Notas del director
Toscana es una comedia "de personajes". A través de ellos, y de la empatía hacia ellos, nos adentramos en la trama: un secuestro, digamos, amateur, con sus lógicos daños colaterales. La historia parte de la crisis global para adentrarse en sus consecuencias particulares. Nace de lo económico (el día a día de unos personajes atados a su modus vivendi, el prosaico pero necesario pago de facturas), para ahondar en otra crisis más personal e íntima: la que tiene que ver con la paternidad, tema central de la película, así como con el paso del tiempo y los sueños perdidos. La etimología griega de la palabra Crisis(rotura, separación, disputa...) gira alrededor de un hecho: el Cambio. No hay cine sin conflicto, ni conflicto sin cambio, y a los personajes de nuestra comedia el cambio les ha cogido por sorpresa.

El protagonista, Santi, inmerso en la célebre crisis de los cuarenta, rememorará -atrapado en el restaurante Toscana- el fallido viaje a Italia que estuvo a punto de emprender años atrás: el sueño incumplido de juventud lo aturde, ahora que va camino de ser padre. Su dilema se verá reflejado en el desequilibrado pinche de cocina, Tomás, padre ausente que -siendo el eslabón más frágil de una cadena que la crisis amenaza con romper- trata de recuperar a su hijo lejano. También la crisis llena de confusión a los otros dos personajes, Elena y Ramón: la mañana de locos que pasan juntos hará que empiecen a asumir dudas y fracasos.

Así pues, la nostalgia de tiempos mejores planea constantemente sobre Toscana -fruto de los Lehman Brothers y del aleteo de la dichosa mariposa-, aterrizando en el verdadero tema de la película: la necesidad que tenemos los unos de los otros, más allá de las individualidades -buscadas o adquiridas- y de las innumerables miserias humanas, tan necesarias para la humana comedia.


Pau Durà
Pau Durà (Alcoi, 1972) es conocido, sobre todo, por su faceta interpretativa, actuando en series de éxito como La zona, El príncipe, Merlí, Crematorio, Siete vidas o Plats bruts, o películas como No sé decir adiós o Tots volem el millor per aella. Durà, sin embargo, ha realizado varios trabajos como director y guionista, con cuatro cortometrajes a sus espaldas -El cerdo (2015), con Javier Cámara, El hambre (2013), El audífono (2012) y Praeludium (2009)-, y la película para televisión Tocant el mar (2012). También en teatro ha ejercido de director, con los montajes Un aire de familia, de Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri y Ulisses in Berlin, de Francesc Sanguino. Debutó en la dirección de largometraje en 2018con Formentera Lady.