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  ¿Bailamos?  (Shall We Dance?)
  Dirigida por Peter Chelsom
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"Shall we dance? (¿Bailamos?) es mucho más que una película sobre un hombre estresado seducido por el mundo del baile", comenta el director, Peter Chelsom, "trata sobre un grupo de personas que, como en una especie de campamento militar para bailarines exploran quiénes son realmente y quiénes quieren ser. Desde que comenzamos los ensayos tuve muy claro que la película no debía ser un argumento que intercalara historia con números musicales, sino que la historia fuera continua y se desarrollara a través de las escenas de baile. Y lo que es más importante, que la historia fluyera a través del baile".

En 1996, la película original Shall we dance? ("Dansu Wo Shimasho Ka"), escrita y dirigida por Masayuki Suo, cautivó el corazón del público nipón con la historia de un japonés normal y corriente adicto al trabajo, que se da cuenta de repente de que se está perdiendo algo en su vida y en su matrimonio, y comienza a tomar clases de baile a escondidas. Pronto, este melancólico y rígido recluso se transforma en alguien tocado por la magia que encuentra un nuevo mundo de posibilidades que se abren ante él. La película, que estaba repleta de personajes cómicos y apasionadas secuencias de baile, apelaba a un sentimiento universal con el que se sentirían identificados todos aquellos que siempre añoran algo más en sus vidas. La cinta fue galardonada con 13 Premios de la Academia Japonesa y dió la vuelta al mundo, cosechando un enorme éxito entre el público americano y europeo.

La película original también conmovió a la guionista Audrey Wells, que sintió la necesidad de llevar a un público más amplio esta deliciosa historia. A Wells siempre le ha fascinado ver hasta donde es capaz de llegar la gente por encontrar la pasión - ya sea romántica o creativa - en medio de la ajetreada y monótona vida moderna. Ha explorado esta temática en varias de las películas que ha escrito y dirigido, entre las que destacan "Under the Tuscan Sun" (Bajo el sol de la Toscana) y la premiada "Guinevere".

Wells comenzó a adaptar el guión de Shall we dance? (¿Bailamos?) a una película de habla inglesa, pero a medida que avanzaba se dio cuenta de que la lengua no iba a ser lo único que tendría que cambiar. Toda la cultura que rodeaba la historia iba a ser completamente nueva. A la hora de trasladar la historia a los Estados Unidos -con una sociedad más diversa y abierta, y a veces, un tanto desorientada- Wells adaptó la historia al sentido del humor americano, más sofisticado; añadió el color de Chicago a los matices cómicos que aportaban los estudiantes de la academia de baile, y lo más importante de todo, reinventó la lucha que libra el protagonista. A diferencia de la cinta original, John Clark no se siente atrapado por la rigidez de la sociedad nipona, sino por el concepto limitado que tiene de sí mismo y que no le deja ver quién hay detrás del padre y del abogado. A la hora de crear a Clark, Wells se inspiró en el típico profesional urbanita americano, "un tipo que puede hacerlo todo perfectamente bien pero que se ha olvidado de soñar... hasta que entra en la academia".

Este redescubrimiento de las ilusiones se extiende al resto de los personajes de Shall we dance? (¿Bailamos?), como es el caso del personaje de Jennifer Lopez, una bailarina profesional desilusionada que recupera las ganas de volver a competir, o al extravagante personaje de Stanley Tucci, que esconde su pasión por el baile pero que acabará aprendiendo a ser él mismo.

Lo único que no podía cambiar de la historia eran las emociones en estado puro que sienten los personajes al volar de un lado a otro de la pista y el estilo de baile, en los brazos de una pareja que conoce todos tus movimientos. Aunque la cinta tiene un tono y un feeling diferentes, Wells ha mantenido el tema del baile como corazón del relato, permitiendo que los gestos y movimientos de John Clark y sus nuevos amigos contaran parte de la historia y revelaran los sublimes sentimientos que se esconden detrás de las palabras.

El director, Peter Chelsom prosigue: "Lo que más me gustó del guión de Audrey Well fue que los personajes acuden a Miss Mitzi para aprender a bailar y sin quererlo aprenden otras muchas cosas. Cada personaje es un mundo. Parece que cada uno de ellos encierra un profundo secreto, pero ninguno se siente preparado para compartirlo con los demás. Y acaban revelándolos porque un buen día un hombre se bajó de un tren para bailar con una joven que vio a través de una ventanilla. Me gusta jugar con la idea de la causa y el efecto".

A Richard Gere le apasionó el papel y, al igual que su personaje, se sintió atraído desde un primer momento por la imagen de una joven que le observa fijamente través del cristal y por todo lo que conlleva esa imagen, es decir lo que es y lo que podría ser. "Creo que todo el mundo ha vivido este tipo de experiencia en algún momento de su vida, conduciendo un coche, viajando en tren o en avión... de repente ves a esa persona y te das cuenta de que ahí fuera hay otro mundo y que tú puedes formar parte de él", afirma Gere. "Lo más interesante de todo es que la mayoría de nosotros pasamos de largo, mientras que John decide explorarlo y lo que descubre es muy positivo para él. Al principio, John no es capaz de asimilar que algo va mal en su vida o matrimonio. Se trata más bien de una especie de insatisfacción distante que no puede tocar. Y mi reto como actor era mostrar todo eso".

Los realizadores eligieron a Susan Sarandon para el papel de Beverly porque encarna a la perfección la inteligencia femenina. Chelsom prosigue: "Susan sabe combinar perfectamente la profunda temática de la película con los golpes de humor. Sabe cómo transmitir el intenso sufrimiento que embarga a una esposa al sentirse excluida de la vida de su marido y al mismo tiempo es capaz de captar esa divertida neurosis que nos entra todos cuando comenzamos a desconfiar de nuestra pareja. La bondad de su personaje te parte el corazón. Ella no ha hecho nada malo y sin embargo no sabe qué hacer son respecto a la desazón de su marido. Es la típica esposa que cuida de su familia y eso es precisamente lo que la impulsa a averiguar si lo que necesita su marido en ese momento es algo que ella no le puede ofrecer".

A Jennifer Lopez le interesó el guión desde un primer momento no sólo por el tema del baile, sino también porque abordaba la historia de unos personajes normales y corrientes que encuentran una inspiración extraordinaria en sus vidas. "Me encantó que la película retratara a unas personas tan diferentes entre sí, procedentes de sitios tan distintos, que se reúnen en un mismo espacio para recuperar un sueño perdido", comenta la actriz.

Otra gran influencia para John Clark es Link Peterson, el personaje que interpreta Stanley Tucci: durante el día, un cretino que trabaja en el despacho de abogados de John, por las noches, un apasionado de los ritmos latinos, que saca a relucir su alter ego. Tucci estaba ansioso por interpretar un papel cómico para romper con todo lo que había hecho hasta el momento. "Me encanta el personaje de Link, porque desde mi punto de vista, no somos una única persona; uno cambia dependiendo de si está en un sitio público o en familia. Todos tenemos algún secreto escondido que siempre hemos querido expresar", comenta el actor. "Tener la oportunidad de interpretar a alguien que tiene dos yo y que al final emerge como un sólo ser es muy emocionante, francamente emocionante. Por no hablar de que es un papel sumamente divertido".