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  Torapia  Dirigida por Karra Elejalde
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Dirigida Karra Elejalde, está producida por MediaPro. Tercera entrega de la trilogía de narco-comedia que comenzó en 1997 con Airbag, de Juanma Bajo Ulloa y siguió, en el 2000, con Año Mariano, dirigida por el propio Elejalde junto con Fernando Guillén Cuervo.

El reparto está encabezado por el propio Karra Elejalde, Juan Diego, Gloria Muñoz, Silvia Bel, Eduardo Antuña, Pepín Tré, Paco Obregón, Xavier Capdet, Carlos Zabala, Javier Gurruchaga, Pepo Oliva y Jorge Sanz.

En palabras de su director, "Torapia es una a-narko-comedia porque es irreverente con muchos aspectos de nuestra realidad, con los toros, con la situación política, con la sanidad, con la televisión".

Entrevistas con los actores
Karra Elejalde
P: Después de AIRBAG y AÑO MARIANO, el público espera otra gamberrada del especialista en narcocomedias, ¿Por qué A-narKo-comedia? ¿Qué has pretendido con tu primera película como director)
R: Lo único que pretendo es divertir al público. TORAPIA es una A-narko-comedia porque es irreverente con muchos aspectos de nuestra realidad, con los toros, con la situación política, con la sanidad, con la televisión...

P: La película va a sorprender mucho, tanto a los seguidores de tus anteriores comedias, como a los consumidores del humor al uso en este país
R: El tono de humor de TORAPIA es arriesgado, es una manera de hacerse el loco muy distinta. La comedia española suele ser excesivamente gráfica y de trazo grueso, nosotros hemos intentado atemperarla cuidando al detalle las interpretaciones. Sabiendo que están de moda los friquis, hemos decidido tratarles de manera entrañable. Me da asco la pornografía televisiva.

P: El espectador podría pensar que una película como TORAPIA se improvisa, porque los actores se están divirtiendo tanto como el público. ¿Ha sido así en este caso?
R: Bueno, para rodar un desastre en una película, hay que hacerlo desde el orden y el desglose. Hemos buscado un desorden explícito, y eso hay que prepararlo mucho. Creo que un buen director de cine debería cuidar el casting y conseguir un raccord interpretativo, es decir, que uno no esté en un registro de farsa, otro de expresionismo y otro de drama. El humor puede tener que ver con cómo dices las cosa, pero si el humor no está implícito en la situación... ¡Ay de ti como dependas de la gracia o del histrionismo del actor a la hora de salvar el hecho!

P: En TORAPIA hay risas pero también mucha crítica. ¿Por qué has metido en una sola película todos los antis: antitaurina, antipsiquiátrica, antipolitiqueos...?
R: Nuestro humor es premeditadamente ideológico, y contiene momentos de mazazo. La película es irreverente y personal. La gente pide cada vez más rigor en las comedias, por eso hemos elaborado una estructura totalmente ascética y ortodoxa, y luego hemos saltado los ejes con detalles antiacademicistas.

P: ¿Te sientes más cerca de Berlanga o Ferreri que de la comedia española actual?
R: Mi película es algo berlanguiana, sí, pero con más exabrupto e irreverencia. Y quizá me la juego. También tiene cosas buñuelescas en la dilación de los tiempos, en pequeñas licencias poéticas. Hay ojos.

Juan Diego
P: En una película antitaurina, te ha tocado ser el torero. ¿Cómo es Rufino?
R. Rufino era un torero de prestigio profesional, vivía sólo para el toro y era creyente, como lo son todos los toreros. Una tarde de toros, le cayó encima una desgracia, hizo un mal quite a un compañero, se asustó, saltó al olivo y vio como al compañero le pillaba el toro. Eso le marcó para siempre.

