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  Nosferatu  Dirigida por Robert Eggers
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Escrita y dirigida por Robert Eggers, los productores de NOSFERATU son Jeff Robinov, John Graham, Chris Columbus, Eleanor Columbus y Robert Eggers. El reparto incluye a Bill Skarsgård, Nicholas Hoult, Lily-Rose Depp, Aaron Taylor-Johnson, Emma Corrin, Ralph Ineson, Simon McBurney y Willem Dafoe.


Comentarios del director (Robert Eggers)
En muchos aspectos, esta adaptación de Nosferatu es mi película más personal. Una historia que no creé, pero con la que he vivido y soñado desde mi infancia. A menudo sentí que llevaba en mí la misma chispa creativa de un director novel debido a los años que llevaba pensando en este proyecto. Y he tenido una suerte enorme por la oportunidad de rodar esta película con mis colaboradores habituales, en los que confío plenamente. Está incrustada con numerosos recuerdos, así como experiencias personales trasladadas a la Alemania báltica de 1830. Me llevó tiempo llegar hasta ahí, entender la fascinación que sentía. Por fin tuve claro que la imagen de Max Schreck me perseguía desde que era niño. Había algo esencial en el misterioso vampiro y en el sencillo cuento de hadas que es Nosferatu. Y estoy del todo seguro de que cuando Hutter abrió la tapa del ataúd de Orlok, los espectadores ahogaron un grito de terror e imaginaron el hedor que despedía el monstruoso muerto viviente. ¿Cómo iba encontrar mi camino en todo esto?.

No hace más de veinte años, en el sur de Rumanía, se exhumó el cuerpo de un hombre que se creía que era un vampiro y se mutiló su cuerpo de acuerdo con el antiguo ritual. Era un hombre difícil, bebía mucho. Después de muerto, su familia dijo que regresaba bajo la forma de un “strigoi” y que les atacaba de noche. Su nuera era la que más sufría estos ataques nocturnos y acabó por enfermar. Cuando se destruyó su cuerpo de acuerdo con la tradición popular, las visitas vampíricas se detuvieron. Había acabado su reino de terror. Su nuera se curó. ¿Qué trauma tan oscuro es ese que ni siquiera la muerte puede borrar? Una idea desgarradora. Esa es la esencia de la creencia en el vampiro. El vampiro folclórico no es un elegante seductor vestido de esmoquin, ni tampoco es un atractivo y tenebroso héroe. El vampiro folclórico encarna la enfermedad, la muerte y el sexo brutal, despiadado. Y este era el vampiro que deseaba exhumar para un público actual.


El guion
Robert Eggers, guionista y director de La bruja, El faro y El hombre del norte, nos ofrece NOSFERATU, una nueva y aterradora versión del clásico de terror.

En el NOSFERATU de Eggers, el agente inmobiliario Thomas Hutter (Nicholas Hoult) acude a Transilvania para encontrarse con el Conde Orlok (Bill Skarsgård), un posible cliente vampírico. Durante su ausencia, Helen (Lily-Rose Depp), con la que se acaba de casar, se queda con un matrimonio amigo, Friedrich y Anna Harding (Aaron Taylor-Johnson y Emma Corrin). Perseguida por visiones y un creciente temor inexplicable, Ellen se enfrenta a una fuerza que no puede controlar.

Rodar NOSFERATU representa la culminación de un sueño para Eggers, que de niño quedó prendado con la película Nosferatu: Una sinfonía del horror, rodada por F.W. Murnau en 1922. Al aumentar el interés del director por el cine, también creció su deseo de representar una idea suya de Nosferatu inspirada en el guion de Henrik Galeen para la primera película y en el libro Drácula, de Bram Stoker. De hecho, cuando era estudiante en el instituto, Eggers escribió y dirigió una adaptación teatral con su compañera de clase Ashley Kelly-Tata, ahora una conocida directora de teatro. La obra llamó la atención del director artístico Edwin Booth, de Dover, New Hampshire, que les invitó a trasladarla a su teatro. Fue toda una oportunidad para Eggers, que reconoce: “Entonces entendí que quería ser director”.

Al graduarse en el instituto, se apuntó a un programa de arte dramático en Nueva York antes de fundar su propia compañía: “Siempre tuve la intención de volver a montar “Nosferatu”, pero nunca se presentó la oportunidad”, recuerda. Después de dirigir la obra en el instituto, supo que quería llevarla de nuevo a los escenarios o, mejor aún, a la gran pantalla, y expresarla de un modo único, algo en lo que ha estado trabajando desde entonces.

Robert Eggers debutó en el cine con La bruja, una película de terror sobrenatural situada en un mundo puritano, muy aplaudida en el Festival de Sundance 2015. Después del éxito de este primer largometraje, escribió una primera versión del guion de NOSFERATU e incluso escogió al reparto. Pero acabó por dejar de lado el proyecto y dedicarse a El faro, un drama en el que se distorsiona la realidad estrenado en Cannes 2019, al que siguió El hombre del norte, la exitosa epopeya vikinga.

Regresó a NOSFERATU con más ganas que nunca de contar esta retorcida historia de la bella y la bestia a su manera, a través de un objetivo distinto. Para conseguirlo, primero optó por explorar la historia mediante otro medio: “Acabé escribiendo una novela corta con amplias historias de fondo y escenas que sabía pertinentemente que nunca incluiría en la película para entender por qué debía volver a contarse Nosferatu”, explica el director. “Era necesario que escribiera esta pequeña novela para apropiarme de la historia”.

