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  Fall  Dirigida por Scott Mann
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La producción
Fall es un thriller lleno de acción, tensión y vértigo protagonizado por dos amigas, Becky (Grace Caroline Currey) y Hunter (Virginia Gardner), que se proponen escalar una torre de comunicaciones de casi 610 metros de altura en el desierto de California para superar la muerte de Dan, el marido de Becky (Mason Gooding), que falleció en un accidente ocurrido hace un año. Cuando la escalera semicubierta de la torre se descuelga, las chicas quedan atrapadas en una plataforma. Sin cobertura, tendrán que encontrar la forma de bajar sin morir en el intento.

Fall empezó como un corto concebido por el director y guionista británico residente en Los Ángeles Scott Mann (El golpe del siglo) y su guionista habitual Jonathan Frank (El gran torneo). "Vimos que una productora estaba buscando historias basadas en experiencias y también thrillers de acción, así que les enviamos nuestro proyecto", recuerda Mann. "Nos parecía que podía dar bastante juego una historia sobre el miedo a las caídas y el pánico a las alturas, tanto que las 25-30 páginas de la propuesta prácticamente se escribieron solas. Nos aprobaron el corto, pero al final se canceló el proyecto".

Así las cosas, Mann y Frank decidieron seguir trabajando en su idea para convertirla en un largo y ver si se interesaba alguna otra productora. "Nos lo pasamos muy bien escribiendo este proyecto porque fuimos interpretándolo según avanzábamos, intentábamos ponernos en la piel de las chicas al verse en esa situación", añade Mann, que llegó a recortar un cartón del tamaño de la plataforma de la torre para subirse y "pensar en cómo reaccionaríamos y asimilar la sensación de terror y tensión. Queríamos crear la película definitiva sobre el miedo a las alturas, así que repasamos otros filmes sobre este tema y fuimos puliendo nuestro guion para llevar la historia aún más lejos".

Entre sus referencias cinematográficas destacan el thriller Límite vertical (2000) de Martin Campbell, Misión imposible: protocolo fantasma de Brad Bird, en la que Ethan Hunt (Tom Cruise) escala los más de 800 metros de la torre Burj Khalifa de Dubái, y el increíble documental Free Solo, por el que Elizabeth Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin se llevaron un Óscar al contar la hazaña de Alex Honnold que escaló sin cuerdas El Capitán en el parque nacional de Yosemite.

"La experiencia de ver Free Solo nos marcó mucho", recuerda Mann. "Me llevó a pensar en la psicología del miedo a las alturas en lugar de centrarme únicamente en las imágenes, porque en el documental acompañas al personaje, oyes su respiración y sientes el miedo que le produce cada situación. Creo que las alturas nos producen miedo psicológico a todos. Se percibe incluso en los vídeos de alpinismo que se encuentran en internet, que también producen esa sensación de "Ay, dios". Todo eso nos influyó mucho a la hora de escribir la historia de Fall. Para crear una historia de este tipo, hay que ponerse en la piel del personaje, hay que ver a través de sus ojos, hacer el viaje con ellos y ascender esa montaña. Es una experiencia conjunta. Queríamos conseguir esa sensación de estar muy arriba y de sentir un miedo muy humano. Ese es el eje de la historia".

Una de las cosas más especiales de Fall es la localización: la torre de comunicaciones B67, la cuarta estructura de este tipo más alta de Estados Unidos. "Vimos un montón de vídeos online de gente haciendo locuras subiendo a grúas y cosas así", explica Mann. "Así que nos propusimos dar con un lugar en el que diera pánico quedarse atrapado, y encontramos esta torre en California. La verdad es que me sorprende que existan construcciones de estas. Son una locura. Cuando estás abajo y miras hacia arriba parecen llegar al infinito, perdiéndose entre las nubes. Son maravillas arquitectónicas. Dimos con un vídeo en el que alguien había subido un dron para dar unas vueltas alrededor de la torre. Sabíamos que la imagen era muy potente. Además, estaba en el desierto, que le daba todavía más dramatismo porque en ese paisaje ya es difícil sobrevivir, incluso sin estar a 600 metros de altura".

