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  Club Zero  Dirigida por Jessica Hausner
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"Club Zero" tiene su premiere mundial en la Sección Oficial de la 76ª edición del Festival de cine de Cannes (2023). Dirigida por Jessica Hausner y protagonizada por Mia Wasikowska, Sidse Babett Knudsen, Elsa Zylberstein, Mathieu Demy y Amir El-Masry.

Jessica Hausner es una habitual del Festival de Cannes, donde ya presentó en la sección "Un Certain Regard" sus tres primeras películas: Lovely Rita (2001), Hotel (2004) y Amour Fou (2014). Su último trabajo Little Joe, se presentó también en competición oficial en Cannes en el año 2019 e incluso se coló en el palmarés final alzándose con el premio a la Mejor Actriz para su protagonista Emily Beecham.


NOTAS DE LA DIRECTORA (por Jessica Hausner)

RELACIONES ENTRE PROFESORES, ALUMNOS Y PADRES
CLUB ZERO pone el objetivo en los padres que delegan la responsabilidad de la educación de sus hijos en profesores que pueden distorsionar esa relación de confianza que se les ha concedido. En nuestro caso, la profesora Novak manipula a los alumnos y les aleja de sus padres. Cuando estos perciben el peligro y deciden salvar a sus hijos, ya es demasiado tarde. CLUB ZERO aborda este temor y plantea la pregunta: "¿Cómo pueden los padres velar por sus hijos cuando simplemente no tienen tiempo para ellos?".

Este es un problema que afecta a la sociedad en su conjunto: los acontecimientos descritos en la película podrían sucederme tanto a mí como a cualquiera. Los padres no saben todo lo que sucede en la escuela y no tienen el tiempo ni los medios para averiguarlo. Vivimos en un sistema basado en la meritocracia que nos exige trabajar cada vez más. Y tengo la sensación de que el fracaso de los padres es sistémico.

CLUB ZERO tiene lugar en un internado para enfatizar el hecho de que los padres dependen de los educadores. En nuestra sociedad, la enseñanza suele estar mal remunerada y no suficientemente valorada, y debería ser justo lo contrario. ¿Deberían los padres confiar plenamente en los profesores o deberían asumir más responsabilidades? ¿Por qué pasa esto en una sociedad basada en el trabajo y el éxito? Me interesa cómo nuestra sociedad delega este tipo de responsabilidad. Como dice la directora Dorset: "Los padres no tienen tiempo para estar con sus hijos, por eso es nuestra responsabilidad brindarles la atención y el cariño que necesitan".

JUVENTUD, IDEOLOGÍA Y MANIPULACIÓN
Actualmente, los jóvenes están preocupados por su futuro y se preparan para defenderse en él. Quieren actuar, ejercer responsabilidades, tener control de su existencia y romper barreras para encontrar sentido a sus vidas. Quieren salvar el planeta y, con ello, su futuro. Están comprometidos y algunos se unen a grupos radicales porque no quieren esperar hasta que sea demasiado tarde. Yo entiendo su punto de vista y tengo mucha empatía con esta generación.

En CLUB ZERO, la profesora Novak se aprovecha de los miedos de los alumnos y los mezcla con su ideología. Ella cree sinceramente que los está salvando y es lo que la hace tan convincente y tan peligrosa: sus creencias coinciden con el deseo de los jóvenes de cambiar el mundo y lo aprovecha para acentuar la propensión de algunos de ellos a desarrollar trastornos alimentarios.

En la década de los 80 iba a una escuela católica exclusivamente para niñas y a muchas de nosotras nos sedujo la idea de intentar comer muy poco. Incluso era una forma de rivalidad entre nosotras. Solo masticábamos chicle sin azúcar y nos molestó que una de las chicas se comiera un sándwich durante el descanso, pero en secreto la admirábamos, porque no le importaba lo que nadie pensara de ella. Se trataba de un sentimiento de pertenencia y del deseo de establecer ciertas reglas que había que obedecer. Estas relaciones también están presentes en CLUB ZERO. Ben, por ejemplo, es como la niña que se come un sándwich, pero su deseo de pertenecer al grupo es tan fuerte que decide unirse a ellos. Hay una mentalidad de manada de la que es difícil escapar.

En esa época, una amiga mía se volvió anoréxica y pasó varias temporadas en el hospital. Eso me abrió los ojos sobre la gravedad de esta enfermedad. Vi claro que realmente es una adicción, y que es muy difícil salir de ella.

Negarse a comer es también una forma de castigar a los demás. Para los padres es insoportable ver que su hijo se niega a comer. Es un rechazo que se traduce en un rechazo a vivir. Dónde tiene el origen esta negativa es la pregunta crucial. Cuando escribí CLUB ZERO estaba pensando en las huelgas de hambre. El rechazo de alimentos es también una forma política de huelga: una forma extrema de resistencia pasiva, ya sea contra los padres o contra la sociedad.

