Thomas se está muriendo. Lo acepta. Ha decidido esperar su muerte aquí, en esta casa en la playa, la casa de su infancia. Estoy con él. Todavía es verano. Nunca pensé que la gente pudiera morir en verano.
Yo pensaba que la muerte era algo que siempre venía en invierno, que necesitaba el frío, el cielo gris y el tiempo desapacible. Pero me di cuenta que también puede aparecer con el sol, a plena luz del día. Creo que Thomas la recibirá de día.
Este invierno, cuando estuvo en el hospital, pensé que todo empezaría con un entumecimiento de los brazos y las piernas, que tendría algún tipo de contracción y que después habría alguna urgencia, algo repentino, algo brutal. Pero no. En su lugar hay despreocupación, una especie de vacío, pereza, una renuncia bajo el calor del verano.
Todavía esta previsible, esperada muerte traerá un cataclismo. Afectará a todas nuestras vidas, las modificará, las llevará en una nueva e inesperada dirección. Nos arrastrará hacia este golpe, sin que ninguno podamos luchar contra ello. Esta muerte será el acontecimiento mas importante. Mi hermano se está muriendo.