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Dirigida por Mark Mylod. Sus protagonistas son Ralph Fiennes, Anya Taylor-Joy, Nicholas Hoult, Hong Chau, Janet McTeer, Reed Birney, Judith Light, Paul Adelstein, Aimee Carrero, Arturo Castro, Rob Yang, Mark St. Cyr, y John Leguizamo, y el guion es obra de Seth Reiss & Will Tracy. La película está producida por Adam McKay, Betsy Koch y Will Ferrell. El director de fotografía Peter Deming, ASC, el diseñador de producción Ethan Tobman, el montador Christopher Tellefsen, ACE, el compositor Colin Stetson y la diseñadora de vestuario Amy Westcott completan el equipo de producción.


Aperitivos: La inspiración del menú
Hace algunos años, mientras visitaba la ciudad noruega de Bergen, el guionista Will Tracy ("Succession") se trasladó en barco a un restaurante elegante enclavado en una isla privada cerca de la costa. “Soy un poco claustrofóbico, y cuando nos sentamos a comer, vi salir del muelle el barco que nos había dejado”, recuerda Tracy. “Era una isla pequeña. Y comprendí que íbamos a estar atrapados durante cuatro horas. Me pregunté: '¿Y qué pasa si algo sale mal?’”.

Tracy le contó la idea a su habitual socio de guiones Seth Reiss ("Late Night with Seth Meyers"), y juntos concibieron una sátira con una estructura que combinaba los ritmos narrativos con los platos del menú de degustación de un restaurante de lujo. Desde el amuse bouche al postre, la tensión va en aumento y amplifica una circunstancias inusuales aunque conserva los elementos auténticos de la restauración.

El guion llegó a manos de los productores Adam McKay y Betsy Koch. El thriller satírico estaba en línea con otro trabajo reciente de la pareja en Hyperobject Industries, incluida la parodia del cambio climático de McKay No mires arriba y la comedia negra de la directora Mimi Cave Fresh. “Adam y yo siempre buscamos películas de género no convencional y muy satíricas, y a ésta le sobraban ambas características”, dice Koch. “Leí el guion y fue la primera vez en mucho tiempo que leía un guion dos veces seguidas. Se lo envié a Adam y después había que convencer a Will y a Seth para que nos dejaran producir esta película”.

“Me encantó que el guion combinaba humor y sátira mordaz”, añade McKay. “Era divertido pero oscuro, y criticaba una cultura muy exclusiva de una manera sorprendente. Me recordó a Pero... ¿quién mató a Harry? por el tono y el humor, que es una de mis películas favoritas de todos los tiempos. La película mezcla una mordaz sátira de clase con humor, oscuridad y una saludable pizca de absurdo. ¿A que suena como una receta? Juro que no esa no era mi intención”.

“La sátira te da oportunidad de trabajar en una realidad algo aumentada”, continúa Reiss. “Abre la puerta a la ficción, aunque todo tiene un sentido lógico dentro de la realidad que estamos creando, todo fluye de ese mundo”.

Después, los guionistas enviaron el guion a Mark Mylod, que quedó inmediatamente cautivado por los personajes y la visión del mundo de la restauración. Mylod, conocido por dirigir series ganadoras de premios Emmy® como “Juego de tronos” y “Succession”, también había trabajado anteriormente en un episodio muy particular de Succession” escrito por Tracy. Ese episodio se desarrollaba casi en su totalidad durante una cena, y Mylod había adoptado un enfoque inspirado en la obra de Robert Altman Gosford Park, a quien también trajo a El Menú.

“Queríamos tener mucho cuidado a la hora de atacar esta industria. Sabíamos que caminábamos por la cuerda floja, hurgando en ella pero sin dejar de ser profundamente respetuosos con el tipo de arte y los seres humanos que forman parte de ella”, señala Mylod. “Cuando me incorporé al proyecto, hice mi propia inmersión personal en ese mundo para saber sobre cómo funcionaba y el nivel de compromiso y estrés que conlleva mantener ese extraordinario arte de la cocina noche tras noche. Destruye a la gente. La presión que se sufre es gigantesca”.

Los guionistas y Mylod también aportaron humanidad y emoción a cada personaje, incluso a aquellos que resultan muy desagradables.


Primer plato: Los ingredientes
El reparto de la película planteó un desafío apasionante para Mylod porque la historia exigía un grupo muy diverso de actores de talento. Mientras que el chef Julian Slowik (Ralph Fiennes, El Gran Hotel Budapest, El jardinero fiel), el cerebro del restaurante Hawthorn, es la figura central de la cocina, el resto de los personajes son los que construyen ese mundo, tanto en el comedor como en la cocina.

