Todos los lunes por la tarde, once hombres muy diferentes entre si, se dan cita en una pista de hockey para calarse con extrema unción sus camisetas engalanadas con la insignia de "Los Boys", el nombre de su equipo de la "liguilla de la cochera". Como dice Stan su entrenador favorito, estos hombres llevan el disco de goma de hockey grabado en su corazón. Da igual que sean abogados policías, mecánicos o desempleados: en el vestuario, olvidan su edad, su trabajo, sus problemas. Y en la cancha los motiva una misma ilusión: volver a los quince años y tratar de convertirse en otro Guy Lafleur. Después de un partido poco brillante, van a ahogar sus penas en el bar se Chez Stan, donde el dueño los consuela y procura elevarles la moral. Allí discuten, intercambian abrazos e, incluso, confiesan sus debilidades.

Una cosa es cierta nada ni nadie puede apartarlos de su cita semanal con el "juego más hermoso del mundo". A pesar de los conflictos de personalidad que generalmente acaban en trifulcas, siempre se restablece el espíritu de grupo. Además cuando Stan los coloca inesperadamente en un buen lío, los Boys aprenden el significado real de las palabras tolerancia y solidaridad.