Años 80. En un país de Latinoamérica, su dictador ha ideado un plan siniestro para justificar la permanencia del ejército en el poder. Sus servicios secretos secuestran a un grupo de opositores en el que se encuentran un estudiante aficionado al boxeo (Leonardo Sbaraglia), un cocinero homosexual (Daniel Fanego), un profesor desilusionado (Andrea Prodan), un obrero amante del bolero (Jorge Perugorría) y un barbero que prefiere el tango (Luigi Maria Burruano).
Los rehenes son trasladados a una vieja estación de trenes en el desierto, llamada "Ninguna Parte". Allí son dejados bajo la custodia de un grupo de militares, no menos fuera de sitio que los prisioneros en ese paraje solitario. Pero también ahí los prisioneros consiguen mantener el fervor y el sentido lúdico de su existencia.
Con la ayuda de un extraño aventurero, el Gringo (Harvey Keitel), que prefiere la inteligencia de la ironía a la cobardía del cinismo; de un hombre del desierto activo militante de la resistencia (Fernando Guillén Cuervo); y de una joven (Laura Mañá) que hace de la lucha clandestina un continuo homenaje a su compañero asesinado, los rehenes planean su huida. Una fuga que se revelará inolvidable tanto para los opresores como para aquellos que conocen el valor real e inquietante de la libertad.