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  John Rambo  (Rambo: To Hell and Back)
  Dirigida por Sylvester Stallone
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Sobre Rambo como símbolo
Desde octubre de 1982, cuando el personaje de John Rambo debutó con su primera película, Acorralado (First Blood, 1982), la palabra "Rambo" se ha convertido en un icono para el soldado fuerte pero vulnerable, para el guerrero herido pero letal que se erige contra la opresión y la injusticia. En el primer film, una adaptación de la novela homónima de David Morrell, First Blood, John Rambo era el veterano de la Guerra de Vietnam olvidado, un soldado condecorado, de gran capacidad guerrera, que se ve marginado en su propio país tras una guerra impopular. Tres largos y dos décadas más tarde, "Rambo" se ha convertido en una expresión multilingüe e internacional que expresa el guerrero heroico que lucha contra la opresión. En las zonas en guerra de nuestros días, desde Afganistán, pasando por Irak, hasta Birmania, "Rambo" se refiere tanto a la agresión militar extrema como, a la inversa, el hombre empujado hacia lo violento debido a las circunstancias.

Rambo, una mezcla de la herencia germana y del indio americano, como combatiente físicamente fiero pero emocionalmente vulnerable es un imán para los aficionados al cine de todo el mundo, catapultándose como personaje cinematográfico al status de auténtico icono universal. "Rambo" ha penetrado en el diálogo tanto político como popular, y el atronador éxito de sus filmes ha contribuido a hacer de Stallone una de las más destacadas estrellas de la era. Dos décadas después, la imagen y el personaje de Rambo se han convertido en parte de nuestra cultura popular, independientemente de que la veterana soldado Jessica Lynch haya testificado ante el Congreso en 2007 negando lo que denominó ‘guión cinematográfico’ sobre la "niña Rambo" acerca de la captura que sufrió por parte de los iraquíes, o un informe del Pentágono de 2007 acerca de los programas de salud mental del ejército, apodado “El problema Rambo."

"En todo el mundo, 'Rambo' se ha convertido en parte del léxico, llegando a añadirse como palabra en los diccionarios" —comenta el productor Kevin King—. "Si consultamos el término 'Rambo' en el diccionario, leeremos 'agresión militar.' En términos simplistas, se trata del bien contra el mal, del oprimido contra el opresor, del marginado contra la sociedad. Todo el mundo puede entender ciertos aspectos de eso".

Rambo viabilizó una consciencia global de un modo sin precedentes para un personaje cinematográfico. Uno puede percibir imágenes y semejanzas de Rambo en las casas de los líderes rebeldes karenni, en las desoladas zonas montañosas de guerra del Afganistán, incluso en lugares donde el cine es ilegal, raro, o prácticamente inexistente.

Mientras los realizadores estaban incorporando al reparto actores locales y cientos de extras para John Rambo, se percataron de que incluso los refugiados tailandeses, birmanos, o los karenni conocían a Rambo. "Les pregunté: '¿Conocen a Rambo?', y la respuesta fue 'Si. Si.' Le conocen muy bien" —nos dice el director de reparto tailandés Pasiri 'Noiy' Pana—. "Pregunté a alguna gente birmana y me respondieron que en sus pueblos y casas le veían. Se escondían y veían los filmes de Rambo en secreto".

A lo largo de los años, Rambo se ha convertido en el tema de un álbum de reggae, muchas canciones, incluso motivo de poesía y, por supuesto, discurso político. Podemos verle en los guardabarros y en las bolsas de compras en el Extremo Oriente, hay camisetas con Rambo en África, e iconos Rambo en América Central. "Todo el mundo tiene una historia de Rambo" —comenta el actor Jake La Botz, quien encarna al mercenario Reese, siempre dispuesto a tocar la guitarra—. "Estaba en Méjico a principios de los ochenta, viajando en uno de esos autobuses de segunda o tercera clase, y en el cuadro de mandos del vehículo estaban Jesús, María, Rambo y Piolín; los cuatro: un cuarteto de santos. Me sorprendió que en Méjico, Rambo sea un ídolo como Che Guevara. Es un símbolo de los indefensos, de la resistencia y el contraataque en el mundo moderno. Y Piolín es algo muy interesante, me imagino que la razón está en que el gato nunca le atrapa. Piolín siempre le supera".

