Entrevisa con Olivier Marchal (Extracto)
P: ¿Cómo tuvo la idea de 36, QUAI DES ORFÈVRES?
R: Siempre había tenido ganas de rendir un homenaje a Dominique Loiseau contando su historia. Dominique era miembro de la BRI (Brigada de Investigación e Intervención), ex Brigada Antidelincuencia Organizada, que participó en el desmantelamiento de la "Banda de los Postizos" (Bande des Postiches). El 14 de enero de 1985, llaman a la BRI: acaban de atracar una sucursal del BNP en la calle Docteur Blanche en el distrito siete de París. Los Postizos rompían las cajas mientras retenían a varios clientes y miembros del personal como rehenes según era su costumbre. La BRB (Brigada de Represión de la Delincuencia) también estaba detrás de la banda.
Se colocó un dispositivo policial compuesto por dos brigadas alrededor de la sucursal bancaria. Como pasa siempre durante un atraco, tenían la orden de no intervenir, de dejar salir y seguir a los ladrones y detenerlos fuera de la zona urbana, cuando cambian de coche y la adrenalina empieza a bajar.
Pero el jefe de la BRB decidió intervenir él solo para ganar puntos. Cuando los Postizos salieron del banco, este policía, del que no diré el nombre, empezó a disparar sin previo aviso, lo que dio pie a un nutrido intercambio de disparos. Un primer grupo de atracadores ya se había ido. Al oír los disparos, dieron media vuelta para ayudar a sus compañeros. Cogieron a un policía de rehén. Murieron dos hombres, un ladrón y un policía de la BRI, Jean Vrindts. La mitad de la banda consiguió escapar. Un auténtico fiasco.
Después de la "metedura de pata", tuvo lugar un movimiento rebelde en la sede de la Policía Judicial en el 36, Quai des Orfèvres. Los policías presentes durante el tiroteo exigieron que el jefe de la BRB responsable de la operación fallida fuera objeto de una sanción disciplinaria.
P: ¿Como sucede en su película?
R: Sí, desde luego. Pero en esa época, acabábamos de pasar por otro asunto que había saltado a la primera página de los periódicos: el del grupo de los corruptos. Un equipo de policía del "36", la mayoría perteneciente al grupo nocturno de la BRB, fue acusado de extorsión, robo, secuestro... Un asunto muy grave en el que estaban implicados varios miembros de una de las más prestigiosas brigadas del 36, Quai des Orfèvres, la sede policial, y que había provocado un gran alboroto en el seno de la jerarquía y del "establishment" policial. Más aún porque la Prefectura de Policía, considerada un Estado dentro del Estado, se encontraba de pronto en el punto de mira de la magistratura y del poder central que llevaban tiempo buscando una excusa para desestabilizarla. El asunto de la calle Docteur Blanche ocurrió justo entonces.
Ante la rebelión y la huelga inminente en el "36", el prefecto de policía decidió intervenir. Reunió a los miembros de las principales brigadas centrales y les amenazó con sanciones para los que armasen jaleo. También volvió a hablar del asunto de los policías corruptos, añadiendo que "el expediente todavía no estaba cerrado y que quedaban nombres en la lista..."
A buen entendedor, ya se sabe.
Consiguió ahogar la rebelión, pero los policías del "36" seguían enfadados. La situación empeoró cuando empezaron a correr rumores acerca de Jean Vrindts, el policía abatido durante el tiroteo. También se le acusaba de corrupto. Los periódicos publicaron artículos ensuciando su memoria, avergonzando a su familia. No tuvo un entierro oficial. Los policías de la BRI no pudieron soportarlo. Pensaron que la administración intentaba tapar la metedura de pata dirigiendo a los medios hacia otro asunto. Para ellos, era como matar a su compañero por segunda vez...
Todos estaban hartos, el "36" se había convertido en una bomba de relojería. Dominique Loiseau, que estaba de vacaciones con su familia, se entera de que su nombre está en la famosa lista de "los corruptos". Vuelve a París y va directamente a la IGS (Inspección General de Servicios) para pedir explicaciones. Ante el cariz que toma la conversación, exige que le arresten si de verdad hay cargos contra él. Un juez ordena que se le encarcele en Bois d'Arcy sin la menor explicación. Condenado a doce años de reclusión criminal, le liberan al cabo de seis y medio.
