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  Indiana Jones y el Dial del Destino  (Indiana Jones and the Dial of Destiny)
  Dirigida por James Mangold
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A Harrison Ford le acompañan Phoebe Waller-Bridge ("Fleabag"), Antonio Banderas ("Dolor y gloria"), John Rhys-Davies (En busca del arca perdida), Shaunette Renee Wilson ("Black Panther"), Thomas Kretschmann ("El submarino [Das Boot]"), Toby Jones ("El topo"), Boyd Holbrook ("Logan"), Oliver Richters ("Viuda Negra"), Ethann Isidore ("Mortal") y Mads Mikkelsen ("Otra ronda”).

Dirigida por James Mangold ("Le Mans '66", "Logan"), la película está escrita por Jez Butterworth & John-Henry Butterworth y David Koepp y Mangold, basada en personajes creados por George Lucas y Philip Kaufman. Kathleen Kennedy, Frank Marshall y Simon Emanuel son los productores de la película, con Steven Spielberg y George Lucas como productores ejecutivos.

John Williams ha compuesto la música como lleva haciendo desde En busca del arca perdida en 1981. Entre los colaboradores del realizador figuran el director de fotografía Phedon Papamichael (“Le Mans '66”); el diseñador de producción Adam Stockhausen (“West Side Story”); los montadores de cine Michael McCusker, Andrew Buckland y Dirk Westervelt (“Le Mans '66”); la diseñadora de vestuario Joanna Johnston (“Lincoln”); el supervisor de efectos visuales Andrew Whitehurst ("Ex Machina”); y la productora de efectos visuales Kathy Siegel.


SI LA AVENTURA TIENE UN NOMBRE... SERÍA ÉL DE INDIANA JONES
No hay duda de que Indiana Jones sigue siendo uno de los personajes más queridos de la historia del cine: el American Film Institute clasificó al aventurero como el segundo mayor héroe cinematográfico de todos los tiempos; solo Gregory Peck como Atticus Finch en "Matar a un ruiseñor" podría superarlo. Sin embargo, es difícil imaginar que Indy hubiera permanecido en las mentes y los corazones del público si Harrison Ford no hubiese encarnado al héroe con el desgastado sombrero marrón.

En cuanto Indy apareció en las pantallas por primera vez en el hito de 1981 de Steven Spielberg En busca del arca perdida, se produjo un matrimonio perfecto entre personaje y estrella. Con esa masculinidad un poco tosca, Ford resultaba irresistiblemente carismático pero también profunda y entrañablemente encantador. Esbozaba una sonrisa de complicidad en los momentos justos y escapaba de catástrofes aparentemente imposibles gracias a una mezcla de ingenio, inventiva y a veces... por pura suerte.

De todos los personajes inolvidables que ha interpretado, Harrison Ford siempre ha sentido una afinidad especial con Indiana Jones. De hecho, el actor preguntaba periódicamente a los productores Kathleen Kennedy y Frank Marshall sobre la posibilidad de retomar el papel por última vez. “Harrison ama a este personaje tanto como el público y no quería que terminara”, dice Kennedy. “Siempre estaba preguntando: '¿Es que no hay otra historia?’”
Para encontrar la respuesta, Kennedy, Ford y Spielberg recurrieron a James Mangold, el magistral narrador responsable de películas como "En la cuerda floja", "Logan" y "Le Mans '66”, que han sido grandes éxitos de crítica y público. Mangold, que ha sido nominado en dos ocasiones al Premio de la Academia®, tenía una amplia experiencia a la hora de contar historias cargadas de emoción sobre personajes históricos, de Johnny Cash a Carroll Shelby, y era igualmente hábil en relatos dramáticos sobre personajes que son auténticos outsiders. Sus películas, que suelen centrarse en protagonistas cautivadores y conflictivos, están magníficamente estructuradas además de ser muy estimulantes y entretenidas.

“Creo que todos los que hemos hecho esta película sabíamos hace mucho tiempo que Jim es un realizador excepcional”, dice Kennedy. “También es uno de esos escasos directores que ha estudiado en profundidad el cine. Es un erudito cuando se trata de hablar de cine. Cuando surgió el nombre de Jim, Harrison ya estaba de acuerdo al 100%. Y eso era muy importante para mí, para Steven y para Frank”.

Harrison Ford ya estaba familiarizado personalmente con Mangold y afirma que la obra del guionista y director demostraba que era la persona adecuada para tomar el relevo de Spielberg en la última aventura de Indiana Jones. “Admiro muchos aspectos del estilo cinematográfico de Jim Mangold”, dice Ford. “Pero como narrador, tiene una percepción particular que es fruto de su propia experiencia. Su ambición coincide con la ambición que hemos demostrado a lo largo de esta serie de películas, es decir, crear entretenimiento a gran escala con un humor irónico y una faceta emocional que engancha a la audiencia”.

Spielberg afirma: “Es un director que comparte mi sensibilidad sobre el montaje, el ritmo, el desarrollo de personajes y la forma de equilibrar las escenas. Pensé que si hacía otra película de Indiana Jones, James Mangold debería dirigirla”.

Marshall está de acuerdo: “Jim conoce perfectamente al personaje de Indiana Jones y la serie y también lo que hace que funcione tan maravillosamente bien. Basándonos en su trabajo anterior y las películas que había hecho, estábamos totalmente seguros de que era la persona adecuada para esta tarea”.

