Capítulo primero El guión
Para conocer la larga gestación de Malditos bastardos, lo mejor es recurrir a las anécdotas que cuentan los amigos y compañeros del director y guionista Quentin Tarantino. Esta película épica acerca de "unos hombres en una misión" encuentra su título en la película Quel maledetto treno blindato (Aquel maldito tren blindado), dirigida por Enzo Castellari en 1978, y que en inglés se llamó Inglorious Bastards.
Enzo Castellari, que aparece brevemente en la película actual, dice: "Es completamente diferente, esto es totalmente de Quentin, no es un remake ni nada parecido. Simplemente es algo que inspiré".
El productor Lawrence Bender recuerda la primera vez que Quentin Tarantino le leyó pasajes del guión de Malditos bastardos: "Hará al menos diez años, en mi despacho. Me leyó unas escenas que me dejaron asombrado, y pensé: 'Hay que hacer esta película'". Pero Lawrence Bender tuvo que armarse de paciencia. El guión sufrió numerosos cambios en los diez años siguientes. Pasaban los años y el título seguía siendo el mismo, pero la trama cambiaba. El realizador jugó con la idea de convertir el proyecto en una miniserie e incluso pensó en transformarlo en una novela.
Pero el guión reaparecía de forma recurrente. Eli Roth, que interpreta al "bastardo" Donny Donowitz, recuerda: "Mi primer contacto con Malditos bastardos fue en diciembre de 2004. Quentin me leyó e interpretó el monólogo de Hitler. Fue la primera vez que presencié lo que ahora llamo 'el teatro de Quentin Tarantino', cuando aprovecha para leer un guión suyo e interpretar a cada uno de los personajes".
El actor sigue diciendo: "Recuerdo decirle que el monólogo me parecía genial. Durante los años siguientes me llamaba de vez en cuando para decirme: 'Oye, ya tengo otra escena para Malditos bastardos'. Luego lo apartó para rodar Death Proof, pero hace cosa de año y medio me dijo: 'Esta vez sí quiero terminar Malditos bastardos'".
En la primavera de 2008, Quentin Tarantino le dijo al productor Lawrence Bender que se estaba centrando en el guión de Malditos bastardos. "Me alegré mucho porque parecía hacerle feliz", recuerda Bender. "Pero no sabía que estaba a punto de acabarlo".
El 2 de julio de 2008, Quentin Tarantino terminó la versión final de la película.
La productora asociada Pilar Savone, que colabora con el realizador desde que fue su segunda ayudante de dirección en Jackie Brown, recuerda el momento en que tuvo el guión en las manos: "Lo solemos llamar 'el día del lanzamiento'. Cuando termina un guión, nos lo da para que hagamos copias y lo distribuyamos. Llamó a sus amigos para avisarles de que lo había terminado. La lista de personas a las que quería dárselo era larga. Cuando llegamos al final de la lista, miré a las chicas de la oficina y les dije: 'Esto merece una copa de vino'".
"Me llamó el 3 de julio, y Pilar me mandó el guión", recuerda Lawrence Bender. "Cancelé mi agenda ese día y me quedé en casa para leerlo. Al terminar, estaba a punto de llamarle, pero volví a leerlo. Estaba entusiasmado".
Quentin Tarantino explica: "Cada capítulo de la película tiene algo distinto; la ambientación, las sensaciones, los tonos cambian. El principio es parecido a un espagueti western con iconografía de la II Guerra Mundial".
El maquillador de efectos especiales Greg Nicotero, que colabora con Quentin Tarantino desde Reservoir Dogs, fue otro de los primeros en leer el guión. Se quedó sorprendido por el contenido de las 164 páginas: "Esperaba tremendas y gigantescas batallas, horribles matanzas, cuerpos despedazados, pero no había nada de eso. Al principio no entendía adónde quería ir a parar, pero me quedé asombrado por la cantidad de detalles, por la realidad que desprendían las páginas".