Fue entonces cuando el personaje de Ellen se presentó como una fuerza impulsora. “En cuanto a la evolución de la historia, lo más significante es que se trata de la película de Ellen. No solo es la víctima del vampiro, sino del siglo XIX”, explica el cineasta.

Teniendo en cuenta el cambio de enfoque, Robert Eggers decidió que el guion arrancaría con un hecho que, en la época, se describiría como “histeria”. “Es un relato sobre Ellen, por lo que hay un prólogo que empieza en su infancia, e inexplicables y aterradoras apariciones”, dice.

El director estudió el guion original de Nosferatu: Una sinfonía del horror para inspirarse: “Analicé cuidadosamente el guion de Henrik Galeen y las anotaciones de Murnau”. También se documentó acerca de las representaciones históricas de vampiros. “Había libros por todo el despacho”, recuerda el productor Chris Columbus. “Era casi como entrar en el despacho de un experto en vampirología. Libros de ocultismo e historia del vampirismo en todas partes”.

Robert Eggers es conocido por anclar sus películas en una realidad histórica. “Reconozco que disfruto mucho documentándome”, dice. “Es muy útil a la hora de tomar decisiones. No hace falta inventar nada, basta con buscar y encontrarlo”.

Drácula fue otra influencia en el proceso de escritura. “Es imposible ignorar Drácula tratándose de esta película. Me parecía que numerosas cosas de las películas de Drácula estaban en la novela, pero descubrí que no era así. Lo curioso es que la había leído en varias ocasiones… También fue muy interesante olvidar lo que sabía de Drácula y de los vampiros, y volver a aprenderlo todo desde cero”. Eggers quería que su película fuese única, por lo que recurrió a numerosas referencias para crear un NOSFERATU que no se había visto antes.

Durante el largo desarrollo de NOSFERATU, Eggers tuvo la oportunidad de mejorar el guion, de aprender como director y productor, así como de reunir a un notable equipo de colaboradores tanto delante como detrás de la cámara. “No habría tenido tanto control”, dice, refiriéndose al largo proceso y a los retrasos que sufrió el proyecto. “Era el principio de mi carrera, aún no lo sabía todo del cine. Fue de gran ayuda alejarme un tiempo del proyecto”.


El reparto
NOSFERATU reúne a un reparto estelar compuesto por Bill Skarsgård, Nicholas Hoult, Lily-Rose Depp, Aaron Taylor-Johnson, Emma Corrin, Ralph Ineson, Simons McBurney y Willem Dafoe.

Lily-Rose Depp da vida a Ellen, la figura central a caballo entre dos mundos de NOSFERATU. La actriz resume qué le atrajo del guion y del papel: “Siempre me han gustado las historias de estilo gótico como esta. Podía ver toda la historia desarrollarse ante mí mientras leía el guion. Casi no me atrevía a respirar”.

A pesar de los numerosos elementos de fantasía y de posesión, Lily-Rose Depp se dio cuenta enseguida de que gran parte del tremendo suspense que permea el guion de Eggers nace del más puro realismo. “Hay algo en el guion y en la película es real, muy real, visceral y humano, y me parece sumamente interesante porque hablamos de demonios, de fantasmas, de otro mundo”, dice. “Creo que eso es lo más aterrador del largometraje, el tremendo realismo de la pesadilla”.

Desde la primera prueba, la actriz entró de lleno en el personaje, deseosa de conseguir el papel. “Hizo una prueba alucinante”, recuerda Robert Eggers. “Todos acabamos llorando, el director de casting, el cámara de vídeo, yo mismo. No había duda de que era capaz de imprimir la fuerza necesaria al personaje”.

Lily-Rose Depp reconoce que la prueba le ofreció la oportunidad de dejar atrás cualquier inhibición, y entregarse en cuerpo y alma al personaje. “Es un papel que requiere mucha entrega, hay que trascender la envoltura física y convertirse en algo demoníaco, de otro mundo, libre de inhibiciones, de complejos”, explica. “En la prueba quise demostrar que podía llegar hasta ese punto”.

La actriz trabajó con la asesora de movimientos Marie-Gabrielle Rotie, experta en la danza butō japonesa, con el fin de coreografiar las posesiones de Ellen. “Empezamos con lo más sencillo”, dice Depp. “Ante unas escenas como estas, es importante considerar hasta el más mínimo detalle, cómo entra el personaje en una estancia, cómo cruza esa estancia. Ellen tiene una conexión con otro mundo, es algo paranormal, y quise que esto habitara todos sus movimientos”.

“No era nada tranquilizador verlo en persona, pero es mucho peor en la pantalla”, dice Aaron Taylor-Johnson, hablando de la interpretación de su compañera de reparto. “Encarnó realmente el papel, dejó atrás cualquier inhibición. Carece de vanidad, es todo instinto”.

Nicholas Hoult es Thomas, un entregado agente inmobiliario que se desplaza hasta el castillo de Orlok con la esperanza de ofrecer una vida mejor a su recién formada familia. “Empieza siendo un personaje bastante ingenuo convencido de que todo irá bien, pero al tener que enfrentarse a algo tan terrible, pierde el optimismo y la esperanza”, dice el actor. “Es un viaje desgarrador”.

Eggers tomó en cuenta la personalidad de Hoult a la hora de darle el papel. “Nicholas tiene un enorme sentido del humor, pero también una vertiente más sombría”, dice el cineasta. “Aun así, su optimismo y calidez son tan fuertes que es del todo creíble que su personaje no pueda entender lo que se cierne sobre él antes de que sea demasiado tarde. Además, Nick es un actor muy técnico y cualificado, se entrega totalmente”.

