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  Quédate a mi lado  (Spoiler alert)
  Dirigida por Michael Showalter
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Protagonizada por Jim Parsons (de la serie ‘Big Bang’) y Ben Aldridge (Llaman a la Puerta, la serie ‘Fleabag‘). Basada en las memorias superventas de Michael Ausiello, QUÉDATE A MI LADO narra la conmovedora historia de amor y superación entre el periodista Michael y el fotógrafo Kit.


CUANDO UN CORAZÓN ROTO SE CONVIERTE EN ARTE
Existe una vieja canción cuya letra dice que una noche mágica, las miradas de dos extraños se encontrarán entre mucha gente y se enamorarán para siempre. Es posible que la idea arranque una risita a los más cínicos, pero en el caso del escritor Michael Ausiello y de su fallecido marido Kit Cowan, el sueño se ha hecho realidad. Se conocieron en una discoteca en 2001, se vieron y se enamoraron locamente. Fueron 13 años felices durante los que acabaron casándose antes de que llegara la tragedia. A Kit Cowan le diagnosticaron un cáncer muy poco corriente y falleció en 2015. Con el fin de procesar los últimos meses de la vida de Kit, el periodista empezó a compartirlo con familia y amigos en las redes sociales. No sabía que sus comentarios – y el dolor que sintió los últimos días con Kit – le llevarían a explorar ese vínculo mutuo de forma diferente. También le permitió compartir su amor con millones de desconocidos.

“Un par de meses después del fallecimiento de Kit, una persona de la editorial Simon & Schuster se puso en contacto conmigo ya que había seguido la historia en las redes sociales”, recuerda el autor Michael Ausiello acerca de la génesis de sus memorias Spoiler Alert: The Hero Dies. “Yo hablaba de manera regular en Facebook del recorrido de Kit durante su lucha contra el cáncer para un círculo restringido compuesto por la familia y los amigos más íntimos. Uno de estos, Rakesh Satyal, tenía que ver con Simon & Schuster, y se sintió muy conmovido por la historia. Por eso me preguntó si había pensado en escribir un libro”.

“Yo no sabía nada sobre escribir libros”, sigue diciendo Michael Ausiello. “Además, estaba en pleno duelo cuando empecé a escribirlo, así que volver a vivir todos los detalles fue bastante traumatizante. Y no me refiero solo al año en que Kit estuvo enfermo y a su muerte, sino a los 13 años anteriores. Pero también me hizo pensar que era una oportunidad única para presentar a Kit a miles, quizá millones de personas”.

Cuando llegó el lanzamiento de las memorias, el periodista ya tenía a alguien en mente para ayudarle a presentar la historia al mundo: Jim Parsons, actor y productor galardonado con varios Emmy, y un buen amigo. “Soy un tremendo fan de Jim Parsons de la serie ‘Big Bang’. Admiro su talento, su don cómico, y siempre nos hemos llevado bien. Jim tiene muchísimo talento, además de ser una persona muy sensata, buena y simpática”.

“Conozco a Michael Ausiello desde hace años”, dice Jim Parsons. “Antes del lanzamiento del libro, me llamó para preguntarme si podía presentar un debate en Los Ángeles. Acepté, y la editorial me mandó un ejemplar. Lo extraño es que ese libro se convirtió en una parte muy importante de mi vida. Recuerdo que lo dejé en una estantería de mi piso durante bastante tiempo hasta que mi marido Todd (Spiewak) y yo nos fuimos de vacaciones. Me pareció un buen momento para leerlo, pero fue traumático. Al ver mis reacciones mientras lo leía, Todd me sugirió la idea de adquirir los derechos del libro. Estaba convencido de que podría ser una muy buena película. Yo estaba conmovido por el material, así que no iba a oponerme a la idea”.

“Estábamos en la green room de la librería Barnes & Nobles cuando Jim y su marido Todd me dijeron que les interesaba hacerse con los derechos del libro”, recuerda Michael Ausiello. “Hasta entonces no se me había ocurrido que pudiera convertirse en una película. Era la primera vez que alguien lo sugería, y faltaban minutos para que Jim y yo subiéramos al escenario para la presentación. Desde luego, no dudé ni un momento a la hora de trabajar con Jim. Tenía muy claro que una historia tan personal debía estar en manos de alguien a quien respetara y en quien confiara plenamente”.