Los seguidores del director saben que hace cine para un público global, que no está dirigido únicamente al espectador norteamericano. Julie Dreyfus, que interpretó a Sophie Fatal en Kill Bill, dice: "Cuando hizo Kill Bill, también quiso ser lo más auténtico posible".
Lo sorprendente del guión, en opinión de muchos lectores, es la perfección con que personajes reales se mezclan con personajes ficticios en una realidad alternativa. "Todo se resume en el primera línea del guión: 'Érase una vez en la Francia ocupada por los nazis'. Es un cuento de hadas, pero al estilo de Quentin", explica Greg Nicotero. "Es una fábula, y guía al lector por un viaje realmente único desde el primer momento".
Un entusiasmado Lawrence Bender quedó con Quentin Tarantino el sábado 6 de julio de 2008 para hablar del proyecto y de sus dificultades. El productor recuerda: "Hablamos del guión y luego de dónde podría rodarse. Mencionamos varios lugares en el mundo, pero nos centramos sobre todo en Alemania, concretamente en Berlín".
Quentin Tarantino dijo que la película debía estar terminada para el Festival de Cannes de 2009, una hazaña casi imposible. Bender recuerda que dijo: "Para eso, hay que empezar la preproducción mañana mismo. Tenemos que empezar a rodar dentro de dos semanas. Estaremos rodando antes de haber conseguido un acuerdo de financiación. Haremos el casting, buscaremos decorados y un montón de cosas más antes de tener financiación".
El productor ejecutivo Lloyd Phillips dice: "Las primeras cuatro semanas fueron una auténtica locura; todo ocurría demasiado rápido. Trabajé 24 horas diarias intentando superar las diferencias horarias, contratando el equipo, solucionando problemas de contabilidad. Ya teníamos fecha para el comienzo del rodaje, todo el mundo debía estar muy centrado. Sin el gran equipo que tuvimos, no habríamos podido empezar a tiempo".
El director y los productores mandaron el guión a Brad Pitt y empezaron a reunir a los "Bastardos".
Cuando el realizador llegó a Alemania, el diseñador de producción David Wasco ya había buscado decorados y tenía cientos de fotografías preparadas para que las viera Tarantino.
Había empezado la frenética preproducción. A las catorce semanas del "día del lanzamiento", las cámaras estaban preparadas para rodar.
Capítulo segundo El casting
Un equipo de directores de casting trabajando en París, Berlín y Los Ángeles se ocupó de encontrar el reparto idóneo para Malditos bastardos. Se decidió que la nacionalidad de los actores debía corresponder con la de los personajes. "Sé que es muy innovador, pero creo que el público internacional está preparado para algo así", dice el coproductor Henning Molfenter, miembro del equipo de producción de Studio Babelsberg, de Berlín. "Es un nuevo paso hacia el cine internacional, y creo que será muy apreciado".
Brad Pitt fue el primer actor en unirse al reparto coral para encarnar al teniente Aldo Raine. Tarantino se trasladó a Francia durante la preproducción para hablar con él. El realizador, hablando del actor, dice: "Es maravilloso. Hace tiempo que queríamos trabajar juntos y fue el guión perfecto. Sinceramente, no pensé en nadie más para el papel".
Diane Kruger, que creció en Alemania y vive en París, cree que el reparto internacional es un cambio refrescante para el cine mundial. "Como europea, lo agradezco mucho. Me parece genial que Quentin tenga las agallas de hacer algo así. Realza la autenticidad. Cada idioma tiene su melodía; es divertido oírlo y ver cómo la gente no se entiende".
Tarantino y la actriz se llevaron bien inmediatamente, aunque el papel de Bridget von Hammersmark fue uno de los últimos en decidirse. La productora ejecutiva Erica Steinberg dice: "Diane entiende el humor de Quentin. Se notó inmediatamente cuando leyó el diálogo en voz alta. No tuvo que aprendérselo, entendió el diálogo a la primera".