Para Mangold, la experiencia de ver En busca del arca perdida a los 17 años en el Orange County Mall en el estado de Nueva York el día del estreno, el 12 de junio de 1981, es algo que no olvidará jamás. Me fascinó el espíritu jovial de la aventura clásica que tomaba prestados estilos y técnicas de las primeras décadas del arte cinematográfico. Era una mezcla a partes iguales de persecuciones, momentos de suspense, puñetazos, romance e ingenio, con una sensibilidad moderna totalmente original.

Sin embargo, el amor y el respeto incondicionales que sentía Mangold por lo que Spielberg había creado le hizo dudar en un primer momento. Solo accedió a ponerse detrás de la cámara cuando supo que tendría tiempo para crear una aventura convincente digna de la serie de Indiana Jones: En busca del arca perdida (1981), Indiana Jones y el templo maldito (1984), Indiana Jones y la última cruzada (1989) e Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008), todas dirigidas por Spielberg.

Cuando se puso a trabajar en un guion, se reunió con los guionistas de "Le Mans '66", Jez y John-Henry Butterworth, el aclamado dúo cuya filmografía también incluye “Caza a la espía (Fair Game)", "I Feel Good: La historia de James Brown" y "Al filo del mañana". Para llevar a cabo el concepto de la historia, comprendieron que era de vital importancia preservar todas las cualidades que habían hecho de Indy un personaje de referencia para generaciones de espectadores.

“Indiana Jones es un personaje que siempre nos sorprende”, dice Mangold. “Puede ser egoísta, puede ser empático, puede ser valiente y también puede ser un cobarde. Y Harrison sabe fusionar todos esos elementos contradictorios. Indiana Jones no es un héroe griego en el Monte Olimpo, es un personaje muy humano. Creo que todas sus excentricidades, ansiedades, neurosis y debilidades forman parte de su atractivo. Pero tiene un superpoder, y es que tiene una suerte increíble”.

Aunque querían rendir homenaje al personaje, también les pareció importante ofrecer al público algo emocionante y nuevo. Además, querían mostrar la edad del personaje, dado que Ford cumplió 79 años durante el rodaje. Así que ambientaron la película a finales de los años 60, una época en la que un héroe aventurero de la Gran Generación inspirado en las series de películas clásicas de los años 1930 y 1940 hubiera parecido una reliquia.

“El desafío al que te enfrentas es que estás retomando un género sin cambiar de reparto”, dice Jez Butterworth. “Cuentas con el mismo actor que estaba interpretando al personaje a los treinta y tantos años y que ahora lo hace cerca de los ochenta. Creo que lo que en principio parecía un inconveniente era en realidad una ventaja. Tenías que explotar la idea de que lo que sucede al final de las historias de las personas puede ser tan fascinante como lo que sucede al principio de esas mismas historias. Así fue como que la historia empezó a parecer auténtica y creíble. Si aceptas la oportunidad, se abren todo tipo de puertas para contar historias”.

A Ford le gustó este enfoque y le pareció que coincidía con su comprensión innata del personaje. “No hemos evitado el hecho de que Indy haya envejecido 40 años durante el período que hemos estado contando su historia. Eso lo hemos asumido”, dice Ford. “Nos hemos enfrentado a los desafíos a los que él se enfrentó y hemos aportado humanidad y calidez a la historia. Concebir el contexto en el que se desarrolla la historia ha sido un ejercicio extraordinario de imaginación. Muy audaz. Muy emocionante. Muy valiente”.

Cuando empieza la película, Indiana Jones está llegando al final. Mientras se prepara para retirarse de la docencia, pasa las noches solo en un modesto apartamento de Nueva York. “El Indiana Jones que conocemos en 1969 es el resultado de las experiencias que hemos vivido con él a lo largo del resto de las películas”, explica Ford. “Esto es lo que sucede cuando eres un arqueólogo y profesor arruinado. Estás frustrado con tu carrera y es tu último día en el trabajo antes de jubilarte y puede que de vez en cuando te tomes una copa a media mañana. Está desanimado, dolido, tiene una actitud cínica, pero unas circunstancias inesperadas le llevan a vivir una gran aventura en la que hay tanto redención como renacimiento”.

Mangold lo explica: "Quería que al principio, el personaje de Harrison estuviera lo más lejos posible de Indy para que la audiencia sintiera la euforia cuando las circunstancias lo obligan a volver a ponerse su sombrero. 1969 es una época en la que todo el mundo ha dejado de creer en héroes como Indiana Jones. En muchos sentidos, la aventura que hemos inventado es un ajuste de cuentas entre un héroe de la vieja escuela y un mundo moderno ambivalente y cada vez más cínico”.

El codiciado artefacto que impulsa la narrativa, el Dial de Arquímedes, se inspiró en un artefacto real, el mecanismo de Anticitera. Se trata de un dispositivo mecánico que supuestamente se utilizó en la antigua Grecia para calcular y mostrar información sobre fenómenos astronómicos. Se ha descrito como el ejemplo más antiguo de un ordenador analógico.

“Cuando supe que la película era sobre el tiempo, sobre las oportunidades perdidas, las decisiones que se han tomado y los errores irrevocables, la pregunta pasó a ser: ¿Qué sería lo único que me permitiría fijar el tiempo?", explica Mangold. “Según la investigación que encontré sobre Anticitera, que supuestamente es un invento de Arquímedes, se trataba de una especie de brújula del tiempo”.

