El director Raúl Ruiz nos transporta al año 1918. Gustav Klimt (John Malkovich) yace en su lecho de muerte.
Acompañamos a Klimt a través de sus visiones febriles hasta el pabellón austríaco de la Exposición Internacional de París de 1900, donde recibe una medalla de oro por su obra titulada Filosofía. Allí presenciamos sus encuentros con el mago del cine Méliès, la misteriosa bailarina francesa Lea de Castro y el «Secretario de Estado», una opresiva figura paterna que sigue al artista por toda la película como una sombra.
Los cuadros de Gustav Klimt revelan una expresividad, pasión y sensualidad fascinantes, y, como su propia vida, están consagrados a las mujeres. Muy adelantado a su tiempo, Klimt fue alabado en París pero censurado por su carácter provocativo en su ciudad natal de Viena.
Sinopsis larga
La obra de Gustav Klimt es una arrebatadora combinación de sensualidad, expresividad y pasión y, como su propia vida, está dedicada por entero a las mujeres. Fue un artista muy adelantado a su tiempo que obtuvo el reconocimiento en París pero el desprecio en Viena, su ciudad natal, donde se le tachó de escandaloso. Klimt vivió la vida igual que la pintó. Tuvo romances con sus modelos y musas, relaciones de las que nacieron 30 hijos aproximadamente.
En sus cuadros y dibujos, Klimt creó una imagen completamente nueva de la mujer y un nuevo ideal de belleza aún vigente hoy día. La eterna búsqueda de perfección, erotismo y amor del artista se refleja en sus obras y se expresa en esta historia a través de su apasionada relación con la bailarina y actriz francesa Lea de Castro.
La historia arranca en el pabellón austríaco de la Exposición Internacional de París de 1900, donde Klimt es galardonado con una medalla de oro por su obra. Allí conoce al mago del cine Méliès, que le presenta a Lea de Castro. La bailarina encarna a la musa de sus sueños así como a su ideal erótico y sus deseos carnales. También conoce al misterioso «Secretario de Estado», que a lo largo de la película hostiga la inestable cordura del artista. El director Raúl Ruiz muestra el enfrentamiento de Klimt con las autoridades austríacas y con la alta sociedad vienesa, surgido a raíz de las alegorías «escandalosas» del pintor y que desemboca en un dramático incidente en el que Klimt roba del edificio de la Secesión de Viena sus cuadros incautados por el Estado, que finalmente se ve obligado a comprar para evitar el encarcelamiento. Ruiz se sirve de hechos, conversaciones y citas del círculo de amigos de Klimt y otros personajes contemporáneos a él para dotar de autenticidad a la acción con la aparición esporádica de figuras como Schiele, Altenberg, Bahr y Wedekind, que labraron el tejido cultural que envolvía las cafeterías de la Viena del cambio de siglo.
La trama de la película se centra en la pasión de Klimt por Lea de Castro, su lucha por la libertad artística y su eterna pero platónica relación con Emilie Flöge. La amistad íntima que le unió al artista Egon Schiele compone la voz narrativa de la película. La interpretación que Raúl Ruiz hace de la vida de Klimt es una extraordinaria plasmación visual y musical de los hechos históricos. El director indaga en la eterna búsqueda de perfección, erotismo y amor de Klimt; en su incansable exploración de una nueva forma expresiva; en su rechazo del clima social y artístico de la época; en la agitación que vivió Viena con la llegada del siglo XX; y en el declive del Imperio de los Habsburgo.
La creación de Raúl Ruiz es un virtuoso homenaje a un artista y a su vida, con la Belle Époque como sugerente telón de fondo histórico.