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  Bienvenido a casa  Dirigida por David Trueba
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Eva (Pilar López de Ayala) y Samuel (Alejo Sauras) son una joven pareja enamorada que acaba de instalarse a vivir juntos.

Samuel encuentra trabajo como fotógrafo en una revista de información general. Allí conocerá a sus nuevos compañeros: una atractiva redactora de sucesos (Ariadna Gil), un encallecido crítico de cine (Juan Echanove), un atípico informador económico (Julián Villagran), un curtido periodista deportivo (Jorge Sanz) y un frustrado cantautor que lleva la sección musical (Javivi Gil Calle.

Rodeado por todos ellos, Samuel tratará de superar las dificultades de su convivencia con Eva, de sostener su amor en la difícil tarea de ser pareja.

Siempre vigilante y protectora, su madre (Concha Velasco), velará porque su hijo no cometa los mismo errores que ella cree haber cometido en el pasado. El pasado, precisamente, vendrá en busca de Samuel en el reencuentro con Nieves (Juana Acosta), una amiga de la infancia. Pero todo comienza a desencadenarse el día en que Eva le confiesa a Samuel que esperan un hijo.

Bienvenido a casa, es un relato sobre la difícil travesía hacia la madurez, una historia de amor que aspira a retratar sólo algunas de las muchas contradicciones de la vida.

Los actores (Habla David Trueba)
Alejo Sauras es la revelación. Posee una fotogenia increíble. Es otra de las joyas de una nueva generación de actores y actrices que salen de la televisión, del pequeño teatro independiente, de aquellos lugares que aún pueden servir para dar el salto a tanta gente que está a la espera de una oportunidad. Posee gran madurez como actor, pese al poco cine que ha rodado y una variedad de registros que le permiten saltar de la comedia al drama. En Bienvenido a casa lleva la película a espaldas de su mirada, de su energía constante, de su buen humor. La película es él.

Pilar López de Ayala era alguien con quien me apetecía trabajar desde hacía tiempo. Se subió al tren de Bienvenido a casa sin paracaídas, con su habitual manera de trabajar: concienzuda, perfeccionista y obsesiva. Tenía ganas de mostrarla en una película contemporánea, en una comedia de amor. Tenía ganas de buscar su perfil más cálido, divertido, sensual. Posee una delicada belleza rara de encontrar y tenía la sensación de que sería maravilloso romper un poco la imagen habitual de ella para encontrar esa otra Pilar escondida y cercana.

Ariadna Gil es capaz de interpretar cualquier papel, suele poseer la rara virtud de dibujar personajes muy diferentes. Necesitaba alguien que fuera una profesional creíble del periodismo, una mujer solitaria y afilada, ácida. Alguien totalmente alejado de su personalidad real, pero que transmitiera credibilidad. Una vez más el lujo es mío por contar con alguien como ella en una de mis películas.

Juan Echanove y yo nos conocíamos bien poco y sin embargo mis ganas de trabajar con él se remontan a muchos años atrás. Creo que está en un momento dulce de su carrera, con la madurez de quien se las sabe todas en el oficio. Es el actor más sencillo, solidario y generoso con el que he trabajado nunca. Posee la dosis justa de humor, acidez y ternura que el personaje, yo creo que el más claro e inteligente de todos, necesitaba. Si el teatro no le secuestra del todo, el cine no puede dejar pasar a un superdotado como él que lleva camino de unirse a la nómina de esos grandes actores del cine español de siempre.

Jorge Sanz es alguien a quien conozco desde los quince años. Como la mayoría de los espectadores yo también le he visto crecer en la pantalla. Desde el niño insustituible que fue, hasta el adolescente atractivo, para llegar a ser el actor maduro que es hoy. Trabajar con él es fácil, se le notan los kilómetros de oficio. Me gusta la dureza que ha adquirido su rostro, su capacidad irónica como actor y que el tiempo no le ha robado una de las miradas mejor clavadas de nuestro cine. Jorge es un actor minusvalorado quizá porque estamos demasiado habituados a verle. Pero le esperan algunos de sus mejores años.

Javivi Gil Valle. No nos conocíamos en persona. Yo recordaba haberle visto en el teatro y que algún amigo me había tenido que rescatar de debajo de las butacas, por culpa del ataque de risa. Se apropió del personaje de Mariano, el comentarista musical algo desbordado y vencido por la vida, pero optimista y sano. Un kamikaze de la felicidad, alguien que me gusta porque le ve a todo el lado amable. Va a ser uno de los secundarios que se recordarán de nuestra época. Protagonista de alguna de las mejores carcajadas de esta película.

Julián Villagrán es quizá el más nuevo de todos los actores. Me había llamado la atención su interpretación en Carlos contra el mundo y poco a poco se está convirtiendo en un habitual de nuestro cine. Posee un rostro poético que para mí emparenta con Totó o mi añorado Luis Cuenca. Esa gente nacida para ser fotografiada. En el personaje de Contra necesitaba a alguien obtuso, pero enternecedor. Un iluminado maravilloso. Trabajar con él es un paseo.

Juana Acosta. Fue Emilio Martínez-Lázaro quien me recomendó esta actriz cuando le expliqué que buscaba a alguien con la mezcla exacta de sexualidad, ingenuidad y humor que el personaje de Nieves exigía. Es fotogénica, precisa, una joya que transmite sexo y humor en cucharadas perfectas. Es un placer mirarla y verla trabajar con esa energía liberadora que le pone todas las mañanas al rodaje.

Carlos Larrañaga. Desde mi época de periodista siempre quedé fascinado por los directores de las publicaciones. Esos profesionales que tienen que lidiar entre la gran empresa, la alta política y la vida de la redacción con sus problemas cotidianos. Una especie de esquizofrenia entre lo que querrían ser y transmitir y lo que son y transmiten. No conocía a Carlos Larrañaga, pero pertenece a esa estirpe de actores con los que te entiendes con una mirada, un comentario mínimo. La ambigüedad de su personaje necesitaba a alguien que transmitiera, como él, tantas cosas al mismo tiempo. Y era el protagonista de El extraño viaje una de las diez mejores películas del cine español.

Vicente Haro es el viejo fotógrafo que cede el testigo al personaje de Samuel. Su discurso de despedida de la redacción nos emocionó a todos mientras lo rodábamos. Su papel es pequeño, pero la resonancia de su presencia es fundamental para entender las dudas e incertidumbres del personaje protagonista.

Y Concha Velasco. La he dejado para el final porque era alguien a quien admiraba como espectador desde muchos años atrás. Su actitud, su sensualidad, su capacidad de entusiasmo, sus registros. Trabajar con ella ha sido mucho más de lo que podía esperar. Nunca había conocido a alguien tan vitalista, positivo, lanzado, valiente. Alguien con tanta vida detrás dispuesta a seguir tus órdenes como si fuera una recién llegada. Para mí es una lección de lo que deberíamos llegar a ser los profesionales en este oficio. Cada vez que la veo me trae a la memoria la decisión, la limpieza moral y la esforzada felicidad de la machacada generación de mis padres.