther también tiene muchas ideas preconcebidas sobre Jade y también se van desvaneciendo. Es lo que me encantó de la película: un prejuicio no significa nada, solo es una palabra.

P: ¿QUÉ TE ATRAE DE UN UNIVERSO QUE ESTÁ EN LAS ANTÍPODAS DEL SUYO?

R: La curiosidad por un mundo del que no sabe nada. Poco a poco, entabla una relación con Esther que le coge por sorpresa. Aterriza en un ambiente en el que no se siente a gusto: no son sus códigos y al principio intenta pasar desapercibida, ¡aunque resulta difícil no fijarse en ella! (Risas) Eso es lo que la hace entrañable: lo intenta, hace todo lo posible, porque está ante algo nuevo y necesita encontrarle un sentido.

P: ESTABLECE UN VÍNCULO CASI FILIAL CON ESTHER

R: La imaginé como una madre sustituta porque su propia madre no se ocupa de ella. Necesita algo a lo que agarrarse en esta etapa de su vida. La película muestra que lo más importante es la familia que creamos.

P: TAMBIÉN INICIA UNA RELACIÓN SENTIMENTAL

R: Esta transformación vital le permite dejarse llevar y vivir una nueva relación: para mí es una historia sin presiones, nada retorcida, muy sencilla.

P: ¿QUÉ TIPO DE FORMACIÓN TE DIERON PARA EL PAPEL?

R: Intentaron enseñarme algunas técnicas bastante rudimentarias. Lo que más me gustó es que aprendí a bordar. Y estuve en los talleres de Dior. Me acogieron muy bien y al igual que le pasa a Jade, descubrí un mundo totalmente nuevo para mí. Es un universo casi obrero, con empleados que trabajan con horarios fijos y que comen juntos en la cafetería y eso me encantó. Sylvie decía que esas mujeres de clase trabajadora crean belleza para los ricos, sin atreverse a imaginar que sus creaciones podrían ser para ellas. No les pertenece, pero ellas son las que crean esa belleza. Esa realidad me impactó. ¡Son mujeres que se pasan 40 horas trabajando en un vestido que nunca van a ponerse! Hacen gala de una humildad que me llegó al alma porque siempre he creído que era capaz de cualquier cosa en mi vida personal.

P: HÁBLAME DE TU RELACIÓN CON NATHALIE BAYE

R: Me ha encantado trabajar con ella. ¡Es una gran bromista! ¡Basta con ver su Instagram! (Risas) Siempre fue muy amable conmigo y ha sido maravilloso conocerla. Además, me dio muchos consejos y casi llegamos a tener una relación madre-hija.

P: ¿Y CON CLOTILDE COURAU Y PASCALE ARBILLOT?

R: Con Clotilde, que hace de mi madre, nos partíamos de risa. Su personaje está como una cabra así que era muy divertido. Y Pascale, que llegó en un segundo momento, es maravillosa. ¡La adoro! Conectamos inmediatamente y nos hicimos amigas. Es un gran equipo de chicas.

P: ¿CÓMO TE DIRIGIÓ SYLVIE OHAYON?

R: A veces le hacía propuestas que le gustaban y otras veces no le gustaban tanto. Estaba muy atenta a cómo interiorizábamos las situaciones. Pero tenía una visión precisa de su película de la que no se desviaba demasiado. A veces esto resultaba tranquilizador y otras veces un poco menos; dependía del estado de ánimo de ese día.


Entrevista a Justine Vivien (asesora de costura)

P: ¿CÓMO LLEGASTE A TRABAJAR EN ESTA PELÍCULA?

R: Yo soy diseñadora de vestuario para el cine, donde suelo realizar trajes históricos, y he trabajado doce años para Dior Héritage, los archivos de la casa Dior, en el departamento cultural y en los talleres de Alta Costura. En 2013 tuve la oportunidad de trabajar en el vestido de noche "Francis Poulenc" y este modelo, elegido por Sylvie Ohayon, se convirtió en el hilo conductor de la narración. De repente, parecía que los planetas se habían alineado para participar en la película: ¡conocía bien los talleres y el savoir-faire de Dior y además trabajaba en el cine! Por lo tanto, fue la casa Dior la que se puso en contacto conmigo primero y después le dio mis datos a Sylvie. Ella vio que yo estaba prendada por la misma pasión que ella así que nos entendimos inmediatamente.

P: ¿QUÉ TE PARECIÓ EL PROYECTO?