FE, AYUNO Y RELIGIÓN
El deseo de controlar la comida siempre ha sido una de las metas de la religión. Creo que está relacionado con el hecho de que al ayunar caemos en un estado de euforia que promueve el despertar espiritual. Puedes cambiar de opinión cambiando la cantidad de alimentos que comes. Además, controlar lo que comes implica que controlas tu cuerpo y esto refuerza el sentimiento de poder y refuerza la impresión de que somos "especiales".

Comer es un acto a la vez muy personal y muy social. Imaginemos reunirnos con amigos para cenar y no comer. Podrían sentirse molestos porque eso equivale a cuestionar su forma de vida. Cada uno de nosotros pertenece a un grupo que obedece a ciertos principios o códigos. Necesitamos comprender la subjetividad de nuestras creencias para comprender cómo la profesora Novak y los estudiantes están convencidos de las suyas. Su "religión alimentaria" es un ejemplo de creencia radical.

CUENTOS Y ARQUETIPOS
Con los cuentos tradicionales los niños (y los adultos) adquieren valores morales y aprenden a distinguir entre el bien y el mal. En CLUB ZERO, la profesora Novak y los jóvenes revolucionan lo que todos consideramos correcto. Tienen su propio concepto de verdad.

Aunque es evidente que van a morir de hambre, todavía creen. Para mí fue una gran inspiración el cuento "El flautista de Hamelín", y también los cuentos rusos que transmiten una moralidad radicalmente diferente a la de los cuentos europeos. En ello los delincuentes y matones suelen ser los héroes de la historia.

Cuando nos inspiramos en un cuento, tenemos un enfoque más distante, un punto de vista más general: los detalles psicológicos o sociales quedan relegados a un segundo plano para contar una historia más universal. Los personajes se parecen más a arquetipos que a individuos. La estética de la película subraya la dimensión universal de la historia: los escenarios, el vestuario, los uniformes; no sabemos exactamente en qué época y en qué lugar se desarrolla la historia. El inglés se utilizó como lengua universal en los internados y como lengua cinematográfica universal.

En nuestra existencia siempre hay comportamientos y creencias que rozan lo absurdo. Visto desde un punto de vista más lejano, muchas cosas en las que creemos y que hacemos nos parecen ridículas, absurdas o vanas. En mis películas siempre intento encontrar una perspectiva lejana para reflexionar sobre esta cuestión. CLUB ZERO se cuenta desde ese punto de vista: la exageración hasta el punto del absurdo hace que parezcan graciosos los temas más oscuros de la película. Jessica Hausner


LA MÚSICA EN "CLUB ZERO"
Jessica Hausner: "Muy raramente he usado música en mis películas, solamente música diegética, es decir, música que escuchan los personajes. Esta es una regla fundamental del cine de autor más radical. En Little Joe, fue la primera vez que utilicé una banda sonora ya compuesta. La música no tenía el objetivo de puntualizar o amplificar las emociones, sino que servía de contrapunto a la historia y esto me pareció interesante. En CLUB ZERO, sin embargo, la música fue compuesta específicamente para la película y su función es resaltar el ritmo sostenido de la acción, para así mostrar que los acontecimientos se suceden inevitablemente. Por ese motivo elegimos el sonido del tambor. El compositor Markus Binder, se inspiró en los tambores tradicionales africanos y asiáticos y creó un sonido propio. Sin duda, hay una dimensión religiosa en estos sonidos de tambor."


ENTREVISTA CON EL COMPOSITOR MARKUS BINDER

P: ¿Empezaste a componer la música antes de filmar o sólo después de recibir las imágenes?

R: Esta es una pregunta interesante. ¿Podemos componer la música de una película antes de ver una sola imagen? ¿Es lógico este proceder? Un director me dijo una vez que siempre trabajaba con los mismos compositores y que sólo empezaban a trabajar cuando se rodaba la película. No podría haber imaginado un enfoque así para mi propio trabajo, especialmente con el poco tiempo que teníamos en postproducción. Para CLUB ZERO, gracias a mi relación con Jessica, seguí muy de cerca el desarrollo de la película: el nacimiento del proyecto, los primeros borradores del guion, etc. Hablamos mucho sobre el tono que quería darle. Por eso capté muy pronto la atmósfera de la película y rápidamente imaginé la paleta sonora. Hice algunas maquetas antes de que comenzara la filmación y resultó que era exactamente lo que Jessica quería. Por ejemplo, trabajamos en los zumbidos mucho antes del rodaje y nos cuestionamos el ritmo de estos sonidos, el número de notas que debían contener y la interpretación de su versión polifónica. Por supuesto, me di cuenta de que componer una pieza demasiado específica en esta etapa del proceso no tenía mucho sentido. Necesitaba el ritmo que sólo las imágenes podían darme.