Los guionistas se tomaron la libertad de invertir su versión del mecanismo del Anticitera con un poco de magia añadida para convertirlo en el MacGuffin perfecto para la historia. “El Dial de Arquímedes es un concepto extraordinario y audaz”, dice Ford. “Creo que fue una decisión magnífica. Los objetos que hemos utilizado en el resto de las películas siempre tenían un aspecto religioso: las piedras de Sankara, el Santo Grial, el Arca de la Alianza. Pero esta vez se trataba de jugar con la naturaleza de la ciencia”.

Decidido a recuperar el objeto, Indy deja atrás Nueva York para recuperar el Dial, pero no es el único que persigue a Helena. El antiguo némesis de Indy, Jürgen Voller, también la persigue, con la esperanza de hacerse con el Dial. “En las películas de Indy, los mejores villanos son nazis”, dice John-Henry Butterworth. “Si escribes una lista de deseos de lo que quieres ver en una película de Indy, seguro que Indy sale peleando con los nazis y ganándoles. Intentar encajar todo eso en el marco temporal en el que queríamos que se desarrollara la historia principal era como una pista en un crucigrama”.

Con ese fin, los realizadores crearon un prólogo repleto de acción ambientado en 1944 en el que un Indy más joven lucha contra los enemigos nazis. “En este caso, hacer una secuencia muy elaborada con Indiana en su mejor momento y luchando contra los nazis iba a ser algo así como un milagro”, dice Mangold sobre la idea de los guionistas. Permitiría al público recordar algo que puede que no hayan visto desde hace algún tiempo. Quería tener la oportunidad de hacer una película con un Harrison joven. Así que escribimos una secuencia, una especie de aventura elaborada que inaugura la película”.

A medida que Indiana Jones y el Dial del Destino iba tomando forma, Mangold consultaba con frecuencia al productor ejecutivo Spielberg, que estaba trabajando en tareas de dirección, incluido el drama familiar intensamente personal de 2022, "Los Fabelman”. Junto a los productores Kennedy, Marshall y Simon Emanuel ("Rogue One: Una historia de Star Wars”, “Han Solo: Una historia de Star Wars") y el también productor ejecutivo George Lucas, Spielberg compartió con Mangold ideas creativas para la aventura. Mangold agradeció su aportación en todos los aspectos de la producción.

“Su instinto y su ojo para la historia y la puesta en escena son increíbles”, dice Mangold sobre Spielberg y añade: “Steven me insistía todos los días en la importancia del ritmo de la película y eso me gustó mucho. Efectivamente, hacer una película de Indiana Jones es como hacer un tráiler de largometraje. La película solo puede detenerse durante un tiempo porque toda la película es casi como un tráiler del que no puedes despegar la vista pero que dura dos horas. Y nunca olvidé ese simple aforismo, esa idea tan simple”.


EL REPARTO ‘DEL DESTINO’
Desde el principio, no hubo ninguna duda de que Ford retomaría el papel de Indiana Jones. Ese hecho permitió a los realizadores reunir a un grupo de actores secundarios de gran talento a la altura de la profesionalidad y la habilidad del actor que serían excelentes compañeros de escena para el premiado actor.

“Harrison siempre ha tenido un carisma único", dice Kennedy, que, junto con Marshall, ha producido todas las entregas de la franquicia de Indiana Jones. “No hay nadie como él. Todo lo que hace forma parte de lo que es. Hay muy poco artificio en lo que hace. Es evidente que está actuando, pero, como él mismo diría, está jugando. Está fingiendo. Está haciendo algo que creo que ya hacía mucho antes de convertirse en actor. Eso siempre ha sido la característica principal de sus interpretaciones y por eso resulta fácil identificarse con él”.

El papel fundamental de Helena Shaw fue para Phoebe Waller-Bridge, la guionista y actriz tres veces ganadora del premio Emmy®, famosa por su aclamada comedia "Fleabag”. El personaje exigía a alguien que pudiera dar la réplica de forma creíble a Indy y Waller-Bridge, cuyos créditos también incluyen un papel memorable como el droide activista L3-37 en “Han Solo: Una historia de Star Wars” y que encajaba perfectamente con el papel.

Inteligente, encantadora pero peligrosamente impredecible, Helena lleva años sin ver a su padrino. “Es ferozmente independiente, sabe lo que necesita para sobrevivir y va a por ello", dice Waller-Bridge. “Pero a pesar de eso es muy ingeniosa y divertida”.

Mangold compara a Waller-Bridge con grandes estrellas de la Edad de Oro de Hollywood como Katharine Hepburn y Barbara Stanwyck. “Creo que su talento es ilimitado”, dice el director. “Sabes que detrás de esos ojos hay un reloj suizo muy inteligente que está funcionando y es mejor que tengas cuidado. Es aguda y rápida. Es perfecta porque Harrison tiene la oportunidad de competir con alguien que tiene todas esas habilidades. Cuando haces películas, siempre esperas que se produzca química entre tus actores, una especie de música. Y Harrison y Phoebe mostraron una dinámica fantástica trabajando juntos”.