“Tuve mucha suerte con el reparto, pero hay un viejo adagio que dice que las cosas buenas ocurren si hay buenos guiones y no hay duda de que es lo que ocurrió en este caso”, dice Mylod. “Una de esas cosas buenas fue Mary Vernieu, la directora de casting, que es un auténtico genio. Describí el tono y la forma en que quería trabajar al estilo del director Altman, es decir, tener a todos presentes en el plató y tenerlos todo el tiempo. Necesitaba el tipo de actores que fueran lo suficientemente inteligentes y seguros de sí mismos para encajar en ese planteamiento y también para dejar algo de espacio a la improvisación. Poco a poco, uno por uno, construimos cada mesa de comensales”.

Aunque muchos de los personajes, tanto los comensales como el personal, parecen insoportables en la superficie, sus rasgos que encajan intencionadamente con los clichés llegan a desmoronarse para revelar historias y personalidades más complicadas. Para el reparto, ese fue un elemento especialmente persuasivo.

“Yo era un gran admirador de Mark y de su capacidad para tomar un grupo de personajes que son intrínsecamente desagradables y hacer que al público le gusten y quiera estar cerca de ellos", dice Nicholas Hoult (La favorita, “The Great”), que encarna a Tyler. “Todos estos personajes son desagradables en muchos sentidos, pero también quieres pasar estar con ellos y aunque parezca extraño, apoyarlos”.

A lo largo de la noche, el personal de Hawthorn atiende seis mesas de comensales y cada una de ellas representa cierto tipo de persona que ha enfurecido o ha faltado al respeto al Chef Slowik, desde clientes descontentos desde hace mucho tiempo hasta críticos gastronómicos pedantes y foodistas que se lo saben todo.

El Chef
El Chef Slowik (Ralph Fiennes) es un chef prestigioso y consolidado y está en el punto álgido de su carrera. Pero también ha hecho un pacto fáustico para seguir escalando peldaños en la industria y dirigir Hawthorn, que no es de su propiedad, lo que lo pone a merced de los inversores. Fiennes, nominado al Premio de la Academia® (El gran hotel Budapest, La lista de Schindler, El paciente inglés, El jardinero fiel) se inventó una historia de fondo completa para el personaje como alguien cuya pureza artística se ha visto empañada por su riquísima clientela.

“Ha llegado a detestar al consumidor de élite y a sí mismo porque le han corrompido”, explica Fiennes al referirse a Slowik. “Son una clientela que nunca está satisfecha. Es un perfeccionista que está siempre obligado a mantener un nivel de perfección para personas que nunca lo aprecian de verdad. El atractivo del guion consistía en que sitúa a todo el espectro de personajes en un marco de comedia negra”.

“Chef's Table”, la serie norteamericana que reúne a estrellas culinarias innovadoras de todo el mundo, fue una fuente de inspiración evidente para Fiennes. Aunque el Chef Slowik no se basa en un chef concreto de la vida real, Mylod envió al actor varios episodios de la serie, incluido el del chef de Chicago Grant Achatz, que dirige el restaurante Alinea que tiene 3 estrellas Michelin.

“Slowik es un personaje bastante complejo”, explica Mylod. “Quería que viera la entrega a la perfección y a la innovación hasta el punto de poner su propia vida en juego, algo tremendamente fascinante y extraordinario. Ralph y yo estábamos decididos a que el personaje no fuera una caricatura. Queríamos encontrar su humanidad y su dolor, y entender la razón de sus actos. No para perdonarlos o justificarlos, sino para proporcionales un contexto y la máxima autenticidad”.

Fiennes también pasó bastante tiempo en el plató con la chef Dominique Crenn, poseedora de una estrella Michelin, que también aparece en "Chef's Table", que creó el menú que aparece en la película y asesoró a los realizadores para que supieran cómo se relaciona un chef con su personal de cocina.

“Tenía en la cabeza el cliché de una cocina caótica, con un chef gritando a todo el mundo y por cualquier cosa”, recuerda Fiennes. “Pero cuando Dominique me habló de su cocina y de cómo le gustaba trabajar, vi la cocina de Slowik: el control y el poder residen en la entrega del personal de cocina al chef y a su comida. No hay gritos ni violencia. Asentimientos, miradas y pequeños murmullos que sirven para rectificar o para animar”.

El comensal inesperado
Margot, que interpreta la actriz nominada al Emmy Anya Taylor-Joy (Última noche en el Soho, La bruja, “Gambito de Dama”), es un caso atípico en los clientes que frecuenta el Hawthorn. Es la acompañante de Tyler (Nicholas Hoult) en la comida, pero al principio es desconcertante porque no muestra gran interés por la comida del Chef Slowik y desprecia la presentación excesivamente sofisticada de los platos.

Una de las dinámicas más interesantes de la película se desarrolla entre el Chef Slowik y Margot, que se supone que no debería estar en esta cena en particular. Ella altera la idea que tenía el chef para el servicio de esa noche, pero él parece respetarla.

“Fue interesante porque Margot es un enigma”, explica Taylor-Joy. “En el guion, ella es bastante sardónica, y es divertido poder improvisar con esa faceta. Es dura, divertida y muy, muy rápida. Conoce su trabajo; Sabe descubrir qué quiere la persona con la que está y cómo ser ese ideal. Fue muy divertido interpretarla”.

