Federico Luppi (director)
Pasos es la primera película de Federico Luppi como director.
Filmografía reciente como actor
1995 - Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, de Agustín Díaz Yanes
1996 - Éxtasis, de Mariano Barroso
1997 - Martín (Hache), de Adolfo Aristarain
1998 - Frontera Sur, de Gerardo Herrero
- Lisboa, de Antonio Hernández
1999 - Las huellas borradas, de Enrique Gabriel
2000 - Divertimento, de José García Hernández
- El espinazo del diablo, de Guillermo del Toro
- Los pasos perdidos, de Manane Rodríguez
2001 - El lugar donde estuvo el paraíso, de Gerardo Herrero
2002 - El último tren, de Diego Arsuaga
- Lugares comunes, de Adolfo Aristarain
2004 - Machuca, de Andrés Wood
- Incautos, de Miguel Bardem
2005 - El viento, de Eduardo Mignogna
Haciendo camino
Había estado en España hasta unos días antes del golpe de Estado del 23-F; me volví a Argentina con la imagen de un país que trabajosamente se iba insertando en novedosos caminos democráticos. Las complejísimas idas y venidas entre las diferentes fuerzas políticas parecían afirmarse y dar frutos concretos.
En mi país, la dictadura no daba signos de desgaste y España aparecía como un modelo esperanzador para ser imitado en el momento oportuno. La noticia del Tejerazo paralizó nuestro espíritu y nos invadieron una congoja y una pena difícilmente descriptibles. La historia parecía empeñarse en amargar las mieles de esa España que intentaba dejar atrás un crudo período de invalidez y quietismo.
A los pocos días renacía la política, y la Corona y las instituciones retomaban su andadura con vigor y decisión. Me sentía formando parte de ese futuro que España buscaba con tanto ahínco y cada paso positivo repercutía en mí como si fuera un esfuerzo propio.
Cuando años más tarde Susana Hornos me mostró el material que dramatizaba ese día y el año subsiguiente, sentí que hablaba de mis propias expectativas, ya que tan cercanamente lo había vivido. Esas tres parejas que habían nacido y crecido bajo el franquismo y que rechazan abiertamente la aventura militar se asoman, conjurado el golpe, a esta España que, ahora sí, veía libre el camino para una estrecha integración con Europa y el mundo; el horizonte de la convivencia se poblaba de tentadoras posibilidades y las ganas de crecer y vivir plenamente ese futuro que ya se instalaba y que se exhibía a través de postergadas conquistas: divorcio, posibilidades laborales junto con otros derechos civiles para las mujeres, justicia independiente, negocios nuevos, creatividad e imaginación, ausencia de censura, todo eso, alejada ya la crispación de la militancia, resuena en cada uno de los personajes con distintos diapasones. Cada uno de ellos se permite escuchar su propia voz interior y, para bien o para mal, comienzan a recorrer caminos que no siempre coinciden con los sueños juveniles.
¿Por qué Pasos? Porque, según la autora, a despecho de explicaciones ideológicas o sociopolíticas, los pasos con que se transita en la vida son intransferible responsabilidad de quien los da. Los dolores y alegrías de los cambios exceden, siempre, el estrecho marco del pensamiento sectario, coincidiendo con el entrañable Machado "...caminante no hay camino...".