Eduard Cortés (director y coguionista)
Nacido en Barcelona en 1959, abandona los estudios de Historia del Arte para dedicarse al mundo de la imagen, donde empieza con la realización de cortometrajes en super-8. También colabora en algunos suplementos dominicales como los de EL PAÍS o El Periódico.
En el año 84 entra en la recién nacida TV3 como realizador de programas musicales y juveniles de estilo transgresor. Durante esos años realiza varios videoclips de gente como Loquillo y los Trogloditas, así como numerosos conciertos de rock.
En 1991 empieza su trayectoria como director de series televisivas y espacios dramáticos.
En el 2000 dirige su primera tv-movie, La Caverna, que producen Canal+ y TV3, trabajo por el cual Pedro Costa contacta con él para proponerle la dirección de su primer largometraje, La vida de nadie.
La vida de nadie ha obtenido los premios: Mejor Actriz, a Adriana Ozores en Seminci 2002; Mejor Película, Mejor Director y Mejor Interpretación (Marta Etura) en el Festival Opera Prima Ciudad de Tudela 2002.
En los Premios Goya 2003 obtuvo las nominaciones a Mejor Director Novel: Eduard Cortés; Mejor Actriz: Adriana Ozores y Mejor Actriz Revelación: Marta Etura.
Desde entonces ha dirigido las tv-movies El 10 en la espalda y Mónica para TV3 y Carta mortal para Antena 3.
OTROS DÍAS VENDRÁN en su segundo largometraje.
La flor del olvido
Pretendíamos una historia lírica y hermosa, una historia que hablara de la heroicidad de ciertas luchas en las que todos nos vemos envueltos. La lucha por la vida, por el amor, por reconducir nuestra existencia y sacarla de las zonas más sombrías... Y todo esto contarlo desde las emociones, los sentimientos encontrados, el humor, la pasión, el dolor. Éste era nuestro sueño.
Así surgió Alicia, y también Luis, y Zak, y Vega... y las flores de loto.
Existe un pasaje en La Odisea que narra cómo Ulises, al llegar a la isla de los lotófagos, descubre que comiendo una flor de loto el pasado se olvida. ¿Por qué no comió Ulises esa flor del olvido para poner fin a su trágico y desenfrenado deseo de retorno a Ítaca?
También las vidas de Alicia y Luis parecen estar tejidas por la fatalidad. También los dioses juegan a los dados con sus días: no son héroes capaces de grandes prodigios. Su heroicidad, como la de la mayoría de nosotros, consiste simplemente en la búsqueda de nuestro lugar en el mundo.
Por eso me he enamorado de Alicia. Me he enamorado de su misterio lunar y mágico. Su aparente ceguera, lo inorgánico de sus impulsos. Me fascinan su soledad, sus noches, su insomnio, sus renglones torcidos, sus ilusiones, su victoria.
Para ella la apuesta siempre es la misma: vivir y seguir adelante, hallar el equilibrio, comprender lo innecesario de su naufragio, aceptar que el hecho de aferrarse a ciertas cosas la condena a un destino errático y fatal. Por eso, a pesar de sus tragedias, la luz sigue protegiéndola de su lado más siniestro. Sigue manteniendo el poder de seducir la fortuna. Su optimismo nos contagia, y su lucha acaba por ser nuestra propia lucha.
Muchas veces es inevitable acariciar nuestros labios con la flor del olvido. Nacer de nuevo para cambiar el curso de unas vidas que perversos mecanismos un día torcieron.