Hace tiempo que Nicholas Hoult es fan del fascinante cine inmersivo propio de Eggers. “Creo que actualmente no hay nadie que pueda crear mundos tan auténticos y ambientaciones tan especiales como él en sus películas”, dice el actor. “Y este mundo en concreto es alucinante”.

Nicholas Hoult entendió la responsabilidad que implicaba interpretar el sueño de adolescencia de Eggers: “En cierta forma, esta película lleva preparándose 30 años, y quise ponerme al servicio de la historia y del personaje para que Rob pudiera enorgullecerse del resultado”.

Hablando de la ingenuidad de la relación entre Thomas y Ellen, dice: “Es un amor puro, pero nunca lo describiría como un amor apasionado. Thomas se preocupa mucho por Ellen y la ama profundamente, pero queda bastante claro que no se han dicho toda la verdad desde el principio”.

Camino del castillo del Conde Orlok, Thomas se detiene en un pueblo rumano y hace caso omiso de las señales de peligro. “Thomas empieza a no poder distinguir lo que es real y lo que no lo es”, añade Hoult. “Nunca está seguro de si sueña, imagina o si lo que está viendo es real”.

Al llegar Thomas al castillo, Orlok resiste a sus deseos vampíricos hasta que su invitado se hiere. “El incidente libera la sed de sangre de Orlok, despierta todos sus sentidos. A partir de este momento, nada será igual, cualquier esperanza de un trato normal se esfuma”, sigue diciendo.

Bill Skarsgård, que se somete a una asombrosa transformación para encarnar a Orlok, recuerda que de niño vio Nosferatu: Una sinfonía de terror: “A mi padre le encanta el cine y me llevó a un recorrido por la historia del cine cuando yo aún era muy pequeño. Nosferatu fue una de las películas que vimos juntos”.

El actor conoce bien la primera película y cree que el guion de Robert Eggers es sorprendentemente original: “Lo leí, e inmediatamente pensé que era único, me pareció uno de los mejores guiones que había leído”.

En NOSFERATU, Willem Dafoe da vida a Albin Eberhart von Franz, el profesor a quien se le confía la misión de curar a Ellen, contratado por Friedrich Harding, al que encarna Aaron Taylor-Johnson, durante la ausencia de Thomas. “Por suerte, a Willem le gusta trabajar conmigo”, dice el director, hablando de Dafoe, que tuvo papeles protagonistas en El faro y El hombre del norte. “Le sobra energía, pero sabe concentrarse. Willem es un hombre de acción, se entrega. Es un líder nato y siempre está dispuesto a apoyar a los actores más jóvenes, además de ofrecer una espléndida interpretación. Es inteligente, todo le interesa”.

Willem Dafoe ya tenía experiencia en historias vampíricas al ser nominado a un Oscar en 2001 por su papel como Max Schreck en el muy aplaudido drama La sombra del vampiro. Von Franz llega al hogar de los Harding cuando el Dr. Sievers (Ralph Ineson) agota todas las opciones conocidas para curar a Ellen. “Aunque es un hombre algo extraño, el Dr. Sievers cree que solo Von Franz puede dar con el problema de Ellen”, dice Dafoe. “Efectivamente, en cuanto conoce a Ellen, esta le otorga su confianza porque la ve tal como es, algo que los demás no pueden hacer. Consigue que hable con él”.

El profesor conecta con Ellen, y ella desea que la escuchen y crean. “En cuanto le ve, entiende que escuchará lo que ella siente sin tenerle miedo”, dice Lily-Rose Depp.

Willem Dafoe estaba encantado de volver a trabajar por tercera vez con Robert Eggers. “El guion era una maravilla”, dice. “Me pareció una especie de historia de amor, y también sabía que mi papel era el que Rob habría escogido para sí mismo si fuese actor. Le gustan muchas de las cosas en las que se especializa Von Franz. Siempre que trabajo con Rob soy feliz”.

Rob Eggers no se queda atrás y hace hincapié en el equilibrio que aporta Dafoe al papel. “Solo Willem podía darle a Von Franz la autoridad y el dominio necesarios”, dice. “Una de las cosas que más me gusta de Willem es su don para mantener el equilibrio entre la oscuridad y el humor”.

Aaron Taylor-Johnson entendió el dilema de su personaje: “Me identifiqué inmediatamente con Friedrich Harding, un padre de familia dispuesto a todo por su mujer e hijos. Pero su mundo empieza a desmoronarse a pesar de sus esfuerzos para controlarlo”. Friedrich sigue sintiendo mucho cariño por Ellen, incluso después de comprender que su enfermedad probablemente no pueda ser curada por manos humanas. “Es su invitada, se siente responsable ante su amigo Thomas, al que prometió cuidar de ella, pero alcanza un punto en que ya no puede más”, añade el actor.

NOSFERATU ofreció la muy esperada oportunidad de trabajar juntos a Nicholas Hoult y a Aaron Taylor-Johnson, algo que los dos amigos ansiaban desde hacía tiempo. “Los dos nos alegramos mucho cuando nos llamó Robert. Nuestros personajes tienen pasados similares”, dice Aaron Taylor-Johnson.

Emma Corrin es Anna Harding, la amiga de Ellen y esposa de Friedrich. “Anna y Friedrich son la antítesis de Ellen y Thomas. Es un matrimonio idílico con niños perfectos en una casa perfecta”, dice la actriz. “Dentro del contexto de esta historia, son tan perfectos que parecen pedir a gritos que algo vaya mal. Comunican una curiosa sensación de suspense”.

La intérprete, al igual que sus compañeros, alaba el guion de Eggers: “Sé que disfruta creando mundos muy detallados, muy exactos, casi como si fueran un cuadro. A medida que leía el guion, me daba cuenta de lo mucho que la historia, los personajes, la arquitectura y todo su mundo encajaban con lo que tanto le gusta”.