En un primer momento, Mann y Frank plantearon tanto el corto como el primer borrador del largo como la historia de una pareja heterosexual que se queda atrapada en la torre, pero al ponerse con la segunda versión se decantaron por dos amigas, una de las cuales (Becky) pierde a su marido (Dan) en un trágico accidente al principio de la película y no consigue superar su muerte. Para escribir el papel se inspiraron en una persona de la familia de la mujer de Mann, cuyo marido falleció cuando era muy joven. "Es una historia bastante personal", comenta Mann. "Fue la primera vez que tuve que enfrentarme a la muerte de un familiar. Ella lo pasó fatal, al igual que Becky en la película. Tuvo que encontrar las ganas de vivir después de sufrir una pérdida tan terrible. Por otra parte, estábamos escribiendo el guion cuando empezó la pandemia de la COVID y la gente sentía miedo y mucho dolor. Por eso la historia nos iba pareciendo cada vez más relevante".

"Becky y su marido son muy aventureros", comenta la actriz Grace Caroline Currey sobre su personaje. "Son aficionados a la escalada y les gusta superarse con cada ascensión y buscar experiencias extraordinarias. La Becky del principio de la película no tiene nada que ver con la que vemos después del accidente de Dan. Está consumida por el dolor y la pérdida, se siente hundida y ha perdido las ganas de vivir. Los acontecimientos la obligan a ponerse las pilas y luchar por su vida. Scott me comentó que basó el personaje en la viuda de su cuñado. A ellos también les gustaban mucho los deportes extremos, pero él murió de cáncer".

Hunter es la mejor amiga de Becky, una YouTuber amante de la adrenalina que tiene sus propios motivos para llorar la muerte de Dan. "Como Hunter tiene un canal de YouTube", explica la actriz Virginia Gardner, "vi un montón de vídeos en esa plataforma y en Instagram para prepararme el papel de esta influencer aventurera que utiliza el seudónimo 'Danger D'. En el caso de Hunter, las apariencias engañan puesto no es tan cabeza loca como parece".

Para el personaje de Hunter los guionistas también se inspiraron en una persona real: una de las amigas de la mujer de Mann. "Nos basamos un poco en ella, pero todos conocemos a gente así: esos aventureros que siempre andan en busca de algo sin saber exactamente qué necesitan", comenta. "La idea era transmitir que Becky se había recluido, mientras que Hunter había escapado y vivía por libre. Son dos personalidades diametralmente opuestas que a menudo se atraen porque sus dinámicas se complementan. Estas dos amigas se enfrentan a la muerte y al trauma de dos formas muy diferentes".


Una experiencia creada para la gran pantalla
Desde el principio, Mann pensó en Fall como un proyecto cinematográfico, un filme concebido para la gran pantalla, no para las plataformas de streaming. "Quería que fuera una experiencia digna de una sala de cine", recuerda. "La mayoría de mis producciones anteriores han sido películas de serie B y similares que van directas a vídeo. Siempre he sentido que por buenas que fueran, siempre tenían esa limitación, sentía que se me cerraban las puertas de los cines. En esta ocasión quería ir a por todas y probar suerte con una superproducción".

"Para disfrutar al máximo de esta experiencia es necesario verla en una sala de cine", comenta el productor (A 47 metros). "Es brutal. El vértigo es uno de nuestros mayores miedos y esta película se centra en esas alturas".

Dado que la mayor parte de Fall transcurre en una pequeña plataforma circular a más de 600 metros del suelo, el rodaje no ha sido sencillo. En un primer lugar, Mann se planteó utilizar una versión de The Volume, la revolucionaria pantalla LED curva sobre la que se retroproyectan escenarios digitales que se utilizó en la primera temporada de la serie The Mandalorian (Star Wars/Disney+). "Primero pensamos construir un escenario a lo Mandalorian para que al mirar hacia abajo diera la sensación de altura y profundidad, pero nos dimos cuenta de que esa tecnología no nos iba a ofrecer resultados realistas". Y eso sin entrar en temas de presupuesto. "Ese tipo de pantallas son carísimas".

