Un hacker sin ningún sex appeal, Lolo, espía con webcams a su encantadora vecina Andrea y le manipula la vida.
Dos hampones, el Nene y Tomson, discuten hasta la necedad si lo que más pesa para contraer cáncer es el tabaco o, como en todos los órdenes de la vida, según el Nene, el simple azar.
Un ruso muy gordo, Sbóvoda, que desconfía hasta de su sombra, tiene 20 diamantes para pagarle al Nene por un CD grabado por Lolo con las claves de acceso secretas a un Banco Suizo.
Todos están detrás de los diamantes. Svóboda, el Nene y Tomson, por oficio. Lolo porque con su parte piensa conquistar finalmente a Andrea y pasar del amor virtual al de carne y hueso.
Pero la llegada inesperada de un amor imposible de Andrea que viene de España para llevársela, y la incapacidad absoluta de Lolo para moverse por fuera de su mundo virtual complican las cosas.
Enredado en su pequeña historia personal, Lolo confunde el CD y el encuentro nocturno con el ruso termina en una balacera de la que el Nene y Sbóvoda -que huye con los diamantes- salen malheridos. Y mientras Lolo se escabulle e intenta regresar a remediar el desastre y recuperar el control sobre la vida de su vecina, los hampones y el ruso terminan refugiándose en una farmacia y en una peluquería del barrio.
El entrecruce azaroso interfiere las insignificantes pero no por eso menos enredadas agendas emocionales de desamor de los personajes que ahí encuentran.
Y, en menos de dos horas, el azar y los diamantes les terminan cambiando drásticamente la vida a todos.
Los personajes:
Lolo (Diego Luna) es un hacker de 22 años, acomplejado y tímido en la vida real, pero un pez en el agua en el mundo virtual, desde el que intenta crear las condiciones ideales para conquistar a Andrea cuando cobre su parte del negocio de los diamantes.
Andrea (Marta Beláustegui), violonchelista en la Orquesta de la Ciudad de México, se debate tratando de resolver su enredada vida amorosa y su carrera musical, sin siquiera sospechar del boicot y la manipulación de Lolo -a quien considera casi un hermano pequeño y confidente- para que la única relación amorosa que tiene en puerta -con Carlos- no prospere.
Joaquín (José María Yazpik) es el amante circunstancial y "muy casado" del piso de arriba a quien Andrea recurre para sobrellevar las frustraciones que le ocasiona la interferencia de Lolo en sus comunicaciones y relación con Carlos.
Pero esta noche, Carlos (Eugenio Montessoro), director de la filarmónica de Sevilla, ha decidido llegar de sorpresa desde España para ofrecerle a Andrea el puesto de primer violonchelo y llevársela a vivir con él.
Tomson (Jesús Ochoa) -hampón norteño cuarentón- y el Nene (Lucas Crespi) -hamponcillo argentino buscavidas de 24 tienen la misión de cambiar la información ilegal y secreta copiada por Lolo en un CD, por los 20 diamantes que se volverán el eje del conflicto que articula las tres historias en una sola trama. Ambos funcionan también como un coro griego de pacotilla que discute acaloradamente el asunto central de esta historia con la excusa banal de si fumar o no fumar: ¿De qué depende en mayor grado nuestra suerte: de simple azar frente al que nada se puede hacer, o de la voluntad y el previsible encadenamiento de causas y efectos que se ponen en movimiento cada vez que tomamos una decisión y actuamos?
Svóboda (Norman Sotolongo) es el hampón ruso encargado de entregar las piedras preciosas a cambio del CD. La irrupción inoportuna de una cucaracha en escena, combinada con el insospechado error que acaba de cometer Lolo minutos antes, desvían el curso previsto de los acontecimientos y su suerte.
Clara (Carmen Madrid) y Beto (Daniel Giménez Cacho) tienen una pequeña farmacia de barrio. Hasta el momento han logrado no sólo sortear el futuro casi inevitable de todas las farmacias de la ciudad: Convertirse en tiendita de abarrotes o ser absorbida por una de las grandes cadenas de farmacias de descuento, sino también seguir juntos -como todo matrimonio a los cuarentas que se precie- a caballo de una amplia lista de insatisfacciones y reclamos mutuos. Sin embargo la relación ha comenzado a volverse francamente insoportable un mes atrás, el día en que Beto decidió dejar de fumar. Esta noche, la azarosa combinación de la historia desencadenada por los diamantes que irrumpe en sus vidas, con las ganas de fumar de Clara y el creciente malhumor de Beto en el peor momento de su nueva abstinencia, les cambiará la vida.
Carmen (Rosa María Bianchi), está convencida de que su marido Goyo (Rafael Inclán) a quien ayuda como manicurista en la peluquería, es el hombre menos ambicioso y más mediocre del planeta. Si así no fuera, no estarían hipotecados ni sobreviviendo a duras penas como están. Pero Goyo no parece preocuparse demasiado por el asunto y más bien disfruta de la vida tal y como se le va presentando. Así las cosas hasta esta noche en que los diamantes entran en su vida junto con el cliente ruso malherido y panzón que se les instala en una de las sillas.