Jim Parsons y Todd Spiewak adquirieron los derechos para su productora That’s Wonderful Productions y se pusieron en contacto con la productora Alison Mo Massey para que les ayudara a desarrollar el material. “Leí el libro en un día, no paraba de llorar y decir: ‘Hay que hacer esta película’”, recuerda Alison Mo Massey.

Todos sabían que para sacar el proyecto adelante, necesitaban a un director muy capacitado y con gancho, y los tres productores decidieron que tenía que ser Michael Showalter. Con el éxito de la comedia Hola, mi nombre es Doris, el drama La gran enfermedad del amor y el oscarizado biopic Los ojos de Tammy Faye, los tres estuvieron de acuerdo en que encajaba perfectamente con el proyecto.

“Buscábamos a alguien como Michael Showalter”, dice Jim Parsons, “pero no pensábamos que aceptaría. Con La gran enfermedad del amor demostró a las mil maravillas cómo se cuenta una historia conmovedora sin olvidar el humor. Nuestra duda era si le iba a apetecer volver a trabajar con un material similar”.

Dio la casualidad de que Michael Showalter ya estaba interesado en el proyecto. “Había leído en una revista del gremio que la empresa de Jim Parsons había comprado los derechos del libro”, recuerda. “Soy fan de Jim y el artículo me puso los dientes largos. Leí el libro y me encantó. Así que decidí llamar a Jim para decirle que me gustaría mucho hablar del proyecto con él”.

El director acababa de fundar su propia productora con su socia Jordana Mollick. “Michel y yo oímos un audio del libro leído por Michael Ausiello y nos enamoramos de él”, dice la productora. Coincidió con el lanzamiento de la productora y era un momento en que nos planteábamos qué dirección tomar. Nos pareció que el libro encarnaba nuestra misión”.

“Desde el momento en que Michael Showalter nos dijo que quería participar en el proyecto, nunca miramos atrás”, reconoce Jim Parsons. “Sigo pensando que fue cosa de un poder superior. El hecho de que Showalter se subiera a bordo catapultó el proyecto; sin él, no sé dónde estaríamos ahora”.

Fue entonces cuando se decidió que el título de la película en inglés sería “Spoiler Alert” sin la frase “El héroe muere”, y se dio el siguiente paso contratando a los guionistas Dan Savage y David Marshall Grant para desarrollar la historia.


EN BUSCA DE LOS ACTORES
Jim Parsons y Michael Showalter sabían desde el principio que necesitaban a un actor muy especial para encarnar al protagonista.

Y también desde el principio, ambos tenían a uno en mente, el propio Jim Parsons. “En ningún momento pensé que podría representar al auténtico Michael Ausiello, pero en la dinámica de la pareja, siempre sentí que ese papel era para mí”, recuerda. “Todd no estaba convencido del todo, pero creo que era un prejuicio suyo. En nuestra relación yo más bien sería Kit y él, Michael. Pero como actor, siempre pensé que encarnaría a Michael. Y quería hacerlo”.

Michael Showalter reconoce que trabajar con Jim Parsons como productor y actor fue una oportunidad única. “Los primeros dos años, ambos éramos productores y nos centramos en desarrollar el guion”, explica el director. “No hablamos de Jim como actor hasta tener el guion terminado y una fecha de rodaje. Jim se metió de lleno en la producción y nuestra relación era doble: como dos productores y como director y actor. Fue tremendamente colaborativa. La confianza era mutua y nos apoyamos en todo momento”.

“Jim es una persona muy genuina y agradable”, sigue diciendo Michael Showalter. “Como actor es muy abierto, está muy presente, es único. Nadie tiene su energía. Nadie tiene su presencia. Como director, diré que se mete al 100% en el momento. Controla su interpretación al milímetro y comunica mucha vida interior”.