“Es como un juego dentro de un juego”, continúa diciendo Taylor-Joy. “Pero también creo que a ambos les desagradan las mismas cosas. Lo maravilloso de la forma en que Ralph ha interpretado a Slowik es que, en lugar de ser un lunático total, sentimos cierta empatía por él porque le apasiona su profesión y a la vez está un poco chiflado. Hay momentos que resultan fascinantes. No sabes si asustarte o sentir empatía por una persona que solo ama la comida y está molesto porque esa gente ha profanado lo que ama más que a nada en el mundo”.

Fiennes añade: “Es una conexión extraña porque no es romántica. Es como si él se identificara con ella. Él tiene una visión muy binaria de que hay personas que sirven, dan o hacen todo lo posible y otras que toman o compran. Esta división es muy importante para él: "o estás con nosotros o con ellos”. Ella no se cree todo eso. Y no le gusta nada su comida. Cree que hay mucha tontería en lo que hace”.

El foodista
Nicholas Hoult encarna a Tyler. Está tan obsesionado con la gastronomía que cree que sabe mucho más sobre la buena mesa de lo que realmente sabe. Deja caer nombres de equipos de cocina sofisticados e insiste en hacer fotos con su teléfono, aunque Hawthorn no permite tomar fotografías de la comida.

Hoult habla sobre su personaje: “El soñaba con ir a ese restaurante; lleva mucho tiempo ahorrando para poder permitírselo. Tenía planes de ir con una ex novia que luego rompió con él, así que al final se llevó a Margot porque en Hawthorn no hay mesas para una sola persona. Es un personaje que te puede llegar a gustar por su pasión y lo feliz que se siente en este restaurante. Pero también tiene muchos problemas psicológicos profundos”.

El rasgo de sabelotodo de Tyler también resulta bastante cómico y pone nerviosa a la gente. A Hoult le pareció muy interesante que el personaje no sea capaz de ser él mismo. “Mark me dijo que todos tenemos máscaras que creamos y vamos utilizando poco a poco y a las que vamos añadiendo capas”, dice Hoult. “En esta historia, vemos cómo esas máscaras caen delante de nosotros. Tyler está debajo de todos estos delirios sobre quién es él”.

Al principio, la relación de Tyler con Margot parece ser romántica, pero lo cierto es que Tyler ha contratado a Margot, una escort, como compañera de cena. Su dinámica cambia a medida que avanza la noche y vamos conociendo más detalles sobre el verdadero plan del Chef Slowik.

Hoult señala: "Esa noche, Margot juega un papel muy importante para Tyler. Es el tipo de chica genial con la que nunca salió en el colegio”.

La crítica gastronómica y su editor
Lillian Bloom, interpretada por la nominada al Premio de la Academia Janet McTeer ("Ozark", Albert Nobbs), es una crítica gastronómica muy prestigiosa cuyas reseñas pueden destruir o lanzar la carrera de un chef. A lo largo de sus años en la industria de la restauración, Lillian se ha vuelto arrogante y tiene un ego desmesurado. Ella ha tenido algo con el Chef Slowik y presume de haberlo descubierto. En la mesa central de Hawthorn está acompañada por su 'súbdito', su editor Ted que interpreta Paul Adelstein (De madres a hijas, Crueldad intolerable).

“Mi personaje adora la comida, adora los restaurantes”, dice McTeer. “Y ha acabado haciendo crítica gastronómica. Tiene que demostrar que es inteligente y que es única. Se da mucha importancia y es tremendamente engreída”.

“Lillian fue quien puso al chef Slowik en el mapa, así que Ted y Lillian se atribuyen el mérito de su éxito”, añade Adelstein. “Entre Ted y Lillian se produce una dinámica de espejo según la cual Ted también se atribuye el mérito de Lillian. Ted siempre está intentando estar a su altura pero dejando claro que ella es la mujer alfa”.

Para prepararse para el papel, McTeer habló con la chef y escritora culinaria Ruth Reichl. Lillian encarna exactamente lo que se supone que los críticos no deben hacer. McTeer dice: “Ruth y yo hablamos sobre cómo, llegado cierto punto, el protagonismo se lo lleva la reseña del crítico. Pero un buen crítico de restaurantes debe ser anónimo. Lo idea es que vayan al restaurante y no sepas que están allí. Pero mi personaje lleva el pelo rosa y un vestido llamativo para que la gente sepa que ella está allí”.

La celebridad y su asistente
La Estrella de Cine, que no tiene nombre intencionadamente, está interpretada por John Leguizamo (The Survivor, Moulin Rouge), espera hacer la transición de una carrera fallida de actor a presentar un programa de gastronomía de viajes, así que está allí para investigar. Le acompaña Felicity, su asistente, que interpreta Aimee Carrero (“The Offer”, Sin rumbo), que está deseando dimitir y alejarse de él.

