La vida de la exitosa autora de novelas de misterio Rachel Carlson (Demi Moore) se viene abajo cuando su querido hijo Thomas (Beans Balawi), de siete años, muere ahogado en su casa de Primrose Hill. Un año después, y a pesar del anticipo millonario que ha recibido para su próxima novela, todavía está demasiado afectada para escribir. También se ha destruido su matrimonio con Brian (Henry Ian Cusick), un editor y novelista tenaz. Su mejor amiga Sharon (Kate Isitt) consigue alquilar una casita aislada en la pequeña y remota aldea de Ingonish Cove, en los Highlands escoceses, con la esperanza de que Rachel podrá curarse y volver a escribir.

Sin embargo, incluso en la bella y aislada aldea, Rachel sigue presa de su sentimiento de culpa y de los recuerdos de su hijo muerto. Se imagina oyendo el ruido de sus juguetes favoritos, y sus pesadillas están llenas de asfixia y muerte.

Tratando de calmarse, pasea por el sosegado pueblecito. Pero la calma se verá alterada cuando la marginada del pueblo, Morag, le dice que puede ver a su hijo muerto detrás de ella, y que éste está intentando hablarle. Antes de que Rachel tenga la oportunidad de responder, Morag desaparece misteriosamente.

Trastornada por las visiones, Rachel se encuentra muy lejos todavía de encontrar la paz necesaria para volver a trabajar en su novela. Decidida a comenzar de cero, se integra por completo en la vida de la aldea. Conoce al policía local, Finlay Murray (James Cosmo) y a su esposa Mary. Ambos la consideran amigable y digna de confianza.

Poco a poco va estableciendo una relación con Angus McCulloch (Hans Matheson), el atractivo encargado del faro que vive y trabaja en el islote deshabitado situado frente a la costa.

Angus le revela que su mujer abandonó la isla años atrás, incapaz de soportar el aislamiento. Rachel y Angus se sienten unidos por sus pérdidas personales, pero Angus nota el miedo y la culpabilidad que impiden a la escritora abrirle su corazón por completo.

Justo cuando Rachel empieza a notar que está recuperando el equilibrio en su vida, regresa a la casita y saca una pizarra mágica de una caja de juguetes de Thomas. El aliento se le corta cuando la pantalla revela un mensaje de advertencia de su hijo muerto. Presa del pánico, deja caer el juguete inmediatamente, al que se le borrará la pantalla por el impacto contra el suelo.

Sin saber a quién acudir, Rachel se apresura a ver a Morag para pedirle ayuda. Rodeada por las terroríficas muñecas con quien comparte su casa, Morag no ofrece a Rachel ningún consuelo. De hecho, lo que la mujer le dice sólo consigue asustarla más: su hijo está intentando advertirle de que su vida corre peligro y que debería abandonar Ingonish Cove de inmediato.

Cuando Rachel le pregunta por qué está en peligro, Morag no tiene respuesta. Todo lo que puede hacer es transmitirle el mensaje y esperar que Rachel no ignore el aviso.

Rachel corre a reunirse con Angus en busca de consuelo. Finalmente no puede más y le explica la historia de la muerte de su hijo y el terrible sentimiento de culpa que ha ido arrastrando desde entonces. Angus y Rachel terminan haciendo el amor, y ella regresa a su casita decidida a enfrentarse a los fantasmas del pasado.

Pero justo cuando cree que su vida está a punto de restablecerse, Rachel vuelve a tierra firme y se hunde en un mundo de locura, crimen y fuerzas sobrenaturales que la obligarán a luchar por su vida y por su salud mental.