Con Jim Parsons en el papel de Michael, el director se centró en encontrar actores para dos papeles clave, Marilyn y Bob, los padres de Kit. “Todos sabíamos desde el principio que Marilyn debía ser Sally Field”, recuerda el director. “Yo había trabajado con ella en Hola, mi nombre es Doris; y David Marshall Grant, coguionista de la película, había trabajado con ella en la serie ‘Cinco hermanos’. No nos imaginábamos a otra persona haciendo el papel”.

Sally Field, una auténtica leyenda de la gran pantalla que lleva casi 60 años trabajando como actriz, además de haber ganado tres Emmy y dos Oscar, no dudo ni un segundo ante la posibilidad de volver a trabajar con dos amigos.

“Mis buenos amigos Michael Showalter y David Marshall Grant vinieron a verme. Les adoro a los dos, y ya había trabajado con ellos. David se había ocupado de la adaptación de las memorias de Michael Ausiello, y Michael había tenido mucho que ver con el desarrollo e iba a dirigir la película. Querían que yo hiciera el papel de la madre”, dice Sally Field. Muchas actrices habrían rechazado interpretar a la madre en un papel secundario, pero Sally Field, conocida por haber elevado los papeles de madre a alturas inalcanzables, no es de esa opinión.

“Ninguna madre se limita a ser ‘la madre’, es un ser humano”, explica. “Su función es ser madre, pero tiene una vida. Nadie es una supermadre. Todas tienen defectos y todas adoran a sus hijos. Hay un alto porcentaje de mujeres que son madres – buenas, malas o indiferentes. Pero todas son seres humanos y basta con conocer sus historias para que sean convincentes. Me limito a construir un personaje”.

En cuanto al papel de Bob, el padre de Kit, el director también pensó en alguien con quien ya había trabajado.

“Actué en la miniserie ‘The Dropout: Auge y caída de Elisabeth Holmes’, dirigida en parte por Michael Showalter”, explica Bill Irwin. “Michael me llamó para decirme que había un papel en una película que dirigía”. Además de volver a trabajar con el director, la idea de actuar de nuevo con Sally Field acabó de convencerle: “Fui el marido de Sally hace 18 años, ahora vuelvo a serlo”.

Michael Showalter no esconde su entusiasmo: “Hace mucho que sigo a Bill y su trabajo en los escenarios de Broadway”, dice. “Ya había trabajado con él en ‘The Dropout: Auge y caída de Elisabeth Holmes’, y eso me permitió conocerle mejor. Es un actor maravilloso. Cuando le dije a Sally que había hablado con Bill, le encantó la idea, ya fueron marido y mujer hace años. Para mí era un reparto de ensueño”.

Con tres de los cuatro papeles principales solucionados, quedaba por encontrar al actor para el papel clave de la historia, Kit, el marido de Michael Ausiello, que en la película pasa de apuesto desconocido a compañero y, finalmente, a enfermo de cáncer. Un papel exigente como pocos.

Por suerte, el director de casting había colocado un nombre en la parte más alta de la lista, Ben Aldridge, el actor inglés que se había dado a conocer por su trabajo en las series “Fleabag” y “Pennyworth”.

“Fue el director de casting, Avy Kaufman, quien me hizo ver a Ben”, reconoce Jim Parsons. “No le conocía. Michael y yo decidimos hacer un Zoom con Ben y enseguida me di cuenta de que conectábamos. Parecía entenderlo todo de inmediato, había una conexión”.

El director Michael Showalter también recuerda que fue una reunión muy especial. Desde el principio del proyecto había querido que el papel diera más visibilidad al movimiento LGBTQ.

“Siempre pensé que ambos actores debían ser gay”, insiste. “Ben acababa de hacerlo público. Después de conocerle por Zoom, Jim y yo empezamos a mandarnos mensajes: ‘Es él, es Ben’. Había algo maravilloso en él. Es divertido, encantador, inteligente, tierno. Cuando le conocimos en persona, ya no hubo dudas, era Kit. Trabajar con él cumplió con todas mis expectativas”.

