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  A Todo Gas 3: Tokyo Race  (The Fast and the Furious: Tokyo Drift)
  Dirigida por Justin Lin
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El joven realizador Justin Lin, que se dió a conocer en 2002 con la producción independiente Better Luck Tomorrow, dirige la tercera entrega del largometraje más veloz de la industria: The Fast and The Furious 3 (A todo gas). Neal H. Moritz, que ya produjo las dos primeras entregas, también producirá, a partir de un guión de Chris Morgan (Cellular) que sitúa la acción en Tokio. En esta nueva historia llena de adrenalina que transcurre en el mundo de las carreras clandestinas en Japón, los últimos modelos, los más rápidos y más trucados se lanzan al asalto de los circuitos más peligrosos.

La película original y su secuela recaudaron sumas insospechadas en todo el mundo. La primera entrega, The Fast and The Furious (A todo gas), alcanzó los 207.409.603 dólares, mientras que su secuela 2 Fast 2 Furious (A todo gas 2) la dejó atrás, recaudando 236.222.077 dólares. Juntas, han vendido más de veinte millones de DVD.

Nacido en Taipei, Taiwán, Justin Lin creció en Orange County, California, y se licenció en Cinematografía en UCLA. Su característica visión se debe a su experiencia asiático-americana, y su enorme versatilidad tras la cámara le ha permitido ocuparse de varias cosas a la vez en una misma película. Forjó su reputación como realizador en 2002 con la película Better Luck Tomorrow, de la que fue guionista (con Ernesto Foronda y Fabián Márquez), director, productor (con Julie Asato y Ernesto Foronda) y montador. La película, que trata de un grupo de brillantes adolescentes asiático-americanos que se meten en el mundo del crimen, fue nominada al Gran Premio del Jurado en el Festival de Sundance 2002. Justin Lin, así como Ernesto Foronda, Fabián Márquez y Julie Asato, fueron nominados a un Premio John Cassavetes 2004 por los Premios Espíritu Independiente.

Controlar lo incontrolable
Al contemplar el regreso a este mundo de coches veloces y pilotos desafiantes, los creadores de A TODO GAS - TOKYO RACE. comprendieron que debían mantener lo esencial de la franquicia: rebeldes sin causa en los márgenes de la sociedad que se ven atraídos por la cultura de los coches de fantasía. Es una metáfora sobre el atractivo del descontrol en una sociedad que ha perdido el juicio. A la hora de producir esta tercera entrega de la popular serie, Neal H. Moritz quería ofrecer un enfoque nuevo de la cultura de las carreras callejeras para seguir atrayendo a los públicos de todo el mundo.

Dice Moritz: "No estábamos dispuestos a rodar una tercera parte si no teníamos una historia nueva que contar. Un día nos pusimos a comentar que en Tokio se había originado una variedad de carreras que llamaban drifting. Decidí que que eso era lo que teníamos que contar. Los resultados hablan por sí mismos: estoy encantado de cómo ha quedado la película. Cuando vimos metraje clandestino del drifting me pareció muy interesante. Te colocas como en un trance, te olvidas de todo tipo de precauciones. Es un caos controlado: doblas esquinas, te deslizas, haces giros tan cerca de las paredes que apenas las rozas elegantemente, parece que planeas alrededor de las cosas".

Moritz quería mantener la característica combinación de acción ultrarrápida y pilotos en estado de máxima tensión que había hecho famosa a la serie. Para contar el siguiente capítulo, hacía falta un director joven que supiera rodar escenas de acción trepidante y al mismo tiempo introducir un grupo nuevo de personajes. Esa persona es Justin Lin.

Dice Moritz: "La tercera entrega debía ofrecer algo nuevo. Supe que podía confiar en Justin cuando vi Better Luck Tomorrow. Fue el primer realizador con el que hablamos. Le encantó la idea. Y este rodaje necesitaba un director entusiasta, como Justin: es absolutamente incansable".