Waller-Bridge dice al referirse a Ford: “Es uno de los seres humanos más vibrantes que he conocido. Es increíblemente inteligente y tremendamente divertido. Sus decisiones a la hora de actuar son excepcionales y aporta una energía desbordante al set. Además es increíblemente generoso, amable y encantador. Cuando está cerca, todo el mundo tiene una sonrisa en la cara”. Ford añade: “Phoebe aporta al papel su extraordinario talento cómico así como calidez y humanidad. Es una actriz increíble”.

Para el papel de Jürgen Voller, los realizadores eligieron al veterano actor danés Mads Mikkelsen. Mikkelsen es muy conocido por su trabajo en éxitos de taquilla como "Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore", "Rogue One: Una historia de Star Wars”, “Dr. Strange (Doctor Extraño)” y “Casino Royale”, además de la serie de televisión “Hannibal”. También ha realizado interpretaciones memorables en dramas como “Otra ronda”, ganadora del Oscar®, donde el actor interpretaba a un profesor de instituto en las garras del alcoholismo. Para Mangold, Mikkelsen es "un actor extremadamente potente y tenaz que se comprometió con el papel al 100%”.

Aunque está claro que es el malo de la película, ni Mangold ni Mikkelsen querían que Voller fuera una especie de caricatura. “Quisimos evitar el cliché del alemán o el nazi con acento exagerado y muy loco”, explica Mikkelsen. “Queríamos que fuera un hombre que se integrara una vez que se mudó a Estados Unidos porque por encima de todo es un científico. Voller es un pragmático. Es un personaje comedido. Un hombre con el que te cruzarías por la calle”. Ford observa: “Mads es un actor por el que siento una gran admiración, tanto por su energía como por su entrega”.

Boyd Holbrook fue elegido para el papel de Kabler, el lacayo neonazi de Voller. Ya había trabajado con Mangold en "Logan" y ha aparecido en películas como "Depredador" y "Perdida" y en series de televisión como "Sandman". “El Fugitivo”, y “Narcos”. “Se convierte en el perro faldero de Voller, pero también es un poco oportunista y quiere hacerse un hueco en esa gran empresa que Voller está poniendo en marcha”, dice Holbrook. “Klaber está ahí para servir a esos propósitos”.

Pero Indy también tiene algunos aliados clave de su lado. Mangold observa: “En cierto sentido, lo que todos esperamos de una película de Indiana Jones es que tenga una colección de personajes que se precipitan sobre nosotros mientras viajan por el mundo”.

El prestigioso actor español Antonio Banderas, nominado al Premio de la Academia® en 2020 por su papel en “Dolor y gloria” de Pedro Almodóvar, interpreta a Renaldo, un marinero amigo de Indy a quien recurre cuando necesita los servicios de un buzo experto en Grecia. “Renaldo es ahora pescador, pero probablemente fue un guerrillero que luchó por la libertad, puede que en la Guerra Civil española o más tarde en la Segunda Guerra Mundial”, dice Banderas. “Renaldo es un hombre valiente. Está un poco chiflado pero en el buen sentido. Y es un amigo leal de Indy. Creo que en este momento particular de la historia, es lo que Indy necesita”.
John Rhys-Davies (la trilogía de "El señor de los anillos") retomó el papel característico de Sallah, el compañero de siempre de Indy, el excavador leal y afable que vemos en En busca del arca perdida e Indiana Jones y la última cruzada. Cuando lo encontramos en El Dial del Destino se ha forjado una vida en Estados Unidos trabajando como taxista en Nueva York.

A Rhys-Davies, tan entrañable y reflexivo como su personaje, le encantó que Sallah volviera a correr aventuras con Indy. “Es maravilloso volver a estar en la órbita de este gran sol”, dice el actor y añade: “Indiana Jones no solo cambió mi vida, en realidad cambió la naturaleza del cine”. Mangold opina sobre Rhys-Davies: “Es un actor con una presencia increíble, pero también tiene una risa preciosa y ese sentido tan bonito de la ligereza. Y es un magnífico complemento para Harrison”.

Helena tiene su propio colaborador útil en Teddy, que interpreta el actor francés de 16 años Ethann Isidore en su debut cinematográfico. Isidore, que tenía 14 años durante el rodaje, describe a su personaje como “ingenioso y guay. Además sabe cómo actuar y cómo estar en cada situación. Cree que es un adulto y que es el mejor chaval del mundo y no le falta razón. Al principio no le gusta Indiana Jones porque es el mejor amigo de Helena. Creo que él está enamorado de ella”.

El padre de Helena, Basil Shaw, que aparece en la emocionante secuencia de apertura de la película, está interpretado por el actor británico Toby Jones, conocido por su trabajo en "El topo", "Los juegos del hambre", "Capitán América: El primer Vengador” y “Jurassic World: El reino caído", entre muchas otras películas.

Aunque el personaje nunca había salido en la pantalla, Basil es un arqueólogo y académico que dio clases en Oxford y que también es uno de los amigos más antiguos y queridos de Indy, un hombre que fue su "compañero de andanzas" durante décadas. “Existe un verdadero afectos”, dice Jones sobre la relación entre Basil e Indy. “Está claro que comparten una fascinación por el pasado, pero también es obvio que se preocupa por mí”.

Sin embargo, esa preocupación no siempre es suficiente para proteger a Shaw del coronel Weber de Thomas Kretschmann, el hombre que supervisa la operación de Hitler para saquear objetos de arte y artefactos de los territorios ocupados por los nazis y enviarlos a Alemania. Aunque estaba interpretando a una figura de armas tomar, el actor nacido en Alemania Oriental ("King Kong", "El pianista", "U-571") se sintió un poco acobardado en sus primeras escenas con Ford.