P: ¿Dominique Loiseau era uno de sus compañeros?
R: Era un amigo y policía al que admiraba. Cuando ingresé en la Escuela de Policía, tenía veinte años y él, veintiséis. Había ingresado por concurso interno; era uno de los alumnos que ya había sido policía antes de sentarse en los bancos de la Escuela de Inspectores. Concretamente, había sido investigador de las Brigadas Territoriales de París. Tenía experiencia y una madurez que yo admiraba. Pero, sobre todo, era una persona de gran humildad y humanidad. Cuando le condenaron, ya me habían destinado a la Sección Antiterrorista del Ministerio del Interior. Nunca creí que fuera parte de este asunto de policías corruptos. Pagó el pato en nombre del "orden establecido" por culpa de un jefe de servicio al que la administración quiso proteger por alguna oscura razón y que, como pasa en la película, acabó por ser subdirector de la Policía Judicial. Fue un auténtico ajuste de cuentas, y Dominique sirvió de cabeza de turco. De hecho, en cuanto ingresó en la cárcel, los ánimos se serenaron y todo volvió a su ser.
Dominique fue víctima de un juez parecido al que sale en ASUNTOS PENDIENTES, un juez infame de los que, desgraciadamente, hay unos cuantos, un antipolicía de pura cepa que le prohibió recibir visitas durante meses, incluso de su familia, así como recibir cartas, tratándole como si fuera el peor de los criminales. Lo más preocupante es que los auténticos corruptos, los que estaban en la lista, nunca tuvieron problemas. El policía del IGS que se encargó del expediente de Dominique era más que dudoso. Había sido miembro de la Segunda Brigada Territorial. Durante una pesquisa, se había quedado con 300.000 francos, con los que se compró una casa en la isla de Rê.
Mientras tanto, Dominique se pudría en la cárcel. Le amenazaron de muerte, a él y a su familia. Pidió a su mujer que le dejara, que no le esperara durante doce años. Sus padres se arruinaron en su intento de demostrar que era inocente. Intentó colgarse en su celda. Todo en nombre del orden establecido. Lo que le pasó hubiera podido ocurrirle a cualquier policía, incluso a mí.
P: ¿Ha trasladado este acontecimiento a ASUNTOS PENDIENTES?
R: Sí, claro, he trasladado la historia. Pero lo que le pasa a Léo Vrinks (el personaje interpretado por Daniel Auteuil) es tan tremendo, tan monstruoso como lo de Dominique Loiseau.
Dominique lo perdió todo en la cárcel, su mujer, sus amigos, su profesión, que era su razón de ser, su dignidad, y muchas otras cosas de las que no puedo hablar. Podría haberse llenado de odio, pero prefirió olvidar todos los años perdidos. Trabajó en la película como conductor para los actores. Tanto el equipo artístico como el técnico pudieron apreciar su amabilidad y profesionalidad. Se ha sacado el carné de capitán de barco, pero no dejan de acosarle. A pesar de que Mitterrand le indultara, no fue amnistiado. Sus antecedentes penales le impiden trabajar donde le gustaría. Por ejemplo, le está prohibido pilotar barcos con pabellón francés. Se le considera una "vergüenza" para el país. Vergüenza deberían tener los que le condenaron y apoyaron el montaje administrativo.
La película está dedicada a él y a Christian Caron, "Kiki", un policía que murió en un tiroteo el 31 de agosto de 1989 durante una intervención del RAID (Unidad de Búsqueda, Asistencia, Intervención y Disuasión). Había sido miembro de la Brigada Antidelincuencia Organizada, amigo de Dominique Loiseau. Caron era una de las figuras del "36". Era jefe de grupo del RAID y me formó durante las prácticas de preselección para dicha unidad de élite. Casado, con tres hijos, había decidido dejar el