Lily-Rose Depp aprecia el trabajo de Emma Corrin y de Aaron Taylor-Johnson, y estaba encantada de poder representar una amistad en la gran pantalla. “Siempre me ha parecido que ambos tienen mucho talento. Me gustó conocerles mejor, incluso hacernos amigos. Espero que esa amistad se note en la pantalla”, dice.

“Emma aporta mucha dignidad al papel y es una magnífica intérprete”, añade Taylor-Johnson. “Me gusta que Friedrich le pida consejo a Anna. Hay mucha química entre Emma y yo, ojalá lo noten los espectadores”.

Ralph Ineson, que trabajó en La bruja y El hombre del norte, da vida al Dr. Wilhelm Sievers. “Es interesante ver que Harding, una persona absolutamente incapaz de entender a Ellen, llame a Sievers, que tampoco puede entenderla”, dice Lily-Rose Depp. “Pero más curioso aún es que Sievers llame a Von Franz”.

Y, finalmente, Simon McBurney es Herr Knock, el jefe de Thomas, que acaba perdiendo la cabeza. Solo están juntos en un par de escenas, pero Nicholas Hoult quedó asombrado por la caracterización del actor: “Disfruté viéndole trabajar, la transición de Simon es maravillosa”.

“Simon es uno de los grandes”, añade un entusiasta Eggers. “Del mismo modo que Dafoe canaliza el humor y la oscuridad. Simon ha mostrado lo terrible, oscuro y retorcido que su personaje es en realidad”.


El rodaje
NOSFERATU vuelve a reunir a los renombrados técnicos que ayudaron a Robert Eggers a construir los ambientes inmersivos de sus anteriores películas, entre los que se encuentran el diseñador de producción Craig Lathrop, el director de fotografía Jarin Blaschke, la diseñadora de vestuario Linda Muir y la montadora Louise Ford, que ya trabajaron en El hombre del norte, El faro y La bruja. Robin Carolan, compositor de la música de El hombre del norte, también forma parte del equipo.

Jeff Robinov, John Graham, Chris Columbus y Eleanor Columbus se unieron a Robert Eggers para producir NOSFERATU. Chris Columbus, que se ocupó de la producción ejecutiva de La bruja a bruja y El faro, habló por primera vez del proyecto con Eggers mientras charlaban acerca de la afinidad de ambos por las producciones de Hammer Films, sobre todo la película Drácula, de 1958. “Nos unió nuestra predilección por las películas de Drácula, las producciones de Hammer, el género de terror, y en momento dado surgió NOSFERATU”, recuerda Chris Columbus.

El productor no iba a dejar pasar la oportunidad de volver a trabajar con Eggers. Para llevar a buen término a la visión creativa de Eggers, acudió al plató cada día. “Me metí de lleno en el proyecto; producir esta película fue tan fascinante como si la hubiera dirigido. Podía aprender de alguien al que considero un verdadero artista, alguien que tenía una visión totalmente diferente de los directores que le habían precedido. Soy mejor productor y cineasta desde entonces”.

Robert Eggers quiso tener la opinión de Chris y Eleanor Columbus cuanto antes, no solo por su gran experiencia, sino por su perspicacia. “Chris y yo trabajamos muy bien juntos porque venimos de mundos diferentes”, dice el director. “Para mí y mis colaboradores, Chris y Eleanor representaron una red de seguridad porque siempre creyeron en el proyecto y hubo una visión colectiva de lo que podría llegar a ser. Tener a Chris a mi lado, uno de los maestros contando historias al estilo ortodoxo de Hollywood, me sirvió de inspiración y de apoyo”.

Una vez escogido el reparto, Robert Eggers y los productores decidieron rodar NOSFERATU en el Estudio Barrandov de Praga, muy conocido entre los cineastas europeos. La arquitectura de la ciudad también podía incorporarse a la película y realizaron un breve viaje a Transilvania para rodar los exteriores del castillo Hunedoara, que hizo las veces de hogar de Orlok. Además de unos cuantos exteriores, Craig Lathrop diseñó nada menos que sesenta decorados. “Siempre quise que se construyera la mayoría de decorados”, dice Eggers. “Nos permite mucho más control sobre los movimientos de cámara que nos gustan a Jarin y a mí”.

Jarin Blaschke, nominado a un Oscar por su trabajo en El faro, ha desarrollado un estilo especial con Eggers después de años de colaboración. “Cada vez nos inclinamos más por rodar ‘uniplanos’”, explica Eggers, refiriéndose a su predilección por planos secuencia que pueden abarcar una escena entera. “No se trata solo de estilo, sino de intentar describir algo esencial y sencillo a la vez”.

Gracias al ingenio del diseñador de producción, se construyeron decorados para acomodar los ambiciosos movimientos de cámara exigidos por Eggers. “A menudo hay techos y paredes removibles”, explica el director. “En varias tomas, la pared está montada sobre bisagras para dejar pasar la cámara y volver a cerrarse. Es mucho trabajo, pero lo pasamos muy bien”.

El complicado baile entre actores, cámaras y equipo técnico requiere mucha atención: “Disfrutamos más porque todos los que estamos en el plató dependemos de todos los demás”, dice el cineasta. “La tensión y la concentración son tremendas. Basta con que una persona, el operador, el que empuja el dolly, cualquier actor se equivoque mínimamente para que debamos empezar de cero otra vez. Pero cuando lo conseguimos, es una auténtica victoria. También es bueno para el compañerismo”.