R: Cuando leí el guion, me di cuenta de que había que adaptar ciertos elementos en las secuencias del taller. Y este trabajo se hizo sobre la marcha, durante el rodaje en el taller para que fuera lo más realista posible. De hecho, hubo una o dos situaciones que exigieron algunos cambios técnicos. Por ejemplo, había tareas que Esther, como jefa de taller, ya no podía hacer, a pesar de que las había hecho antes durante su carrera.

P: ¿EN QUÉ CONSISTIÓ TU MISIÓN?

R: Fui asesora de costura durante las dos semanas de rodaje en el taller. Por las mañanas, durante cada día de rodaje, nos reuníamos con el director para hacer balance de la jornada y comprobábamos todos los elementos que necesitábamos para las secuencias. A veces tuvimos que hacer frente a algunos imprevistos. Cuando a Sylvie se le ocurría una idea, me preguntaba si era factible. Y a veces tuvimos que elaborar muy rápidamente algunas piezas con el atrezzista.

P: ¿QUÉ INSTRUCCIONES LE DISTE A LAS ACTRICES?

R: Después de hablar con Sylvie y con el equipo de producción, tenía que volver a ver a las actrices. Pero tuvimos poco tiempo antes de empezar a rodar y la logística para dar las clases fue bastante compleja. Solo pudimos tener 3 o 4 sesiones con cada actriz, lo que no es mucho en el caso de Esther, el personaje que interpreta Nathalie. Ella es la jefa de taller y se supone que lleva más de treinta años haciendo este trabajo. Y adquirir cierto automatismo en tres horas es casi imposible. En la primera cita intenté que las actrices dejaran volar la imaginación y se dieran cuenta de lo que iban a tener entre sus manos: materiales preciosos y vestidos que hacen soñar al mundo entero. Les expliqué que a la Alta Costura no se llega sin pasión, sin trabajo y sin disciplina. Es un trabajo muy selectivo y Esther tuvo que pasar por muchas etapas antes de llegar ahí.

Después, en lo que se refiere a la faceta técnica, cada una hacía su trabajo. Pascale Arbillot encarna a la segunda jefa de taller que en realidad es la ayudante de la primera. En cuanto a Claude Perron, interpreta a una costurera cualificada que se encarga de montar los modelos. Basé el trabajo de Pascale en los preparativos del patronaje. Quería que aprendiera a prender los alfileres en las telas, a elaborar los patrones y a preparar el trabajo para las costureras. Ella solía preguntarme qué finalidad tenían sus gestos y yo le explicaba las etapas de elaboración de un vestido, antes y después de su intervención. Con Nathalie, el trabajo fue más de observación. Tenía que ser capaz de reajustar un vestido en una maniquí porque no le convencía del todo y poder explicar las tareas del día que debía ejecutar su equipo. En definitiva, tenía que encarnar a la directora de orquesta del taller.

P: ¿QUÉ ERA LO MÁS IMPORTANTE PARA QUE NATHALIE RESULTARA CREÍBLE?

R: Nos conocimos en casa de Nathalie. Yo había llevado algunas telas sedosas. Le enseñé cómo se ponían los alfileres en un maniquí e intenté explicarle las diferencias que había en cada tela, la forma en la que estaba tejida, la caída, por qué se utilizaba cierta tela en vez de otra. Ella ya poseía una sensibilidad natural, bastó con acentuarla. Mi papel consistió en guiarla y aconsejarla rápidamente. Durante una de nuestras clases, le llevé una corte de seda verde hecha a mano y después de darle algunos consejos le dije: "tú decides". Y cuando Nathalie trabajaba en el maniquí, intenté guiar sus gestos y la forma de observar su trabajo. Le decía: "tu postura es muy creíble y la forma en que trabajas con el material también". Durante el rodaje comprendí su gran talento interpretativo en su forma de ponerse a la cabeza del taller: es ella quien dirige y transmite su savoir-faire, quien pone orden en un mundo tan femenino que a veces puede resultar hostil.

P: ¿QUÉ TE LLEVAS DE ESTA EXPERIENCIA?

R: Estas dos semanas en el plató han sido tremendamente intensas y apasionantes. Rodar en un escenario tan magnífico ha sido un placer inmenso. Me sentí muy a gusto en el universo del taller. Esta película me ha permitido transmitir y explicar a las actrices mi pasión por la costura y utilizar todos los conocimientos profesionales que he ido adquiriendo todos estos años.


Entrevistas realizadas por Franck Garbarz.