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  Lutero  (Luther)
  Dirigida por Eric Till
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Muchos han sido los intentos de diferentes productores por llevar a la gran pantalla la historia de un personaje tan fundamental como Lutero, sin embargo todos estos intentos se estrellaron hasta que los productores Christian P. Stehr y Brigitte Rochow se plantearon realizar una superproducción europea con un reparto internacional y con un presupuesto de mas de 20 millones de euros.

En Abril de 2002 el tercer borrador del guión estaba terminado sin embargo no se había concretado nada todavía con respecto a actores y a localizaciones. En una de las muchas charlas de producción que se mantenían por entonces, el director Eric Till comentaba: "es la historia del verdadero Lutero en la época más revolucionaria de toda la historia de la humanidad, justo cuando la Edad Media daba paso al Renacimiento. Era la época en la que Copérnico arriesgaba su vida tirando por tierra la teoría del cosmos diciendo que la tierra no era el centro del universo, la época en que Gutenberg inventó la imprenta y Galileo fue castigado por la Inquisición por sus descubrimientos físicos. El Papa León X y Carlos V determinaron el clima político de la primera mitad del siglo XVI y tenía la impresión muy a menudo que nuestro héroe estaba en el epicentro de todos estos acontecimientos. Deberíamos tener todo esto en mente porque lo más importante ahora mismo es que conectemos lo máximo posible el espíritu de este hombre y de esta época con los hechos".

Y la productora Brigitte Rochow continua diciendo: "la película debería ser lo más fiel posible a la verdadera historia de su vida pero sin dar la impresión de que simplemente queríamos ilustrar un libro histórico. La vida de Lutero fue turbulenta, muy emocional y dramática y se caracterizó por una lucha continua entre, por un lado, su gran fe y, por otro, la tentación, la vulnerabilidad, la decisión y la enemistad".

Joseph Fiennes en el papel de Lutero
Los productores tenían muy claro desde el principio que el éxito o el fracaso de este proyecto estaba en el actor que se eligiera para el papel de Lutero. El productor ejecutivo Dennis Clauss explicaba: "queríamos un actor que hiciera varias cosas a la misma vez que interpretaba su papel: una persona carismática y a la vez normal y corriente, tímido a la vez que blasfémico, jovial a la vez que serio y responsable. Y por último, aunque no por ello menos importante, alguien que pudiera satisfacer a muchas personas y no simplemente a los "especializados en Lutero" y garantizar que los jóvenes de hoy en día se pudieran identificar con su interpretación".

Joseph Fiennes, que ya había demostrado con Elizabeth y Shakespeare in Love que las películas históricas pueden llegar al público joven, era la persona ideal para este papel, por tanto la productora Brigitte Rochow se puso en contacto con él. En la primera reunión con su agente en Mayo de 2001 le explicaron que hacía poco tiempo que había rechazado, muy a su pesar, un papel para interpretar a Lutero en una producción para el London National Theatre por no tener tiempo. "Fue una de esas coincidencias que uno siempre desea que ocurran, pero que raras veces pasan. Joseph sentía una pasión especial por la figura de Lutero desde que le ofrecieron ese papel para el teatro. Lo que más le gustaba era como habíamos enfocado el proyecto hasta el momento y sobre todo que el planning que le ofrecíamos encajaba perfectamente en su agenda, así que estaba totalmente abierto a cualquier tipo de petición por nuestra parte".

Joseph Fiennes participó activamente en la creación del guión, incluso no dudaba en intercambiar ideas con la guionista y con el director Eric Till: "veo a Lutero como un gran ingenuo en el mejor sentido de la palabra. El no entra en la iglesia para cambiarla, estaba demasiado ocupado con sus propias dudas existenciales. Estaba rodeado de figuras paternales muy dominantes. Se encontró con un gran dilema moral cuando tuvo que ver que sus convicciones fueron tomadas como justificación para las crueldades que se cometieron durante la revuelta de los campesinos".

Cuatro meses antes de empezar a rodar, Joseph Fiennes se encontraba en Berlín para la primera prueba de vestuario. La diseñadora de vestuario Ulla Gothe recuerda lo asombrada que estaba cuando se enteró quien iba a interpretar el papel principal: "por un lado estaba impresionada por el actor que era pero, por otro lado, pensaba que no tenía el físico apropiado para ser Lutero". Cuando nos vimos la primera vez, todas las dudas y las tensiones desaparecieron. Fiennes estaba completamente volcado en el papel y cuando se probó el primer traje que le dimos, algo sorprendente ocurrió: no parecía un actor metido en un traje extraño sino que se adaptó perfectamente al vestuario, se sentía un verdadero monje, un estudiante, un reformista, etc. Se puso todos los trajes y probó las condiciones de cada uno de ellos dependiendo de la forma de andar de Lutero, las posturas, la actitud que tomara, etc.

Ulla Gothe recuerda también: "En tan solo diez segundos estaba claro que nuestra cooperación fluía con mucha naturalidad". Y con el resto del equipo ocurrió lo mismo. Al final del rodaje había cautivado a todos los miembros con su manera de ser tan accesible y educada.

El resto del reparto
Una vez que tenían a Joseph Fiennes los productores consiguieron todo tipo de estrellas para sus ambiciosas intenciones: Sir Peter Ustinov para el papel del rey Federico el Sabio, que aunque no estaba de acuerdo con las ideas que Lutero predicaba sí que valoraba su inteligencia. Por otro lado Jonathan Firth para el papel de Girolamo Aleander, el modelo del legado papal y por tanto antagonista de Lutero. Alfred Molina sería Johann Tetzel, el vendedor de indulgencias y Claire Cox sería Katharina von Bora, la mujer de Lutero. Los productores americanos y alemanes se dedicaron a buscar el resto de los personajes en Berlín: Uwe Ochsenknecht para el papel del Papa León X, Mathieu Carrière para el del Cardenal Cajetan, Benjamín Sadler como Georg Spalatin, Lars Rudolph como Philipp Melanchton, Jochen Horst como el profesor Carlstadt y finalmente Bruno Ganz como el Vicario Johann von Staupitz, el mentor espiritual de Lutero.

La idea de trabajar junto a Bruno Ganz tenía un significado especial para Joseph Fiennes ya que no sólo había visto a este actor alemán en muchas de sus películas, sino que andaba detrás de un video de Fausto de la Expo 2000 en el que Ganz interpretó el papel protagonista durante un año.

Otra apuesta era hacer que toda la creatividad delante y detrás de la cámara se llevara a cabo intentando adaptar el aspecto histórico con el estilo adecuado del cine de hoy en día. La variedad de experiencias, los entornos artísticos y las asociaciones emocionales e intelectuales que tanto el equipo técnico como el artístico aportaban nos llevaba a un paralelismo de unidad y diversidad sin alejarnos del concepto visualmente. Jonathan Firth, por ejemplo discutía sobre la figura de Girolamo Aleander, el adversario de Lutero: "le veo como un representante ambicioso del Vaticano y no como la parte oscura del Catolicismo. Ve ciertos abusos, igual que los ve Lutero, pero actúa de manera diferente. Aleander está en el lado del poder, mientras que Lutero entra en la iglesia y desde dentro intenta cambiarla. La historia de estos dos hombres consiste en una antipatía personal e intelectual".