“Ocurría algo maravilloso entre todos nosotros, Ralph, Willem, Nick, Lily, Emma, yo”, dice Aaron Taylor-Johnson. “Si teníamos una escena juntos, nos convertíamos en un auténtico equipo. Nadie quería defraudar a nadie. Era como un baile, y también bailaba el equipo técnico. Cada uno apoyaba a todos los demás”.

“Todos fueron muy generosos”, dice el director de fotografía, refiriéndose a la entrega de los actores en las tomas más largas. “La tensión sube cuando no se corta, cuando se alarga la escena. Todo el mundo está mucho más centrado”.

Jarin Blaschke rodó la película en 35 mm con objetivos especiales Dagor y Baltar con la ayuda de Dan Sasaki de Panavision. Interesado por la fotografía cinematográfica hace tiempo, Blaschke ha desarrollado su propio material de negativo para realizar copias por contacto. Aportó sus amplios conocimientos de los objetivos del siglo XIX para crear el estilo visual de la película. Uno de los muchos retos que le planteó NOSFERATU fue rodar la pálida luz de la luna: “Si era como la luz de la luna que realmente vemos, no se apreciarían los rostros de los actores, no se podría contar la historia”, dice. “Se trataba de encontrar el punto que nos permitiría no solo contar la historia, sino que fuera creíble, y que la luz de la luna pareciera real. Fue malabarismo puro”.

“Una de las cosas que hemos ido desarrollando desde que rodamos El hombre del norte es una luz de luna sin casi nada de saturación, muy cercana al blanco y negro”, añade Robert Eggers. Para dar con la perfecta iluminación interior de la época, Blaschke incorporó la luz de las velas y rodó con objetivos ultrarrápidos. “Añadimos velas hasta dar con la exposición idónea. Había cera por todas partes, pero es un placer rodar en 35 mm a la luz de velas auténticas”.

Craig Lathrop comparte la pasión de Robert Eggers por la autenticidad histórica. “Cuando me llega un guion, empiezo a escarbar, a buscar detalles. Esta película transcurre en Wisborg, una ciudad ficticia en la costa Báltica, una ciudad hanseática, así que me sumergí en la rica arquitectura de las ciudades hanseáticas”.

El diseñador hizo que los interiores de las casas reflejaran el patrimonio de los personajes. “Era importante ver que Thomas y Ellen viven de forma muy modesta, pero que aspiran a mejorar”, explica. “Thomas se ha ido a Transilvania para convertirse en un agente importante, para tener éxito material, como su amigo”.

El departamento de arte se preocupó por detalle ínfimos, escondidos incluso. “Podía pasarme horas mirándolo todo, cada detalle. No parece un decorado, tenía la sensación de entrar en una casa de 1830. Parecía una casa de verdad, con paredes de verdad. Craig hizo algo increíble”, dice Lily-Rose Depp.

Emma Corrin también se entusiasmó con la decoración. “Recuerdo rebuscar con Rob en el cajón de un escritorio y encontrar una carta supuestamente de Ellen y todos los sobres dirigidos a nombre de mi personaje”.

La envergadura de los decorados sorprendió a Robert Eggers cuando estuvieron acabados. “Me conmovió verlos”, recuerda. “Para La bruja construimos una granja más bien pequeña que nos pareció todo un logro entonces. Esta vez hemos construido cinco manzanas, y solo era uno de los decorados”.

Craig Lathrop viajó a Rumanía para visitar pueblos con el fin de recrear un decorado perfecto para uno de los momentos clave del viaje de Thomas. “Visité dos museos al aire libre. Fue genial ver las casas que habían reproducido de cada rincón del país. Estaban todos los detalles, podía tocarlos, no eran meras fotos”.

El guionista rumano Florin Lăzărescu se ocupó de traducir varios diálogos al dacio, un idioma antiguo, y se documentó sobre la vida diaria en Transilvania en el siglo XIX. “Les hablé de los numerosos objetos en uso entonces, los iconos, las cruces, incluso los juguetes. Descubrí cosas de mi país y de mi cultura que desconocía antes de empezar a documentarme para la película”, dice.

NOSFERATU transcurre en el año 1838, un momento de transición en la moda. La diseñadora de vestuario Linda Muir dice: “Es una década curiosa, se sale de la Regencia, pero aún no se entra en la era victoriana. Se trata de un momento de transición; en la ropa femenina, las mangas pasan de pierna de cordero a adaptarse más a la forma real del brazo, por ejemplo. En cuanto a la moda masculina, es el momento justo anterior a la estandarización del traje, las costuras cambian de lugar, no hay nada definido. Todo un reto para el departamento”.

El vestuario tiene un papel importante en los numerosos intentos de detener las posesiones de Ellen. “El Dr. Sievers piensa que se tranquilizará si se aprieta aún más un corsé ya muy apretado”, explica Linda Muir. “Descubrí que las mujeres burguesas en hogares más modestos podían ponerse el corsé solas. En vez de que se apretaran por detrás con la ayuda de una sirvienta, había corsés que se cerraban por delante”.

La preocupación de la diseñadora por el detalle no pasó desapercibida para el reparto. “Linda es perfecta para Robert porque comparten la misma mirada detallista y no hay nada que le guste más que rebuscar detalles históricos”, dice Aaron Taylor-Johnson. “A un actor, cuando entra en un ambiente tan cuidado, todo lo que le rodea le ayuda a mejorar la interpretación”.

Lily-Rose Depp se moría de ganas de probarse la ropa de época. “Soñaba con ponerme ropa de esa época”, confiesa. “Me encantan los vestidos, los corsés, las siluetas de las mujeres. Siempre he pensado que es algo maravilloso. Desde pequeña me han fascinado las películas de esta época por los trajes”.

