El sensato detective del Cuerpo de Policía de Los Angeles Mitch Preston es un hombre de pocas palabras, poca paciencia y aún menos estilo. Todo lo que quiere es que le dejen solo para hacer su trabajo tal como lo lleva haciendo desde hace más de 20 años. Sin embargo, el agente de patrulla Trey Sellars es muy distinto. En lugar de ser policía, preferiría interpretar a uno en televisión. Es un actor frustrado que pasa sus jornadas laborables arrestando a carteristas y las noches perfeccionando poses de acción delante de un espejo, esperando la gran oportunidad que cambie su vida.
Una noche, Trey se tropieza con una operación secreta en marcha, echando por tierra sin querer la gran oportunidad de Mitch de agarrar a una banda de traficantes de drogas. Poco después, un equipo de noticias de televisión se entromete en medio de la acción, con los focos encendidos, dificultando aún más los desesperados intentos de Mitch de coger a los sospechosos que se dan a la fuga.
Frustrado al ver que meses de trabajo se han ido por la borda, el detective hace un disparo a la cámara. Si hay algo que detesta es a los reporteros indiscretos. Y si hay algo que detesta aún más es que un desastre de policía como Trey se entrometa en su camino. El acto impulsivo de Mitch consigue que su foto aparezca al día siguiente en la primera página de todos los periódicos, lo que hace reciba una amonestación oficial y se convierta al mismo tiempo en un personaje célebre. También consigue atraer la atención de la poderosa productora de televisión Chase Renzi.
Renzi, que sabe perfectamente lo que hace que suban los índices de audiencia, se lanza sobre la presa y convence al jefe de policía de las ventajas en cuanto a publicidad que supondrá dejar que su equipo siga a Mitch día y noche para hacer un reality show en directo sobre policías. Es la última cosa en el mundo que Mitch quiere hacer pero lo único que evitará que sea suspendido y así poder volver a seguir la pista de los traficantes de droga que se le escaparon de las manos.
Pero antes, para compensar los modales bruscos de Mitch y su evidente falta de talento interpretativo, Renzi tiene que encontrarle un compañero más encantador, más hablador y más dispuesto hacia las cámaras, alguien más pulido, más comprensivo con la prensa, alguien como Trey. Da igual que Mitch no soporte verlo. Juntos, están listos para convertirse en las estrellas del reality show de más éxito en la historia de la televisión. Para Mitch es un auténtico infierno. Para Trey es su sueño hecho realidad. Es Showtime.