Dice Lin: "Yo estaba estudiando en la escuela de cine cuando se estrenó A todo gas. La vi en un cine lleno con un público entregado. Lo que me atrajo de este proyecto fue la posibilidad de encauzar toda esa energía: crear un tercer capítulo que subiera la apuesta de los anteriores y aportara algo nuevo a ese espectador que ama la acción y la velocidad. También sabía que debía ser fiel al espíritu del drifting. Es un deporte surgido entre chicos de clase trabajadora que vivían en las montañas de Japón y utilizaban carreteras muy traqueteadas. Buscaban la forma más veloz de recorrer esos circuitos. Es un espectáculo alucinante".

Lin y Moritz tenían la suerte de contar para el guión con un escritor obsesionado por la serie, Chris Morgan: un entusiasta de los coches al que por ejemplo le apasiona la idea de tener –no digamos ya conducir- "un Toyota Supra con 900 caballos de tracción trasera". Morgan comprendió que el drifting ofrecía una prolongación natural para la serie de A todo gas: "El drifting no tiene nada que ver con apretar botones y pisar pedales. Tienes que conocer tu coche mejor que el tipo que lo fabricó. Estos conductores son verdaderos magos que desafían las leyes de la física, que corren manteniéndose al límite mismo de la situación de control. Es algo ruidoso, peligroso y muy bello de ver. Se juegan la vida pero me enamoré de este deporte la primera vez que lo vi".

Lin quería capturar la autenticidad y la complejidad de la vida del adolescente moderno y crear un mundo verosímil de jóvenes inadaptados que viven en los márgenes de la sociedad. La serie de A todo gas ha lanzado a la fama a sus protagonistas masculinos anteriores (Paul Walker, Tyrese Gibson y Vin Diesel) y Lucas Black va a seguir la misma trayectoria gracias a su carisma y a su estilo de actuación natural.

Dice Moritz: "La serie de A todo gas se caracteriza también por lanzar rostros frescos. Y la idea de un forastero que llega a un mundo nuevo para él es un esquema clásico para un buen argumento. Hacemos que Sean llegue a Tokio y se sienta fuera de su elemento en ese mundo clandestino. Yo había visto a Lucas en títulos como Jarhead, Friday Night Lights y El otro lado de la vida y me pareció un actor increible que encajaba como un guante en la película que queríamos hacer".

Black, de 23 años, venía de rodar dos dramas consecutivos y admite sin pudor que lo que más le excitó cuando oyó que estaban pensando en él para el papel fue la ocasión que se le ofrecía de trabajar con bólidos. Lo de que Sean Boswell fuese un rebelde le interesaba menos: "No me costó nada decidirme. Estamos hablando de una película de la serie de A todo gas: acción y coches". Pero luego leyó el guión y la rebeldía del personaje de Sean también le atrajo pues le suponía un reto muy atractivo.

El músico y actor Bow Wow quería un poco de variación tras rodar una serie de comedias familiares (Vacaciones en familia, Roll Bounce) y lo consiguió a través del personaje de buscavidas de Twinkie que hace en A TODO GAS - TOKYO RACE: "Este personaje me encanta. Twinkie es listo y se lo pasa en grande, ya sea trapicheando en Harajuku, vacilando con las chicas en el club o enrollándose con sus colegas. Pero todo lo hace por el negocio, él siempre sabe muy bien lo que se trae entre manos".

La australiana de 21 años Nathalie Kelley hace su debut en esta película. Dice Lin: "Necesitábamos una actriz que no estuviera muy vista y que supiera estar a la altura de ese grupo de chicos duros. Nathalie es esa actriz: cuando sale en pantalla es imposible apartar los ojos de ella".

Brian Tee es D.K., el archirival de Sean y rey de la escena local del drifting. Dice Moritz "D.K. debía resultar un personaje genuino. Al principio se enfrenta directamente a Sean. Brian es el hombre más dulce del mundo pero da una imagen muy dura en la pantalla. Cuando le vimos aparecer con esa cara y esos músculos… supimos que habíamos encontrado a nuestro D.K.".

La banda sonora
Accede a la información sobre la banda sonora The Fast And The Furious Tokyo Drift.