A Diane Kruger le gustó cómo actuaba su personaje en el sorprendente giro ficticio de la historia: "Bridget von Hammersmark es un personaje fantástico. Es una estrella de cine alemana de los años cuarenta, como Marlene Dietrich o Hildegard Knef, las grandes actrices de la UFA. Pero decidió quedarse en Alemania durante la guerra, por lo que los alemanes la adoran. Conoce a gente importante del régimen nazi, pero en realidad, espía para los británicos".
Daniel Brühl estuvo entre los primeros actores escogidos para trabajar en Malditos bastardos. Describe a su personaje, Fredrick Zoller, un héroe de guerra convertido en estrella de cine: "Es amable, apuesto, y adora el cine. Tiene que pelear para conquistar a Shosanna, y no ceja en su empeño. No acepta que la chica le trate mal, que no le respete ni sienta nada por él".
Tarantino reconoce que el personaje de Daniel Brühl se basa, a grandes rasgos, en Audie Murphy, el conocido veterano de la II Guerra Mundial. Y al igual que él, está a punto de convertirse en una estrella de cine.
El actor se desplazó a París para hacer unas pruebas con cuatro actrices que optaban al papel de Shosanna. La química entre Brühl y la actriz Mélanie Laurent era palpable. La actriz ganó la Palma de Oro en Cannes 2008 al Mejor Corto, y en 2007, el César a la Mejor Joven Promesa.
"Siempre concebí a Shosanna como un personaje principal", dice Quentin Tarantino. "Uno de los mayores cambios en el concepto de la película desde su nacimiento hasta ahora, de hecho, el mayor cambio, es que en la primera versión, Shosanna era como un personaje de película. Era una auténtica matona, pero ya lo había hecho en el papel de la novia en Kill Bill, por eso decidí convertirla en una mujer real".
Aunque el casting parecía ir realmente bien, el realizador temía no encontrar al actor idóneo para el papel del coronel Hans Landa. Pero se relajó inmediatamente al conocer a Christoph Waltz. "Nada más empezar la prueba, Quentin y yo nos miramos", recuerda el productor Lawrence Bender. "Leí en su mirada, y él leyó en la mía, que era él. Quentin estaba preocupadísimo y de pronto apareció un actor capaz de trabajar en inglés, francés y alemán, y encima, hacerlo de maravilla".
El resto de los Bastardos no tardó en aparecer. Til Schweiger, que es fan de Tarantino, interpreta a Hugo Stiglitz. Incluso bautizó a su primera productora, Mr. Brown Entertainment, por el personaje de Reservoir Dogs.
Quentin Tarantino le dijo a Eli Roth que había pensado en él para el papel de Donowitz antes de que el guionista, director y actor acabara de leer el guión. "Había empezado a leer la versión definitiva, me parecía increíble, cuando me llamó Quentin: 'Se me ha ocurrido que estarías muy bien en el papel de Donowitz'. Y pensé: 'Bueno, será como Death Proof, tendré un papel pequeño'. Seguí leyendo y descubrí que era uno de los personajes principales".
Omar Doom y Michael Bacall, que también trabajaron en Death Proof, son otros dos Bastardos. "Ocurrió en el último momento", dice Omar Doom. "Quentin no decidió que debía ser uno de los Bastardos hasta dos semanas antes del rodaje. Fue una sorpresa".
"Ya hice un poco de bastardo en Death Proof", dice Omar Doom, riendo.
El actor alemán Gedeon Burkhard, que interpreta a Wilhelm Wicki, llevaba años esperando formar parte de Malditos bastardos. Ocho años, para ser más exactos. "Nos vimos hará unos nueve años en Viena", comenta el actor, hablando de cuando conoció al realizador. "Volví a verle en Los Ángeles y me dijo que me tenía en mente para el papel de un hombre bilingüe que pudiera traducir. Pero nunca supe nada más. De pronto, oí que estaba en Alemania para un casting. Empecé a ponerme muy nervioso, pero por fin me llamaron. Hice la prueba, me dieron el papel y no he dejado de sonreír desde entonces".