Para el profesor Von Franz, Linda Muir diseñó una ropa que representara la entrega y los intereses del personaje de Willem Dafoe. “Cuando le vemos en la casa de los Harding y en el hospital intentando resolver el misterio, va vestido correctamente, pero su ropa está algo ajada, no es nueva, no se ha preocupado por renovarla. Se concentra en el conocimiento, no en su aspecto exterior. Willem insistió en que la ropa debía parecer descuidada. No tiene a nadie que se ocupe de él y que cuide de su ropa”, explica la diseñadora.

Al igual que en los decorados, el vestuario refleja el estatuto social y las ambiciones de cada uno en NOSFERATU. “Ellen y Thomas son los protagonistas, pero también son los más pobres de todos”, sigue diciendo Linda Muir. “No tienen muchos cambios de vestuario, y cuando hay uno, es por una razón concreta. Thomas Hutter acepta esta misión por un motivo, quiere ganar el dinero suficiente para que Ellen disfrute de lo mismo que su amiga”.

La larga historia creativa de la diseñadora de maquillaje Traci Loader con Robert Eggers está basada en maquillajes discretos y muy realistas. “Rob y yo trabajamos bien juntos porque mi enfoque del maquillaje es realista, natural. Hacer poco cuesta mucho más que hacer mucho”.

Loader maquilló muy poco a los actores hasta que sus personajes entran en el reino de la locura, la enfermedad y lo sobrenatural. “El mayor efecto fue empalidecerles, que su piel pareciera más cetrina, más amarilla y más pálida”, dice. “También les hundíamos las mejillas”.

Para Herr Knock, que realmente vive una auténtica caída en la locura, Loader añadió hematomas, psoriasis y roña, así como las marcas de las heridas que se hace con una plumilla al sacarse sangre. “Es un personaje tremendamente hundido”, añade.

La maquilladora es perfecta para el director. “Es muy buena creando sutiles efectos de terror. Piensa en casa detalle; por ejemplo, se le ocurrió la psoriasis en la cabeza de Knock, y estudió el aspecto de sus muñecas después de que le esposaran. Aporta vida y profundidad, muchos detalles, a todo lo que hace porque le apasiona este género”, concluye Robert Eggers.

Traci Loader utilizó sangre falsa para crear las lágrimas rojas que incrementan el aspecto poseído de Ellen. “Nunca me había visto tan demacrada y demoníaca”, dice Lily-Rose Depp. “Es fascinante el aspecto que Traci consiguió darme, realmente parece que estoy a punto de entrar en el inframundo. Me maquilló para que fuese como un demonio, pero es como si viniera de dentro de mí, no del maquillaje que llevo”.

La estilista Suzanne Stokes-Munton es una experta en peinados del siglo XIX. “Suzanne sabe mucho de los estilos de esa época concreta”, dice Eggers. “Tiene una gran experiencia en películas de época, sobre todo en las producciones de Merchant-Ivory. Era la persona idónea para nosotros”.

El peinado también ayudó a Lily-Rose Depp a construir su personaje. “Traci y Suzanne dan mucha importancia a los detalles. Se aseguran de que todo es exactamente como debe ser, hasta el más pequeño rizo y el diminuto lazo que creó con mis cabellos”, dice la actriz.

La relación profesional del compositor Robin Carolan con Robert Eggers nació de la amistad que ya les unía. Después de su exitosa colaboración en El hombre del norte, Carolan vuelve a reunirse con el cineasta para contar la leyenda de Nosferatu de una forma única, que requiere una música tan compleja y matizada como la historia en sí. “Podemos hablar más directa y honestamente, podemos no estar de acuerdo y decirlo gracias a que nuestra amistad es anterior a nuestra relación de trabajo”, explica el músico. “Hace mucho que Rob me habla de su deseo de filmar NOSFERATU. Por fin ha sido posible y he formado parte del proyecto; es como un sueño hecho realidad. Al principio era un sueño aterrador, sobrecogedor, pero incluso así, era un sueño”.

“Hay mucho terror y claustrofobia en la película. La música aumenta la sensación de ir siempre a más, de algo que no puede verse, pero que se cierne lentamente sobre nosotros”, explica Carolan.

Daniel Pioro, uno de los músicos clásicos más prometedores de Gran Bretaña, dirigió y fue el primer violín de la mayoría de las grabaciones de la música de NOSFERATU. La orquesta incluía sesenta cuerdas, un coro completo, varias trompas e instrumentos de viento madera, además de un harpa y dos percusionistas. La riqueza orquestal da una profundidad inaudita a la banda sonora. “Desde el primer momento consideré importante no componer algo que se pudiera describir como ‘música para película de género’”, dice Robin Carolan. “Quería sumergirme en el aspecto melancólico y trágico de la historia, e incluso añadir algo parecido al romance, aunque fuera un romanticismo muy retorcido”.

El compositor incluyó flautas y trompas típicas de la región, por lo que colaboró con Trei Parale, un grupo de música folk rumana que compuso y tocó la música que se oye en la escena del pueblo.

También se contó con la participación de Letty Stott, que había trabajado en El hombre del norte. Con el fin de añadir una textura única a la banda sonora, la música añadió un abanico de trompas y flautas antiguas que evocan el inquietante mundo de NOSFERATU. También se utilizaron instrumentos fabricados a medida, como una especie de toaca o semantrón construido por el percusionista Paul Clarvis, para realzar la autenticidad de ciertas escenas. “NOSFERATU transcurre a finales del siglo XIX, lo que me permitió utilizar instrumentos más contemporáneos”, explica Carolan. “Pero era importante asegurarnos de que la música no fuese moderna”. Al contrario de lo que podría hacer creer una orquesta de semejante calibre, una de las músicas más difíciles de crear fue la aparentemente sencilla caja de música que se oye al principio de la película. Carolan recuerda lo mucho que les costó a Eggers y a él ponerse de acuerdo en el sonido adecuado. De nuevo, la atención al detalle también se encuentra en la banda sonora.

