El campeón mundial de boxeo en la categoría de pesos pesados George "Iceman" Chambers (Ving Rhames) es enviado a prisión acusado de violación, cargo del que él se declara totalmente inocente. Lo que más le indigna es que en la cima de su carrera de boxeador profesional no va a poder disfrutar y defender su título de campeón invicto.
Cumpliendo cadena perpetua por un crimen pasional en la misma penitenciaría a la que será enviado Iceman se encuentra Monroe Hutchen (Wesley Snipes). Los reclusos consideran a Hutchen como a un héroe, como a su indiscutible campeón de boxeo. Resignado a pasar el resto de su vida en la cárcel, a Hutchen todavía le obsesiona, sin embargo, la duda de si hubiera podido llegar a ser alguien como boxeador.
También condenado a cadena perpetua se encuentra en la misma prisión Emmanuel "Mendy" Ripstein (Peter Falk), cuyos vínculos con el mundillo del crimen se remontan hasta la Cuba de Batista. Éste goza aún de buenos contactos en el gobierno del Estado, la mafia y las autoridades carcelarias. Dos de sus secuaces, Al Mazzula y Vinnie Dipolito han contratado al también recluso Jesús "Chuey" Campos para descubrir si el fantasioso Mendy tiene a salvo parte del dinero obtenido con sus crímenes en una cuenta secreta de un banco suizo. Pero el astuto Mendy no da ningún tipo de respuesta directa amparándose en su avanzada edad, su artritis reumática y sus oportunos ataques de Alzheimer.
En la tensión que existe entre los dos "campeones" reclusos, Mendy ve una oportunidad para promover una última gran pelea en el ambiente de seguridad que se respira entre rejas. Moviendo todos los hilos posibles, Mendy convence a Iceman para que pelee con la promesa de ayudarle a obtener una reducción de condena y la garantía de que nadie del mundo exterior se enterará de la pelea ni del resultado de ella. A su vez, Iceman se da cuenta de que si no colabora ni se une a alguna de las bandas de la prisión sólo conseguirá llevar una existencia miserable e incluso poner en peligro su vida.
Conseguir que Hutchen vuelva al ring resulta más difícil. Éste es ahora un hombre apacible que ha aceptado su vida entre rejas. Hutchen no confía en recibir el dinero prometido por Mendy, pero la invitación despierta en él la antigua inquietud de pensar en lo que podría haber llegado a ser como boxeador profesional. Es su única oportunidad de luchar contra un verdadero campeón profesional.
Mendy logra con sus contactos vencer la resistencia de la cárcel y poner de su parte al alcaide, Dick Lipscomp, y al jefe de guardianes, A. J. Mercker. El compañero de celda de Iceman, Mingo, y otro recluso, Ratboy Dolan, serán los "managers" de los boxeadores.
También el manager de Iceman en el exterior, Yank Lewis, apoya la pelea si ello significa una reducción de condena para su representado. Acepta incluso que Mendy escoja el reglamento de Londres, que establece el uso de guantes más ligeros y la duración del combate hasta noquear al contrincante.
El alcaide se toma unas oportunas vacaciones, el jefe de guardianes se ve forzado a ser el árbrito del combate y el grupo de rap (MASTER P), también recluído en la prisión, actúa de telonero antes de la pelea. Por razones de seguridad, el ring se rodea de una especie de jaula gigante de acero y se cubre con alambre de cuchillas. Las gradas que rodean los lados del cuadrilátero están abarrotadas por los vociferantes reclusos, conscientes de ser los únicos testigos de ese episodio histórico del boxeo. Los presidiarios cantan su original versión del himno nacional, los preparadores abandonan el ring con sus toallas y sus taburetes, y el jefe de guardias Mercker ordena que se cierren puertas y comience la pelea.
Y en ese momento, los dos boxeadores iniciarán el combate más auténtico de su vida para demostrar quién de los dos merece realmente el título de campeón INVICTO.