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  El destino  Dirigida por Miguel Pereira
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Película rodada en uno de los pueblos más antiguos y alejados de Argentina, Yavi, a más de 3500 metros en las alturas del Altiplano Jujeño, y en la ciudad de Barcelona.

Memoria
El destino narra una historia, que en realidad, ha venido sucediéndose desde siempre en este continente, bajo distintos nombres y distintas apariencias. Se trata del encuentro entre hombres pertenecientes a culturas diferentes, y en el caso específico de nuestro relato, la impronta de España en el suelo jujeño.

No se trata de un film histórico ni de época. Su argumento se desarrolla en la actualidad, pero indefectiblemente nos remite a ese pasado colonizador, que llegara desde el otro lado del océano para modificar la vida del hombre americano para siempre. Sin embargo, las manifestaciones culturales de los pueblos autóctonos Americanos perduran y podemos encontrarlas arraigadas en sus mitos y leyendas, sus danzas, en la música, las comidas, la pintura y los rituales que dan forma a su especial idiosincrasia y constituyen el sustrato profundo de su identidad.

No es casual que esta temática haya dominado mi interés y que se encuentre impresa a largo de toda mi filmografía. Si bien he nacido y crecido en una provincia periférica como Jujuy, mi formación cinematográfica la llevé a cabo en los Estados Unidos e Inglaterra. En este sentido, soy un hombre de provincia educado en el exterior. Estas circunstancias han moldeado mi visión, no solo con respecto al cine, sino del mundo y de la vida misma. Siempre he podido observar la realidad de mi país y de Latinoamérica desde dos puntos de vista contrapuestos: con una mirada provinciana desde “el interior” hacia una sobredimensionada Capital Federal, y con una mirada “exterior”, que mis más de 15 años de residencia en Gran Bretaña, me enseñaron a entender la ubicación real de Argentina y Latinoamérica en el contexto global.

De esta experiencia personal nació la simbiosis que animaría el espíritu de mis películas. “La Deuda interna” cautivó y emocionó al público nacional e internacional por la espectacular imagen del altiplano jujeño. La gran cantidad de premios cosechados a su paso por festivales internacionales como el de Berlín, Chicago, Huelva, Biarritz o La Habana, demuestran que cuando un cine incorpora la imagen real de la tierra y las costumbres de sus hombres, no sólo obtiene la gratificación del espectador local sino también del extranjero.

Finalmente, rodar en estos escenarios, distantes 1.700 kilómetros de la Capital del país y a 350 kilómetros de la capital de la Provincia de Jujuy, constituyen un desafío de envergadura en cuanto a su planificación y logística. Sin embargo, más allá de las previsibles dificultades, filmar desde este lejano extremo del país, adquiere un valor simbólico excepcional.

Sobre el casting
Tristán Ulloa interpreta uno de los mejores papeles de su ya larga filmografía, con Pedro en un ambiguo papel de traficante de drogas con un gran conflicto interior.

Carolina Román interpreta a Josefa en un destacado y realista papel.

Asimismo, se ha convocado a los conocidos cantautores jujeños, Tomás Lipán y Tukuta Gordillo, quien con sus impactantes rasgos indígenas, son figuras emblemáticas y representativas de la etnia andina. Por esta misma razón y para no desentonar con el color y la atmósfera de la historia, la mayoría de los papeles secundarios son interpretados por gentes de la provincia de Jujuy.

Sobre las canciones
La locación principal del film es Yavi, un pequeño pueblito detenido en el tiempo y enclavado en un verde oasis, a más de 3.500 metros, en las inhóspitas alturas del Altiplano Andino. En tiempos de la Colonia, Yavi supo ser un importante centro comercial en la ruta tradicional hacia el Alto Perú y conoció el paso de los ejércitos y los combates durante la Guerra de la Independencia de Argentina. Alberga a una de las iglesias más bellas y antiguas del país, declarada Monumento Histórico Nacional. Con la llegada del Ferrocarril y la fundación de la ciudad fronteriza de La Quiaca, Yavi fue quedando en el olvido y comenzó a vivir un lento ocaso. Yavi es el recuerdo de un tiempo de glorias ido para siempre; sin embargo hoy, aún persiste empecinadamente en la vieja casona del encomendero que supo ser el Marques del lugar, en su Iglesia varias veces centenaria, sus calles empedradas, sus casas de adobe y el silencio de su gente.

A unos pocos kilómetros de Yavi se levanta el Cerro Colorado, otra importante locación del film. En este cerro de forma peculiar y de coloración roja intensa, se encuentran cientos de petroglifos que fueron grabados en la roca hace miles de años. Estos artistas anónimos que allí dejaron su impronta pertenecían a la Cultura Yavi, de la cual se conocen vestigios de más de 10.000 años de antigüedad.

Quizás la locación más deslumbrante de la película sean las Salinas Grandes. Este es un vasto desierto de sal de 70 kilómetros de longitud, que se extiende entre la Puna jujeña y salteña, a casi 4.000 metros de altura.

Sobre la estética de la película
Las locaciones elegidas para el desarrollo del relato condicionan poderosamente la estética del film. En estos lugares, los tiempos y las miradas no pueden ser otra cosa que lentos para abarcar tanta inmensidad. La diafanidad del cielo con su luz deslumbrante, crea poderosos contrastes entre las luces y las sombras, que parecieran repetir los conflictos y estados de ánimo de los personajes. Los paisajes son bellos, pero cargados de dramatismo.

Se busca también crear un contrapunto entre los grandes planos que ilustran la grandiosidad del paisaje y los pequeños detalles que se esconden en las manos curtidas de los alfareros que lo habitan.

En síntesis, mi deseo es que la vastedad y la lejanía del paisaje den un marco épico al relato y que su contenido resuene con el tono lírico de aquellas historias donde los hombres pretenden conquistar, no sólo a la tierra y al amor, sino conquistarse sí mismo.

Ficha artística
Tristán Ulloa - Pedro
Carolina Román - Josefa
Mimí Ardú - Maria
Tukuta Gordillo - Jesús
Tomas Lipan - Ciego