Melissa es una muchacha de dieciséis años, dulce e inocente que vive en una ciudad pequeña. Sus padres, envueltos en sus propias vidas, son ajenos al hecho de que su hija está a punto de ser mujer.

Sólo su liberal abuela, obsesionada por el rock, trata a Melissa como una adulta y la escucha como es debido. En clase, sumergida en su mundo, Melissa se pasa el día soñando con su atractivo pero indiferente compañero de clase Daniele, por el cual siente una atracción de colegiala. Incluso la llegada de un chico nuevo al instituto, Marco, la mantiene indiferente, aunque el simpático Marco la admira desde lejos. Cuando por fin Daniele se fija en ella, Melissa se siente tan abrumada por sus atenciones que no se da cuenta de que sus motivos son bastante turbios.

Seducida inocentemente por el encanto de Daniele, Melissa es iniciada brutalmente al mundo adulto del sexo. Se convierte en títere de los juegos sádicos de Daniele y su amigo Arnaldo. Humillada y perpleja al principio, Melissa decide tomar el mando de su propia educación sexual y así la presa se convierte en ave de rapiña.

Comienza a registrar gráficamente en su diario sus audaces relaciones sexuales con distintos hombres. En vez de fortalecerla, sus experiencias la arrastran a un torbellino de depravación y se aísla más aún, al perder a su mejor amiga y alejarse de sus compañeros.

Cuando su querida abuela abandona el hogar familiar, Melissa queda abandonada en un peligroso mundo adulto con la experiencia de una niña. Una trágica pérdida la obliga a enfrentarse a la realidad de su comportamiento destructivo y aceptar lo que realmente significa ser mujer y amar.

Comentarios del reparto
Fabrizia Sacchi (Daria, madre de Melissa)
Daria sigue siendo una joven entre los treinta y cinco y los treinta y siete años. No es realmente una madre en su manera de comportarse, porque no tiene la menor idea de cómo ser una madre de verdad para su hija. Algunas mujeres son madres naturales desde el instante en que nace su hijo, pero a pesar de su edad, mi personaje es incapaz de comprender lo que significa ser madre, aunque esté en la treintena. Ni ve, ni escucha a su hija. Es una mujer totalmente inconsciente.

Primo Reggiani (Daniele)
Daniele es hijo de un millonario y está totalmente corrompido, al igual que Arnaldo. Es muy engreído y tiene un comportamiento malsano hacia los demás. Pero bajo su apariencia, es menos seguro y más vulnerable que Arnaldo en muchos sentidos. Yo no traté mucho a mis compañeros de reparto durante el rodaje, para poder sumergirme más en la naturaleza misantrópica de Daniele. ¿María Valverde? No hablé con ella por primera vez hasta que terminamos el rodaje.

Elio Germano (Arnaldo)
Mi personaje pertenece a la clase alta y rica y ese tipo de gente es realmente igual en todo el mundo. En otras palabras, es el típico niño mimado, como los que se encuentran en las sociedades occidentales. Es el aburrido hijo de un millonario y tiene un modo violento y enfermizo de relacionarse con el mundo a través de la sexualidad y el poder.

Claudio Santamaría (guardián del museo)
Yo conozco a Melissa cuando visita el museo con su clase del instituto. Tenía ganas de trabajar con Luca Guadagnino y me fascinó el hecho de que mi escena no tuviera diálogo. Creo que una escena sin palabras puede ser un reto para un actor.

Geraldine Chaplin (Elvira, la abuela)
El guión me impresionó porque era la primera vez que leía algo que hablara con tanta franqueza de los jóvenes, el sexo y el comportamiento brutal de los adolescentes. Como ocurre a menudo en las relaciones entre abuela y nieta, su abuela la comprende mejor que su madre. Una madre ve a su hijos como una niños, mientras que una abuela es capaz de establecer una relación con ellos, intercambiar cosas, lo cual me parece muy original.

Luca conoce a sus personajes. Cuando estás a mitad de un rodaje, sueles conocer a tu personaje mejor que el director, pero en este caso, siempre sentí que Luca conocía a mi abuela mejor incluso que yo.

Siento curiosidad por ver cómo reaccionará el público ante esta película. Creo que puede sorprender a la gente y, sinceramente, espero que lo haga como una bofetada sana.