La segunda opción fue dar con una montaña en la que Mann pudiera construir la parte superior de la torre y rodar allí con las actrices, utilizando un fondo real. Por la perspectiva y la altura, al verlo en pantalla daba la sensación de que estaban a cientos de metros sobre el suelo. "Así puedes mirar hacia abajo, pero la tierra firme solo se ve desde determinados ángulos", apunta. "Esta opción es mucho más sensata que rodar al lado de una pendiente".

A pesar de ser más práctica, la localización obligaba a las dos actrices a saber escalar y, por encima de todo, no tener vértigo. Por eso durante el proceso de casting, Mann enseñaba a las actrices un dibujo de la torre, construida en la ladera de una montaña y les decía que iban a rodar in situ. "Nos sirvió para descartar a las actrices que no iban a dar la talla. Les decía que iban a estar rodando a cientos de metros de altura para meter miedo y que se lo tomaran muy en serio. Algunas me decían que podrían hacerlo pero por sus miradas sabía que no era cierto. Lo mejor era ser honestas, como Grace y Ginni, que me dijeron, 'Me parece una idea de olla y suena aterrador, pero quiero intentarlo'".

"Leí el guion y me pareció muy entretenido y emocionante, y también me di cuenta de que necesitaría mucha disciplina", recuerda Currey, que ha trabajado en las películas

¡Shazam! y Annabelle: Creation, además de en la serie Revenge. "Scott me comentó que quería rodar casi todo en la montaña porque quería conseguir un efecto inmersivo para que el público sintiera que estaba allí arriba con nosotras. Estaba tanteándome a ver si me veía capaz, pero como vengo de la danza, este proyecto tan técnico me parecía muy interesante. Hace tiempo me apunté a un rocódromo y me di cuenta de que había muchos paralelismos entre la danza y la escalada. Empecé a contarle todo ese tipo de cosas y me emocioné mucho pensando en cómo sería el proyecto que me proponía".

"Scott dejó bien claro que la película iba a requerir mucho trabajo físico porque se iba a rodar en una torre a casi 20 metros de altura. Le dije que estaba preparada para enfrentarme a ese reto y que no me daban miedo las alturas", comenta Gardner que protagonizó la serie The Runaways y la película de La noche de Halloween (2018). "Además rodamos en plena pandemia, así que la idea de estar haciendo deporte en el exterior después de haber estado confinada tanto tiempo me apetecía mucho. Había ido a rocódromos y trabajé con un entrenador personal para poder lidiar con todos los requisitos físicos del filme".

"Hablamos de Becky y de cómo queríamos evitar que estuviera demasiado desesperanzada", añade. "Ha sufrido un trauma tremendo y siente mucha tristeza. De hecho, el dolor la paraliza y muchas veces dice que no puede escalar, que no puede superar la situación en la que se encuentra, pero le comenté a Scott que no quería que diera la sensación de ser quejica. Quería que el público empatizara con ella y que sintiera compasión porque está pasando por un momento muy difícil".

"Hunter es una rebelde y Becky es más emocional", explica Harris. "Hicimos un montón de pruebas y la química de Ginni y Grace nos gustó muchísimo".

"Afortunadamente, los productores y el equipo financiero también quisieron apostar por las mejores actrices y no las más conocidas", comenta Mann. "Además, en realidad, la verdadera protagonista de la película es la torre".

Debido a la pandemia, todas las pruebas de casting se hicieron por Zoom. "Fue complicado", explica Mann. "Aunque algunas chicas sí se confinaron durante un tiempo para poder hacer la prueba juntas".

"Le comenté a Scott que no me gustan los casting porque me resultan muy poco naturales y no me relajo", recuerda Currey. "Y como muchas de las escenas de Becky son con Hunter, propuso que hiciéramos pruebas con algunas de las candidatas para ver cómo fluía la cosa entre nosotras. Me mandó el nombre de varias actrices, entre ellas Virginia Gardner, y las busqué en Instagram para mandarles un mensaje directo preguntando si querían ensayar antes del casting. Ginni me contestó enseguida y ensayamos un día antes de la prueba. Me cayó fenomenal y pensé que me gustaría mucho que ella fuera Hunter y yo Becky. Luego Scott nos comentó que el hecho de que nos hubiéramos buscado antes de la prueba y hubiéramos ensayado decía mucho de nuestro interés por el proyecto y de nuestro compromiso. Así que mereció la pena prepararnos la prueba".