“Represento a un actor norteamericano egoísta y súper desagradable pagado de sí mismo”, explica Leguizamo. “Su carrera está en declive así que se ha vuelto aún más errático y feo. Aimee y yo jugamos con todo ese comportamiento tóxico que existe entre los actores y sus asistentes. Ella se alimenta de mis inseguridades y yo me alimento de las suyas. Ninguno de los dos sabe qué hacer en un lugar como Hawthorn”.

Para Carrero, la relación entre el actor y Felicity era una manera de evocar el poder. Aunque al principio Felicity parece buena persona, queda claro que tiene el mismo derecho a estar allí que el resto de los comensales.

“Aunque es su asistente, ella es la que tiene el poder en la relación”, dice Carrero. “Su madre es una ejecutiva de un gran estudio. Ella quiere que esta sea la última noche que trabaja para la Estrella de Cine, pero él no quiere saber nada. Felicity lo quiere muchísimo, pero no lo respeta. Cuando crees que estás haciendo todo por alguien, se puede acumular mucho resentimiento. Ella tiene que estar bailándole el agua constantemente”.

La pareja rica
Richard y Anne, que interpretan los ganadores del premio Tony Reed Birney (Mass, La caza) y Judith Luz (tick, tick... BOOM!, “Transparent”), son una pareja mayor con mucho dinero que ha ido varias veces a cenar a Hawthorn. Aunque son clientes asiduos, la pareja no parece pasárselo muy bien, o puede que ni siquiera se acuerden de haber disfrutado con la cocina del Chef Slowik. Birney y Light se conocen desde 1982 pero nunca habían trabajado juntos. Los actores querían encarnar ese tipo de pareja que lleva tanto tiempo junta que ha dejado de relacionarse entre sí.

“Richard y Anne son esas personas que sueles ver en los restaurantes. Si los miras un rato te das cuenta de que no han intercambiado una sola palabra”, explica Light. “Han ido 11 veces a Hawthorn. Tienen mucho dinero y van a este tipo de sitios solo porque pueden permitírselo”.

Durante la noche, salen a la luz secretos sobre Richard, que parece reconocer a Margot. A medida que avanza la acción y se va sabiendo la finalidad de la cena, Anne se vuelve menos sumisa y más abierta y acaba descubriendo que la han traicionado.

Light dice a propósito de Anne: “Lo que acaba sabiendo esa noche saca a relucir su coraje y su capacidad para decir una verdad que conoce hace mucho tiempo. Es una verdad que no había querido asumir y eso le da mucho poder”.

Los hermanos tecnólogos
En una de las mesas más codiciadas (y fatídicas) de Hawthorn se sientan Bryce, Soren y Dave, un grupo de jóvenes tecnólogos que interpretan Rob Yang (La cocina del infierno, “Succession”), Arturo Castro (“Broad City”, Billy Lynn's Long Halftime Walk) y Mark St. Cyr. (Marshall). El trío trabaja para Doug Varick, propietario del Hawthorn, así que se sienten aún más privilegiados. Estos personajes representan a esos nuevos ricos que han invadido los restaurantes en los últimos años. Todos están acostumbrados a presentar cuentas de gastos desmesuradas.

St. Cyr lo explica: “Hubo un boom de la industria en la era de la tecnología cuando las personas que fueron los pioneros se convierten en gente extremadamente rica muy rápidamente. Para estos personajes, el poder que acompaña a la riqueza se les ha subido a la cabeza. Son jóvenes y ricos, y no les importa presumir de lo que son aunque ninguno de ellos pertenece a una clase realmente rica”.

Castro, que encarna a Soren, estaba familiarizado con el feeling de su personaje después de aparecer en la serie de televisión "Silicon Valley”.

“Estos chicos se sienten con derecho a todo”, señala Castro. “Creen que se lo merecen todo y se rebotan cuando no les dan algo que quieren o no les gusta. En cierto sentido, creo que Rob y Mark son tremendamente vulnerables y eso los hace tridimensionales”.

Yang reflexiona sobre este extremo: “A pesar de todo el dinero que tiene, Bryce se atormenta pensando en el verdadero significado de su vida. Según él: 'Si hay un problema, puedes enterrarlo con dinero.’ Para mí, esta película intenta poner un espejo delante de cada uno de los comensales. Hay una verdadera dinámica en esta historia entre las personas que se creen con todos los derechos y no les importan los demás, y los que están al otro lado prestando servicio. Los que toman y los que dan”.

El personal
El personal de Hawthorn vive en la isla donde se ubica el restaurante y comparte un barracón. Tienen un porte clásico y trabajan con precisión y con una entrega rotunda al Chef Slowik. La mano derecha del Chef es Elsa, que interpreta Hong Chau (Una vida a lo grande, “Watchmen”). Es severa, serena y cumple las órdenes del chef sin dudar una sola vez. El equipo de primera línea del restaurante también incluye al sommelier (Peter Grsoz) y a los sous-chefs, Katherine (Christina Brucato) y Jeremy (Adam Aalderks).

