Alex y Natalia Dunn forman una exitosa pareja, típicamente actual: seguidores de la teoría del decrecimiento, residen en un pueblo de la España vacía, desde donde han cosechado un notable éxito mundial como autores de cuentos infantiles. Pero todo se hunde para ellos cuando pierden a Jonah, su único hijo, a punto de cumplir los diez años.
Cinco semanas después de la fatídica tarde en que el estado del niño se agravó y salieron de casa con lo puesto, regresan por primera vez al que fue su hogar, con propósitos distintos: Natalia, empaquetar lo básico y seguir adelante por su cuenta; Alex, convencerla para que reconsidere esa decisión.
El hallazgo de un mensaje de Jonah, que los invita a embarcarse en un juego de pistas, trastoca sus planes y pone a prueba sus nervios. Lo que sigue es un descenso a los infiernos de unos padres en su lucha desesperada, irracional, por arrebatar a su hijo de las garras de la muerte.
Sinopsis larga
Alex y Natalie forman un exitoso tándem personal y profesional: escritor y dibujante, respectivamente, juntos han cosechado un notable éxito como autores de cuentos infantiles, y ejercen como iconos de un estilo de vida alternativo, en tanto que partidarios de la teoría del decrecimiento. Todo cambia el día que pierden a Jonah, su hijo de nueve años, víctima de un tétanos contra el que no estaba prevenido debido a la negativa de sus padres a vacunarlo. Marido y esposa afrontan la pérdida de maneras contrapuestas: él no cesa de culpabilizarse, a sí mismo y a su mujer, mientras que ella se aferra a sus convicciones, de las que no reniega, y reprocha a su esposo su pusilanimidad frente a los verdaderos culpables (para ella, se trató de una alergia, y el hospital cometió una clara negligencia médica), su pasivo-agresividad y sus contradicciones.
La tarde en que el estado del niño se agravó, salieron con lo puesto de la casa en la que llevaban viviendo a lo largo de toda su vida en común, en un pueblo recóndito, en el que pretendían realizar plenamente su sueño de una existencia pausada, consagrada al arte y en comunión con la naturaleza. Desde entonces, han pasado cinco semanas, en las que han tenido que enterrar a su hijo y han asistido, atónitos e impotentes, al hundimiento de todo su mundo y todas sus certidumbres: de la fe en el otro y de sus proyectos en común. Agotados de la espiral de ataques mutuos en que están instalados, acuerdan vender la casa, para lo cual antes han de regresar allí, meter en cajas y maletas lo básico para la supervivencia y marcharse; y es algo que solo pueden hacer juntos, por el dolor y la aprensión que les produce y porque así zanjarán el trámite más rápido, tal y como ambos desean.
Sin embargo, tampoco están de acuerdo en lo que han de hacer a continuación: para ella, más pragmática y decidida a mirar hacia el futuro, la separación es un hecho, y no tiene vuelta atrás; por el contrario, él intenta persuadirla para que se replantee una decisión tan drástica. Por lo que a su trabajo y a su arte respecta, también difieren: mientras que él considera que deben convertir su historia en materia de un cuento que conciencie a otros padres del peligro del fanatismo antivacunas, y así redimirse, ella rechaza el ejercicio autopunitivo que su marido le propone, porque no lo comparte y, además, juzga que entrañaría explotar la memoria de su pequeño de forma pornográfica. El hallazgo fortuito de un mensaje oculto del niño, que los invita a embarcarse en un juego de pistas, trastoca sus planes y pone a prueba sus nervios. A través de nueve planos secuencia que van y vienen a los fatídicos acontecimientos del pasado que explican el presente, asistimos al descenso a los infiernos de estos padres, en una desesperada lucha para arrebatar a su hijo de las garras de la muerte en la que, de paso, quizás, podrían recuperar aquello que más aman, al otro, que desde que se conocieron ha dado sentido a sus vidas; pero se trata de una batalla que exige un sacrificio: prescindir de la razón...