"Se presentaron muy buenas actrices, pero Grace y Ginni eran muy disciplinadas", recuerda Mann. "Eso sí, tenían dinámicas muy diferentes porque a Ginni le gusta tenerlo todo controlado, mientras que Grace se deja guiar más por los sentimientos, es más del método. Tenían muy buena química y se apoyaron mucho. Parecían amigas antes de empezar, así que normal que hayan congeniado tan bien".

Dan, el marido de Becky, muere al caer al vació en la primera secuencia de la película pero deja una huella importante en todo el filme. El actor encargado de dar vida a este personaje es Mason Gooding, uno de los protagonistas de la última entrega de la saga Scream. "Me encantó su energía", dice Mann. "Esa entrevista también la hicimos por Zoom y la verdad es que cuesta saber si algo va a funcionar. Me pareció muy carismático y sincero. Tenía una vulnerabilidad que me encajaba muy bien con la personalidad de Becky puesto que una chica así no estaría con el típico macho alfa. También quería dar con un actor cuya presencia se percibiera en todo el filme".

"Mason es increíble", añade Harris, productor de la película. "Va a ser una superestrella. Ha sido toda una suerte poder contar con él".

Completa el elenco Jeffrey Dean Morgan, que interpreta al padre de Becky. "Había trabajado con él y Robert De Niro en El golpe del siglo y lo pasamos en grande", recuerda Mann. "Siempre he disfrutado mucho del trabajo de Jeff y nos hicimos amigos. Escribimos el personaje del padre pensando en él, la verdad. Si necesitas a un actor que pueda interpretar al padre más cariñoso y empático que te puedas imaginar, llamas a Jeffrey Dean Morgan. Afortunadamente, accedió encantado".

Con el reparto cerrado, Mann puso en marcha los ensayos con las dos protagonistas. Prepararon los movimientos a conciencia a ras del suelo, a sabiendas de que serían mucho más complejos cuando estuvieran en lo alto de la torre. Como ya hiciera para escribir el guion con Frank, Mann construyó una plataforma en su jardín pero cambiando el cartón por madera para que Currey y Gardner fueran acostumbrándose a su futuro escenario. "Pasamos un par de días ensayando los movimientos para memorizarlos y que todo fuera como la seda cuando empezásemos a rodar".

"Trabajamos con una plataforma y un poste, que estaban sujetos con cajas y contendores, para hacernos a la idea de cómo podrían dormir dos personas en un espacio tan pequeño", recuerda Currey. "Probamos diferentes posturas en la plataforma, para que fuera creíble que había espacio suficiente para nuestros cuerpos. Si tuviéramos que pasarnos horas allí sentadas, ¿cómo nos sentaríamos? También preparamos algunas escenas específicas, como cuando Becky descubre que Hunter estaba liada con su marido, porque Scott quería que tuviéramos la conversación de espaldas. Por otra parte, había que coreografiar las escenas de acción porque luego el rodaje sería en altura y Scott no estaría a mano. Menos mal que lo hicimos así porque hubiera sido muy complicado intentar organizar esas escenas con todas las complicaciones físicas de la localización. Al tenerlas ya coreografiadas ahorramos mucho tiempo al rodar".

Mann se puso en contacto con el equipo de diseño que había construido la torre californiana que les había servido de inspiración al escribir el guion y les pidió que construyeran los primeros 4,5 metros en el desierto en un lugar llamado Rocky Buttes, cerca de Palmade en las afueras de Los Ángeles. "Construyeron una sección de la torre que era totalmente segura pero el departamento de arte se encargó de que pareciera oxidada y vieja. La utilizamos para que subieran las chicas y, de hecho, llegado a cierto punto nos acabó sirviendo también para el CGI", recuerda Mann.

La siguiente prueba fue dar con una cima en la que pudieran rodar las escenas en la parte superior de la torre y que estuviera cerca de Los Ángeles porque el rodaje se llevó a cabo en plena pandemia y, con las cambiantes normativas, no quedaba claro si el reparto y el equipo técnico podrían alojarse en hoteles. "Cogí el monovolumen de mi mujer y conduje por el desierto, visitando lugares extrañísimos que veía en Google Maps para intentar dar con una montaña y un entorno que encajaran con el guion", comenta. "Al rodar en exterior, hay que pensar dónde está el sol porque eso afecta a la fotografía. Bueno, afecta a todo. Por otro lado, ¿cómo se hace para subir una montaña con una cámara con grúa?".

