Open Water es el segundo largometraje del guionista, director y montador Chris Kentis. Su primera película fue Grind, protagonizada por Billy Crudup, Adrienne Shelly y Amanda Peet. Kentis, titulado por la Tisch School of the Arts de la Universidad de Nueva York, es un laureado montador de anuncios y tráileres.
Laura Lau, titulada por la universidad de Columbia, ha producido y ha sido codirectora de fotografía de Open Water. También produjo y coguionizó Grind, la primera película de su marido Chris Kentis.
Chris Kentis y Laura Lau comenzaron este proyecto con la dificultad que entraña rodar una película basada en hechos reales (una pareja que practica el submarinismo en aguas tropicales es abandonada por error por el resto del grupo en mitad del océano) y acabaron creando un ingenioso thriller lleno de angustia y tensión. Open Water, que se rodó en fines de semana y días festivos, no recurre a efectos especiales de mala calidad o creados por ordenador. Por el contrario, los actores Blanchard Ryan y Daniel Travis dedicaron más de 120 horas a bucear, a treinta y dos kilómetros mar adentro, entre todo tipo de fauna marina, incluidos auténticos tiburones de carne y hueso que confieren a la película una veracidad escalofriante.
El filme capta un impresionante espectro de luz oceánica, desde un hipnótico color aguamarina hasta una amenazante oscuridad, y nos recuerda lo emocionante que resulta asustarse con los miedos más primarios, concretamente el miedo a lo que creemos que puede acechar justo debajo de la superficie.
Open Water nos enseña lo poco que solemos valorar nuestras cómodas vidas y nuestras relaciones y nos recuerda lo frágil y vulnerable que es el hombre moderno frente al inmenso e indiscriminado poder de la naturaleza.
Al igual que Susan y Daniel, los artífices de OPEN WATER también poseen el diploma de buceo en mar abierto y también son pareja. A diferencia de Susan y Daniel, Laura Lau y Chris Kentis están casados y tienen una hija. "La tensión entre la pareja en la película -declaró Lau para la revista Salon durante el Festival de Cine de Sundance 2004- ¡no tiene nada que ver con nuestro matrimonio!".
Lau y Kentis forman un buen equipo de producción. Aunque sus tareas a veces se solapan, Lau produjo Open Water y se encargó de la fotografía junto con Kentis, quien, por su parte, escribió el guión, dirigió y montó la película y se encargó de la fotografía en el agua y bajo ésta.
La actriz Blanchard Ryan opina que la dinámica de equipo que Lau y Kentis dieron a Open Water fue una parte importante de la película. "Trabajar con una pareja nos hacía sentir mejor, porque se trataba de un filme arriesgado en muchos sentidos: la desnudez, los tiburones, el tener que trabajar en el océano y rodar una película con dos actores que nadie conoce. Nosotros confiamos en ellos y sabíamos que no habría choques como en otros equipos, y eso nos hacía sentir bien".
El agua en Open Water guarda bastante más relación con el título de la película que, por ejemplo, los poderes de videncia de un niño en El resplandor. Omnipresente, bella, aterradora y siempre cambiante, el agua del océano y la luz que desprendía se convirtieron en el medio y en la inspiración de los realizadores. El agua se convirtió también en un miembro más del pequeño equipo (formado por Chris Kentis, Laura Lau, la hermana de Laura y el capitán del barco), desempeñando a veces el trabajo equivalente al del jefe de eléctricos con la forma en que su superficie vaporosa, lisa o picada reflejaba los diferentes tonos e intensidades de luz del sol y del cielo, la luna e incluso algunos amenazadores relámpagos.
El océano sirvió además de medio de transporte, ya que sus vientos y corrientes trasladaban a los actores y al equipo de un sitio a otro. Y también hacía de attrezzista, trayéndonos una mata de algas para una escena y un banco de medusas o una barracuda de dientes afilados para otra.
Sin embargo, había días en que, de haber sido realmente el océano un miembro del equipo, Lau y Kentis lo habrían despedido.
"Debíamos cuidar mucho la continuidad -afirma Lau-. Cuando el cielo cambiaba teníamos que pasar a otra escena. Al final del rodaje perdimos varios días por culpa del tiempo fantástico que hizo, con cielos azules y despejados y un sol radiante, ya que las condiciones eran demasiado perfectas para las escenas que quedaban por rodar".
"De todas formas, la mayor parte del tiempo la madre naturaleza estuvo de nuestro lado -afirma Kentis-. El día que teníamos que rodar la escena con las medusas es un buen ejemplo". "Las medusas aparecieron de repente, sin más", recuerda Daniel Travis. "Y fue el único día de rodaje en que vimos medusas -añade Kentis-. En un principio, yo había previsto ir a un sitio especial para encontrarlas con el fin rodar la parte de la escena que se desarrolla bajo el agua, pero entonces vinieron hacia nosotros inesperadamente".
La idea de Open Water surgió de una noticia que circuló por las revistas y los boletines de submarinismo hace unos años. Se trataba de dos buceadores que se habían quedado abandonados en mitad del océano. Kentis, que practica el submarinismo, empezó a investigar para ver si se trataba de un hecho aislado o de algo habitual. Descubrió que, aunque era algo poco frecuente, se habían dado algunos casos similares. También investigó sobre hombres a la deriva en el mar durante la guerra. Mediante esta investigación amplió sus conocimientos sobre los cambios psicológicos y fisiológicos que sufren la mente y el cuerpo de las personas bajo la tensión de quedar abandonadas y expuestas al mar y al cielo abiertos.
Galardonada en Sundance 2004 con el Premio del Público, Open Water está causando la misma expectación que el fenómeno de 'El Proyecto de la Bruja de Blair'. Uno de sus alicientes es el hecho de que ha sido filmada en aguas reales con tiburones salvajes: sin especialistas ni efectos especiales. Esto la convierte en una experiencia doblemente escalofriante porque el miedo que sienten los actores es verídico.