GOLDA, película protagonizada por Helen Mirren. Dirigida por Guy Nattiv (Skin). La película, narra la historia de Golda Meir, a quien da vida Helen Mirren, que fue la Primera Ministra mujer de Israel, y enfrentó responsabilidades y decisiones intensamente dramáticas y de alto riesgo durante la Guerra de Yom Kippur.
En el reparto destacan Camille Cottin (Call My Agent) en el papel de Lou Kaddar, asistente personal de Golda durante muchos años, quien estuvo a su lado durante toda la guerra, Liev Schreiber (Spotlight), como Henry Kissinger, el Secretario de Estado de EE.UU. durante la guerra, Rami Heuberger (La lista de Schlinder), quien interpreta al Ministro de Defensa de Meir, Moshe Dayan, y Lior Ashkenzi como el Jefe del Estado Mayor, David Elazar.
Escrita por Nicholas Martin (Florence Foster Jenkins), GOLDA es un thriller a contrarreloj en el que se narran los dramáticos acontecimientos, las responsabilidades de alto riesgo y las controvertidas decisiones a las que se enfrentó Meir, también conocida como la "Dama de Hierro de Israel", durante la Guerra del Yom Kippur de 1973. Sus acciones, en circunstancias imposibles, acabarían decidiendo el destino de millones de vidas.
Completan el reparto Ellie Piercy (Black Mirror), Ed Stoppard (El pianista, La juventud), Rotem Keinan (Infiltrada), Dvir Benedek (Barash), Dominic Mafham (Ofelia), Ben Caplan (El pasajero), Kit Rakusen (Belfast) y Emma Davies (Timadoras compulsivas).
ENTREVISTA CON EL DIRECTOR GUY NATTIV
P: Díganos de qué trata GOLDA.
R: GOLDA está centrada en los diez días de la guerra de Yom Kipur en 1973, cuando la primera ministra de Israel, Golda Meir, debió tomar las decisiones más importantes de su vida. Está película se mete en su piel; me refiero a que vemos todo lo que le ocurre mental y físicamente, y cómo encabeza la peor guerra de Israel.
P: ¿Qué le atrajo de la historia?
R: Soy israelí; nací en Israel en 1973, el año de la guerra de Yom Kipur. Mi madre me llevó a un refugio mientras mi padre se iba a luchar. Crecí escuchando historias de la guerra. Hubo una canción muy famosa en Israel, Chore Shiv’im Veshalosh (El invierno del 73), cuya letra decía que cuando creciéramos ya no habría otra guerra en Israel, porque la guerra de Yom Kipur era la guerra que acabaría con todas. Crecí oyendo que fuimos más fuertes, más poderosos y que ganamos. Golda Meir era una heroína. Sin embargo, lo que aprendí de adulto no encajaba exactamente con esa imagen. Fue una guerra horrenda, perdimos a unos tres mil soldados. Se cometieron grandes fallos con algunas unidades. Dentro de todo esto, el personaje de Golda Meir me pareció fascinante, muy complicado. A excepción de un telefilm realizado en los ochenta, nadie se ha enfrentado a este personaje en profundidad.
P: ¿Quién era la auténtica Golda Meir?
R: Era muy dura. A menudo la llaman la Dama de Hierro de Israel. Era una mujer inteligente, lista, sabía mucho del mundo. Era una maestra de la política y sabía manejar a los americanos. Sabía cómo hacer que ayudaran a Israel. Pero también era una mujer de principios, nada podía hacer que los olvidara. Desconfiaba de mucha gente, sobre todo de los líderes árabes, no estaba dispuesta a ver un horizonte más amplio en Oriente Próximo. Golda sabía tratar y lidiar con la gente y nunca perdió la compostura, pero también se encontró en situaciones muy complicadas por culpa de su testarudez. No entendía que la paz podía alcanzarse de otras formas que no fueran mediante la guerra y el terror. Tal como se dice en la película, tenía cáncer y la llevaban en secreto al hospital para tratarla.
P: Puede decirse que fue una figura controvertida, ¿por qué?
R: Siempre se la recordará por el fracaso de la guerra de Yom Kipur. Golda era la persona equivocada en el lugar equivocado en el momento equivocado. No quería ser primera ministra, pero no le quedó más remedio porque nadie quiso ocupar el puesto. La obligaron a ser primera ministra y de golpe se encontró con un caos que debía solucionar como fuera. Los judíos no israelíes la ven mucho más como una figura romántica que emigró desde Milwaukee a Israel siendo muy joven y miembro de Unión Sionista con la esperanza de construir un nuevo país. Fue la Dama de Hierro de Israel y, al igual que Margaret Thatcher, unos la adoran y otros la odian.