Tras varias semanas de visitas, Mann encontró lo que buscaba en Shadow Mountain, cerca de Victorville. "Está en medio de la nada", explica. "Pero es perfecto porque cuando estás en la cima de esa montaña y miras al horizonte para rodar, la vista es espectacular".


A merced de la naturaleza
Después de dar con la localización, el diseñador de producción Scott Daniel (Km 666: Desvío al infierno) construyó dos torres cada una de una altura. La más alta medía 18,2 metros, sin incluir la sección final con el piloto rojo, y otra plataforma de 1,5 metros para los primeros planos. "Fue todo un reto de ingeniería porque no solo había que pensar en la altura, sino en que se pudiéramos subir nosotros mismos y construirlo para que fuera seguro", explica Mann sobre la torre principal. "También tuvimos que tener en cuenta que la grúa solo puede subir unos 20 o 25 metros, con lo que si nos pasábamos con la altura de la torre, no podríamos rodar en picado ni girar alrededor. De ahí que nos decantáramos por construirla un poco más baja".

Aun así, la torre era bien alta. "Hay que cuidar mucho la seguridad en los rodajes, claro, y daba bastante miedo escalar la torre", dice Mann. "La primera vez que fui con Ginni y Grace, yo subí primero porque quería implicarme tanto como ellas. Recuerdo que subí las escaleras hasta la cima. Es bastante complicado porque hay una cresta y para superarla tienes que confiar en que si te caes estás atado a una cuerda y que no te va a pasar nada. Recuerdo que cuando llegué arriba la mente me jugó una mala pasada porque de repente pensé que estaba a más de 600 metros de altura, pero luego me calmé y asimilé que había gente abajo, que estaba a 18 metros. Pero cuando Grace llegó a la cima se echó a llorar. Creo que fue de alivio. Además el viento azota tanto que da la sensación de que estás más arriba y la plataforma se mueve mucho. Fueron muy valientes. Después las cosas fueron más sencillas".

"La primera vez que subimos a la torre, Scott iba de avanzadilla. La verdad es que fue así durante todo el rodaje: nos acompañaba para que viéramos que estaba tan comprometido como nosotras. Y eso dice mucho del tipo de director que es", recuerda Currey. "Fue un alivio llegar a la cima, la verdad. Me impactó mucho ver lo alto que estábamos, notábamos las ráfagas de viento y la panorámica era impresionante. Me emocioné al verme allí, rodeada de naturaleza en estado puro, y se me saltaron las lágrimas".

"Recuerdo que la primera ascensión fue muy difícil y que tardamos mucho en hacerla", dice Gardner. "Pero cuanto más la repetíamos, mejor nos salía, aunque teníamos las manos llenas de ampollas de los ascensos. La primera vez que la hicimos, Scott iba delante de nosotras para darnos confianza. La puesta de sol fue espectacular. Me emocioné mucho y sentí un subidón de adrenalina, que me imaginé que sería como se sentiría Hunter al coronar la cima".

Ambas actrices llevaban arneses enganchados a una cuerda de seguridad que subía desde el suelo por el centro de la columna y salía por el poste de la cima antes de volver a bajar. "El hecho de que las protagonistas llevaran arneses nos daba seguridad", se ríe Mann. "Creo que les dije que no se quitaran los arneses hasta no sé qué página del guion. Así estaban seguras, independientemente de que estuvieran de pie, quietas o moviéndose. Dicho lo cual, saber que estás poniendo tu vida en manos de un cablecito da un poco de angustia".

Otra ventaja fue contar con el equipo de especialistas responsables de la escena de la torre de Tom Cruise en Misión imposible: Protocolo fantasma. "La coordinadora de efectos especiales Ingrid Kleinig nos dijo que conocía a los mejores técnicos del sector. Como estábamos en plena pandemia, estaban disponibles y se sumaron al proyecto. Se encargaron de colocarlo todo: cada persona tenía una persona responsable de su seguridad. La mayor parte de los efectos especiales de la película están relacionados con los cables de seguridad", comenta Mann, que calcula que para Fall se realizaron unos mil efectos visuales para eliminar los cables de seguridad y borrar las montañas de algunos planos en picado que rodaron en el desierto de Palmdale.

