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  Clandestino  (Inguélézi)
  Dirigida por François Dupeyron
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Un giro notable en la trayectoria de un director que busca continuamente nuevas formas de filmar para intentar contar sus historias de forma más íntima y vibrante.

François Dupeyron, el director, fue ganador de la Concha de Oro por C’est quoi la vie? (¿Qué es la vida?).

Presentada en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián 2004.

Protagonizan la película Eric Caravaca (Soldados de Salamina, Su hermano, Novo) y Marie Payen.

De otra manera
He escogido este oficio para no tener que ir todos los días a una oficina...

He hecho algunas películas y he intentado que fueran lo más distintas posible entre sí, para no repetirme. Siempre he tratado de entender por qué hacía una película en concreto y no otra. Pero he descubierto que no hay diferencias entre las películas y yo y que, a pesar de mis esfuerzos, siempre repito el mismo esquema: el hombre hundido que vuelve a la vida en el mundo, en sociedad... Es como si yo fuera incapaz de hacer de otra forma lo que hago... y a veces tengo la impresión de que a todos los autores les pasa algo parecido.

Nunca he buscado un tema por buscarlo, sin más. A veces me he pasado hasta cinco años sin rodar.

En el caso de CLANDESTINO, primero escribí una novela, una historia que me inquietaba desde hacía unos años. E inmediatamente quise hacer esta película "de otra manera" en todos los aspectos: producción, dirección, distribución..., "de otra manera".

Ha aparecido en el mercado un instrumento extraordinario, la cámara digital, que ha revolucionado totalmente nuestra forma de hacer y de ver, mucho más allá, me parece, de lo que supuso en el cine la irrupción de las cámaras ligeras a finales de los años cincuenta... Personalmente, he querido salir de mi propia experiencia de trabajo y filmar como si no supiera filmar, montar como si no supiera hacerlo, etc., y no sólo para divertirme, sino para aprender a vivir mejor, a disfrutar el día de hoy, que a veces tenemos tendencia a contemplar con nuestros viejos ojos.

Quería rodar en vídeo, con una forma diferente de la luz: quería hacer un tratamiento de la luz discreto, de "bajo perfil", suprimiendo luz en lugar de añadiéndola, entre otras cosas porque las dos películas que rodé con Tetsuo Nagata como director de fotografía (C'est quoi la vie? y La chambre des officiers) habían acabado de convencerme de la riqueza de matices que hay en ello. También era una forma nueva de acercarme a los actores, de estar con ellos, y todo ello era coherente con reducir al máximo el equipo, lo que también me permitía moverme con más libertad: rodar en los cafés, en el barco, en las calles, como en un documental. Quería adaptar la producción al proyecto para que éste se pareciera a aquél.

Yo quería ir hacia lo desconocido, por eso este rodaje ha sido para mí una puerta que se abría: todo parecía posible, el juego, el descubrimiento... y me he sentido muy ligero, como nunca. Se me olvidaba decirlo, pero hay una cosa que no me gusta que esté en mis películas, contra la que lucho: ¡la pesadez!

Además, quería distribuir esta película de otra forma. En Francia, todos sabemos que el problema es que hay un número excesivo de películas: ¡a las dos o tres semanas, fuera! ¿Y qué se puede hacer? Con la televisión, se ha extendido la costumbre de hacer zapping; en el cine, directamente se tira...

Para cada película, me he reunido con periodistas, sobre todo con aquellos a los que les había gustado. Habitualmente paso una hora hablando de mi trabajo con cada uno de ellos. A veces hay buenos ratos, auténticos intercambios..., pero luego no veo nada de eso en sus artículos. ¡Y tampoco es culpa suya! No tienen sitio, ¡para ellos también son demasiadas las películas de las que tienen que hablar. ¿Y qué se puede hacer?

Con esta película decidí salir de ese sistema de querer estar en todas partes: un solo periódico en el que me gustaría profundizar, una sola radio... dos salas en París donde la película pudiera quedarse más de dos semanas... y, a partir de ahí, si los demás encuentran interesante la película y mis planteamientos, soy todo para ellos... Dicho en otras palabras, he tratado de volver a encontrar el deseo, salir del pliegue... Puede que me equivoque, ¡pero al menos lo he intentado!