“Harrison tiene mi talla, es tan alto como yo y está muy delgado”, dice Kretschmann. “Estaba sentado frente a mí, y yo me decía: '¡Es tan grande!' Me sentí como un niño con mi uniforme nazi. Me sentía un poco intimidado. No hizo nada que pudiera intimidarme, pero su sola presencia era increíble”.

Completan el reparto principal Shaunette Renée Wilson (“Black Panther”, “Billions”) como la agente de la CIA Mason que busca a Indy; y Olivier Richters ("Viuda Negra", "The King's Man: La primera misión ") como Hauke, el secuaz de Voller.


SOBRE LA PRODUCCIÓN
Indiana Jones y el Dial del Destino se rodó en localizaciones de Marruecos, Sicilia, Escocia e Inglaterra y también en platós de los Pinewood Studios a las afueras de Londres. Para realizar la película, Mangold contó con un equipo ejemplar de talentos creativos, un grupo que incluía al diseñador de producción Adam Stockhausen, al director de fotografía Phedon Papamichael, a la diseñadora de vestuario Joanna Johnston, al supervisor de efectos especiales Alistair Williams y al supervisor de efectos visuales Andrew Whitehurst.

Juntos, desarrollaron las impresionantes imágenes de la película y sus increíbles secuencias de acción, lo que incluía los escenarios más grandes de la película: la secuencia del tren de 1944; la persecución a caballo a través de un desfile y que se adentra en al sistema de metro de Nueva York; una frenética persecución en tuk tuk por las calles de Tánger; una inmersión submarina repleta de tensión en Grecia; y la secuencia culminante de la película que es absolutamente espectacular.

Para ser fiel a lo que significa una película de Indiana Jones, el equipo visitó el norte de África, Sicilia y lugares de todo el Reino Unido para capturar las vistas espectaculares que sirven de telón de fondo a la fascinante aventura. “Es fundamental”, dice Harrison Ford. “Quieres ir a muchos lugares alrededor del mundo. Quieres sentir estos lugares, quieres olerlos, por así decirlo. Y por eso queremos, en la medida de lo posible, tener platós físicos, localizaciones reales con culturas diferentes que transmitan cosas diferentes”.

El diseñador de producción Stockhausen, ganador de un Oscar® y conocido por su extensa colaboración con Wes Anderson ("El Gran Budapest Hotel", "Moonrise Kingdom", "“La crónica francesa [del Liberty, Kansas Evening Sun]") y Steven Spielberg ("West Side Story", "Ready Player One”, “El puente de los espías”). “Creo que eso es fundamental para que estas películas sean especiales; es diferente estar en un lugar que fingir que estás en un lugar. Estar en un lugar aporta toda la autenticidad de lo real, y todas las sorpresas que te esperan al doblar una esquina y que nunca hubieras imaginado construir en un set”.

Aun así, Stockhausen se esforzó por igualar la grandeza visual de las localizaciones del mundo real con los enormes y detallados sets que construyó en Pinewood. La explosiva secuencia de apertura fue un excelente ejemplo de la forma en que la película combina de forma inteligente localizaciones impresionantes como el castillo de Bamburgh en Inglaterra y la estación de tren de North Yorkshire Moors con los imaginativos diseños de Stockhausen. En el escenario, es de noche y vemos al joven Indy intentando rescatar a su amigo Basil Shaw de los captores nazis mientras están subidos a un tren en movimiento. “Quería darle al público lo que quiere desde el principio, así que no nos privamos de nada en esta aventura clásica que lleva el sello inconfundible de Indiana Jones”, dice Mangold.

Stockhausen llevó a cabo una investigación exhaustiva sobre los trenes de la época, inspirándose en fotografías de archivo de vagones individuales. El vagón de comunicaciones del maquinista cuenta con paneles de madera de nogal y dispositivos y accesorios de alta gama, todos inspirados en el tren que Hitler utilizó durante la guerra llamado Führersonderzug. El vagón del tesoro es un vagón de carga de madera con ventanas y puertas reforzadas y contiene un alijo de objetos singulares como copias de algunas de las obras de arte reales y antigüedades saqueadas por los nazis.

Entre los objetos hay recreaciones de la Lanza de Longino o Lanza del Destino, que se cree que es el arma que atravesó el costado de un Jesús crucificado en el Gólgota; también están las Joyas Imperiales del Sacro Imperio Romano Germánico, que fueron robadas en 1938 y escondidas en los túneles que había debajo del Castillo de Nuremberg hasta que fueron recuperadas después de la Segunda Guerra Mundial.

Por supuesto, uno de los aspectos más complicados de esta secuencia tan compleja exigía reducir la edad de Ford, que entonces tenía 79 años, para que pareciera tener 37 años. El supervisor de efectos visuales Andrew Whitehurst de Industrial Light & Magic (ILM) se incorporó al equipo en las primeras etapas de la preproducción para ayudar a diseñar todos los efectos visuales de la película; su objetivo consistió en aportar de forma exacta todo lo que la historia exigía sin que parecieran elementos creados por ordenador (CG) como entornos digitales completos, múltiples extensiones de CG para las construcciones y localizaciones, animación de criaturas complejas y simulaciones de fenómenos climatológicos naturales.