B.J. Novak, productor, guionista y actor de la serie "The Office", de NBC, abandonó la televisión para encarnar a Smithson Utivitch. "Hubo que hacer malabarismos con el calendario de rodaje de la serie, pero todos sabían que significaba mucho más que un trabajo para mí", dice. "Sabían que era un sueño hecho realidad, una experiencia única, y se esforzaron para hacerlo posible".
Un rasgo físico casi le impide hacerse con el papel. Novak no era el más bajo entre los actores que se presentaron para la prueba, pero en el guión, su personaje tiene el apodo de "el Bajito". "Quentin me dijo que quizá no obtendría el papel por ser demasiado alto. En la serie todos miden 1,90 y siempre se meten conmigo por ser el 'base' del grupo. De pronto, era demasiado alto para hacer un papel que me apetecía de verdad. Por suerte, encajé muy bien con la actitud de Utivich, por eso acabé con el papel".
Los dos últimos Bastardos son los cómicos, guionistas y actores Paul Rust y Samm Levine. El actor Eli Roth dice: "Corren muchos rumores acerca de los Bastardos. Deben de ser hombres enormes, peligrosos, pero en realidad son mis compañeros de clase en la escuela hebraica".
Quentin Tarantino no perdió el tiempo a la hora de explicarles quiénes eran los Bastardos: "Se comportan como apaches en una situación perdida de antemano. Es su intención. Intentan ganar una guerra psicológica y de guerrillas contra los nazis".
Mientras se escogía a los Bastardos, se encontró a dos actores para los principales papeles franceses. "Denis Menochet fue el primero en presentarse a la prueba", dice Lawrence Bender, hablando del actor que encarna a Pierre Lapadite. "Es un intérprete con mucha fuerza, con una mirada muy expresiva. La escena que tiene con Christoph Waltz, que hace de coronel Landa, es muy fuerte".
El otro papel francés recayó en Jacky Ido, que interpreta a Marcel, el confidente de Shosanna. "Marcel es un hombre que busca la pureza en un mundo totalmente corrompido", dice el actor, y añade: "Shosanna y él comparten un objetivo. Juntos intentan restablecer un poco de pureza".
El actor irlandés Michael Fassbender es Archie Hicox, un experto cinéfilo británico. También para este papel era necesario que el actor fuera bilingüe. "Mi padre es alemán, pero dejamos Alemania cuando yo tenía dos años", explica el actor. "Íbamos a menudo, y a los seis años pasé todo un verano allí. Pero tuve que hacer un esfuerzo para volver a recuperar el idioma".
Michael Fassbender, hablando de su personaje, dice: "Hicox forma parte de un comando británico, pero su verdadera pasión es el cine. De hecho, es crítico de cine, pero habla alemán, por lo que es muy útil para los británicos".
Myke Myers y Rod Taylor tienen una escena clave con Michael Fassbender. "Mike es un loco de la II Guerra Mundial y quería estar en la película como fuera. Habló por teléfono con Quentin y le demostró que estaba en la onda de su personaje, Fenech", cuenta Erica Steinberg. "Cuando llegó al plató, no le reconocí. Había pasado por las manos de los maquilladores y de los peluqueros, el cambio era increíble".
Sylvester Groth ya había interpretado a Goebbels en Mein Führer, de Dani Levy: "Es un personaje agotador porque cambia constantemente, nunca se sabe por dónde va a ir. Es un papel fantástico para un actor, pero hay que estar muy despierto y dispuesto a cambiar en un abrir y cerrar de ojos".
El actor alemán August Diehl es el comandante Hellstrom. "Me parece que a Hellstrom le gustaría ser como Landa. Su carrera le ha defraudado. Para él, 'La Louisiane' es una oportunidad y algo nuevo", dice el actor.
