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  Un héroe samurái: La leyenda de Hank  (Paws of Fury: The legend of Hank)
  Dirigida por Mark Koetsier, Rob Minkoff
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Con las voces en la versión original de Michael Cera, Ricky Gervais, Samuel L. Jackson, Mel Brooks, George Takei, Aasif Mandvi, Gabriel Iglesias, Djimon Hounsou, Michelle Yeoh, Cathy Shim y Kylie Kuioka.

Producida y dirigida creativamente por el director Rob Minkoff (El Rey León), la película también fue dirigida por Mark Koetsier y Chris Bailey, y producida por Adam Nagle, Peter Nagle, Guy Collins, Yair Landau y Susan Purcell. Entre los productores ejecutivos están Adrian Politowski, Alex Schwartz, Ben White, Reginald Hudlin, Wang Zhongjun, Wang Zhonglei y Mel Brooks.

No hay rivalidad más enconada que la de los gatos contra los perros, pero ¿qué ocurre cuando un pueblo de gatos se alía con un perroflauta aspirante a héroe?.

La comedia animada, que narra la transformación del heroico protagonista de perro abandonado a líder de la manada, es un festival del humor para toda la familia, que combina las incesantes carcajadas con emotivos temas relacionados con la aceptación y la creación de lazos sociales, mientras Hank hace un supremo esfuerzo por ganarse -y proteger- a un pueblo nacido y criado para rechazarlo.

Hank se ve arrastrado a su aventura como consecuencia de las egoístas acciones de un gato, Ika Chu (Gervais), que no repara en esfuerzos para convertir su palacio en el más grandioso del país. Está especialmente orgulloso del vanguardista cuarto de baño y de su joya de la corona, un inodoro de jade gigante.

Lo único que impide que Ika Chu cumpla sus sueños de imponer su voluntad hasta donde alcanza la vista es un pequeño y polvoriento pueblo, Kakamucho, al que el malvado gato llama “vomitivo pueblucho” que está arruinando su magnífica vista. Así que urde un plan: En primer lugar, hace que su lacayo/ayudante, Ohga (George Takei), se adentre en Kakamucho con su horda de ninjas, y cause estragos y haga huir al samurái y supuesto protector de la ciudad.

Cuando el Shogun gobernante (Mel Brooks) se entera de la difícil situación en que se encuentra Kakamucho, ordena a Ika Chu que envíe un samurái de reemplazo. Pero la nueva estrategia de Ika Chu es aún más retorcida: envía a un samurái de pacotilla, Hank, que no sólo no está cualificado para servir como guerrero/protector, sino que además es un... perro... y por tanto un enemigo de facto de aquellos a los que supuestamente ha sido enviado a ayudar. Ika Chu sabe que es sólo cuestión de tiempo que las cosas implosionen y pueda arrasar Kakamucho.

El pueblo recibe a Hank con lo más alejado a una bienvenida de héroe que quepa imaginar, ya que los gatos del pueblo han levantado un cartel gigante que proclama “No se admiten perros”. Hank necesita un mentor, y se da de bruces con uno, Jimbo (Jackson), un samurái que ha pasado por momentos difíciles y que también necesita que le rescaten.

Contra todo pronóstico, la imprevisible dinámica maestro-alumno comienza a desenvolverse de forma hilarantemente inesperada, ya que Jimbo pronto se da cuenta de que, aunque es imposible enseñar a Hank a ser un gato, sí puede enseñarle a ser un perro mejor y, tal vez, a convertirse en una leyenda por derecho propio.


Hank: De perroflauta a líder de la manada
En cuanto comienza su transformación, Hank se convierte en el alma de la película. Todo está en su contra, ya que lo que Hank pretende es proteger un pueblo de gatos, superar las maquinaciones de un felino villano decidido a apoderarse del pueblo, y convertirse en pupilo de un samurái que, al menos al principio, no quiere saber nada de él.

