Julia Solomonoff (productora, directora y guionista)
Graduada del CERC, Argentina, y del Master en Cine de Columbia University, NY. Beca Fulbright, ha sido ayudante de dirección de Walter Salles, Isabel Coixet, Carlos Sorín y Luis Puenzo.
El guión de HERMANAS fue invitado al Sundance Lab, al Seminario de Guionistas de París y el Berlinale Talent Campus. HERMANAS es su primer largometraje.
Filmografía
2005 - HERMANAS (largometraje)
2001 - Scratch (cortometraje)
- The Suitor (televisión)
1998 - Siesta (cortometraje)
1993 - Un día con Ángela (cortometraje)
1992 - Octavo 51 (cortometraje)
Notas de la directora
Hay cosas que no se pueden ver claras sino con ojos que han llorado. - M. Eugenia Saint Girons, Unidad Penal 7, Paraná, 1977
HERMANAS explora los secretos y mentiras, los silencios de una familia y una sociedad que ha vivido demasiado tiempo en el miedo, la complicidad y el encubrimiento.
Natalia y Elena comparten una herida muy profunda, y aunque no lo sepan dependen la una de la otra para cicatrizarla. Natalia lleva la suya como una herida de guerra, la muestra al mundo reclamándole que no olvide. En Elena, la herida es silenciosa como un cáncer que se extiende bajo una piel de apariencia lozana.
HERMANAS no juzga, no sentencia, no predica: pregunta. Y le pide al espectador que se pregunte, que se ponga en la piel de otro para revisitar un momento de violencia traumática desde la perspectiva cotidiana de dos adolescentes ni heroicas ni frívolas. El guión surgió casi con ingenuidad, al preguntarme qué hubiera sido de mí si hubiese nacido diez años antes. ¿Estaría hoy desaparecida? De haber sobrevivido, ¿viviría en el exilio? ¿Cómo llevaría la "culpa del superviviente"? La escritura del guión fue un proceso largo, en el que escuché historias conmovedoras, sobremesas que atesoro en las que gente que apenas me conocía me abrió sus recuerdos más personales, en los que un detalle a veces ínfimo daba lugar a la enorme emoción contenida.
La mayoría de los que hicimos HERMANAS -productores, actores, técnicos- pertenecemos a una generación posterior a la que retratamos. Crecimos en la dictadura. Nuestros años de adolescencia florecieron con las esperanzas de la democracia. Y en la juventud descubrimos decepcionados cómo aquellas diferencias intestinas de generaciones anteriores se siguen dirimiendo sin armas pero con violencia económica, con más cinismo que ideología, a costa de nuestros derechos, debilitando la democracia, anulando la justicia, hipotecando nuestro futuro. Por eso, HERMANAS no es una película sobre los militares, sino sobre los civiles y sobre las tramas de silencio que nos hacen víctimas y cómplices. Es una revisión personal, humana, sobre hechos políticos cuyos orígenes y consecuencias siguen vigentes. No es una visión desesperanzada: hay una reparación posible si reconocemos el pasado y actuamos sobre el presente. Como en la novela de Levin, desde el final -hoy- se resignifica al origen de la historia.
En su forma, HERMANAS es una película que aspira a una simpleza clásica. Para mí era esencial la aproximación emocional a la historia, la identificación con la vulnerabilidad de los personajes. Ubicada deliberadamente en un paisaje vacuo, estático y artificial, la historia va cobrando peso específico a medida que éstos confrontan y revisan su pasado. Al reunir los fragmentos de la historia y recuperar la memoria, ellos recobran su identidad y su destino.