"En todos nosotros hay algo que suspira por la inmediata eliminación de los malhechores y la gente que se enfrenta a nosotros" —comenta el actor Paul Schulze, quien encarna al médico y misionero del grupo, Michael Burnett—. "Rambo da cuerpo al individuo que supera enormes adversidades. Creo que se ha convertido en un personaje reconocido internacionalmente porque sólo le ha dado vida un hombre, el único que puede interpretarlo. Y ese hombre es Sylvester Stallone, aportando una contundente ferocidad al personaje que resulta innegable".

Con Rocky Balboa y John Rambo, Stallone ha creado y se ha convertido en sinónimo de dos de los personajes icónicos y dos de las series más perdurables de la historia del cine. Ambos nombres evocan una única imagen y fisicidad, además de una voz y un modo de caminar que hacen de este nominado al Oscar como actor y guionista, además de ejercer como director, inseparable de sus creaciones cinematográficas. Tanto si es el boxeador perdedor Rocky Balboa, o el veterano marginado que se toma la justicia por su mano, John Rambo, ambos remiten indefectiblemente al mismo actor, al que llaman habitualmente ''Sly'' o ''Stallone.''

"Rocky y Rambo son sinónimos de Stallone. Son personajes definidos por Sly" —opina King, haciendo uso de todos los apodos—. "Rocky es el alter ego de Rambo. Cuando Sly se despierta por la mañana, dice que es Rambo. Y después de tomar el café, es Rocky. Anhelaba darles un final apropiado a ambos personajes con los que empaquetar la serie. Rocky Balboa (Rocky Balboa, 2006) era la última entrega de la serie 'Rocky', y ahora John Rambo va a ser la última para la serie 'Rambo'".

Particularmente a lo largo de la última década, los filmes de acción se han visto invadidos crecientemente con elementos de ciencia-ficción y fantasía, teniendo lugar en realidades y mundos alternativos. Las brujas se enfrentan a los brujos, y los superhéroes con superpoderes combaten cyborgs, robots, demonios y alienígenas del espacio. Otros filmes de acción populares presentan con frecuencia robos con alta tecnología o delitos cibernéticos llenos de armas, artilugios y vehículos cargados de efectos especiales.

"La diferencia entre Rambo y un superhéroe —con independencia del hecho de que el primero sea un personaje de carne y hueso que vive entre acontecimientos verosímiles—, consiste en el nivel ético de la venganza. La agresividad de Rambo no es sobrehumana" —continua King—. "Es humana, brutal, auténtica. La típica situación que contrapone el acorralado contra el que acorrala. Se trata de un perdedor con capacidad para devolver la bofetada si se le presiona".

Para algunos, el resurgimiento de los cuatro filmes de "Rambo, de "La jungla de cristal”, y de "Indiana Jones" emana del deseo de ver una vez más a héroes de acción como seres humanos corrientes atrapados en circunstancias extraordinarias pero reales. "Hemos tenido una buena dosis de personajes cinematográficos de tebeo, que tienen poderes especiales, o que son fantásticos" —dice el diseñador de producción Franco Carbone, que ha trabajado anteriormente con Stallone en Rocky Balboa—. "Y Rambo no es ninguno de ellos realmente. Es alguien de carne y hueso. Es un héroe porque sabe cómo vivir en la tierra, y permanecer en armonía con la misma".

El actor Rey Gallegos, quien da vida a Díaz, un veterano desengañado de la Guerra del Golfo devenido mercenario, cree que Rambo representa el arquetipo del viaje de la vida de un hombre. "Para mí está muy claro que Rambo asume los tres aspectos esenciales en la vida de todo hombre, los cuales no pueden obviarse: una batalla en que combatir, un sendero que seguir, y un amor que reconquistar. Su personaje sufre la pérdida de todas esas cosas. Cualquier hombre que vea esa película va a verse absorbido inmediatamente en la historia porque todos buscamos ese sendero que reseguir, la batalla en que luchar, y la mujer que salvar. Rambo es la expresión definitiva de eso".