P: ¿Dónde encontramos a Golda Meir al principio de la película?
R: El principio de GOLDA es en realidad el final. Son sus últimos días, cuando debe hacer frente al Comité Aran, que intenta entender qué se torció en la guerra. Golda sabe que sus días como política se han acabado y sale entre el gentío; ha fracasado y está enferma, pero nadie lo sabe. Carga con toda la responsabilidad, lo que demuestra su integridad. Pertenece al grupo de líderes capaces de decir: “He sido yo, la responsabilidad es mía”.
P: ¿Por qué pensó que Helen Mirren era la actriz ideal para encarnar a Golda Meir?
R: Mucha gente me pregunta cómo fue trabajar con Helen y siempre digo que ahora no sé cómo podré trabajar con otros actores porque trabajar con ella fue perfecto en todos los sentidos. Cuando me uní al proyecto, ya habían hablado con Helen. Hablamos por zoom en plena epidemia del Covid y me preguntó por qué creía que debía dar vida a Golda. Le contesté que “tenía el alma, la inteligencia y la onda de Golda. Personalmente, como israelí, como judío, me da igual que no sea judía, es una de las mejores actrices de nuestra época, y para mí es Golda”. Cuando la vi la primera vez con todo el maquillaje protésico, me quedé atónito. Era Golda. Reprodujo todos los matices, los gestos. Siempre estaré agradecido por haber trabajado con semejante leyenda.
P: ¿Puede hablarnos más de su transformación física para el papel?
R: La primera vez que la vi como Golda era un día lluvioso en Londres. Estábamos haciendo pruebas y salió de su caravana, solo la veía de espaldas. Llevaba una peluca e iba vestida como Golda, yo estaba a unos pasos detrás de ella. Se dio la vuelta y me quedé de piedra. Golda estaba delante de mí. Karen Hartley, la diseñadora de maquillaje y peluquería, y su equipo hicieron un trabajo absolutamente asombroso. Lo utilizaron todo a su alcance, los rasgos de la cara, las manos para convertir a Helen en Golda. Helen no quería utilizar demasiadas prótesis, quería que se viese el interior de Golda. Por eso mantuvimos los ojos de Helen. Hicimos pruebas con prótesis en el cuello y en la cara; tardamos, pero cuando lo conseguimos, fue una revelación. Karen hizo un trabajo brillante. Helen entraba en maquillaje a las cuatro de la mañana y al finalizar el día se tardaba otra hora en retirar el maquillaje. Reconozco que al principio me puse muy nervioso pensando en que no lo conseguiríamos, pero cuando por fin vi a Helen maquillada, olvide mi nerviosismo y me concentré en otras cosas. Lo que hicieron Karen y su equipo me parece realmente admirable.
P: En la película, Liev Schreiber encarna a Henry Kissinger. ¿Quién era Kissinger? ¿Cuál fue su papel en la guerra y su relación con Golda?
R: Henry Kissinger es un judío estadounidense. En la época de la guerra de Yom Kipur era secretario de Estado de Estados Unidos, uno de los hombres de Nixon. En 1973 estaban todos los problemas de la Casa Blanca. Kissinger recorre el mundo y no se siente nunca como en casa hasta que llega a Israel y Golda es casi una abuela para él. Sabe tratarle, le habla como a un amigo, le prepara sopa y le recibe en su casa. Nunca se ha sentido así en otro país, y eso le ablanda bastante. Golda es lista, es medio estadounidense, sabe cómo piensan. Golda siempre consigue lo que quiere de Kissinger, en este caso unos cuantos aviones.
P: Otro personaje genial en la película en Lou Kardar, a la que da vida Camille Cottin. ¿Quién era para Golda?
R: Lou era la mejor amiga de Golda, la persona más próxima a ella. Conocía todos sus secretos, incluso que estaba enferma. La acompañaba al hospital. Le traía comida, cigarrillos, jugaban al ajedrez, y cuando Golda se aburría, llamaba a Lou. Lo era todo para ella. Después de la muerte de su marido, se convirtió casi en la compañera de Golda al final de sus días.
P: ¿Qué puede esperar el público de GOLDA?
R: GOLDA es una película bélica. Es la guerra librada por una mujer mayor. Intenta sobrevivir a su guerra personal, la que libra contra el cáncer que la carcome mientras su país intenta enfrentarse a un ataque totalmente inesperado. Ve que se pierde a sí misma, que pierde el país, pero se agarra a un rayo de esperanza. Quiero que el público llegue a sentir a esa mujer y a entender por lo que está pasando, su lucha, su lucha interior. El año 1973 fue un momento crucial en la vida de Israel como país.