Julie Dreyfus es Francesca Modina. "Quentin escribió el papel para ella", dice la productora asociada Pilar Savone. "Fue Francesca desde el primer momento. Siempre está nerviosa, se preocupa por si no recuerda bien los diálogos, se prepara mucho y cuando llega el momento de rodar, Quentin se mete con ella porque ya es parte de la familia".
Malditos bastardos reunió a actores que ya habían trabajado juntos, como es el caso de Daniel Brühl y August Diehl, dos de los jóvenes actores alemanes más respetados del momento, que se conocieron en 2004 en la película Laberinto de sexo y muerte, donde se hicieron amigos. "En esta película tenemos dos escenas juntos. Siempre lo pasamos bien rodando. Daniel es un tipo muy divertido, muy especial", dice Diehl.
Diane Kruger conoció a Brad Pitt en el rodaje de Troya. "Me ha gustado volver a ver a Brad. En Troya no teníamos escenas juntos, pero han pasado un par de años y creo que he evolucionado en mi trabajo como actriz", dice la intérprete.
El director y Brad Pitt se llevaban muy bien. "Eran como dos gotas de agua", recuerda el productor Lawrence Bender. "Lo mejor de Brad es que cuando se metió en la piel de Aldo Raine, siempre fue Aldo Raine. Era realmente divertido verle. Es un hombre genial. Se notaba que Quentin le respetaba y disfrutaba trabajando con él. Eran la combinación perfecta".
Tarantino está de acuerdo, le gustó trabajar con Brad Pitt, y dice: "No sale de su papel casi nunca. Aunque hable de otra cosa, lo hace con las entonaciones de Aldo. Dado que el personaje es una creación mía, me encantó tenerlo siempre presente".
Una vez escogidos los actores, el realizador los reunió para una lectura del guión. Les explicó que hay dos categorías de películas sobre la II Guerra Mundial. Una es la guerra vista como una tragedia, y la otra, como una aventura de hombres de acción. "Nos dejó claro que la nuestra era la segunda, hombres de acción", recuerda, riendo, el Bastardo B.J. Novak.
Capítulo tercero El equipo se prepara
La diseñadora de vestuario Anna Sheppard, el diseñador de producción David Wasco y el maquillador de efectos especiales Greg Nicotero, que dispusieron de muy poco tiempo para preparar la película, se lanzaron a una frenética carrera contra el tiempo probando, diseñando, construyendo y creando.
Sheppard añadió otra dimensión al mundo alternativo de Malditos bastardos mediante un vestuario creativo e imaginativo. Al principio, la diseñadora dudó en aceptar el encargo después de haber diseñado el vestuario de la miniserie "Hermanos de sangre"; El pianista, de Roman Polanski, y La lista de Schindler, de Steven Spielberg. Pero después de leer el guión, se dio cuenta de que la película le brindaba la oportunidad de ver la época desde un punto de visto inesperado.
"Me dieron una gran libertad, por lo que me atreví a probar con cosas nuevas, diferentes", explica la diseñadora. "Disfruté como nunca haciendo una película de esa época. Puede que al haber hecho tres, me sintiera muy segura, pero me alegré mucho al ver que apreciaban el vestuario".
Diane Kruger recalca que su traje para la secuencia de "La Louisiane" encaja a la perfección con su personaje: "No quiere que la reconozcan ni llamar la atención, pero es una actriz conocida. Se esconde bajo un sombrero con una pluma y un traje de chaqueta impecablemente cortado. Me extraña que pudiera pensar que pasaría desapercibida llevando ropa tan maravillosa".
Anna Sheppard se sintió inspirada después de conocer a Julie Dreyfus, que interpreta a Francesca Mondino. "Julie es muy guapa y sabe llevar la ropa. Siempre va con un toque de piel, un bolso de cocodrilo, un sombrero de piel de leopardo, algo un poco cruel para subrayar el carácter de Francesca".