Stallone entiende a Rambo como un personaje simple al que hay que comprender. "El personaje de Rambo remite a ese hombre de carácter mítico a quien se ha elegido para hacer un trabajo que en realidad no quiere hacer, pero que ha nacido para el mismo" —informa el guionista del film, director y protagonista principal—. "Rambo enarbola ese sentido de rectitud nada complejo, extremadamente sencillo de entender. Lo que está bien está bien, y lo que está mal, está mal. Lo que es malo, pernicioso, debe ser castigado, y el débil ha de protegerse. Todo ello remite a las historias con las que hemos crecido, a la mitología sobre el bien y el mal".


Acerca de la historia tras John Rambo
Tras el éxito de Rocky Balboa (Rocky Balboa, 2006), la última entrega de la serie de filmes de Rocky, Stallone decidió cerrar también el capítulo sobre John Rambo. "La razón es la misma que me asistió a la hora de encargarme de la última entrega de Rocky, revisitar el personaje" —dice Stallone—. "Quería poner el punto final sobre Rambo. Creo que Rambo III tenía buenas intenciones, pero no llegó a comunicarlas realmente. Corría el año 1988, y se realizó en contra de la situación en Afganistán, justo cuando la Guerra fría estaba tocando a su fin y los rusos se estaban yendo. En aquel momento, la gente en general y los medios de comunicación en particular no sentía interés por Afganistán, los muyahidines o los talibanes. Ahora, con cuanto ha ocurrido desde la retirada de los rusos, y con lo que sigue aconteciendo, la cosa presenta un perfil distinto, pero entonces no funcionó. He querido acabar la serie con una nota más eficaz e impregnar al personaje de mayor autenticidad respecto a lo que era".

Después de que Millennium Films comprara los derechos de las secuelas de Rambo a los hermanos Weinstein de Miramax, el productor del ello, John Thompson, consultó a Stallone pues tenían interés en realizar un nuevo film sobre Rambo. "Él no deseaba volver al personaje a menos que pudiera averiguar en dónde se había metido todo este tiempo y qué es lo que había quedado por decir" —dice Thompson—. "Reflexionó al respecto, pero en aquel entonces se hallaba absorbido con Rocky Balboa. Llevó su tiempo, porque estaba muy ocupado con Rocky y con el éxito que el film estaba teniendo. Hizo falta paciencia para hallar por fin el momento adecuado en que hacer la película".

Para Stallone, era necesaria una historia convincente. "Pensaba: 'Si hago el último Rambo, quiero que diga algo importante.' No quería que fuera un film de simple acción y misiones peligrosas, ni que fuera sobre drogas, o sobre robo de joyas. Quería que lo primero fuera la humanidad, la condición humana".

Para el cuarto Rambo, ha habido muchas ideas y guiones en los últimos años que se han ido desestimando. Se barajaron varias historias sobre conflictos conocidos, como los de Irak, Afganistán, Sudán, Colombia, incluso Darfur. Aunque Thompson y Millennium ya poseían media docena de guiones de Rambo, Stallone quería dar con un trasfondo menos obvio, una historia que aconteciera en el marco de un conflicto actual poco conocido.

"Comencé a investigar y a preguntar por todas partes" —nos dice Stallone—. "Recurrí a la revista ‘Soldier of Fortune’ y a las Naciones Unidas. Les pregunté: '¿Cuál es la violación de derechos humanos en todo el planeta más gráfica y devastadora y menos atendida por los medios?' Y todos me respondieron ‘Birmania’. Esta historia se fundamenta en hechos, en una guerra que ya dura sesenta años. Las brutalidades que el film refleja se basan en lo que le ocurre a esa gente. De hecho, la mayoría de las atrocidades son tan monstruosas que no puedo mostrarlas. Lo que aquí hay es el más auténtico horror de la guerra".

