Una masía aislada en la montaña. Una casa que fue refugio de gente que quería hacer las cosas diferentes, de otra manera. Querían huir de los standards de la sociedad, y montar un sistema paralelo, que les permitiera vivir de una forma mas libre.
Esto sucedió en los 70, no ahora. En la época en la que todo joven quería vivir la vida de otro modo, Max y sus amigos se arreglaron una casa en la montaña y se aislaron del mundo. Pero quizás por desidia, o por demasiada ingenuidad, la cosa no salió bien y todos los miembros de la comuna se fueron hiendo de la casa poco a poco. El único que decidió quedarse y seguir viviendo del mismo modo fue Max.
La experiencia de encontrarse viviendo juntos treinta años después durante un fin de semana, pero esta vez ya divorciados y con sus hijos de treinta y pico, va a traer algunos buenos recuerdos pero, como es lógico, también algunos conflictos. La excusa por la invitación de Max es que se reúnen para despedirse de la casa, ya que ha decidido venderla para convertirla en un hotel de turismo rural; pero en el caso de los mayores, servirá también para recordar los viejos tiempos, se pasarán la noche viendo películas de Súper 8 y los jóvenes -que vivieron en la comuna cuando eran niños- no pueden evitar reírse de todo lo que vivieron y proponen hacer un "Remake" de las películas encontradas.
Poco a poco iremos descubriendo a las personas que hay detrás de cada uno de los supuestos ideales, de los adultos que ahora están todos bien situados en cargos políticos o en el mundo de la cultura y que no han podido mantener sus ideales. Son la generación que ha sido reciclada, reconducida, recalificada. Es la generación: Re- que intenta mantener unos ideales en firme para no parecer patéticamente contradictorios y a pesar de todo, lo siguen pareciendo.