“Hank nunca se rinde”, dice el director y productor Rob Minkoff, que aprovechó la oportunidad de contar una fábula sobre un perro que intenta encajar en un mundo de gatos. “Hank ha decidido que su propósito en la vida es convertirse en un samurái, así que se adentra en este mundo completamente extraño, Kakamucho, ocupado por gatos, para cumplir el sueño de su vida. Hank es todo pundonor y entrega, pero no es consciente de sus limitaciones, que no son pocas. Así que en su esfuerzo por convertirse en samurái tiene que superar grandes dificultades. Al final, como cualquier héroe que se precie, Hank está dispuesto a convertirse en la mejor versión de sí mismo”.

Michael Cera, que pone voz al personaje, explica qué hace que Hank sea tan especial y tan divertido de encarnar. “Sus intenciones son inmaculadas. Hank sólo quiere seguir sus pasiones y hacer el bien y ayudar a los demás, porque antes otros le ayudaron a él. No hay ni una pizca de maldad en su cuerpo. Incluso ante el menosprecio y la ira de los gatos y el hecho de que él sea él último del que quieren ayuda, Hank sigue empeñado en hacer el bien.”

Esa determinación de hacer lo correcto se origina cuando Hank era un cachorro y vivía en un entorno hostil. Cuando todo parecía perdido, fue rescatado por un misterioso guerrero, que inspiró a Hank a llegar hasta donde ningún cuatro patas había llegado antes - al entrenamiento de élite y sagrado de un samurái.

Los realizadores elogian a Cera como la voz perfecta para el personaje. “Michael aporta calidez y humildad al papel”, dice Minkoff. “Tiene un encanto y una inocencia que hace que quieras abrazarle, a él... ¡y a Hank!”, añade el productor ejecutivo Alex Schwartz. El director Mark Koetsier añade: “Michael aporta al papel mucho entusiasmo juvenil y el tono perfecto de aspirante pundonoroso, pero sin talento. No puedes evitar que Hank te caiga bien”.

A Cera, el humor y la diversión de la historia le resultaron irresistibles, al igual que los sentimientos. “Hay momentos en UN HÉROE SAMURÁI: LA LEYENDA DE HANK en los que las emociones de los personajes atraviesan la pantalla. Eso da el toque final a la película. Una película de animación tiene que provocar risas y lágrimas. Es el complemento perfecto para las grandes aventuras, los deslumbrantes combates de esgrima, la acción y el humor”.

Otro elemento que Cera quiso destacar fue el tratamiento de la aceptación que se hace en la película. “La historia de Hank nos recuerda que no hay que descartar a nadie porque sea diferente. Las diferencias nos hacen maravillosos; deberíamos aceptarlas de todo corazón. Ese es un mensaje intemporal”.


El mentor a regañadientes
Gran parte de la diversión y las emociones imprevistas de la película provienen de unir a Hank con su reticente maestro, el samurái caído Jimbo. “El sentimiento lo pone la obstinada determinación de Hank por hacer lo correcto, que te hace simpatizar con él”, dice Samuel L. Jackson, que da voz a Jimbo. Minkoff añade: “Las experiencias de Jimbo con Hank le ayudan a redescubrirse a sí mismo”.

Para Jackson, una leyenda por derecho propio, el papel supuso la oportunidad adicional de participar en una película que abarca dos de sus géneros favoritos: las películas de samuráis y la animación. “Siempre he admirado el código samurái del Bushido, que tiene que ver con el honor, el carácter y el sacrificio por el bien común”, dice el actor, que ha interpretado a innumerables guerreros, héroes y antihéroes. “Jimbo es un experimentado samurái que ha caído en desgracia, pero sigue siendo la espada más rápida del mundo”. Y añade, con un guiño a un papel pasado en tres de las películas de Star Wars: “Hank es un padawan del maestro Jedi de Jimbo”.