Para la tribu karenni, que luchó junto a los Aliados contra el ejército japonés y los militares birmanos en la Segunda guerra mundial, cuando una guerra se acaba, comienza otra. Los karenni quieren un Estado karenni independiente, igual que querían otras minorías y tribus del país. Cuando Gran Bretaña, que durante décadas tuvo Birmania colonizada, retiró el ejército para concentrarse en los problemas posbélicos derivados de una sociedad que se había militarizado, surgió un nuevo nacionalismo birmano. El colapso del colonialismo y de las viejas instituciones reales, combinado con los años de guerra y de conflictos étnicos, permitieron que el ejército birmano se hiciera con el control de la única infraestructura autosuficiente del país, desde los servicios de transporte para la importación y exportación de las compañías, pasando por la construcción de carreteras y puentes, hasta los sistemas de comunicaciones. Hacia 1947, cuando las negociaciones para tener una patria propia fracasaron, los karenni formaron la Unión Nacional Karenni, un cuerpo gubernamental y autoridad política en lucha por su independencia. Llevan luchando desde entonces. Desde hace unos sesenta años, pues, los karenni siguen sufriendo un sistemático y brutal genocidio en manos del gobierno birmano.

"Pensé que esto sería perfecto porque es una historia que no se limita a Rambo y además está sucediendo ahora, es pura realidad" —comenta Stallone—. "No es pues la historia de un único hombre, dado este reparto de conjunto en el que están los misioneros y el equipo de mercenarios. Desde el momento que oí hablar del tema, y comencé a investigar, pensé: 'Si me fuera posible combinar ambos aspectos: despertar la conciencia acerca de la guerra civil entre birmanos y los karenni al tiempo que ofrezco al público una buena aventura, sería perfecto'".

Para Stallone, el argumento referido a Birmania cobraba sentido a partir de otros extremos, particularmente desde que Rambo vive en Tailandia en las dos últimas entregas. Como muchos otros veteranos, Rambo se ha quedado en el Sudeste asiático al no sentirse cómodo regresando a la sociedad norteamericana. Retomando la historia 20 años más tarde, Stallone ha imaginado cómo habría afectado al personaje sus experiencias y la vida solitaria y monacal; dónde y cómo vive y trabaja. Ha dibujado a un hombre cuyos movimientos pesados, denotantes de un cierto hastío de la vida, reflejaran haber visto y sentido demasiado. "Es un marginado, pero no alguien que se haya desentendido del mundo" —comenta Stallone—. "Es como un automarginado extremadamente desencantado del mundo que básicamente lo que hace es vivir su vida solitariamente".

Benz, coprotagonista, añade: "No estamos ante el Rambo de cuerpo embadurnado en aceite. No es el personaje de hace veinte años. Es el Rambo de décadas después, desgastado por la vida y mucho más compasivo. Podemos percibir cómo todo por cuanto ha pasado y experimentado —en cada una de las tres anteriores entregas— ha afectado su existencia. Se ha convertido en un hombre metido en una coraza".

Cuando Rambo se aviene a llevar a los misioneros —liderados por el Dr. Michael Bennet y su prometida— río Salween arriba, Birmania adentro, lo hace a regañadientes después de haber escuchado a Sarah. Cuando los misioneros no regresan, Rambo sabe que lo único que puede hacer para hallarlos es guiar a un grupo de mercenarios alquilados.

"Rambo decide ayudar a los misioneros porque parece reconocer en el personaje de Sarah un destello de esperanza y optimismo" —comenta Stallone—. "Puede que fuera algo que él mismo sintiera mucho tiempo atrás, cuando era joven, cuando se enroló en el servicio, ese convencimiento de que podía marcar la diferencia. Y aunque ahora ya no le es posible creer eso en el fondo de sí mismo, le embarga cierto sentido de lealtad y de proteccionismo para con ella. La entiende el receptáculo de una esencia de optimismo divino, y cree que es algo que debe respetarse y protegerse".

Rambo también es consciente de la corrupción y brutalidad existentes en la Birmania de nuestros días, con las torturas, ejecuciones sumarias, y el uso de la violación como un arma más sobre niños y adultos. Trabajando, viviendo y viajando en las junglas de las montañas del norte, entre Birmania y Tailandia, Rambo ha visto la despiadada destrucción de cultivos y villas, las víctimas de los campos de minas, los campos de trabajos forzados repletos de hombres, mujeres y niños karenni famélicos y maltratados. Aunque se había mantenido al margen de todo ello, ahora siente responsabilidad y toma conciencia de que debe ayudar por horribles que sean las consecuencias.

