Dirigida por Claude Chabrol (La flor del mal, Gracias por el chocolate), cuenta en el reparto con Benoît Magimel (La flor del mal, La pianista), Laura Smet (La femme de Gilles).
Claude Chabrol, el director
Para ser un director cuyo debut en 1958, El bello Sergio, ha sido reconocido universalmente como el lanzamiento de la Nouvelle Vague francesa un año antes de que Truffaut arrasase en Cannes con Los 400 golpes, Claude Chabrol es un realizador exquisitamente comprendido. Bien sea al explorar un complicado "ménage à trois" en Las ciervas (Les biches, 1968) o con una ama de llaves vengativa y una criada iletrada que hacen volar por los aires a una familia burguesa en La ceremonia (La cérémonie, 1995), nunca da nada por hecho con el público. En vez de eso, se concentra en tramas perfectamente diseñadas y un sentido sin igual de la psicología humana para dejar a los espectadores clavados en sus asientos, incapaces de irse hasta que haya exprimido inexorablemente hasta la última gota de sangre o pasión de las situaciones que consuma en la pantalla. El dominio que posee Chabrol del género de suspense, así como su rotunda psique, han hecho inevitable su comparación con Alfred Hitchcock. Es una comparación que el director insiste que "no es ni totalmente cierta, ni totalmente falsa". Pero al contrario que Hitchcock, y como ocurre con los excelentes vinos que degusta con placer, Chabrol mejora con la edad. Después de sus primeros años, en que fue aclamado por la crítica y logró un gran éxito comercial, y tras la salvaje década de los 80, en la última década Chabrol vuelve a la escena con una serie de éxitos (Madame Bovary, Betty, El infierno, La ceremonia, Gracias por el chocolate) que han supuesto premios en festivales y cines llenos. El hilo conductor de todas estas películas era una serie de papeles protagonistas para algunas de las actrices francesas más importantes: Emmanuelle Béart, Sandrine Bonnaire e Isabelle Huppert. Ahora, con La dama de honor, una adaptación de la novela de Ruth Rendell, el director ha reunido a dos brillantes jóvenes actores, Benoit Magimel y Laura Smet, para contar una historia tensa, complicada de pasión que nos recuerda a sus mejores películas.