Ben Aldridge, por su parte, también había decidido hacerse con el papel. “La primera vez que leí el guion aún no era el definitivo. Lo leí de un tirón. Me pilló en el tercer encierro Covid en el Reino Unido, estaba viviendo en un pequeño ático en casa de mis padres, en Devon. Era un guion brillante. Me encanta el trabajo de Jim, y también el de Michael. Sabía que Sally formaba parte del proyecto. Estaba decidido a conseguir el papel”.

La reunión con Jim Parsons y Michael Showalter no incluyó la presión habitual de una prueba. “Por Zoom todo es diferente, nada parece muy grave”, explica. “Michael estaba desayunando en el despacho de su casa. Nos reímos mucho. Los dos tienen una energía comunicativa. Más que una entrevista, parecía un taller de preparación. Siempre pensé que habría varias entrevistas, no tenía ni la menor idea de que solo habían pensado en un puñado de actores”.

Poco tiempo después de esta primera entrevista, los productores mandaron una oferta formal a Ben Aldridge para el papel de Kit.

Una vez completado el reparto principal, se decidió que el rodaje empezaría a finales de 2021. Los actores Nikki M. James, Jeffery Self y Antoni Porowski se unieron al reparto y al equipo para rodar en la costa este.


EMPIEZA EL RODAJE
A continuación, Michael Showalter se rodeó de un equipo creativo muy dinámico para ayudarle a sacar adelante la película. El director de fotografía Brian Burgoyne, que ya había trabajado con el director en Hola, mi nombre es Doris y La gran enfermedad del amor, aceptó filmar la película. Michael Showalter recurrió a Brian H. Kim, otro colaborador anterior, para componer la música, y a Peter Teschner para el montaje, Sara K. White para el diseño de producción y Claire Parkinson para el vestuario.

El rodaje arrancó en Nueva York el mes de octubre de 2021 y acabó justo antes de la ola de Covid Omicron, justo a tiempo para evitar otro encierro. Tanto el cineasta como los productores siempre supieron que rodar en Nueva York era una prioridad a pesar de las dificultades añadidas que conllevaba, como por ejemplo los desplazamientos de la productora Alison Mo Massey, embarazada de seis meses; de Jordana Mollick, madre soltera, con una niña de cinco meses en el plató, y de Michael Showalter, que dejaba a su esposa e hijos en Los Ángeles.

“Cuando empezamos a pensar en la posibilidad de pasar el libro a la gran pantalla, siempre dijimos que debía rodarse en Nueva York”, explica Michael Ausiello. “Kit y yo nos enamoramos en Nueva York; toda nuestra relación se desarrolló en Nueva York; nos casamos en Nueva York. En este caso, y ya sé que está muy manido decirlo, Nueva York es un personaje más. Me habría partido el corazón rodar la película en otra ciudad. Me parece que lleva la historia a un nivel de autenticidad. Significa mucho”.

Pero rodar durante la pandemia planteó serias dificultades. Para empezar, la ciudad de Nueva York que Kit y Michael conocieron ya no es la misma.

“Ahora, Nueva York está llena de terrazas”, se lamenta Michael Showalter. “Para rodar muchos de los exteriores, hubo que buscar ángulos en los que no se vieran las estructuras levantadas durante la época del Covid. Fue todo un reto”.

Antes del rodaje, los actores principales empezaron a meterse en el papel. Kit y Michael, y Marilyn y Bob construyeron una relación que pareciera auténtica en la pantalla.

“Jim y yo empezamos una larga relación por email”, dice Ben Aldridge, riendo. “Sobre todo contándonos cosas básicas tipo ‘¿Qué tal estás? ¿Qué te empujó a dedicarte a la interpretación?’ Cosas así. Hablamos de nuestras vidas, de dónde habíamos estudiado. Jim es genial escribiendo emails, escribe tal como habla. Intercambiábamos un email cada cuatro o cinco días. Fue Jim el que empezó con un ‘¿Qué te parece si nos conocemos un poco mejor?’ Para interpretar a la mitad de una pareja enamorada, hay que sentirse cómodo con el otro actor. Es una conexión que lleva su tiempo, pero los emails fueron de gran ayuda”.