La inspiración de Robin Carolan fue muy ecléctica. Escuchó a Béla Bartok y al grupo Coil, además de volver a ver películas como Suspense, Ángeles e insectos y Eyes Wide Shut. Además, exploró el lado más oscuro de las bandas sonoras de las producciones Hammer, que le ayudaron a dar forma al tono sobrenatural de la partitura. “Al principio nos planteamos una banda sonora muy tradicional, típica del género de terror, pero surgió una música bastante diferente”, dice Eggers.

Alentado por el director, Carolan empezó a añadir florituras. “Sabía que Rob quería algo grande, sinfónico, pero con reminiscencias de la música de cámara de la Europa del XIX”, dice. “Pero Rob también sabe darme rienda suelta para experimentar y sacar algunas ideas extravagantes de la manga”. El resultado final es una obra fantasmagórica basada en sonidos, instrumentos e inspiraciones muy variadas.

La montadora Louise Ford trabajó en 2008 con Robert Eggers en el cortometraje “The Tell-Tale Heart” (El corazón delator), basado en el cuento de Edgar Allan Poe. “Ya en la época, Robert sabía exactamente lo que hacía y lo que quería, era innato en él. Estas cosas no se aprenden”, dice Ford.

Desde entonces, la montadora ha tenido mucho que ver con el resultado final de los proyectos de Robert Eggers. “Se ha convertido en una maestra logrando encajar cosas que era imposible imaginar que encajarían, y sin embargo parece que fue planeado así desde siempre. La mayoría de su maravilloso trabajo ni se nota porque es demasiado sutil. Pero basta con ver un montaje plano-contraplano-plano para captar lo cerca que está de la historia y de los personajes”, dice el director.

La montadora comparte el gusto de Jarin Blaschke y de Robert Eggers por los planos secuencia, y sabe que algunos cortes imperceptibles ayudan al espectador a sumergirse en la historia. “Cada vez que se hace un corte, nos arriesgamos a quitar algo de la historia. Pero tratándose de una historia fantástica como esta, conseguir que parezca lo más natural posible es hacerla más aterradora”. Y añade: “Me gusta mucho ver una película y olvidar que estoy viendo una película”.

Louise Ford hila las interpretaciones y el ritmo de la película mediante una cuidadosísima selección de diferentes tomas. “Una toma puede influir en que el arco emocional del espectador alcance el punto perfecto en el momento oportuno”, explica. “Con planos secuencia, la selección es de suma importancia”, añade Eggers. “A veces, con la mitad de la película montada, nos damos cuenta de que debemos utilizar una toma diferente dentro de un plano secuencia y, de golpe, todo cambia”.

En la sala de edición, Ford se quedó sorprendida ante la interpretación de Lily-Rose Depp: “Vive un desgarro continuo entre sus sentimientos más profundos y sus esfuerzos por liberarse de la oscuridad que la atrae. Es increíble cómo consigue transmitir esa lucha interna con tanta autenticidad y naturalidad, y hacerlo toma tras toma”.

El supervisor de diseño de sonido Damian Volpe continuó con el proceso creativo durante la posproducción junto a Robert Eggers. “Gran parte de la magia ocurre durante las mezclas porque Rob está muy abierto a la experimentación. Le gusta la idea de un proceso que no se detiene hasta el último momento”, explica.

El diseño de sonido ayudó a aumentar la conexión entre Ellen y Orlok. “Hay secuencias construidas en torno a la respiración de Ellen y de Orlok con el fin de crear un organismo vivo entre los dos”, sigue diciendo el supervisor de sonido.

Craig Lathrop acaba diciendo que la tremenda entrega de Robert Eggers al proyecto hizo que el equipo en su conjunto se esforzara aún más. “Lo genial de trabajar en una película de Robert Eggers es la sensación de que todo el mundo está dando lo mejor de sí mismo. No se trata de un departamento, sino de todos los departamentos trabajando juntos para que Rob materialice su visión”.


La creación de Orlok
El maquillador de efectos especiales David White es un apasionado de los clásicos de vampiros desde niño: “Recuerdo que empecé a interesarme por los efectos especiales al hojear libros sobre el tema en la biblioteca; las imágenes me intrigaron mucho”. White, al igual que Eggers, dedicó mucho tiempo al diseño del Conde Orlok. Para conseguir los efectos deseados, se documentó a fondo sobre la descomposición de la carne y de los huesos en textos médicos. “Robert me pasó varias ilustraciones y toda una serie de dibujos que había hecho”, dice. “Incluso me mostró un cuadro de Orlok pintado por él hacía mucho tiempo que me ayudó a entender lo que buscaba”. Gracias a esta referencia, el maquillador comprendió los tonos y las texturas que Eggers imaginaba. El director también le mostró imágenes de nobles de la época, cómo se peinaban, si llevaban barba y bigote, además de un sinfín de representaciones a través de los siglos.

El proceso empezó con David White creando unos cuantos rostros esculpidos teniendo en cuenta la estructura ósea de Bill Skarsgård. “La idea era crear una transformación sin que desapareciesen los rasgos de Bill”, explica. Estas primeras máscaras acabarían por transformarse en una prótesis múltiple de silicona hasta llegar a la creación de Orlok. “Rob escogía entre las diversas máscaras y, a partir de la seleccionada, creaba algo nuevo”, sigue explicando White. “Acabamos haciendo una máscara híbrida con todas sus aportaciones, y le encantó”.