P: Rufino se entrega al ciento por ciento a la TORAPIA. ¿Cuáles son los verdaderos motivos del personaje para arriesgar tanto?
R: Él está en el psiquiátrico porque sufre "vergüenza torera" después de aquello, lo que se manifiesta como una parálisis psicosomática que le tiene atado a una silla de ruedas. Decidió no levantarse nunca más. Perdió a los amigos, se aisló y se escondió en el psiquiátrico. Rufino recupera toda aquella pasión en la TORAPIA y la lleva hasta sus últimas consecuencias, intentando, al mismo tiempo, sacarse sus viejos fantasmas.

Gloria Muñoz
P: ¿De dónde le vienen a la doctora Paca estas ideas tan innovadoras?
R: La doctora Paca es una psiquiatra vocacional muy entusiasta, tiene muy buena voluntad, y se inventa terapias alternativas para los pacientes porque está demostrado que funcionan muy bien. Lo sabe por todos los congresos a los que asiste continuamente. Pero claro, va a tantos congresos que no puede estar enterada al detalle de lo que ocurre en el centro que dirige. Es una mujer activa y práctica.

P: Desde el punto de vista médico, ¿cuáles pueden ser los peligros de una comedia lisérgica como está?
R: No creo que tenga ningún peligro. Últimamente he leído y oído hablar mucho de la risoterapia. De verdad pienso que en este tipo de instituciones nunca están todos los que son porque ¿quién no lleva dentro su propia locura? Y lo mejor para curarla...

Silvia Bel
P. En este psiquiátrico hay patologías para todos los gustos y personajes, ¿cómo es Amanda?
R: Amanda está en el psiquiátrico para esconderse. Ha vivido una experiencia terrorífica, y ha huido. Padece fotofobia, una patología relacionada con la obsesión por esconderse. Esa fragilidad, esa delicadeza, es lo que llama la atención de Basilio, un zarpas que sólo busca recuperar los diamantes.

P: El final de la película es una traca surrealista complicada por numerosos efectos especiales, ¿Cuál es el reto para una actriz en este tipo de comedias?
R: La comedia exige tener un buen sentido del ritmo, y hay que levantarla desde la seriedad y el respeto por el personaje. Ha sido un rodaje complicado y a la vez muy divertido, porque el equipo era estupendo. Pero también hay muchas anécdotas. Como cuando me tuve que duchar a varios grados bajo cero y el equipo intentaba no mirarme por si me convertía en cubito de hielo delante de sus ojos. O cuando rociaron a los extras con leche pegajosa en medio de un frío tremendo. Todo eso sólo se convierte en anécdota si hay buen rollo en el equipo. Y lo hubo.

Javier Gurruchaga
P: El Dr. Hipólito es el antagonista de nuestro antihéroe. ¿Lo definirías como un mad doctor?
R: El doctor Hipólito es el hombre que pisa la tierra en esta película. Es un hombre ambicioso que juega con sus cobayas dentro del manicomio. Es cínico, contundente, el contrapeso de la historia. Y pertenece a esa leyenda de doctores malvados, sí. Durante la preparación de la película, Karra y yo nos inspirábamos en una película clásica del cine de terror francés: OJOS SIN ROSTRO (Les yeux sans visage, 1959, de George Franju). Y por supuesto, hablábamos del cine expresionista alemán, y de sus científicos de comportamiento fascista.

P: ¿Es habitual que al malo de la historia le permitan cantar en la banda sonora de la película?
R: Sí, aquí el malo canta. Y es una paradoja del destino que el hombre que creó LA ORQUESTA MONDRAGÓN interprete en esta película a un psiquiatra. Canto dos canciones muy diferentes. La primera es un guiño, un poco ambiguo quizá, al machorrón ibérico, al "chorero" nacional, se titula TORO. La segunda, BETAXISTRIDINA, está en la línea de los Beatles y habla del tratamiento, de las pastillas; es psicodelia musical, esa psicodelia pop que nos gusta. Porque el guión es muy psicodélico, y nuestra cabeza, un mundo multicolor.

La banda sonora
Accede a la información sobre la banda sonora Torapia BSO.