P: ¿Puedes hablarnos sobre la simbiosis entre imágenes y música y la función de la música en la película?

R: Cuando escuchas música, sin tener un soporte visual delante de tus ojos, a veces surgen en tu cabeza imágenes o una historia, ya sean elementos estrictamente visuales o emocionales. Lo que siempre nos sorprendió durante el montaje fue el increíble poder de una simple imagen y hasta qué punto al mezclarla con música se podía multiplicar por diez su poder. Este efecto complementario que el medio visual y el medio acústico tienen entre sí es tremendo. Si creamos una imagen que vaya con la música, rápidamente aparecerá una primera impresión sorprendente. El siguiente paso es reducir y pulir este efecto hasta lo esencial.

La intención de Jessica como cineasta no es buscar un efecto rápido. Teniendo esto en cuenta, ¿es la música una especie de resistencia, un contrapunto o un apoyo a la imagen? A nivel visual, esta película se desarrolla en un ambiente europeo muy tradicional. La música, por el contrario, es difícil de identificar. Esto es lo que me fascina. Los instrumentos que utilicé provienen de todo el mundo. Los sonidos que se escuchan durante los créditos iniciales y finales se obtuvieron de una vieja espineta, que se asemeja a un piano pequeño. Los tambores vinieron de Marruecos y Londres, mientras que el resto de tonos de cuerda los conseguí con un instrumento vietnamita y una especie de banjo de dos caras que traje de Siberia. Realmente no importa el origen de estos instrumentos. El ritmo de la música es occidental y va en la dirección del techno, pero no se sabe exactamente de dónde se supone que viene el sonido. Creo que esa es la belleza del arte, que puede carecer de nacionalidad y no tiene que ser culturalmente identificable

P: Sin embargo, ¿se inspiró en determinadas fuentes culturales durante su investigación?

R: Quería que la música de la película fuera secular. Insisto en esto. La religión me parece interesante desde un punto de vista cultural, pero por lo demás desconfío de ella. Podríamos decir que la música techno o electrónica encarnan la secularización de la música sacra. Aunque no tenga nada que ver con cuestiones religiosas o emocionales, la música que se basa en la repetición y el ritmo es inmersiva y produce un efecto espiritual en el cuerpo o incluso en el organismo. Como baterista, siempre noto este efecto. En Zimbabwe asistí a un concierto de Thomas Mapfumo: estaba de espaldas al público, totalmente absorto, y había toda una orquesta a su alrededor tocando la misma pieza una y otra vez. Teníamos la impresión de estar en un club de techno pero en realidad los músicos tocaban mbiras, un instrumento de percusión hecho de tiras de metal fijadas dentro de una calabaza. Por cierto, también usé mbiras para la banda sonora. Luego construí mi propia batería en mi estudio con mantas colgadas por todas partes para mantener un sonido agradable y seco y luego toqué, música electrónica, con baterías hechas de pieles de animales. Nuevamente surge una conexión entre sonidos rituales y repetitivos, que usted conoce tanto de la música electrónica, como de algún tipo de música tradicional de África y el Sudeste Asiático.

P: Jessica también habló sobre crear lo que ella llama "irritaciones" a través de la música.

R: Sí, se pretende establecer una distancia entre la película y el espectador. Y creo que funciona bien. Tengo la sensación de que la música mezclada con las imágenes crea una cierta distancia o, en palabras de Jessica, una "irritación" para el espectador. ¿Pero quién sabe? En cierto momento dejé de buscar qué reacciones se suponía que debía provocar en el espectador porque cada uno reacciona de manera muy diferente.


BIOFILMOGRAFÍA DE JESSICA HAUSNER
Nacida en 1972 en Austria, Jessica Hausner estudió dirección en la Academia de Cine de Viena, donde dirigió los premiados cortometrajes "Flora" (1996) e "Inter-view" (1999). Sus dos primeros largometrajes, Lovely Rita (2001) y Hotel (2004), fueron presentados en el Festival de Cannes en la sección Una Cierta Mirada. En 2009, Lourdes fue seleccionada en competición en el Festival de Cine de Venecia, donde ganó el premio FIPRESCI. Amour Four (2014) se presentó nuevamente en la sección Una Cierta Mirada y con Little Joe (2019), su quinto largometraje como cineasta y el primero en inglés, llegó a la sección oficial de Cannes, donde su protagonista Emily Beecham ganó el premio a la mejor actriz. Con CLUB ZERO repitió participación en la Sección Oficial del festival de Cannes. Las películas de Jessica Hausner, además de tener un amplio y exitoso recorrido por festivales internacionales, se han estrenado en gran número de países de todo el mundo.

FILMOGRAFÍA
CLUB ZERO (2023)
LITTLE JOE (2019)
AMOUR FOU (2014)
LOURDES (2009)
HOTEL (2004
LOVELY RITA (2001)
INTER-VIEW (Cortometraje)
FLORA (Cortometraje)