"La primera vez que subimos a la escalera, tuvimos que acostumbrarnos a los arneses y los cables", cuenta Currey. "Para mí lo más importante era entender cómo funcionaba porque al sentirme segura podía confiar en los cables y lanzarme en las escenas de acción. Nos pusimos los arneses y notamos cómo los cables soportaban nuestro peso, eran nuestra red de seguridad. La confianza fue clave para realizar nosotras mismas las escenas de acción. Si no hubiéramos confiado en el equipo no creo que hubiéramos sido tan valientes".

Si bien Currey y Gardner contaban con dobles para las escenas más complicadas (Alice Rietveld y Alice Ford, respectivamente), las actrices realizaron muchas de las escenas ellas mismas. Por ejemplo, se descolgaron de la plataforma para hacerse un selfie sujetándose solo con una mano. "Son unas valientes porque eso lo hicieron ellas de verdad", comenta Mann. "En realidad, cuanto más se ven las caras de las protagonistas, más se mete el público en la película porque los espectadores se dan cuenta de cuándo se utiliza un doble. Lo notan porque el encuadre de las escenas cambia".

"Uno de mis planos favoritos es cuando Grace está colgada de la escalera, la escalera se suelta y ella cae al vacío. Esa escena la rodó Grace, caída incluida. En un principio, íbamos a empezar con ella pero luego la doble iba a hacer la caída y meteríamos la cara de Grace por ordenador. Pero al final la actriz nos dijo que quería hacerlo ella. Hemos contado con unas dobles increíbles y desde luego han hecho un trabajo magnífico, pero la verdad es que las chicas se metieron de lleno en el papel y se sentían tan seguras que se lanzaron a hacer las escenas ellas mismas. La secuencia en la que Hunter va bajando para ver si su teléfono se conecta a la red la rodó Ginni. Aguanté el plano todo lo que pude porque Ginni casi se resbala. Hay que tener muchas agallas para hacer ese tipo de cosas. Las actrices lo han dado todo en esta película tan exigente".

"Las escenas especiales han sido muy divertidas", comenta Currey. "Requerían mucha preparación física y me ha encantado hacerlas. Estábamos poniendo a prueba nuestra condición física y mental cada día. Estoy muy orgullosa de haberlo dado todo y haber vivido una experiencia tan extrema. A veces Ginni y yo nos miramos en plan, '¿En serio hicimos eso?'. Menuda locura. El equipo nos dio el tiempo que necesitábamos para entender las escenas, ensayarlas y prepararlas a conciencia. Gracias a todo ese esfuerzo conjunto, confiábamos plenamente en los técnicos, en la coordinadora de escenas y demás. Sentía que podía hablar con ellos si no me sentía segura o si algo me daba miedo porque le darían una vuelta para que me sintiera a gusto y entendiera lo que tenía que hacer para cada escena".

"Las escenas de escalada han sido complicadas pero muy divertidas, sobre todo porque las hacíamos in situ y no delante de una pantalla verde", comenta Gardner. "Le ha dado un toque de realidad al proyecto y para nosotras como actrices ha sido más fácil porque podíamos interactuar con el entorno. Lo normal no es hacer tú misma las escenas especiales ni sentir la adrenalina al caer desde esa altura o descolgarte con una mano. Eso no lo voy a olvidar en la vida. Rodar esas escenas, con el viento golpeándote la cara, el sol a mi espalda y la tierra a tantísimos metros por debajo de ti te hace meterte de lleno en el papel. Esa escalera es otra protagonista más y para rodar la subíamos y bajábamos un montón de veces. Rodábamos esas escenas en varios días, pero creo que la sensación de agotamiento físico nos ayudó con la interpretación".