“Para mí fue sumamente importante el hecho de no conocer a Ben en persona antes de empezar a trabajar con él”, reconoce Jim Parsons. “Era extraño descubrir a otro ser humano mientras intentábamos reproducir la relación entre Michael y Kit. Pero aportaba algo. Siempre me sorprendía, y creo que era mutuo. Conocer a alguien siempre es romántico y me parece un aspecto muy importante cuando se retrata a una pareja”.

Sally Field y Bill Irwin recuperaron la dinámica de antaño. “Si alguien quiere que vuelva a ser el marido de Sally Field, que me llame”, dice el actor. “Estoy dispuesto a contar cualquier historia con ella porque es maravillosa contando historias. Además, hemos dado la vuelta a la manzana. Incluso si me dice: ‘Oh, Bob, para ya’. Disfruto mucho trabajando con ella”.

“No es la primera vez que Bill y yo trabajamos juntos, enseguida volvimos a ser los Bickerson”, dice la actriz, riendo. “Eso sí, Michael Showalter sabe escoger a los actores”.

Para el director, una de las claves es permitir que la relación actor/personaje crezca de forma orgánica para conseguir la dinámica idónea en la pantalla.

“La química evoluciona”, dice. “Digamos que incrementa a medida que se está más tiempo con la otra persona. Como director, intento crear un ambiente que permita a los actores interpretar y perderse en la realidad del personaje”.

Michael Showalter se esforzó en conseguir lo mejor de los intérpretes. El ambiente en el plató debía ser relajado, pero también muy centrado. “Es casi inevitable que les indique que se pisen los diálogos”, explica. “Me parece más natural. Y los buenos actores se adaptan rápidamente, además de agradecer tener más libertad”.

“Michael es el mejor público, y cualquier actor dirá que eso es un don”, afirma Sally Field. “Nos permite confiar plenamente en él porque aprecia lo que ve. Se involucra. Consigue que hagamos piña y que lo pasemos bien. Hablamos y reímos. Le gusta la energía que nace de la improvisación, cobra vida delante de él. Y con personas como Jim Parsons, Billy Irwin y el fabuloso Ben Aldridge, todo va de la mano. Los personajes cobran vida y es un placer trabajar”.

“Yo diría que Michael Showalter siempre está dispuesto a colaborar”, añade Jim Parsons. “No se trata solo de escuchar y probar ideas nuevas, también está muy seguro de sí mismo y sabe lo que aporta. Me parece que lo aprendió en la improvisación, la regla de: di siempre ‘sí’. Y con Michael es verdad, en muy pocas ocasiones dice ‘no’. Siempre está dispuesto a seguir una idea hasta el fin, sea buena o mala. Cuando algo funciona, no se corta en absoluto y manda un SMS diciendo: ‘Me alegro mucho de haber tenido esa idea’. No necesita indicar cuál es su territorio para que todos sepan que es el jefe de la película”.

Después de haber vivido varios años con la historia, fue necesario un esfuerzo colectivo para redondear las escenas antes de empezar a rodar. Las productoras Alison Mo Massey y Jordana Mollick recuerdan que los productores se reunían a menudo por Zoom durante horas los fines de semana para definir el trabajo de la semana siguiente. “Era un honor para todos nosotros poder contar esta historia y debíamos contarla bien”.

En Hollywood se dice desde hace mucho tiempo que un rodaje siempre tiene algo de surrealista. Para Michael Ausiello, que iba cada día al plató en calidad de productor ejecutivo, ver su vida reproducida ante las cámaras era, desde luego, bastante surrealista.

“Ver a Jim Parsons hacer de mí fue un auténtico viaje”, reconoce el escritor. “Hubo momentos en que pensé: ‘Madre mía, esto es de locos’. Jim ha aportado a la historia cosas que ni imaginé. Ha iluminado el papel de una forma totalmente nueva e inesperada”.

“Era una sensación muy extraña porque Ben Aldridge se parece a Kit”, sigue diciendo. “A veces, verlos rodar una escena me daba escalofríos. También ayuda que sea un actor increíble”.