La actriz habla de la relación de su personaje con la ropa: "Siempre se viste muy bien. Se luce vestidos maravillosos, pieles, joyas; lo pasé muy bien. Nunca había tenido la ocasión de ponerme cosas tan espectaculares. Anna diseñó la ropa como se hacía en Hollywood en aquella época".
"Basta con ponerse la ropa de Anna para meterse en el papel", dice Eli Roth. "Me parece que ha hecho una gran labor dándonos aspectos diferentes, pero manteniéndonos en el mismo universo".
"Me di cuenta de verdad en la última secuencia", sigue diciendo. "Hay una infinidad de colores, de estilos, pero todos conviven en el mismo mundo. Todos son nazis, pero se sirvió de la paleta de colores de la película de un modo diferente para cada personaje. Basta con mirar la ropa para ver la historia del personaje".
Los maquillajes de Winston Churchill, Adolph Hitler y Joseph Goebbels fueron un auténtico reto para el famoso maquillador Greg Nicotero y su equipo. Cuando se reunió con el realizador, le mostró fotos de Goebbels y de Sylvester Groth para mostrarle qué se podía hacer para aumentar el parecido.
"Martin Wuttke, que interpreta a Hitler, sólo le había encarnado en el escenario y nunca había pasado por un maquillaje con prótesis", explica Nicotero. "En la primera prueba, le pusimos mejillas, una barbilla y una nariz de silicona, una peluca y lentillas. Lo fascinante fue ver su asombro ante la transformación. Estaba acostumbrado al papel, pero no a parecerse a él".
El estilista Emmanuel Millar se ocupó del diseño de las pelucas. "Fue un miembro clave del equipo porque se basó en nuestros diseños e insufló vida a los personajes", añade Greg Nicotero.
Mike Myers, muy acostumbrado al maquillaje con prótesis, tenía ganas de ponerse en manos del maquillador y verse en la piel del general Fenech. "Está acostumbrado. Tenía opiniones muy definidas acerca del aspecto de su personaje. Mike deseaba empezar las pruebas de maquillaje para meterse físicamente en su personaje".
El diseñador de producción David Wasco se desplazó a Berlín casi inmediatamente después de esa primera reunión entre Bender y Tarantino para empezar a buscar localizaciones y reunir a un equipo. "Berlín es una ciudad que siempre está llena de rodajes, pero llegué en el momento oportuno, unos cuantos estaban terminando. Acabé con un departamento artístico cien por cien alemán y de Berlín. Creo que es la primera película con este presupuesto en que se ha dado el caso".
Wasco disfrutaba con la idea de hacer una película de época con Quentin Tarantino. "Habíamos intentado que otras películas suyas se situaran en una especie de periodo nebuloso. En Reservoir Dogs, evocamos los años setenta, también en Pulp Fiction, pero sobre todo eran atemporales. Esta transcurre a finales de los años treinta y a principios de los cuarenta y había que ser muy exactos".
El diseñador explica que el cine de Shosanna en la película está basado en algunos cines californianos que Tarantino le pidió que visitara, especialmente el Vista Cinema, de Silverlake. El equipo artístico también encontró dos proyectores de carbono que aún funcionaban. Los actores y el equipo se quedaron asombrados al ver una verdadera proyección con material de nitrato.
Además del trabajo de preproducción que realizó el equipo, los actores Mélanie Laurent y Eli Roth tuvieron que aprender un oficio para interpretar mejor a sus personajes.
En las semanas previas al comienzo del rodaje, la actriz fue a aprender la profesión de proyeccionista en el New Beverly Cinema. Llegó la noche de la gran prueba. "Tenía que proyectar Reservoir Dogs", dice Mélanie Laurent, "pero antes había un montón de trailers y dibujos animados. El público no tenía ni idea de que estuve sola en la cabina de proyección durante tres horas, de medianoche a las tres de la mañana. Pero todo salió bien, de lo cual estoy muy orgullosa".
