La familia Friedman vio cómo su vida feliz y acomodada se hundía en la tragedia cuando en 1987 el padre y el hijo menor fueron encarcelados acusados de pederastia.
Aunque los medios de comunicación americanos se volcaron en el caso, nada como los videos caseros de los propios Friedman capturan la realidad del auténtico drama: la doble moral de la sociedad y el cuestionable sistema legal existente.
Estos videos son la base de este minucioso documental que ha conseguido una gran repercusión internacional además del Gran Premio del Jurado del Festival de Sundance y que en palabras de Jesse Friedman, el hijo que cumplió trece años de prisión, resulta ser el verdadero juicio que nunca tuvo.