En medio de toda la diversión, Jimbo se encarga de determinar el camino a seguir, la meta que debe alcanzar, puesto que de hecho hace honor a su juramento de samurái, a pesar de sus recelos sobre su nuevo pupilo. “Jimbo debe respetar en todo momento su código de honor”, dice Schwartz.

Aun así, esta peripecia es todo un desafío para el samurái caído en desgracia al que vemos por primera vez viviendo como un ermitaño, hastiado y cínico, como consecuencia de un desafortunado percance que le obligó a jubilarse anticipadamente. “Al principio, Jimbo no tiene ningún interés en Hank ni en entrenarlo para que se convierta en un samurái”, continúa Minkoff. “Es lo último que quiere hacer. Por otra parte, hizo un juramento, que le obliga a ayudar a los necesitados, y Hank está definitivamente necesitado”.

Una vez más, el reparto de voces aporta la combinación perfecta entre actor, personaje e icono. “Samuel tiene una voz poderosa, y una personalidad que encaja como un guante con Jimbo”, observa Minkoff. “Samuel siempre sabe lo que quiere hacer con el personaje”, añade Koetsier.

Schwartz añade que el personaje es uno de sus favoritos porque “me encanta cómo es su redención. Jimbo es un alma sensible que habita en una coraza endurecida. Cuando aparece en escena por primera vez es cínico e incluso podría decirse que está amargado, pero al final vuelve a encontrarse a sí mismo. Eso me conmueve mucho”.


Días de entrenamiento
Cuando Jimbo, en contra de lo que le dicta la sensatez, toma a Hank bajo su ala/pata, no se anda con medias tintas, y somete a su pupilo a una ordalía de formidables desafíos físicos y mentales. Según Cera, la formación influye tanto en el mentor como en el pupilo: “Hank despierta algo en Jimbo que ha estado apagado durante mucho tiempo”, señala. “Se ayudan mutuamente”.

Aun así, al comienzo de su abrumador programa, Hank no es precisamente un alumno estrella. Es apaleado, golpeado y aplastado, y acaba en un estado lamentable. “Sí, Hank es un verdadero inútil al principio”, admite Cera. “Tiene grandes ambiciones, pero no está en condiciones de afrontar un programa tan riguroso. Jimbo no se anda con paños calientes y nunca le pone las cosas fáciles a Hank”.

El clásico montaje de entrenamiento, con abundantes inventos en tono de humor, pone de manifiesto que Hank no ha nacido para ser un samurái. “Carece de los dones físicos que tienen los gatos, como la agilidad y la soltura física”, dice Cera.


¡Esto de ser el Shogun no está nada mal!
Y no está nada mal tener a una leyenda de la comedia como Mel Brooks aportando su inconfundible y único estilo de humor, poniendo voz al todopoderoso y siempre hilarante gobernante de Kakamucho y las tierras de más allá.

En la historia, Ika Chu intenta manipular al Shogun de Brooks cuando el primero hace su jugada para arrasar la ciudad a fin de satisfacer sus nefastos propósitos, pero quizás haya subestimado a Hank, Jimbo y Shogun.

“Shogun es el jefe supremo de este mundo”, dice Minkoff. “Lo cual es muy apropiado, ya que tenemos una gran deuda de gratitud con Mel Brooks no sólo por prestar su voz, sino también por inspirar la película con su estilo de comedia rompedor”.

El actor/director/guionista/productor dice que Shogun “me resulta muy cercano. Es muy Booksiano. Shogun es estricto, pero al mismo tiempo bondadoso. Es como un Shogun de Brooklyn”.

Shogun es el capo di tutti capi entre los gatos - y no es la primera vez que Brooks interpreta a un felino. Hace décadas, durante la producción de la apreciada e histórica serie de comedia televisiva Your show of shows, en la que Brooks era guionista, la estrella y creador del programa, Sid Caesar, le pidió a Brooks que pusiera la voz a un aullido de gato para un sketch. “Me puse tan nervioso que se me secó la boca; era como si tuviera algodón dentro de ella”, recuerda Brooks. Pero como dice el refrán, el espectáculo debe continuar, y Brooks acabó clavando los maullidos.