Capítulo cuarto Los decorados
Después de una gestación de diez semanas, y de catorce semanas de preproducción, el rodaje de Malditos bastardos empezó el 9 de octubre de 2008 en la pequeña ciudad alemana de Bad Schandau, cerca de la frontera con la República Checa. Casi toda la película se rodó correlativamente, empezando con el tremendo enfrentamiento entre Perrier Lapadite y Hans Landa en la granja del primero. Se escogió el decorado por las colinas y la poco habitual presencia de montículos característicos del Oeste Americano.
Los interiores de la granja Lapadite, del cine y de "La Louisiane" fueron construidos en platós en el Studio Babelsberg de Berlín. El famoso estudio, que ha cumplido 97 años, fue el hogar de UFA (Universum Film AG) y donde se produjeron algunas de las películas alemanas más famosas. El estudio renació en los años noventa, cuando se remodelaron los platós y se añadieron edificios. No tardó en convertirse en un centro para la producción europea. El pianista, El jardinero fiel, El mito de Bourne, Los falsificadores y The Reader/El lector, entre otras, se rodaron allí.
El cine de Shosanna, inspirado en el Los Angeles Theater y el Vista Theater, acabó teniendo exteriores e interiores modernistas, de estilo Art Deco tan de moda en los años treinta.
El coproductor Henning Molfenter dice: "A pesar de la mezcla, es un cine francés. El exterior se construyó en un terreno al aire libre, y el interior, en el plató Marlene Dietrich. También se construyó un duplicado del interior en una fábrica de cemento abandonada a una hora de Berlín".
"Babelsberg es un lugar maravilloso para un cineasta", sigue diciendo. "Ofrecemos una amplia gama de servicios, desde alquiler de atrezo a coproducciones y financiación".
Después del rodaje en la granja de Lapadite, el equipo se trasladó a Berlín. "Lo primero que hice al llegar a Berlín fue visitar los lugares donde quedan señales de la II Guerra Mundial", dice el actor Omar Doom. "Aún quedan paredes con agujeros de balas. La guerra sigue por todas partes. Algunos decorados de la película eran búnkeres nazis encargados por Hitler".
Vemos a los Bastardos en acción en una zona que pertenecía al Fuerte Hahneberg, construido en 1888 y que nunca llegó a usarse. Se cerró después de la guerra y se reabrió en 1990. El barranco lleno de maleza era el lugar idóneo para que los Bastardos se enfrentasen a sus enemigos y cumpliesen con la promesa de llevarse cien cueros cabelludos.
Mélanie Laurent y Daniel Brühl viajaron a París para rodar una pequeña escena en un típico "bistrot" francés, antes de que el rodaje se detuviera para las vacaciones de Navidad.
David Wasco dice: "Quentin nos pidió que viéramos una película de Claude Chabrol, La sangre de otros. Debíamos encontrar el café donde había rodado en París y lo conseguimos. Es un homenaje a Claude Chabrol".
"Reconozco que me siento muy feliz de haber sido parte de la única escena rodada en París", dice Daniel Brühl. "Se nota que es real, que no es un decorado. Es una de las ciudades más bellas que conozco. El ambiente era fantástico, muy navideño, todo el mundo se sentía feliz, y la comida era excelente".
El reparto y el equipo se separaron después de quedar para 2009 y atacar el quinto y último capítulo de la historia.
Capítulo quinto El rodaje
"Rodamos en platos históricos", dice el productor Lawrence Bender, refiriéndose al lugar donde se hizo Metrópolis y El ángel azul. "También sirvieron para filmar las películas del periodo nazi. Producía una extraña sensación el hecho de que Goebbels hubiera rodado sus películas allí mismo".
La promesa de hacerse con cien cueros cabelludos de fascistas se convierte en una trama internacional para hacer caer al III Reich. El giro inesperado ocurre en la intensa secuencia de "La Louisiane". El rodaje en el plató duró tres semanas después de dos semanas y media de ensayos.
