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Destacado: Julianne Moore y Tilda Swinton en 'La habitación de al lado' de Pedro Almodóvar
  El Mercader de Venecia  (The Merchant of Venice)
  Dirigida por Michael Radford
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Siglo XVI: El joven noble Bassanio (Fiennes) le ha pedido a su amigo Antonio (Irons) que le preste dinero para poder embarcarse rumbo a Belmont con el propósito de pedir la mano de la bella Porcia (Collins).

Sin embargo, la fortuna de Antonio se halla comprometida en sus negocios; todos sus barcos están diseminados en distintos puertos. En esa situación, no pueden hacer gran cosa, excepto recurrir al prestamista Shylock (Pacino,) quien está resentido con Antonio, pues éste le ha escupido en el mercado. De hecho, Shylock está perfectamente al corriente del desprecio que los cristianos sienten hacia él y todos los judíos. Pero lo que Antonio le está proponiendo tan sólo es una transacción comercial. Finalmente, el prestamista accede pero no sin antes imponer una condición. Si Antonio no devuelve el préstamo a tiempo, Shylock le arrebatará una libra de carne de su cuerpo como pago. Se trata de un pacto muy cruel, pero Antonio está convencido de que no tendrá ningún problema en la devolución y por tanto lo acepta. Más tarde, invita a Shylock a cenar con él, aquella misma noche. El judío acepta a disgusto.

Lo que el prestamista no sabe es que su hija Jessica (Robinson) se ha enamorado del noble cristiano Lorenzo (Cox). El judío ha perdido a su criado Gobbo (Crook) en favor de Bassanio, y ya no le queda compasión alguna para con los cristianos. Mientras Shylock ha salido para asistir a la cena, Lorenzo y sus amigos Bassanio y Graciano (Marshall), protegidos por la oscuridad y unas máscaras, ayudan a Jessica a escabullirse sigilosamente de casa de su progenitor. La joven judía se lleva consigo el dinero de su padre para poder afrontar su nueva vida. Más tarde, Lorenzo y Jessica parten hacia Belmont y la casa de Porcia.

Mientras tanto, en Belmont, Porcia se ve abrumada por la creciente cifra de pretendientes que acuden a su casa. De un modo u otro, ninguno resulta apropiado, pues la voluntad de su padre ha establecido que quien sepa elegir la arqueta correcta será dueño del corazón de su hija y de su fortuna. Hasta ahora, lo que la alivia es precisamente el fracaso de todos ellos. Y entonces, aparecen Bassanio y los suyos. Porcia cae prendada ante el porte del joven y comienza a albergar la esperanza de que él sea su marido. Y en éstas que Graciano también se prenda de la imagen de la criada de Porcia, Nerissa (Goldenhersh), por lo que se forja otra posible alianza.

Bassanio no pierde el tiempo pensando qué arqueta elegir, y cuando decide la correcta, se queda con la joven también. Todos se emocionan y pronto se organiza un impresionante banquete de bodas. Corre a raudales la bebida y grande es el alborozo hasta que llegan noticias de Venecia según las cuales Antonio ha perdido todos sus barcos, y con ellos toda su fortuna; ahora, debe a Shylock el préstamo y la vida. Bassanio debe regresar a Venecia para intentar salvar a su amigo. Porcia le ruega que se lleve el doble de la cantidad que Antonio debe en un intento por evitar el recargo que Shylock exige. Muy a desgana, Bassanio parte con Graciano.

Mientras tanto, Shylock ha enloquecido calladamente por la pérdida a un tiempo de su hija y sus ducados. Además, oye rumores que hablan de la terrible conducta de aquélla; ni siquiera su leal Tubal (Corduner) puede ahora contenerle. Obsesionado, Shylock no está dispuesto a aceptar otra cosa que no sea su libra de carne. Verá resarcida la deuda, no importa cómo.

Cuando tiene lugar el juicio a Antonio, parece que éste está perdido hasta que un joven y sabio doctor en leyes aparece misteriosamente. A pesar de su sorprendente juventud, él y su asistente argumentan el caso desde ambos lados. En primera instancia, todo indica que aprueban el resarcimiento de Shylock de acuerdo con su deseo, pero entonces se produce un cambio. Puede obtener la carne, pero nada más: ni la sangre, ni los nervios, ni los músculos. Además, deberá obtener exactamente una libra; ni más, ni menos.

Se trata de una empresa imposible de acometer. Es evidente que Shylock pierde, y no sólo este juicio, pues ahora los tribunales buscan su propio modo de hacer justicia contra el hombre que ha mostrado tan poca clemencia para con el demandado. Shylock se ve obligado a desprenderse de la mitad de su fortuna, y el resto deberá ir a parar a su hija cuando él haya fenecido; y además, lo más cruel: se le conmina a renunciar a su credo y a convertirse en lo que más odia en este mundo: un cristiano. En verdad que se trata de un castigo terrible.

Bassanio se siente embargado de agradecimiento por la acción del docto letrado, y le promete lo que sea. El doctor en leyes pide el anillo que Porcia le dio bajo juramento de jamás quitárselo. Bassanio se resiste con todas sus fuerzas, pero debe al letrado tanto que le es imposible negarse. Y el asistente del mismo toma también como pago el anillo de Graciano.

Así las cosas, todos regresan a Belmont junto con Antonio. Pero todavía quedan cosas que explicar. Cuando las respectivas esposas interrogan a Bassanio y Graciano acerca de los anillos, se ven obligados a responder que tuvieron que desprenderse de ellos. Para mayor sorpresa de todos, Porcia y Nerissa revelan entonces la verdad: fueron ellas quienes se disfrazaron como el doctor en leyes y su asistente y las que salvaron así la vida de Antonio. Tras la justa reprimenda de las esposas por la pérdida de los anillos, las dos parejas se retiran dejando a Antonio una vez más solo, reflexionando acerca de su vida. Y Jessica lucha contra sus sentimientos por el padre que ha abandonado.