Currey y Gardner pasaron mucho tiempo atrapadas en lo alto de un poste de 18 metros e incluso tuvieron que encontrar la forma de tomarse descansos allí arriba. "Teníamos que programar las paradas para ir al baño porque dependía del tamaño de nuestras vejigas", recuerda Mann. "Era complicado subir y bajar, sobre todo sin escalera. Había que poner una grúa para bajar, así que intentábamos rodar lo máximo mientras estaban allí. Ha sido un proceso extraño, nada que ver con los rodajes habituales".

Por si eso fuera poco, Mann tenía que usar un megáfono para comunicarse con las actrices cuando estaban en lo alto de la plataforma. "Me vi forzado a usarlo porque hacía demasiado viento para utilizar walkies o radios", explica. "Y ellas podían hablarme a través de sus micros".

"Fue muy gracioso que Scott tuviera que usar un megáfono para darnos las indicaciones porque estábamos a 18 metros del suelo", se ríe Gardner. "Tenía las cosas muy claras y a menudo ponía bandas sonoras de películas de acción en un altavoz mientras escalábamos para ambientarnos. Si teníamos que estar mucho rato arriba, nos subían agua y protector solar con una polea". No obstante, cuando quería hablar con algo más intimidad, Mann se subía a una carretilla elevadora para llegar hasta la plataforma. "Me ponía al lado de las actrices para hablar con ellas cara a cara, para que fuera un poco más normal. Pero ha sido un rodaje muy extremo, con temperaturas altísimas y unas condiciones muy exigentes".

El encargado de darle a Fall un estilo visual lo más cinematográfico posible ha sido el director de fotografía español MacGregor (Vivarium). "Ha sido increíble trabajar con él. También es director, tiene muchísimo talento y es un friki de la tecnología, como yo", dice Mann. "Me dijo que su regla de oro para conseguir una excelente calidad técnica estaba en rodar in situ. Si das con la localización correcta, tienes en cuenta la posición del sol y demás elementos naturales, no necesitas nada más para conseguir una imagen realista. Es una regla muy sencilla. Había que rodar en el desierto a determinadas horas para conseguir imágenes espectaculares. La película ha costado menos de tres millones de dólares, así que ha sido una producción de bajo presupuesto a pesar de la historia y la acción. Parece que hemos contado con un presupuesto mucho mayor porque filmamos de acuerdo con su regla: hemos rodado siempre en exteriores".

El primer día de rodaje la meteorología no acompañaba. "Ese primer día fue un desastre", recuerda Mann. "Se levantó muchísimo viento, mucho más que cualquier otro día. Llegó un momento en el que soplaba a 80 km/h y no podíamos estar cerca de la torre porque había peligro de que se desmoronase. Tuvimos que detener el rodaje y trasladar a todo el mundo a un lugar seguro y alejarnos de la montaña porque realmente creíamos que podía caerse la torre. Había una caseta de radio antigua en lo alto de la montaña, así que llevamos a todo el mundo allí y aguantamos a que pasase la tormenta de arena. Fue horrible, como estar en medio de Dune. Encima salió volando la torre baja que habíamos construido para los primeros planos".

"También tuvimos una infestación de hormigas voladoras, de avispas, lluvia, truenos, relámpagos, tormentas de aire... Nos pasó de todo", recuerda Currey. "Cuando estás en plena naturaleza, la naturaleza marca los tiempos. Es decir, teníamos que tener mucho cuidado porque había ráfagas de viento muy extremas en la torre. Cuando superaban cierta velocidad teníamos que bajar porque era demasiado peligroso. Tuvimos que detener el rodaje un par de veces. Al principio nos estresábamos bastante, pero acabamos dejándonos llevar. Me sentía un poco como Indiana Jones, cada día era una nueva aventura. Había mucho polvo, suciedad. Me hice un selfie para mandárselo a mi marido el primer día y estaba limpia y animada y a los 30 minutos le mandé otro... ahí ya estaba toda despeinada por el viento y ya no estaba tan animada".

"Fue muy loco", comenta Harris, uno de los productores. "Creo que el nuestro fue el primer rodaje de la pandemia y teníamos que seguir un montón de protocolos sanitarios además de enfrentarnos a las plagas bíblicas que nos lanzaba la naturaleza. Pero Capstone, que financia la película, apostó por nosotros y nos animó a seguir adelante".