Todos sabían que la secuencia sería memorable. El realizador dice: "La escena de 'La Louisiane' es como una versión reducida de Reservoir Dogs, pero con nazis y alemanes, y en vez de un almacén, es un bar instalado en un sótano". Quentin Tarantino era consciente de que la mejor forma de que todos estuvieran listos era ensayar la escena antes.
"Cuando empezamos a rodar, era como estar en el escenario", recuerda Diane Kruger. "Me sabía los diálogos, soñaba con esos diálogos. Habría podido decirlos dormida. Todo estaba en su sitio. Quentin es un gran director porque, entre otras cosas, se preocupa incluso de los actores que están en un segundo plano. Lo ve todo. Como intérprete, nunca me sentí ignorada".
B.J. Novak recuerda: "Puede que para mí, la mejor noche de rodaje fuese la de la escena en el camión. A Brad y a mí nos han secuestrado, llevamos esposas y unos sacos en la cabeza. Ahí estaba yo, con Brad Pitt vestido de esmoquin blanco y Quentin Tarantino, mi héroe, detrás de la cámara. Vi que no podía meter la pata, tenía que estar perfecto. Pero llevaba un saco en la cabeza, las manos esposadas y no tenía diálogo, era imposible que lo estropeara. Aun así, me pareció realmente glamuroso estar allí".
Para la secuencia final fue necesaria la experiencia de los coordinadores de especialistas Jeff Dashnaw y Bud Davis, que trabajaron con 160 especialistas de toda Europa. Además del decorado en Babelsberg, estaba el segundo decorado en la fábrica de cemento, que sería reducido a cenizas. Más de cien personas debían salir en tropel del edificio en llamas, empujándose y cayéndose.
Quentin Tarantino siempre ha dicho que "cuantos menos efectos especiales, mejor". "Me gustaría decir que el fuego no me asusta, pero para mí, representa el peor de los peligros porque no hay pequeños accidentes cuando se trabaja con fuego. Si ocurre algo, siempre es grave", dice el director.
Sin embargo, los actores Omar Doom y Eli Roth no usaron dobles para la escena. "Quentin quiere que todo sea lo más realista posible, que las escenas desprendan una sensación orgánica, y creo que es parte del éxito de su cine", dice Eli Roth. "Pero hace falta el mejor para trabajar con llamas de verdad y estar a salvo. Y para eso, no hay nadie como Jeff Dashnaw".
Una película dentro de una película
Se trata de "Nation's Pride" (El orgullo de la nación), una falsa película propagandística rodada por Eli Roth y su hermano Gabriel, protagonizada por Daniel Brühl. Dura unos siete minutos, aunque no se ve en su totalidad en la película. "Espero que lo incluyan en el DVD porque es un corto realmente bueno", dice Daniel Brühl. Y Eli Roth añade con ironía: "Quentin encarga a un director judío un corto propagandístico para los nazi".
Epílogo
"Érase una vez en la Alemania nazi
Obviamente, no es un documental", dice Diane Kruger. "Es una película acerca de un grupo de rebeldes que quieren vengarse. Es genial".
Eli Roth añade el toque de adrenalina: "Es como una película de Tarantino con esteroides y anfetas. La acción transcurre durante la II Guerra Mundial, pero no es una película acerca de la Guerra. Es rápida, tensa, violenta, agresiva; tiene todos los ingredientes de una película de Tarantino con un tema que no ha tocado antes".
Es una película de venganza acerca de la venganza y del cine. B.J. Novak dice: "Las películas de Quentin siempre me han parecido románticas. Y esta es la más romántica porque el cine salva al mundo. Es una idea romántica. Romántica y brillante".
¿Lo que más gusta a Quentin Tarantino de la película? "La idea de que la fuerza del cine sirva para luchar contra los nazis", dice, "y no me refiero metafóricamente, sino de verdad".