"Elsa mantiene la compostura en toda circunstancia y se preocupa por seguir el plan del Chef Slowik”, explica Chau. “Es un personaje muy enigmático. No sabemos mucho sobre ella. Uno de los desafíos fue que había muy poca información sobre ella en el guion. Mark y yo hablamos mucho sobre cómo hacer que este personaje fuera más dimensional y también cómo humanizarlo. Creo que es muy interesante que el público sienta curiosidad por ella y nunca obtenga ninguna respuesta”.

La relación entre Chef Slowik y su personal pone de manifiesto hasta qué punto creen en su visión. Seguirán su plan para esa noche sin rechistar, pase lo que pase.

“Elsa admira y respeta al Chef Slowik porque se mantiene firme en sus creencias”, continúa diciendo Chau. “Creo que para las personas que trabajan en el sector servicios es muy difícil mantenerse firmes porque existe la idea de que el cliente siempre tiene razón y que está allí para que tú le sirvas”.


Segundo plato: El rodaje
El Menú se rodó en Savannah, Georgia, y en sus alrededores durante el otoño de 2021. Mylod colaboró con el director de fotografía Peter Deming, que tiene una amplia experiencia filmando películas de terror y suspense como Mulholland Drive y La cabaña en el bosque.

“Peter conoce a fondo su oficio, dónde tiene que colocar su cámara y su manera de iluminar es de primera fila", dice Mylod. “Hablamos en concreto de cómo debía moverse la cámara, como si fuera un foco que mostrara la presión cada vez mayor que dejan traslucir los personajes. Queríamos que el lugar desprendiera una gran frialdad emocional pero no hasta el punto de resultar desagradable. Siguió ese hilo conductor. Se palpa un estilo naturalista y también muy bonito”.

Mylod quería que todos los miembros del reparto estuvieran en el plató durante cada escena, incluso si no participaban en esa toma en particular. Los animó a que aportaran lo que habían investigado sobre los personajes y que hablaran entre ellos. Los fondos y los decorados se diseñaron con tanta precisión que el reparto se aprendió sus movimientos con mucha facilidad; cada escena se coreografió cuidadosamente.

“He filmado la película para que dos cámaras capturaran cualquier momento espontáneo. De esa forma podíamos tomarlo como un todo sin necesidad de manipularlo con otras tomas de actuación”, explica Mylod. “Eso permitió a los actores, y sobre todo a Ralph, experimentar dentro de los parámetros el espectro del comportamiento del Chef”.

Los actores disfrutaron mucho del rodaje y se inspiraron a menudo en el trabajo de los demás. “Mark crea un espacio seguro para que improvises si quieres hacerlo”, dice Leguizamo. “Estar en esta película ha sido como estar en una clase magistral de interpretación. En las escenas de Reed y Judith, todos los actores estábamos en el plató mirándolos y les aplaudíamos. Después, Paul y Janet hacían otra escena y todos miraríamos con admiración. Ha sido increíble”.

El mundo de Hawthorn
Aunque la acción de la película juega con los límites de la realidad, era importante elaborar un mundo cinematográfico que pareciera auténtico. El restaurante Hawthorn (espino blanco en español), que comparte su nombre con una flor muy bonita que libera un olor fétido, tenía que ser lo más realista posible y que evocara lo mejor de un destino gastronómico famoso en todo el mundo. Para crear el restaurante minimalista y contemporáneo y los edificios que lo rodean, Mylod contrató al diseñador de producción Ethan Tobman (Free Guy, The Report, La habitación) para él que la película reunía sus dos grandes amores: comida y cine. Tobman comprendió de inmediato que era una gran oportunidad para hacer algo único que intensificara la experiencia.

“Cada elección de diseño que tomo se basa en la perspectiva del personaje y su viaje emocional”, explica Tobman sobre su manera de trabajar. “Al principio, Mark y yo nos aferramos a la idea de que el Chef Slowik se inspira en la naturaleza. Cada ingrediente que elije para un plato tiene que formar parte de ese paisaje porque él se inspira en la obra de Dios y en las formas naturales y orgánicas. Sin embargo, lo curioso es que ese proceso se ha vuelto perverso”.

Como la mayor parte de la película se desarrolla dentro de Hawthorn fue necesario estudiar todos los detalles. La cocina en la que el Chef Slowik y su equipo crean sus platos intenta evocar una iglesia, un lugar de culto con una cruz -literal- en la pared del fondo. El cuarto de baño donde Margot busca consuelo en un momento de la comida tiene una pared de roca dura que expresa el tema recurrente del modernismo y la naturaleza en colisión. Da a entender que no se puede escapar de Hawthorn. También hay una gran puerta cerrada con llave, lo que sugiere que hay un mundo oculto. Para esa puerta, que aparece en dos lugares diferentes de Hawthorn Island, Tobman se inspiró en los frescos florentinos, así como en la película de Luis Buñuel El ángel exterminador de 1962.