Un infame acaparamiento de tierras
El entrenamiento de Hank bajo la dirección de Jimbo está destinado a frustrar las malintencionadas ambiciones de un siniestro gato, Ika Chu, que pretende arrasar Kakamucho... para mejorar las vistas desde su fastuosa finca.

“Es el clásico mando intermedio que está eternamente frustrado y que no para de confabular para trepar hasta la cima”, señala Schwartz. “De los que siempre hacen de menos a los de abajo y hacen la pelota a los de arriba”. “No hay nadie que interprete mejor la mezcla de zalamería y maldad que Ricky Gervais”, añade Minkoff.

Gervais aporta la mezcla perfecta de humor facilón, sarcasmo perverso, ingenio agudo y encanto inesperado al personaje. “Si Ricky fuera un gato, sería una figura parecida a la de Ika Chu, porque es endiabladamente insidioso, sarcástico y divertidísimo”. afirma Minkoff”, y Cera añade: “Ricky interpreta a Ika Chu a la perfección, ya que es completamente transparente al trasladar lo insensible y egoísta que es el personaje”.

Schwartz señala que Ika Chu es “infinitamente hilarante y repugnante y encantador. La voz de Ricky está bañada en desprecio.”

Koetsier afirma: “Ricky tiene un gran sentido de la comedia y su ritmo. Le encantan los personajes rebosantes de sarcasmo, y llena de vida el personaje de Ika Chu, que es todo un maestro a la hora de hacer que los demás parezcan tontos”.


¡Válgame Dios Ohga!
Todo déspota tiene un ayudante empalagoso, y la mano derecha de Ika Chu es Ohga, un guerrero físicamente formidable, al que pone voz George Takei. “Ohga es un machaca con ganas de agradar”, dice Koetsier, “y las deja de manifiesto a través de sus torpes maneras”.

Takei confirma que, “Ohga es un tipo físicamente imponente, muy corpulento. Es un subalterno de Ika Chu, que es enjuto y amanerado. Hay un gran contraste cómico entre los dos personajes”. Pero aunque Ohga podría aplastar a su jefe con facilidad, Takei señala que “Está completamente sometido a Ika Chu”.

Para aumentar el humor y la hilaridad del personaje, los cineastas y Takei entrelazan en la película la exclamación característica del actor, “¡Oh, Dios!”, que denota sorpresa, asombro y consternación. Takei dice que también le atrajo mucho la noción de aceptación que se extiende por toda la historia, y explica: “Los gatos y Hank llegan a reconocer que sus diferencias les aportan fuerza, y que al trabajar juntos consiguen más éxito del que habrían tenido si hubieran seguido luchando entre ellos.”


Un gatito con corazón de guerrero
Hay un lindo gatito que está del lado de Hank desde el principio: Emiko, una joven intrépida con corazón de guerrera... y de samurái.

Minkoff señala: “Emiko siempre antepone la seguridad de los demás a la suya. Además, insufla en Hank el valor de creer en sí mismo”.

Schwartz añade: “Emiko representa al niño que todos llevamos dentro, antes de conocer los prejuicios. Acepta a Hank en cuanto llega a Kakamucho porque no le han enseñado que los perros son el enemigo”.

Debido a su juventud, todos en Kakamucho subestiman a esta pequeña y adorable bola de furia. Pero ella siempre es la gata más competente en la habitación.

La voz del personaje es la de Kylie Kuioka, una joven actriz, cantante y bailarina con varios créditos notables en el escenario. “Kylie aporta mucha dulzura y fortaleza al personaje”, afirma Koetsier con entusiasmo. “Ha aportado mucho a Emiko, que es fuerte y dulce”.