"Ni siquiera nos es posible mostrar una décima parte de las atrocidades y del genocidio sistemático que tiene lugar a diario a lo largo de la frontera" —nos dice King—. "Hemos investigado y no estamos exagerando ni un ápice. Todo es rigurosamente cierto, está documentado, violencia premeditada. Durante sesenta años, esa gente ha sido sistemáticamente eliminada y nadie lo sabe. Nadie es consciente de cuan horrible llega a ser".

Los villorrios de las tribus karenni se extienden desde la ciudad de Mae Hong Son hacia el oeste, a través de la Tailandia central y hacia el sur dentro ya de Birmania, a lo largo de 2.496 kilómetros de frontera. Desde el final de la Segunda guerra mundial, los militares birmanos equipados con armamento chino han intentando eliminar las tribus karenni y apoderarse de sus tierras, ricas en petróleo, rubíes, esmeraldas y jade. La represión ha sido posible con amplio éxito dado que Birmania ha cortado toda relación diplomática con occidente así como todo vínculo con los medios de comunicación occidentales. Los levantamientos estudiantiles y la posterior masacre de Rangún, el 19 de septiembre de 1988, y el cubrimiento informativo referente a los gemelos karenni rebeldes, conocidos como los fundadores del “Ejército de Dios,” hizo que por corto tiempo fuera posible romper la opacidad de cara al mundo en general, generándose titulares acerca de la larga guerra civil. Sin embargo, en 2002, el Consejo Nacional de Seguridad tailandés prohibió que los corresponsales extranjeros entraran en los campos de refugiados o en las áreas controladas a lo largo de la frontera con Birmania. Muchos creen que la prohibición a la prensa fue directa consecuencia de dos informes desoladores que se hicieron públicos aquel mismo año por parte de grupos humanitarios: “Licencia para violar”, del grupo étnico tailandés Shan, y "Brutal reino del horror", de Free Burma Rangers; ambos se mencionan en la película.

"La historia de Birmania ha sido objeto de interés en la prensa en muy pocas ocasiones, y ello se debe a que hay gente con un poder extremo y naciones que se alinean con los birmanos" —informa Stallone—. "Con esta película, hemos elaborado una historia de ficción dentro de un marco muy real. Así que hay detrás una tremenda responsabilidad al narrar la historia de los karenni, aunque también se aporta sentido de lo dramático y del ritmo con nuestra historia de ficción".

La mayoría del reparto y del equipo técnico occidentales no habían oído hablar nunca de la guerra civil entre los karenni y Birmania. "No tenía ni idea, literalmente" —admite McTavish—. "No quiero perderme en ningún terreno con pretenciosidad, pero creo a pie juntillas que una película de esta escala hará más por atraer la atención hacia este conflicto que cualquier cantidad de ruedas de prensa por parte de los grupos humanitarios. Triste, pero incontestable".

Obviamente, el caso era muy distinto entre los actores, equipo técnico y extras locales que trabajaron en la producción. De hecho, muchos de ellos participaban de esa auténtica realidad o eran víctimas de guerra, todos encarando posibles represalias por trabajar o aparecer en la cinta. El actor Muang Muang Khin, antiguo líder rebelde de la Unión Nacional Karenni, quien encarna al Mayor Tint del ejército birmano, comenta que está ansioso por arriesgarse a contar al mundo cuanto le ocurre a su gente. "Asumí el papel porque odio a los birmanos. Era preciso encarnar el personaje" —comenta—. "Quiero que el mundo sepa de qué modo los birmanos están eliminando a la gente de las zonas étnicamente diferenciadas. Una vez estrenado el film, deberé pasar desapercibido porque la inteligencia birmana está por todas partes, incluso en Tailandia, y podrá haber represalias".

El gobierno birmano y su extensa inteligencia militar extienden el miedo incluso en Tailandia, a cientos de kilómetros de la zona de guerra. "El gobierno birmano resulta extremadamente opaco respecto a este conflicto. Puede que sea necesario algo como esto para que la situación alcance el primer plano de la conciencia de la gente" —opina King—. "Sé que existen muchos otros conflictos: Irak, Irán, África..., y que éste no es sino uno más. Pero la película ilumina esta guerra en particular, este horrible genocidio, y acaso genere algo de conciencia".

Como Stallone confía, puede que si el mundo conoce a Rambo, ahora también conozca a la gente karenni.