Dirigida por Bong Joon-ho, éste es su segundo largometraje después de Barking Dogs Never Bite (1999), y está basado en un hecho real que conmocionó Corea en 1986, cuando tuvieron lugar una serie de asesinatos cometidos por un asesino en serie.

El film empieza como una comedia para ir convirtiéndose poco a poco en un oscuro drama en el que lo importante no es descubrir al asesino, sino cómo su comportamiento transforma una pequeña ciudad y sobre todo cómo transforma a sus policías.

Concha de Plata al Mejor Director - Festival de San Sebastián 2003. Versiones: doblada al castellano y original en coreano con subtítulos en castellano.

Comentarios del director:
La realidad y las convenciones del género
"Me gustan mucho las películas de crímenes, así que es natural que se me ocurriera hacer una. En realidad, incluso Barking Dogs Never Bite es una especie de película de crímenes. Memories of Murder empezó con una sola imagen: en un soleado atardecer, el cuerpo desnudo de una mujer horriblemente asesinada es descubierto en lo que había sido hasta ese momento un tranquilo y pacífico pueblo. Irónicamente, descubrí que los detalles de un caso de asesinato no se ajustan a las convenciones del género. Sólo algo como El silencio de los corderos podía haber producido un thriller intelectual enfrentando al detective con el criminal. La realidad no se parece en absoluto a eso, y yo quería mostrar la realidad... lo increíblemente cómico, yuxtapuesto y combinado con el horror".

"En primer lugar pensé en las familias de las víctimas: en muchos momentos me pregunté si tenía derecho a hacer esta película. Escribir el guión me resultó muy difícil, y siempre tuve presente la responsabilidad que asumía ante las familias de las víctimas. En muchos thrillers la muerte es simplemente un juego o un rompecabezas, pero en MEMORIES OF MURDER la muerte va siempre acompañada de tristeza y cólera. Esta película hace sentir lo profundamente terribles y trágicos que son los asesinatos. Yo siento una enorme tristeza por la muerte de aquellas mujeres; no sólo siento rabia hacia el asesino, sino que me enfurecen las circunstancias que permitieron que aquellas mujeres fueran asesinadas, y espero que el público que vea la película sienta lo mismo que yo".

"El tema es tan serio que traté de mantenerlo oculto tras la pantalla. Es parecido a unas tajadas de carne sobre un bol de tallarines. Si la carne representa el significado político y social de la década de los ochenta, los tallarines son lo cotidiano que rodea esos elementos. La 'carne' ha sido preparada con fundamento en la película, mientras que los 'tallarines' han sido manejados con un toque ligero, enérgico. La extraña tensión que se crea entre esos dos elementos es parte del atractivo de la película. Quería asegurarme de que incluso las generaciones más jóvenes, que no sabían nada de los casos, disfrutarían con los 'tallarines': dos policías que son como aceite y agua se convierten gradualmente en personajes opuestos a medida que se van viendo cada vez más inmersos en el caso... Los intensos y rápidos cambios en los personajes se convierten en el punto central".

Punto de vista personal
"En mi trabajo de investigación tuvo un importante papel el periodista Park del Kyun-in Daily News. Muchos periodistas fueron cambiando porque el caso se iba alargando, pero Park cubrió todos los crímenes, desde el primero al último, y lo fundamental es que tenía su propio análisis del caso. No creo que sea especialmente relevante si era correcta o no. Él me dijo algo que me ayudó mucho: 'Necesitas tener tu propio punto de vista para que puedas mantenerte centrado en medio de la dispersión del caso'".