Séptimo largometraje del director, guionista, actor y productor Antonio Hernández, OCULTO es un thriller psicológico y onírico sobre la actual desorientación sentimental.
Fresco aún el éxito obtenido por su anterior película, EN LA CIUDAD SIN LÍMITES -que mereció tres Premios Goya en 2002-, OCULTO empezó a tomar rápidamente forma en la mente de Hernández y de Enrique Brasó, co-guionista habitual en los últimos proyectos del director castellano.
"El día que pienses que la persona amada te pertenece, ese mismo día, la habrás perdido. Con esa premisa, Enrique Brasó y yo escribimos el guión de OCULTO, que hoy es película: la historia de un triángulo amoroso en el que dos mujeres, aparentemente, se disputan el amor del personaje principal o masculino". Recuerda el director.
Desde su primera película, F.E.N., (1979), Antonio Hernández se propuso involucrar directamente al público en la trama de sus historias para el cine. OCULTO es, una vez más, una apuesta por explorar el lado impredecible del ser humano. Y también su cara oculta e inexplicable, como indica el título de la película.
"¿Por qué un thriller? Porque siempre hemos tenido el deseo de llevar a la pantalla una historia de ciencia ficción, pero, lamentablemente, ni Enrique ni yo creemos en la ciencia ficción cuando lo que queremos es hablar de nosotros, del ser humano. Además, comprendimos que no había necesidad de recurrir al género de ciencia ficción, porque existe un vehículo mágico perfecto, que impregna nuestras vidas sin que lo deseemos, sin que lo diseñemos, y sin que podamos optar a cambiarlo, que es el mundo de los sueños". Explica Hernández.
Tres personajes, dos mujeres y un hombre, comparten protagonismo en OCULTO. Ellas son la discreta Beatriz, interpretada por la actriz catalana ganadora de dos Goyas, Laia Marull, y la volcánica Natalia, encarnada por la actriz colombiana Angie Cepeda, mientras que el protagonista masculino, Álex, está representado por el argentino Leonardo Sbaraglia, ganador de un Goya.
De fetiches, y máquinas: el reparto
En un juego tan arriesgado como hallar el equilibrio apasionado de un triángulo sentimental, el paso definitivo es, sin duda, seleccionar a los jugadores principales. Nadie como el director para explicar en primera persona el proceso de elección de ese reparto tan especial: "Leo Sbaraglia empieza a ser como un actor fetiche para mí. Y en este caso tenía una papeleta muy complicada. Es la primera vez que un protagonista que lleva la historia -un protagonista culto, inteligente, atractivo, triunfador, seguro de sí mismo, consciente de que tenemos que cambiar la sociedad, de que las relaciones amorosas, profesionales, familiares, tienen que evolucionar porque el mundo ha cambiado-, de repente se ve inmerso por amor, por pasión, por algo tan químico como el atractivo sexual e intelectual de una mujer, en una historia a la que no pertenece, en la que no cree y que no entiende. Y no la entiende porque, al estar basada en esos lenguajes ocultos, Álex no consigue darle un sentido".
Leonardo Sbaraglia matiza con sus propias palabras la presentación que el director hace de su rol en la historia: "Álex no es el personaje más racional en esta película. Hay otro que se encarga de armar y desencadenar toda la trama de la historia. Es, tomando palabras de Antonio, un personaje con el que todos los hombres deberían sentirse identificados. No le ocurren grandes conflictos. Natalia y Beatriz están atravesadas por graves conflictos, el de Álex no. Él lo mira todo de costado. Se enamora, inesperadamente, y eso es lo que le desorienta. Su amor por un personaje inasible es lo que le hace perder el rumbo, le hace preguntarse cuál es el modelo a seguir en el amor, cómo identificarse con el amor".