La presencia de Michael Ausiello no pasó desapercibida para el reparto y el equipo, sobre todo cuando se rodaban escenas muy emotivas acerca de la enfermedad de Kit. Todos los presentes sentían que debían protegerle, sobre todo Michael Showalter.

“Fue maravilloso que Michael estuviera con nosotros”, dice el director. “Siempre quise que Michael tuviera la libertad de ver cómo se rodaba una escena si le apetecía, pero también que podía marcharse si quería. Mi intención era apoyarle y que él lo supiera. Estoy convencido de que debió pasar por momentos muy emocionales en el plató. Si quería hablarme, podía hacerlo. Siempre estuvo muy presente”.

Jim Parsons compartía la preocupación del director. “Una de las pocas veces que me acerqué a Michael mientras miraba los monitores, fue en las escenas del hospital”, recuerda el actor. “Llegué a su lado, le puse la mano en el hombro y le di las gracias. Sé que eran escenas difíciles para todos, no quiero imaginar lo que debió sentir viéndolas”.

“Me ayudó mucho que Michael estuviera en el plató, para mí fue como un ancla”, comenta Ben Aldridge. “Me ayudó en muchas cosas, me guió en el nivel de dolor, en pequeños detalles. Me explicó el dolor físico de Kit. Fue muy intenso. Me recordaba que era una historia real. Su presencia fue maravillosa”.

Durante el rodaje, todos comprendieron que filmar QUÉDATE A MI LADO implicaba un imperativo moral, más allá de encarnar a personas reales. La película cuenta una inmensa historia de amor entre dos hombres gay, algo que no suele describirse en películas dirigidas al gran público.

“Una historia real ofrece muchos más detalles específicos que una ficción”, dice Michael Showalter. “Además, me atraen los personajes que están fuera de lo que todo el mundo considera normal. Esos personajes quieren lo que todos, ser felices, encontrar el amor, tener seguridad, desarrollar sus carreras. Me interesan, me llaman, siento una conexión con esos personajes. No tiene nada que ver con que sean diferentes, pero estoy con ellos, y por eso quiero contar su historia”.

Sally Field, madre de un hijo gay, está de acuerdo: “Me parece urgente que se cuenten más historias como esta en nuestro país. Creo que estamos en un punto peligroso donde podemos retroceder y perder cosas de las que estamos muy orgullosos, como la inclusión. Los miembros de la comunidad LGBTQ son valiosos en nuestra sociedad. Es importante que se cuenten estas historias”.

Bill Irwin, también padre de un hijo gay, apoya plenamente esta opinión. “Es hora de que contemos historias LGBTQ porque hasta ahora se las ha dejado de lado, como si esas historias no existieran”, añade. “Me gusta pensar que pronto, en vida de mi hijo, sean parte de la normalidad. Debemos contar estas historias porque se han negado hasta ahora. Nací a mediados del siglo pasado, y las historias de muchos vecinos míos, amigos, compañeros no existieron, se negó su existencia. Debemos contarlas ahora”.

Ben Aldridge, que declaró públicamente que era gay en 2020, dice, con una sonrisa: “Supongo que estoy en la cresta de una ola progresista desde hace unos años. Me siento muy afortunado de que se cuenten estas historias y ser parte de ellas. Si decidí hablar públicamente, fue porque sentí que algo no iba bien. Y también pensé que, si mi declaración tenía un efecto negativo en mi carrera, mala suerte. Había interpretado muchos papeles románticos heteros. Tengo 30 años y quiero encarnar a personajes a los que entienda y con los que conecte”.

“Hemos visto muchas historias de dos hombres enamorados, y si uno cae enfermo, siempre es de sida”, sigue diciendo. “El cine se limita a esta tragedia. Pero somos más que hombres con sida, somos más que hombres que sufren avergonzados. Hay sitio para que se cuenten estas historias, pero también hay sitio para que se hable de historias normales, de amor, de la alegría ser quienes somos. En el fondo, QUÉDATE A MI LADO es una historia de amor y nada más: dos personas se enamoran. Es lo que más me enorgullece de esta película”.