El artista tuvo presentes todos los matices interpretativos de Bill Skarsgård durante el diseño: “La interpretación es mucho más intimista, menos obvia, una vez colocada la prótesis. Robert sabía que podía contar con la asombrosa mirada de Bill para expresar muchas cosas, pero yo no quería que la prótesis hiciera sombra a Bill”.

Robert Eggers y David White incluso rediseñaron la mordedura del vampiro. “Robert no quería que fueran los dos colmillos clásicos”, explica el diseñador. “Ahora son unos colmillos torcidos, un poco rotos, asimétricos, imperfectos y muy afilados”.

Para las manos de Orlok, primero se experimentó con dedos de 30 centímetros, mucho más largos de los que acabaron escogiendo. “Creé una versión animatrónica, daba miedo de verdad, pero era una pasada”, reconoce White. Siguió haciendo pruebas hasta solucionarlo con una prótesis en forma de bola con uñas individuales que alarga los dedos del actor solo 2,5 centímetros. “Queda de maravilla porque Bill se expresa mucho con las manos. Además, estudió como utilizarlas a contraluz para crear sombras”, sigue diciendo.

Linda Muir descubrió las primeras prótesis de Orlok en el despacho de David White en Shepperton. “Llevamos los primeros diseños de la ropa de Orlok a Shepperton para realizar una prueba que reuniera el maquillaje protésico, las manos, el pelo y los trajes”, dice la diseñadora. “Fue realmente emocionante”.

Los trajes de Orlok también debían ser realistas e históricos. “El gran talento de Robert reside en el hecho de que construye esos mundos con la mayor autenticidad posible. Robert consigue que Orlok parezca realmente un noble de Transilvania sacado del siglo XVI”, dice Bill Skarsgård.

En el momento en que vio a Orlok maquillado, Lily-Rose Depp supo que sería una ayuda para su interpretación: “Recuerdo el día que entré en el plató y vi a Bill maquillado y vestido de Conde de Orlok. Me dio miedo. E inmediatamente pensé que era perfecto, ya no tendría que fingir estar asustada. Más bien lo contrario, tuve que esforzarme para sentirme atraída por él porque en ese momento estaba aterrada”.

Por suerte para la actriz, la amabilidad de Skarsgård traspasaba la barrera. “Lo más divertido era verle transfigurado en un horrible demonio decrépito y, entre toma y toma, contando chistes, haciendo preguntas, siempre dispuesto a ayudar”, recuerda.

El director y el actor crearon la voz de Orlok juntos. “La primera vez que oí la voz que había desarrollado para el papel, me quedé aterrado”, dice Nicholas Hoult. “”Es algo tremendamente intimidante, muy bien conseguido, horrible, y nadie quiere estar cerca de esa voz”.

“Robert quería un tono muy grave, lo más grave posible dentro de la voz humana, y no fue nada fácil”, reconoce Bill Skarsgård.

El primer montador de sonido, Damian Volpe, preparó un micro hipersónico para grabar sonidos inaudibles por el oído humano con el fin de bajar aún más el tono sin perder calidad de audio. Pero la profunda voz de Skarsgård superó con creces las expectativas de Volpe y no requirió ningún apoyo. El micro solo se utilizó para los sonidos monstruosos, “tipo gruñidos y resoplos”, dice el montador. Y pasa a explicar la creación de los gruñidos: “Me basé en grabaciones naturales de Bill realizadas con el micro hipersónico. Les añadí otras cosas, además de estirarlas y retorcerlas, hasta conseguir exactamente lo que buscaba”.

Entre las “otras cosas” añadidas por Volpe para obtener el sonido deseado está el ruido de una piedra. Durante unas vacaciones en Irlanda, Volpe visitó una antigua abadía y aprovechó la ocasión para grabar unos improvisados efectos sonoros: “Arrastré una importante piedra de granito por el suelo para ver qué sonido hacía”.

A pesar de su inquietante presencia, Skarsgård supo encontrar el lado humano del personaje en su desesperación. “Bill ha hecho algo maravilloso, ha creado un personaje amenazador, aterrador, poderoso y, a la vez, atractivo y seductor”, dice Nicholas Hoult.

“No tiene nada que ver con los monstruos del cine, es un verdadero monstruo. Parece un demonio de verdad”, dice Lily-Rose Depp. “La cantidad de detalles es increíble”.

La suma del esfuerzo de los creadores ha cristalizado en un personaje absolutamente original. “Desaparece en el papel, se convierte en otra cosa, algo nunca visto antes”, añade el productor Chris Columbus. “En cierto modo, Rob ha creado un monstruo nuevo, desconocido hasta ahora”.

Robert Eggers reconoce el mérito de Bill Skarsgård a la hora de entender al Conde Orlok y añadiendo una dimensión inesperada al personaje: “Su habilidad para desaparecer del todo en la oscuridad del papel es asombrosa. No se trata de algo superficial. Los profundos comentarios que me hizo en torno a la vida de Orlok y su pasado como hechicero daban miedo”.

David White ha trabajado en películas de elevado presupuesto como Maléfica, Dumbo, Guardianes de la galaxia y Capitán América: El primer vengador, entre otras, pero trabajar en esta película le entusiasmó especialmente. Quería ayudar a Robert a plasmar su visión del emblemático personaje de forma diferente, única. Y acaba diciendo que reinterpretar a este clásico era importante “porque estaba en manos de Robert Eggers”.