Aun así, retroceder el tiempo en el propio Indiana Jones fue sin lugar a duda la tarea más complicada a la que se enfrentó el equipo de efectos visuales de ILM. Si el resultado final no parecía creíble, toda la apertura sería un fiasco. Afortunadamente, el efecto fue impecable.

Para lograrlo, ILM utilizó una combinación de técnicas patentadas dotadas de tecnología de última generación para la sustitución de la cara (ILM FaceSwap), que aprovecha todos los matices de la interpretación de un actor. Mediante una combinación de habilidad artística y el uso de herramientas de aprendizaje automático dirigidas por artistas, las interpretaciones faciales realizadas por Ford en el plató se mapearon encima de una versión digital del rostro de la estrella.

Los artistas de ILM tuvieron acceso al gigantesco archivo que tiene Lucasfilm sobre Harrison Ford desde sus inicios en las películas anteriores de Indiana Jones y, mediante el uso de la nueva tecnología y el catálogo de imágenes de archivo, produjeron un Indiana Jones convincentemente juvenil.

“ILM se dedicó a crear un sistema mediante el cual todos los días, cuando terminaba de rodar esta secuencia de apertura, dos días después, ya tenía en mi sala de montaje al joven Harrison”, dice Mangold. “Se podía ver que reproducía a la perfección lo que estaba haciendo, lo que significa que venía de su alma. Transmitía las expresiones, la intensidad y la pasión del personaje”.

Después del prólogo, la película da un salto en el tiempo hasta agosto de 1969, cuando unos 4 millones de personas ocuparon las aceras de las calles de Manhattan para recibir a los astronautas de la NASA Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Mike Collins y celebrar con ellos el éxito de la misión del Apolo 11 a la luna. Organizar el desfile y la posterior persecución planteó un reto de enormes proporciones que exigió una preparación considerable sobre el terreno en Glasgow, Escocia, que hizo las veces de Manhattan. “Necesitábamos una localización para la secuencia de persecución y para el desfile por el este de Midtown y hacia Hunter College y la escala de los edificios en Glasgow era perfecta para ese fin", dice Stockhausen.

Stockhausen estudió imágenes y fotografías de la época, sobre todo del fotógrafo Stephen Shore de los años 70 en Estados Unidos, en busca de inspiración para decorar las calles y escoger los vehículos que irían en el desfile. “Encontramos cosas muy divertidas en las fotografías y en las imágenes que terminamos incluyendo en la escena”, dice. “Como por ejemplo, una camioneta con la puerta trasera abierta donde se ve un equipo de cámaras. Ese tipo de detalles hacen que todo parezca mucho más auténtico porque pertenecen a la realidad. Añadimos algunas cosas nuestras, carrozas de desfile y elementos que no estaban en el original. Pero el esqueleto es idéntico al desfile real”.

El supervisor de vehículos de acción Alex King, estaba deseando incluir el Chrysler Imperial Parade Phaeton de 1952, el coche en el que iban montados Armstrong, Aldrin y Collins. Pero solo se fabricaron tres versiones del automóvil, así que King tuvo que conseguir un Chrysler parecido, quitarle el techo y pintarlo de negro.

El equipo pasó tres semanas decorando la arteria principal de Glasgow, St. Vincent Street, que posteriormente estuvo cerrada al público durante siete días mientras se realizaba el rodaje. “Es imposible apoderarse de una zona del centro de una ciudad y bloquearla durante tres meses”, dice Stockhausen. “Tienes que hacer tu trabajo en un período de tiempo lo más comprimido posible y después dejar que la gente recupere su ciudad. Así que la intensidad fue increíble. Todos trabajaron a contrarreloj para decorar la calle, poner letreros y colocar todos esos banderines. Fue una locura”.

Afortunadamente, el tiempo se portó bien. En los días de rodaje, que contaron con hasta 1.000 actores secundarios como asistentes al desfile y manifestantes contra la guerra de Vietnam, el cielo fue azul y hubo sol, una bendición para Papamichael que quería que la secuencia fuera vibrante y con mucho colorido para que contrastara con el prólogo de 1944. El cambio de paleta indicaba cuánto había cambiado el mundo alrededor de Indy.

“Aunque todo se rodó en Glasgow, nos daba la impresión de estar de verdad en el Nueva York de finales de los 60: la escala, los colores, los hippies, los gaiteros, las bandas, las animadoras, los coches y la policía a caballo”, dice Papamichael. “El contraste no puede ser mayor que la secuencia que la precede. Pasas de la noche y los nazis a esta composición visual totalmente nueva repleta de colores y tonalidades brillantes. Funcionó como un gran dispositivo visual para reflejar la transición a otra época”.

Nominado en dos ocasiones al Premio de la Academia® por su trabajo en "El juicio de los 7 de Chicago" y "Nebraska", Papamichael ha colaborado con James Mangold en seis películas, incluidas "Le Mans '66" y "Por la cuerda floja”. Está claro que el cine figura en el ADN de Papamichael. Su padre trabajó como eléctrico en "Cantando bajo la lluvia", el musical clásico de MGM; su abuelo fue atrezzista en “La reina de África” de John Houston.