En el interior del restaurante hay dos esculturas que Ben Butler creó para el set. La decoración del comedor es rígida y minimalista mientras que la cocina da una sensación un poco más caótica. Gran parte del mobiliario es deliberadamente incómodo. A medida que avanza la historia, el set y los ángulos de la cámara se cambiaron ligeramente para reflejar cada plato.

“El restaurante se va transformando a lo largo de la película”, explica la decoradora de sets Gretchen Gattuso. “Evoluciona de un plato a otro. Mi mayor duda era: '¿Cómo va a evolucionar este set?' Estaba escrito de forma muy interesante porque es tremendamente exclusivo y tan privado. Comer en ese restaurante es una experiencia única para la gente. Solo hay mesas para doce personas. De hecho, la verdadera cocina donde se preparan los platos es tan grande como el comedor. Intentamos incorporar algunos elementos de llama viva y de fuegos abiertos porque es una nueva tendencia en los restaurantes, y los chefs están empezando a incorporarlos en sus cocinas”.

En el transcurso de la comida, antes de que el sol se ponga sobre el agua, el paisaje exterior es visible a través de un gran ventanal, lo que subliminalmente incita al público a escapar. La vista es una referencia al expresionismo alemán y a la arquitectura finlandesa. “Es dramática, asimétrica, impresionante y austera”, señala Tobman. “Es un poco escalofriante”.

El equipo de producción utilizó varios restaurantes famosos como inspiración para el diseño de los sets, así como para los platos en sí, incluido el restaurante sueco Fäviken, ahora cerrado, dirigido por el chef Magnus Nilsson, el conocido restaurante español El Bulli, ideado por el chef Ferran Adrià, French Laundry de Thomas Keller ubicado en Sonoma, y el trabajo de René Redzepi, chef del restaurante danés Noma.

“Por un lado, queríamos que solo fuera la visión de Slowik”, explica Tobman sobre Hawthorn, que describe como “modernismo rústico”. “Desde el momento en que llegas a la isla, hay imágenes muy fuertes que no ves en el mundo real. No es práctico. Es una referencia a la experiencia que vas a vivir allí. Además, no es nada práctico elaborar ninguno de los elementos. Exige un equipo que vale 20.000 dólares y si no se come en tres minutos, se desmorona. La naturaleza se representa de manera similar. Es retorcido o adopta formas geométricas muy concretas que nunca existirían si no fuera por la intervención humana”.

Aunque el interior de Hawthorn era un plató, el exterior se construyó en una localización real de Savannah, Georgia. Tobman y su equipo cubrieron un granero ya existente que suele alquilarse para bodas con una fachada de hormigón y utilizaron mantillo negro y piedra caliza blanca para reproducir la evocadora entrada del restaurante. La enorme puerta, que gira para abrirse e invita a los comensales a entrar, es un foco de atención imponente y sugiere una sensación de prisión cuando se cierra con bisagras. Otras localizaciones de la película son Ft. McAllister State Park, World Trade Center Atlanta, Skidaway Island Community Gardens, Driftwood Beach en Jekyll Island, Hampton Island Retreat y Tybee Island y otras por todo el estado de Georgia.

Los platos
En la cocina del Hawthorn, el Chef Slowik conceptualiza platos de comida artísticos inspirados en el medio ambiente. A medida que llega cada plato, el diseño visual significa dos cosas para el público: ¿Dónde se sitúa la historia desde el punto de vista emocional? Hasta dónde se ha aventurado en lo absurdo? Para lograrlo y para elaborar platos que fueran comestibles para los actores, los realizadores colaboraron con el prestigioso chef Dominique Crenn, que ganó tres estrellas Michelin por su restaurante Atelier Crenn en San Francisco.

“Aportó su ojo de experto a la película en lo que respecta a la mecánica de gestionar un restaurante de primera fila”, señala el productor McKay. “Dominique es uno de los mejores chefs del mundo. Pero es posible que su mayor contribución fue asesorarnos en la dinámica del género, la raza y las relaciones jefe/trabajador que existen en todas las cocinas profesionales”.

A Crenn se unió el Socio/Chef Pastelero Ejecutivo Juan Contreras, que cocinó y elaboró los platos de comida que aparecen en pantalla. La pareja colaboró con el estilista de alimentos Kendall Gensler, que ayudó a adaptar cada plato para que funcionara con la cámara y la iluminación. Al final, todos los platos eran visualmente atractivos y totalmente comestibles.

“Todos los platos que creamos junto con los guionistas y el director supusieron un desafío pero fueron extremadamente interesantes para mí”, explica Crenn. “Me alejó de lo que estoy haciendo en la vida real y también me dio la oportunidad de crear algo que no había creado nunca. Ha sido maravilloso”.

“Estaba absolutamente paranoico con la autenticidad”, añade Mylod. “Dominique Crenn fue clave en nuestro proceso. Es una chef de primera fila, y su comida es extraordinaria en términos de expresión artística aunque también transmite una gran calidez emocional. Queríamos que las creaciones del Chef Slowik desprendieran cierta frialdad emocional. Bonitas pero en cierto sentido muertas. Es obvio que es una extensión del lugar dónde está su alma y su psique y dónde lo encontramos cuando empieza la historia. Esto permitió a Dominique desempeñar su papel en la creación del menú del Chef. Era una parte del proyecto que le interesaba muchísimo y también aprovechó la ocasión para burlarse de los excesos de su propio arte. Comprendió la parte de humor que tenía”.