Emiko sigue el ejemplo de su madre, Yuki, que combina sus instintos maternales con una actitud preparada para la batalla, cuando implora a sus compañeros de Kakamucho que se pongan en pie de guerra cuando los ninjas de Ika Chu se abalanzan sobre el pueblo. Y aunque al principio está indignada por la llegada...de un perro, Hank, el samurái en formación, no tarda en hacerse un hueco en su corazón.

La voz de Yuki la pone la aclamada Michelle Yeoh, cuya mezcla de persona atlética, gracia, emoción y poder ha sido destacada en películas como Tigre y Dragón, la película de James Bond El mañana nunca muere, y el reciente éxito de taquilla Todo a la vez en todas partes.


La apisonadora con corazón
Al ver que la incursión de Ohga y sus ninjas en Kakamucho no conseguía la rendición, Ika Chu envía su arma secreta: un gato descomunal llamado Sumo (Djimon Hounsou), capaz de aplastar a los habitantes del pueblo sin esfuerzo. Cuando el todavía inoperante Hank, espoleado por su profesor Jimbo, intenta enfrentarse a Sumo, se ve irremediablemente superado, hasta que descubre accidentalmente el talón de Aquiles de Sumo: el preparado de soja en vaina, más conocido como edamame.

Pero la debilidad por la soja no es la única sorpresa que encierra el colosal gato. Bajo su descollante belleza, hay un corazón lleno de sentimientos. Después de que la gente del pueblo a la que tenía planes de someter le ofrezca amabilidad, la bestia parecida a Hulk se transforma en un gigantón amable, aliado y amigo.

Según Minkoff, Djimon Hounsou, que pone voz al papel, aporta a Sumo la seriedad necesaria... y mucho más. “Cuando Djimon entra en la habitación tienes la impresión de que ha llegado un superhéroe. Es tranquilo y gentil, pero cuando le pides que haga algo grande y físico, emerge su guerrero interior”.


Dúo cómico
En todos los pueblos hay un par de bufones, que se ven en la obligación de comentar todo lo que pasa. En UN HÉROE SAMURÁI: LA LEYENDA DE HANK, nuestro dúo parlanchín son Chuck e Ichiro, a los que dan voz los actores cómicos Gabriel Iglesias y Aasif Mandvi, respectivamente. Minkoff afirma: “Son nuestros Abbott y Costello, o Laurel y Hardy”.

“Son la voz de la gente del pueblo”, dice Iglesias, “y un par de paletos que creen saber más de lo que realmente saben”. Mandvi interviene para decir que a Chuck e Ichiro simplemente “les gusta pasar el rato juntos, criticándolo todo”.

“Ichiro es el más brillante de los dos”, continúa Iglesias, “porque Chuck es un tarugo. Ichiro es el cerebro, mientras que Chuck es el blanco de las bromas”.

Mandvi está de acuerdo y añade que “Chuck no se entera de nada la mayor parte del tiempo”.

Schwartz afirma que es posible que los personajes le recuerden a “aquellos dos chicos del instituto que creían que se las sabían todas, pero que no tenían ni idea de nada”. Luego te encuentras con ellos diez años después y te das cuenta de que eran buena gente. La evolución de Chuck e Ichiro en nuestra historia es de ese estilo”.


Entre bastidores
El mundo fantástico de UN HÉROE SAMURÁI: LA LEYENDA DE HANK es un homenaje a varias culturas de todo el mundo, en el que los cineastas combinan los elementos que más admiran y está influenciado, en parte, por la cultura japonesa, incluidas las célebres obras maestras del director Akira Kurosawa, así como los spaghetti westerns dirigidos por Sergio Leone que contaban con Clint Eastwood como el héroe solitario que llegaba para salvar al desesperado pueblo de la amplia variedad de villanos que lo acosaba. El centro de la acción, Kakamucho, es un pueblo polvoriento compuesto por cabañas, que se asemejan a las que se ven en las películas clásicas de samuráis, combinadas con rasgos de los pueblos de vaqueros del oeste. Después se da un giro de 180 grados con el fastuoso palacio de Ika Chu y su exagerada opulencia. El elemento más barroco y extravagante de la película es su inodoro de jade gigante, que Ika Chu codicia por encima de todo. “Es básicamente el altar al que rinde culto”, señala Cera. “Es la guinda del pastel de los logros de Ika Chu, y la pieza central de su palacio. También es algo absolutamente inútil, porque son... gatos, pero no deja de ser un homenaje a sí mismo”.