Tanto en los momentos más grandiosos como en las escenas más emotivas de la película, Mangold y Papamichael deseaban rendir homenaje al trabajo del director de fotografía británico Douglas Slocombe, ganador de un Oscar®, que ejerció de director de fotografía en las tres primeras películas de Indiana Jones. “Esta película tiene una gama de imágenes muy amplia, algo que es fascinante para un director de fotografía como yo”, dice Papamichael. “Lo sorprendente es que rodamos en un montón de entornos visuales diferentes, desde Marruecos hasta Sicilia y también bajo el agua y todos ellos tienen su propia iluminación y su propia paleta de colores. La variedad es enorme”.

La secuencia del desfile exigió más de un enfoque. A medida que avanza la persecución, vemos a Indy a caballo, cabalgando bajo tierra a través de los túneles del metro de Manhattan, haciendo carreras con un tren que se aproxima. Para esas escenas, Stockhausen creó una réplica a escala real de una estación de metro en el plató 007 de Pinewood, el mayor del mundo. Se pintó y se colocaron azulejos que se envejecieron para que el set pareciera lo más auténtico posible.

Para esa parte de la secuencia, Papamichael aplicó un enfoque "más descarnado" de la iluminación. “Es una paleta menos cinematográfica”, dice el director de fotografía. “Ha retrocedido un poco, con un toque de 'Taxi Driver' o de 'La conversación'". (Resulta curioso que en esta última película, que dirigió Francis Ford Coppola en 1974, Harrison Ford tuvo un pequeño pero memorable papel secundario).

“Descarnado” fue el adjetivo que también utilizó la diseñadora de vestuario Joanna Johnston para describir el informe que recibió de Mangold donde explicaba cómo debería abordar el vestuario de los personajes. “Jim quería que los diseños estuvieran impregnados de un realismo descarnado”, dice Johnston. “Era una época menos glamurosa. Estamos a finales de los 60 donde no predominaba la sofisticación”.

Johnston, nominada en dos ocasiones al Premio de la Academia® ("Aliados", "Lincoln"), también quería rendir homenaje a su antiguo mentor, el admirado diseñador de vestuario Anthony Powell. Johnston había trabajado con el ganador de tres Oscar® ("Viajes con mi tía", "Tess", "Muerte en el Nilo") en Indiana Jones y el templo maldito, y diseñó con él el vestuario de Indiana Jones y la última cruzada. “Quise rendir homenaje a su legado a lo largo de la película”, dice Johnston sobre Powell, que falleció unos días antes del inicio del rodaje del Dial del Destino.

Johnston se atuvo fielmente al espíritu del vestuario clásico de Indy. Y por supuesto, el sombrero de fieltro y la chaqueta de cuero no eran negociables. Cuando Ford vino a probarse el viejo traje, descubrió que podía volver a ponerse las prendas características del personaje. “Eso es todo”, dice Ford. “Se ajustaba a la perfección”. Frank Marshall añade: “Fue increíble. Ahí estábamos todos y de repente, ahí estaba Indy”.

Johnston desarrolló otros trajes para el resto de los personajes principales, incluida la inteligente Helena de Waller-Bridge y el discreto pero diabólico Voller de Mikkelsen. Para Helena, Johnston creó looks prácticos, sobre todo chaquetas y pantalones, añadiendo un poco de estilo. Cuando Helena rodaba escenas de acción, llevaba camisas masculinas holgadas, pantalones de montar y botas.

"Esa era mi vestimenta favorita porque me sentía muy cómoda con ella", dice Waller-Bridge, y añade: "Helena es muchas cosas diferentes y eso fue lo más complicado. Joanna lo hilvanó todo con enorme habilidad a lo largo de la película para que pareciera que esas prendas digan que ella sabe quién es y que eso se note a través de la ropa”.

En el caso de Voller, Mikkelsen dice que él y Johnston evitaron cualquier prenda que pareciera demasiado llamativa. "No queríamos que destacara", dice Mikkelsen. “No está haciendo todo esto por vanidad. Pero al igual que Indiana Jones, él es un hombre de su tiempo, así que cuando lo vemos en los años 60, su aspecto recuerda al que tenía en los años 40”.

Cuando la acción de la historia se traslada a Marruecos, los exteriores se rodaron en localizaciones de la ciudad de Fez, mientras que los lujosos interiores del Hotel L'Atlantique, donde Helena va a subastar su botín, se construyeron en Pinewood. El hotel iba a ser el escenario de una gran pelea caótica así que Stockhausen diseñó el espacio para albergar la ambiciosa acción. “El punto de partida fue la secuencia del club nocturno al comienzo de la segunda película [“El templo maldito], una secuencia preciosa”, explica el diseñador de producción.

La pelea en el hotel permitió a Ford vivir algunos momentos clásicos de Indy de los que sale gracias a su mente rápida y a la suerte. “Harrison puede jugar con tus expectativas sobre un héroe de acción y socavarlas, echando abajo ese tipo de clichés machistas”, dice Mangold. “Como actor, disfruta más fracasando que triunfando”.

Los realizadores fueron desarrollando la acción física con el coordinador de dobles Ben Cooke ("Jurassic World: Dominion”, “Casino Royale”). Querían que el mayor número posible de posible de acrobacias se realizaran de verdad y evitar que las proezas fueran demasiado lejos. Ese enfoque también se aplicó a la vertiginosa persecución en tuk tuk. En realidad se trataba de pequeñas calesas motorizadas que iban a toda velocidad por las calles sinuosas seguidas por motocicletas.

