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  Voces en la noche  (The night listener)
  Dirigida por Patrick Stettner
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Dirigida por Patrick Stettner (The business of strangers) cuenta como principales protagonistas con Robin Williams y Toni Collette. Se trata de la adaptación de la novela de Armistead Maupin (traducida como: El oyente nocturno).

Un misterio real
El oyente nocturno es una novela, una obra de ficción, pero está inspirada en algo que ocurrió de verdad a Armistead Maupin y a su pareja, Terry Anderson, en 1992. Maupin, el prestigioso autor de la popular serie Historias de San Francisco, recibió un manuscrito de un muchacho de 14 años que había sido víctima de abusos en su infancia y había sido rescatado por una asistente social que le animó a escribir como medio terapéutico de superar la pesadilla que había vivido.

«Eran unas memorias increíbles. Era como leer el Diario de Ana Frank», recuerda Maupin, que quedó tan impresionado por el relato de supervivencia del joven que preguntó a su editor si podía hablar con él para decirle lo mucho que le había gustado su obra. Así empezó una amistad telefónica de una punta a otra del país con el muchacho, que vivía con su madre adoptiva en Union City, Nueva Jersey, a casi 5000 kilómetros de San Francisco.

«Llegué a sentir mucho afecto por ellos. Trabamos una fabulosa amistad. Aunque yo era un hombre gay que se acercaba a la cincuentena y él se identificaba como heterosexual, teníamos muchas cosas de las que hablar. En cierto modo acabé siendo algo parecido a un padre adoptivo», afirma Maupin. Terry Anderson recuerda por su parte que el muchacho les llamaba tres o cuatro veces por semana.

Al cabo de seis meses de amistad telefónica continuada, un día Terry cogió el teléfono y habló con la madre por primera vez, ya que hasta entonces sólo había hablado con el joven. Maupin recuerda que, «después de una conversación de unos veinte minutos, Terry colgó y me dijo: “me parece increíble que no te hayas dado cuenta”». Terry descubrió un chocante parecido entre las dos voces.

Al principio, Maupin no quería creer que alguien hiciera algo así. «En parte yo tenía que creer que él existía, porque dudar de la palabra de un chico maltratado me parecía lo peor del mundo. Para ellos es muy difícil dar la cara y hablar de su experiencia, y esto podía acabar con él. Bastaba un dos por ciento de posibilidades de que existiera para que yo prefiriera no correr riesgos. Tenía que mantener aquella amistad.

»Poco después comprendí que me había topado con la historia más fascinante de mi vida, que verdaderamente estaba viviendo una novela. Estaba en medio de un misterio que me ofrecía algo que siempre había querido escribir. Me fascina la idea de una historia de suspense que no se centrara en el asesinato, el robo o la violencia, sino en los misterios del corazón humano.»

Durante casi seis años, Maupin mantuvo la amistad con el joven y empezó a redactar una novela inspirada en aquella experiencia. «Cuando hablé de la novela con el chico, me encantó oírle decir: “fantástico, estoy familiarizado con la ficción”.» El joven incluso eligió el nombre de su personaje en el libro: Pete.

Pero El oyente nocturno trata también de una ruptura de pareja entre dos hombres y del gran esfuerzo que supone mantener un vínculo.

«¿De qué manera amamos? ¿Qué es lo que anhelamos? ¿Hasta qué punto nos ciegan estos anhelos? ¿Y en qué manera las necesidades del corazón crean misterios en nuestra vida?», se cuestiona Maupin.

Hoy día, una década después de su ruptura, Maupin y Anderson mantienen una amistad que ha presenciado la transformación de una sensación literaria en una adaptación cinematográfica, Voces en la noche, en la que Robin Williams encarna a una figura no muy diferente de Armistead Maupin y en la que Bobby Cannavale interpreta un personaje que no dista mucho de Terry Anderson.

La relación de Maupin y Anderson con el verdadero muchacho (si es que se puede utilizar esta expresión a la luz de circunstancias donde tanto se confunden realidad y ficción), llamado Pete en la novela y la película, se explora en un fascinante artículo de investigación de Tad Friend aparecido en la revista New Yorker años después de la publicación de El oyente nocturno. Además, Anderson está preparando un documental acerca del joven que él y Maupin conocieron y que cambió sus vidas para siempre.

Las memorias del joven, por cierto, siguen estando a la venta hoy en día, y tal vez sería interesante acompañar su lectura con la de las autobiografías falsas de J. T. LeRoy y James Frey.

Pero ésta es otra historia. Voces en la noche es un trabajo de ficción basado en una novela.

El reparto
La selección del reparto de Voces en la noche fue una tarea tan compartida como el desarrollo del guión.

"Nuestra primera opción era Robin" —afirma el productor John Hart durante el rodaje de la película—. Pudimos recurrir a la relación que tiene Armistead con Robin y su mujer Marsha. Todos ellos viven en San Francisco y se conocen desde hace casi 30 años. Terry cogió la bicicleta y se acercó a su despacho para dejarles una copia del guión.»

"Me alegré muchísimo de que seleccionaran a Robin porque, a su estilo, y aunque seguramente a él no le gustaría que dijera esto, es un sanador" —añade Maupin—, "y Gabriel hace lo mismo en menor grado con su programa de radio".

En cuanto a la elección de Bobby Cannavale como pareja de Williams, Terry Anderson comenta: "Mis amigos se meten conmigo por la elección de un italiano guapísimo de 35 años para que haga de mí, ¡pero yo no tuve nada que ver! Fue la decisión del director, una decisión muy acertada".

Toni Collette es la actriz favorita de Armistead Maupin "desde La boda de Muriel" —afirma—. "Ella sabía que el guión le daba un papel que le permitía emplearse a fondo, y eso era una alegría para nosotros".

"Quería a Toni desde que empezamos. Y ella se ha entregado desde el principio a lo que requería el personaje" —recuerda Stettner—. "Planteamos la primera Donna como una gran figura materna, casi con un aire de Kim Novak. Nos divirtió mucho jugar con la idea de que no era un personaje real, sino más bien la representación mental de Gabriel de lo que debería ser una figura materna".