Este accesorio no es más que uno de los ejemplos de humor escatológico de la película, que también incluye una escena de flatulencia épica, y unos cuantos personajes que casi se ahogan en la mencionada taza.

Por muy escandalosas que sean estas piezas de decorado, de temática inspirada en los orinales, en su elaboración no se ha prescindido de una meticulosa planificación y detallados diseños. El supervisor de los materiales, Phil Bonner, bromea: “En un momento de la producción, me di cuenta de que estábamos teniendo una conversación muy seria sobre la textura de un inodoro gigante”.

El humor físico de la película también tiene lugar en escenarios que no están en un aseo ni tienen que ver con las flatulencias, como la elaborada escena en la que una llamada telefónica de Shogun a Ika Chu se transmite a través de una fila de gatos de varios kilómetros. Además, está el desternillante dispositivo de entrenamiento en el que Jimbo encuentra formas inventivas de desafiar a su voluntarioso pero incapaz pupilo.

A medida que se diseñaban y ponían en práctica estas ingeniosas piezas escénicas, los actores iban grabando sus papeles. Como tienen que conciliar unas apretadas agendas que no suelen coincidir, los actores de los largometrajes de animación suelen grabar sus diálogos sin contar con la compañía de su(s) compañero(s) en pantalla. Pero en algunos casos, los cineastas pudieron reunir a un puñado de actores para sesiones de grabación conjuntas. Jackson y Cera pasaron un día en el estudio para una sesión, que dejó una impresión indeleble a este último. “Samuel era fascinante, emocionante y entretenido”, recuerda. “Me encanta la forma de trabajar de Samuel; es todo un ninja/samurái por derecho propio. Samuel puede llegar al corazón de una escena en un abrir y cerrar de ojos. Siempre tiene el control y siempre es impresionante”.

Jackson, por su parte, señala: “Fue estupendo actuar junto a Michael, cuyo trabajo he admirado y disfrutado a muchos niveles”.

Iglesias y Mandvi también pasaron tiempo grabando juntos. “Grabar juntos es como crear una pequeña sinfonía, o jugar un buen partido de tenis”, dice Mandvi, e Iglesias añade: “Tuvimos la oportunidad de apoyarnos el uno en el otro”.

Los realizadores no pueden estar más entusiasmados ante la perspectiva de que UN HÉROE SAMURÁI: LA LEYENDA DE HANK llegue a la gran pantalla. Dice Minkoff: “Esta película tiene algo para todo el mundo: acción enérgica, personajes entrañables y, sobre todo, risas y diversión. Creo que va a entusiasmar tanto a los adultos como a los niños.”

Takei señala, “Está todo muy bien hecho. Hay sátira y diversión absurda. La película es también una forma entretenida de enseñar importantes lecciones sobre la aceptación. Sea cual sea nuestra edad, tenemos la oportunidad de volver a ser niños y animar a nuestros héroes,,, y reírnos con ellos”.

Jackson dice que UN HÉROE SAMURÁI: LA LEYENDA DE HANK es una experiencia desquiciada, alocada, y muy divertida. Estoy seguro de que la gente que ama a los gatos -y a los perros-, o sea, prácticamente todo el mundo, se volverá loca por la película”.

Por último, Cera se muestra entusiasmado: “Estoy deseando verla en un cine con público, y experimentar el humor, la acción y el hermoso mensaje. UN HÉROE SAMURÁI: LA LEYENDA DE HANK es una película que te absorbe, y que te llevará a otro mundo”.