En un último intento por unir a su familia, la neoyorquina Adelle (Maria Bello) viaja con su joven hija Sarah (Sophie Stuckey) a Gales para ver a su ex marido James (Sean Bean) y tratar de recomponer sus vidas en el entorno de una vieja granja en lo alto de un acantilado.
Pero las peores pesadillas de Adelle se hacen realidad cuando, unos días después, Sarah es trágicamente arrastrada por el mar, tragada por las oscuras profundidades a pesar de los desesperados intentos de su madre por salvarla. Mientras James dirige la búsqueda del cuerpo de Sarah, una Adelle atormentada por la culpa se ve acechada por visiones y rastros de su hija -es casi como si Sarah estuviese atrapada en algún lugar de la propia casa.
Al enterarse de una antigua leyenda local sobre un lugar llamado The Dark -un mundo etéreo de los muertos que es un reflejo distorsionado del mundo real- Adelle se convence de que Sarah está tratando de comunicarse con ella desde este siniestro universo paralelo.
Cuando encuentra a una extraña niña llamada Ebrill (Abigail Stone) en la cama de Sarah, Adelle está segura de que ella es la clave para traer a su hija de vuelta. Porque la leyenda dicta que los que se han ido pueden volver de The Dark si se hace un sacrificio, uno de los vivos por uno de los muertos. Y si Ebrill es quien dice ser, murió hace más de cincuenta años.
Pero todo lo que James puede ver en su esposa es a una mujer en los abismos de la desesperación y el mismo umbral de la locura. Para él, Ebrill es una niña fugada, nada más. Sin embargo, cuando el granjero y manitas local Daffyd (Maurice Roëves) reconoce a Ebrill de su oscura infancia, llena de recuerdos de un culto pagano rural, Adelle sabe que sus sospechas son ciertas.
Y acomete el acto de fe definitivo -arrojándose al océano, y a The Dark, en su frenético intento por recuperar la vida de su hija.