El director y guionista David Zucker y los guionistas Craig Mazin (que también hace las veces de productor) y Jim Abrahams vuelven a hacer equipo para esta comedia, creando esta última secuela de la superexitosa serie. Ningún taquillazo, ningún icono de la cultura popular está a salvo de su enloquecido sentido del humor:: "War of the Worlds (La guerra de los mundos)", "The Grudge (La maldición)", "The Village", "Saw", "Saw II", "Million Dollar Baby", "Brokeback Mountain (Brokeback Mountain [En terreno vedado])".
El reparto de SCARY MOVIE 4 incluye a Anna Faris que encarna a una trabajadora sanitaria a domicilio totalmente novata llamada Cindy Campbell, a Craig Bierko, el vecino guapetón del que está enamorada llamado Tom Ryan, a Regina Hall, la mejor amiga de Cindy, la promiscua y atrevida Brenda, a Leslie Nielsen que da vida al Presidente de los Estados Unidos, a Bill Pullman como Henry, el líder de "The village", a Molly Shannon haciendo de ex-mujer de Ryan, a Chris Elliott en el papel del tonto del pueblo y a Carmen Electra, que encarna a Holly.
La película también presenta a Dr. Phil, Shaquille O'Neal, Michael Madsen, Cloris Leachman, Anthony Anderson, Kevin Hart, Chris Williams, Alonzo Bodden, David Attell, D-Ray, Chingy, Lil' Jon, Young BloodZ y Fabolous. La película está producida por Robert K. Weiss (SCARY MOVIE 3, las tres películas de "Naked Gun (Agárralo como puedas)", "The Blues Brothers", y "Kentucky Fried Movie (Made in USA)".
Director, productor y guionistas
La serie de SCARY MOVIE empezó con la inspirada comedia de los hermanos Wayans y se hizo aún más popular cuando el director y guionista David Zucker se encargó de dirigir SCARY MOVIE 3. Leslie Nielsen, absolutamente inolvidable en "Airplane! (Aterriza como puedas)" es el que mejor describe el estilo patentado de Zucker tachando su humor de "locura creíble". Zucker aporta una serie de bromas y chistes magníficamente trabajados y pulidos que garantiza las más sonoras carcajadas por parte de espectadores de todas las edades.
Para el "director de comedias vivo más viejo del mundo", como él mismo se describe, la decisión de volver a dirigir y coescribir SCARY MOVIE 4 se basó en algo muy sencillo: volver a pasárselo bomba. David Zucker afirma: "SCARY MOVIE 3 fue un éxito gigantesco y muy divertido, así que queríamos volver a trabajar con el mismo equipo, trabajar otra vez con Bob Weiss, con Craig Mazin (guionista/productor) y también con las mejores actrices, Anna Faris y Regina Hall".
Para Bob Weiss, fue el "gigantesco éxito obtenido por SCARY MOVIE 3" lo que le decidió a realizar una secuela. "Sabíamos que era una buena película y además muy divertida. Pero lo cierto es que no esperábamos realizar una cinta que fue el mayor estreno de otoño de la historia de cine. Por supuesto, cuando haces una película de esta envergadura, es absolutamente obligado hacer una secuela".
Y un éxito de estas proporciones despierta expectativas de dimensiones similares entre el público. El equipo de comedia con el que Zucker trabajó en "Kentucky Fried Movie (Made in USA)" en 1977, y su nueva incorporación Craig Mazin, se dedicaron en cuerpo y alma a analizar la regla número uno de la realización cinematográfica. "Cuando llegó el momento de hacer SCARY MOVIE 4, la primera regla fue que teníamos que trabajar mucho más", resume Weiss. Y añade: "En muchas secuelas de Hollywood, la gente se duerme en los laureles y no se emplea a fondo. Pero nuestra filosofía es justo la contraria. Nosotros nos esforzamos aún más. Trabajamos más el material, la producción, la forma de hacer una película más atractiva para llegar a un público aún más amplio".
Weiss, Zucker y el equipo aceptaron el desafío y empezó a investigar la forma de mezclar las películas de verdad y las parodias. Weiss lo explica así: "Todo nuestro público ha visto estas películas".
Y también están muy versados en parodias. "En SCARY MOVIE 3, dimos más cancha al tema del horror", afirma Zucker, "pero en el CUATRO hemos llegado aún más lejos". "[Incluyendo] la ciencia ficción" sigue diciendo Weiss, "y parodiando también a los medios, a los políticos, y otras cosas que están en la mente de todos los espectadores. Nos divertimos muchísimo con todo esto, y además la película se enriquece enormemente".
Zucker también llamó a un viejo amigo. Veinticinco años después, volvía a reunirse con el guionista Jim Abrahams. Al hablar de Abrahams, Zucker afirma: "Ha hecho un gran trabajo y a todo el mundo le encantó que formara parte del equipo, incluido Craig Mazin, que no había trabajado nunca con Jim". Y mientras Jim se dedicaba a añadir un montón de buenas bromas, Zucker no duda en afirmar que "con toda seguridad, Craig escribió el noventa por ciento de la película y el resto rellenó el diez por ciento restante. Pero yo he escrito más de su noventa por ciento. Así que juntos tenemos ciento ochenta por ciento. Así que estoy a la misma altura que Mazin. Creo que el resto hizo el veinte por ciento".
Dejando de lado estas curiosas matemáticas, lo único que le interesaba al guionista Craig Mazin era que los chistes fueran buenos, incluso si tenía que parar el rodaje de una escena para volver a escribirlo: "Lo más gracioso es que David y yo funcionamos como un contrapeso. Nos compenetramos perfectamente y se nos ocurren las mismas cosas en el mismo momento. ¿Así que por qué no aprovecharlo?".
Esta forma tan atrevida y casi suicida de trabajar y dirigir es la razón por la que tantos actores renuncian a otros guiones para trabajar con David Zucker. Para Leslie Nielsen, Zucker es "increíblemente astuto y divertido". Por su parte, Bill Pullman afirma que Zucker "no tiene nada de ego. Él está al mando, pero permite que todos participen". A Regina Hall le gusta mucho esto: "El humor de David es muy inteligente. No es grosero".
Otro de los atractivos para los actores es que David Zucker no sólo es un profesional consumado, sino también un fan consumado. Nadie se ríe tanto como el director cuando las cosas salen bien en el plató. Anna Faris lo confirma: "Cuando hace risas, es como un niño. Una vez tuve que llevar un ojo falso. Era horripilante, pero él no podía parar de reír. Tuvimos problemas para rodar la toma, porque de tanto reír se estaba meando en los pantalones". Michael Madsen está de acuerdo con este extremo: "Una tarde, nos estábamos riendo tanto que escupió el chicle que tenía en la boca. Fue divertídismo".