Se utilizaron unos 12 tuk tuks para la secuencia, que culmina con Indy y compañía cayendo en picado por unas escaleras empinadas. El vehículo se detuvo milagrosamente con sus ocupantes maltrechos pero vivos. “Casi toda la acción humana de la película es real”, dice Mangold, y Ford añade: “Creo que es muy importante que la acción tenga una escala humana. Demasiado de algo es demasiado. Cuando puedes mantener una realidad física con algunos adornos, resulta real y más visceral para la audiencia”.

Sicilia sustituyó a Grecia, donde Indy y Helena se encuentran con Renaldo, el viejo amigo de Indy, y emprenden una peligrosa inmersión en enormes cuevas mientras siguen el rastro de Arquímedes. “Lo cierto es que piensas casi automáticamente: ¿qué tipo de escenario no he visto en una película de Indiana Jones?' Mangold dice. “Me pareció que no había visto nunca una búsqueda del tesoro en un barco naufragado bajo el agua. Al igual que en una cueva, podía haber catacumbas submarinas, tesoros, trampas o animales submarinos”. (Y, naturalmente, esos animales son anguilas, la criatura que más se parece a la serpiente, el enemigo mortal de Indy).

“Fueron experiencias tremendamente enriquecedoras”, dice Mangold. “Y todos se lo pasaron en grande”.

Puede que Harrison Ford fuera el que más se divirtió. Al director le emocionó muchísimo ver cómo disfrutaba. “Es la definición de una estrella de cine”, dice Mangold al referirse sobre el legendario actor. “Conoce la cámara, conoce el timing, sabe cómo funcionan los cortes. Y ese es uno de los aspectos positivos, más allá de su increíble encanto y de su instinto. Es un grandísimo actor, pero también comprende lo que es una película y cómo se hace”.

¿Y cómo se sintió Harrison Ford el último día del rodaje al decir adiós a un personaje tan icónico unos 40 años después de que se pusiera el sombrero de fieltro por primera vez y restallara el látigo? “¡Estaba muy emocionado!", dice Ford entre risas. “Y tremendamente feliz”.

“Echaré de menos a las personas con las que trabajé en la película: todos los que integran Lucasfilm, Disney y por supuesto a Jim Mangold y a los actores”, continúa diciendo Ford. “Pero no voy a extrañar a Indy porque ya ha cumplido su propósito y estoy feliz de ver que ha llegado al final del camino. Me sentí realmente bien. Tuve la impresión de que habíamos hecho la película que el público se merecía. Estoy seguro de que con esta cinta vamos a dejar boquiabiertos a todos los que son fans de las películas anteriores, que han disfrutado viéndolas y compartiéndolas con sus familias".


LA MÚSICA
John Williams, el compositor vivo de música para el cine más prestigioso del mundo, vuelve a dejar su impronta en la franquicia de Indiana Jones. Así es como Williams ha compuesto la música de Indiana Jones y el Dial del Destino como lo hizo en cada entrega de la serie desde En busca del arca perdida.

“John Williams le da un toque especial a la película: la música”, dice el productor Frank Marshall. “Los temas que compone para estas películas son totalmente reconocibles y encajan a la perfección con la película. Es algo asombroso”.

Mangold añade: “John Williams es una leyenda. Surgió en la Edad de Oro de las bandas sonoras. Tocó en las orquestas de Franz Waxman. Era músico de jazz a los 20 años. Dirige los Boston Pops. Ha dado conciertos en todo el mundo. Es uno de mis mayores héroes artísticos del cine, y ha tenido un efecto profundo e inspirador en muchísimas carreras y películas”.

A John Williams, ganador de cinco Premios de la Academia® y 53 nominaciones ("Tiburón", Star Wars, “E.T. el extraterrestre”) le fascinó la idea de componer una música que no solo multiplicaría la emoción de la última aventura de Indy, sino que también subrayaría sus momentos emocionales más conmovedores y extraordinarios, incluidos los del final de la película.

“Intenté aportar cierta nostalgia a esta película”, dice Williams. “Indiana Jones es maravilloso porque Harrison Ford tiene la habilidad de hacer las escenas más dramáticas con una pizca de ironía o un brillo en los ojos. Dice los diálogos de acción y comedia maravillosamente bien”.

Aunque al principio Williams solo accedió a escribir algunos temas para la nueva película, una vez que empezó a componer las piezas individuales, enseguida decidió escribir la música de toda la película. “No sabía si John querría componer toda la música cuando se lo propuse”, dice Mangold. “Así que me limité a rezar para que aceptase”.

Entre todo el material nuevo que compuso hay que destacar el tema de Williams para Helena con la maravillosa aportación de la violinista Anne-Sophie Mutter. “Jim Mangold me dijo: 'Escribe un tema para Helena que se parezca a una mujer de los años 30 o 40'”, dice Williams. “Ella es una aventurera con amantes aquí y allá y al mismo tiempo logra hacer muchísimas cosas luciendo su deslumbrante belleza”.

Mangold señala el enfoque tradicional y excepcional que Williams aplica a su oficio: “John crea temas melódicos para los personajes, todos escritos a lápiz, todos escritos con notas. Ahora, muchos compositores tienen la película en un video y usan un sintetizador, y el midi del sintetizador lo convierte en notas. Luego se las entrega a un arreglista que la convierte en una pieza con arreglos para orquesta. Todo suena muy bien, pero lo que hace John suena mucho mejor”.