Las siguientes cuatro semanas de rodaje fueron igual de complicadas, y pusieron a prueba al reparto y al equipo técnico día tras día. "Nos enfrentábamos a muchos retos físicos, pero al menos no tuvimos ningún caso de COVID", dice Mann. "Eso sí, pasamos por cinco huracanes. Hubo un incendio que nos complicó las tomas. Varias tormentas eléctricas y rayos, con todo lo que es implica cuando ruedas una película en la que las protagonistas están al lado de un poste de metal altísimo en la cima de una montaña".

La producción también tuvo que hacer frente a varias plagas de insectos, como langostas y abejas. "Después de una tormenta, la torre se llenó de langostas y salieron todas cuando empezamos a rodar", recuerda Mann. "Teníamos un problema de este tipo día sí y día también, pero el rodaje no se paraba porque no teníamos otra opción que seguir adelante".

"Al principio nos enfrentamos a bastantes problemas", apunta Gardner. "Tuvimos una infestación de langostas y Scott tuvo que usar una especie de aspiradora para quitar todos los bichos. Luego una infestación de abejas, que me picaron dos veces entre las tomas. Por si eso fuera poco, una tormenta casi se carga el trabajo del equipo de arte. Pero nos lo tomamos muy bien, básicamente nos dejábamos llevar porque a la naturaleza no se le puede llevar la contraria".

De hecho, Mann opina que los retos climatológicos beneficiaron el filme. "Cambiaron la imagen de la película", cuenta. "Al principio pensé que era un desastre, porque todo iba a quedar diferente. Pero ahora me alegro. Además, disfruté cuando teníamos que superar una complicación inesperada, como cuando se levantaba viento y las chicas estaban en la cima porque le daba realidad a la escena. Como dicen, le daba más calidad técnica y añadía valor a la producción".

Currey y Gardner a menudo se movían en el mismo coche. "El viaje eran unos 45 minutos para llegar y lo mismo por la noche para volver. Fuimos un poco como un matrimonio durante el rodaje", comenta la primera. "Al principio nos pasaron cosas tan locas que le dije que había muchas cosas de las que podría quejarme, pero que iba a intentar no hacerlo porque no quería transmitir esas sensaciones al resto del equipo. Y me miró y me dijo que se sentía igual. Creamos un vínculo muy estrecho, con una mirada nos dábamos los ánimos que necesitábamos para superar cada situación. Y cuando veía a Ginni hacer sus escenas, me motivaba para clavar las mías también. Nos hemos animado mucho, no podría haberlo hecho sin ella. Muchas veces le dije que no me imaginaba haber pasado por esto con ninguna otra persona".

"Estar atrapadas en una torre a 18 metros del suelo hace que cojas confianza, la verdad", se ríe Gardner. "Pero no me imagino haber estado allí con nadie más".

Aunque rodar en la cima de la montaña en plena naturaleza fue todo un reto, durante la última semana de rodaje se filmaron las primeras escenas de la película, las que transcurren antes de que escalen la torre, y fueron de las más complicadas por los protocolos de la pandemia. "Rodamos las escenas de la torre y la montaña de una tacada y, a pesar de los desastres naturales, todo fue bien", recuerda Mann. "Pero después tuvimos que enfrentarnos a un montón de escollos porque el sector estaba poniéndose otra vez en marcha y teníamos que lidiar con situaciones especiales porque Jeff estaba terminando una película justo antes de empezar The Walking Dead y Grace tenía otra película después, así que tuvimos que ajustar los tiempos durante esa semana adicional".

Como Morgan estaba rodando The Walking Dead (AMC) en Carolina del Norte, decidieron que Mann y Currey volarían hasta allí con un equipo reducido de arte para construir el bar, rodar la escena con Becky y su padre y luego volver a Los Ángeles. Pero el día que aterrizó en Carolina del Norte, el director recibió un mensaje de la actriz diciendo que había dado positivo y no podía viajar. Para aprovechar el viaje, rodaron las escenas de Morgan con una doble para darle la réplica y luego, cuatro meses más tarde, volvieron a crear el set en Los Ángeles y rodaron con Currey y un doble para las frases de Morgan.

"No llegaron a coincidir", se ríe Mann. "Rodamos la conversación y la réplica con un intérprete en cada punta del país. Así es la magia del cine".