Los productores también contaron con el chef local de Savannah, John Benhase, para que enseñara al personal de cocina cómo manejar los cuchillos de hierro fundido, el emplatado y la etiqueta con la que hay que cumplir en la cocina de un restaurante. Era importante que el personal del Chef Slowik se moviera al unísono mientras cocinaban y servían los platos a los comensales. La acción en segundo plano que discurre en la cocina del Hawthorn se diseñó con enorme cuidado para que el personal, compuesto en su mayoría por actores locales con experiencia en restauración, prepararan el siguiente plato mientras el drama iba tomando cuerpo en el comedor.

“Es un menú fijo y preciso para un reducido número de personas así que está muy bien planificado y coreografiado tanto en la realidad como en la película”, explica Benhase. “Así que estudiamos cuidadosamente los movimientos que tienen lugar en segundo plano para asegurarnos de que nada pareciera no planeado o desenfocado. Luego pude añadir autenticidad a la precisión, lo que fue un buen equilibrio, haciendo que pareciera perfectamente sintonizado”.

Y añade: “Nos centramos mucho en la planificación de cada plato, de modo que lo que estuviéramos cocinando siempre fuera el siguiente plato. Todo esto tenía que hacerse de forma cronológica”.

Los platos debían tener un aspecto impecable y estar coordinados con el guion. Un plato en particular, “Man's Folly”, tal como lo concibió Crenn, es una alusión al sexismo inherente a este sector. El último plato es un postre que abarca toda la mesa y se asemeja a una pintura de gotas y remolinos al estilo de Jackson Pollock. Ese plato fue todo un reto para el equipo técnico.

David Gelb, el creador de la serie "Chef's Table", junto con la consultora de la serie Chloe Weaver, asesoraron a los realizadores y trabajaron con el equipo para realizar primeros planos de los platos siguiendo el estilo del rodaje.

“Cuando añadimos esos planos, la película alcanzó una gran precisión”, recuerda Mylod. “Me di cuenta de que habíamos conseguido un equilibrio entre sátira y pornografía gastronómica. La comida es real. Con los primeros planos que estábamos haciendo y el nivel de autenticidad que buscábamos, era realmente difícil falsificar la realidad. Todo lo que filmaba la cámara era real”.

Los looks
La precisión también fue esencial en las apariciones de los personajes en lo que se refiere al diseño de vestuario, la peluquería y el maquillaje. La diseñadora de vestuario Amy Westcott (Cisne negro), investigó restaurantes con estrellas Michelin, estudiando fotografías tanto de los chefs como del tipo de personas que suelen frecuentarlos. La directriz de Mylod era que todo estuviera basado en la realidad y no hacer nada demasiado estilizado o de fantasía.

“Quería que fuera lo más realista posible para que las personas que trabajan en ese mundo lo entendieran y dijeran: 'Sí, así es como se hace'”, explica Westcott. “Esos detalles tenían que ser los correctos. Pero también era importante aportar algo interesante: queríamos que tuviera pequeñas notas de estilo y detalles diminutos en los que tenías que fijarte mucho para verlos”.

El Chef Slowik fue el punto de partida para el personal de cocina, cuyos uniformes, adornados con una "H" de Hawthorn, evocan el suyo. Las prendas blancas del chef tienen un cuello Mao que le dan un aire sacerdotal.

“No quería que el traje decidiera quién era esa persona”, dice Westcott. “Tenía que ser lo más prístino, recto, limpio y zen posible. Elegimos una chaqueta con una sola hilera de botones, algo que no es habitual en un chef, que suele llevar doble hilera. Tenía que ajustarse bien y no parecer abultado y grande; a veces, los chefs usan chaquetas de chef de gran tamaño. Queríamos que se distinguiera de un chef normal, pero que resultara lo más realista posible para ese mundo”.

“Es como el líder de una secta”, añade Fiennes. “Tiene un personal de cocina totalmente entregado a él. Una de las primeras cosas que le dije a Mark, sobre todo después de hablar con Amy, que diseñó la ropa, fue que su uniforme no debía indicar nada que no fuera lo habitual. Tenía que ser el traje de un sacerdote o un cirujano. Eliminamos cualquier adorno, cualquier pequeño signo de vanidad. Para él, la comida es como una religión”.

Al otro lado del espectro, el look de cada comensal revela algo sobre su personalidad y su relación con la historia que cuenta la película. Margot lleva un vestido morado brillante, el único morado que aparece en la película. Su pelo color rojo también destaca en un set moderno de color neutro. Lleva botas para mostrar una faceta más dura que contrasta con su glamuroso vestido sexy. “Lo que ves de Margot es lo que ella quiere que veas”, señala Westcott. “Es lo que quiere vender”.