La catalana Laia Marull también figuraba a la cabeza de los primeros elencos diseñados por el equipo de producción para OCULTO. Una de las razones para pensar en ella como Beatriz casi desde el inicio de la preparación de la película, fue la magnífica experiencia que supuso tanto para el director como para la actriz el rodaje de LISBOA, hace siete años. "Laia hace un papel contrario en esta película al que interpretó para mí en LISBOA. Entonces era una pija soberbia y exuberante, y aquí interpreta a un personaje débil. Cuando me preguntan por qué trabajo con ella, siempre quiero responder que Laia debería protagonizar todas las películas del mundo, incluidas las mías, por supuesto. La llamo La Máquina porque creo que tiene un dispositivo escondido que, si sabes tocarlo, hace verdadera magia. En cada plano de esta película, hace una exhibición de posicionamiento emocional que para mi es soberbio".
"La dificultad de Beatriz estaba en que se trata de un personaje con varias capas", dice Laia. "Es una chica normal, tímida, casi retraída, muy solitaria. Una chica a la que lo social no le va mucho. Es seria, algo tradicional, también, pero muy normal. Le gusta tener controladas sus cosas. Es una mujer eficiente y seria en el trabajo. Podría ser un personaje tierno, pero en seguida intuimos que esconde algo, que tiene algo en su pasado que no ha superado, y no que sabe qué hacer con ello".
El tercer vértice de esta historia tardó un poco más en aparecer. Equipo y director hicieron pruebas a cientos de actrices en España, Francia, y diferentes países latinoamericanos. "Encontrar a Natalia fue complicadísimo, porque creo que los guionistas cometemos el craso error de no tener en cuenta la realidad cuando soñamos un guión. Y en este personaje lo habíamos puesto todo, lo que nos llevó a buscar por todos los rincones a una mujer guapa, elegante, inteligente, sexualmente atractiva, arrolladora, y además muy buena actriz. Hicimos muchísimas pruebas, tantas como para comprender que lo que buscábamos era más complicado de lo previsto. Mientras revisábamos las pruebas de casting, recordé que cuando vi PANTALEÓN Y LAS VISITADORAS apenas podía parar quieto en la butaca si aparecía Angie en pantalla. Y nos pusimos en contacto con ella para que viniera desde Los Ángeles, donde vive, para hacer una prueba. Cumplió todas las expectativas que teníamos tanto los productores como el equipo de dirección. Esta película es una tarjeta de visita perfecta para presentar el futuro de Angie como actriz, porque en su personaje aparece toda la gama de posibilidades dramáticas. Da gusto verla como mujer de éxito al comienzo de la película, y también ser testigo de cómo se va hundiendo en una historia que no recuerda, pero que vive dormida en sus recuerdos. Ella consigue darle verosimilitud al renacer de un episodio terrorífico de su pasado reciente. Y nos convence cuando la vemos que, poco a a poco, se convierte en la víctima de sus propios sueños hasta la destrucción física, intelectual y emocional; hasta situarse al borde de la muerte. Angie se va a convertir en una de las actrices más solicitadas no sólo de nuestro cine sino del cine internacional, y en una estrella que ahora escasea, en la estela de Ava Gadner, Marilyn Monroe o Katherine Hepburn".
Angie Cepeda empezó su carrera en la televisión colombiana, y llamó la atención del gran público con su segunda cinta, PANTALEÓN Y LAS VISITADORAS a las órdenes de Francisco Lombardi. Desde entonces, reparte sus trabajos entre la pequeña y la gran pantalla, y en diferentes países, como Italia, Colombia y Estados Unidos, país donde reside habitualmente. "Natalia es una mujer bastante fuerte, con los objetivos muy claros: disfrutar de la vida, divertirse con sus amigos". Señala Angie. "Es inteligente, pero también tiene ese lado con el que me identifico mucho yo, ese lado místico, de no ser tan racional, de creer en las premoniciones, en los sueños, en los números, y engancharse con ello. Cree en las señales. Ella consigue que ambos aspectos, el placer y el misticismo, se relacionen y se complementen".