Los hermanos tecnólogos llevan trajes caros y mocasines sin calcetines, mientras que el pelo rosa brillante y el atuendo colorido de Lillian hacen que destaque muchísimo. El traje de Tyler, un poco más elegante de lo que cabría esperar para salir a cenar, refleja lo que espera de esta velada.

“Son trajes muy bonitos pero que también reflejan a los personajes a la perfección y hacen que cada personaje resulte tan único cuando los ves”, dice Hoult. “Llevamos esos trajes durante toda la película, así que tenían que ser perfectos para la situación. Tienes que capturarlos al instante. Cuando me enseñó los dibujos e ideas para el traje y quién pensaba que era Tyler, lo entendí de inmediato”.

Para la Anne de Judith Light, Westcott quería que el vestido se fundiera con el fondo, como si el personaje mismo se hubiera desvanecido en el paisaje. Light señala: “Me probé un millón de cosas diferentes y al final resultó ser el vestido perfecto para mi personaje. Los zapatos que llevé eran del mismo color que el vestido y las perlas dicen que es una verdadera dama”.

La jefa del departamento de peluquería, Adruitha Lee, y la jefa del departamento de maquillaje, Deborah LaMia Denaver, colaboraron juntas para que el look de cada personaje fuera fiel a lo que eran en la historia. Fue un desafío práctico porque la historia se desarrolla a lo largo de varias horas, además de creativo. El look de cada comensal se degrada y se desgasta lentamente a medida que avanza la noche, empezando por el viaje en barco hasta Hawthorn Island.

“Queríamos que llegaran perfectamente peinados y deslumbrantes. Pero después, el viaje en barco y la humedad hacen efecto”, señala Denaver. “Cada personaje tiene sus características individuales, y queríamos que cada actor tuviera un look bien definido”.

“Deslumbrante, pero no predecible”, añade Lee. “Tenían cierto margen. A medida que avanzaban las escenas, los personajes adquirían un aspecto cada vez más agotado, y eso era lo que queríamos”.


De postre: El plato
Al igual que sus personajes, El Menú no es lo que parece ser al principio. Cada plato revela un nuevo aspecto de la historia, lo que permite al espectador emprender una aventura loca e inesperada con los comensales del Hawthorn. Es un thriller satírico así que reflexiona sobre cuestiones más profundas sin ser demasiado didáctico o drástico. Es oscuro y desconcertante, pero también es divertido.

“La sátira te provoca una risa nerviosa pero oyes cómo el resto de los espectadores de la sala también se ríen”, dice Taylor-Joy. “Aunque no lo entendemos nosotros mismos, sí que apreciamos que la sátira es un espejo de nuestro mundo. Pero también te permite reírte y creo que es una muy buena manera de procesar ese sentimiento. Mis películas favoritas son las que hacen que salgas del cine pensando en ellas y de las que quieres hablar con los demás”.

Castro añade: “El poder de la sátira es que suaviza el golpe. Cuando te ríes, estás abierto. Dicen que una risa es un grito sin el miedo a ser juzgados. Cuando estás así de abierto y de repente te golpean con una verdad muy dura, te han desarmado”.

Aunque los hechos de El Menú bordean el absurdo, también nos dice que debemos reflexionar sobre nuestra forma de interactuar con quienes nos sirven.

“Estoy muy agradecida de haber formado parte de esta película”, dice Crenn. “Es importante que la gente entienda que una cocina no solo consiste en cocinar. Es mucho más complejo que eso. Como seres humanos vivimos muchas contradicciones. Es importante ser más respetuosos y considerados con los demás, sobre todo cuando servimos comida a otra persona. Y no tener derecho a todo cuando entramos en un restaurante. Creo que esta película hará que se respete mucho más nuestro sector. Puede que sea una película oscura, pero tiene muchas cosas sobre las que puedes reflexionar y concienciarte”.

“Es una película muy entretenida, pero además de eso, espero que los personajes grotescos y la ridícula exclusividad trastornada que refleja la película también inviten a reflexionar”, añade McKay. “Ojalá que algún espectador se haga ciertas preguntas sobre el servicio, el entretenimiento y nuestra relación con la comida”.

Por último, Mylod espera que El Menú entretenga y que también ponga de manifiesto el impresionante e innegable nivel artístico que existe en la buena mesa, una forma de expresión que merece una nueva reflexión gracias a la película.

“Mi conclusión es lo increíblemente difícil que es llegar a lo más alto en este campo y mantenerse ahí”, dice el director. “Admiro a esos chefs que mantienen ese nivel de expresión artística, invención y evolución. No tengo ni idea de cómo lo hacen pero está claro que implica un trabajo increíble y meticuloso a todos los niveles. Desde los repartidores que nos traen el pedido a casa hasta las personas que crean los menús, es un sector tremendamente complicado. Lo hacen todas las noches, así que siento un gran respeto por todos ellos. Y espero que el público también se dé cuenta de eso”.