Largometraje del guionista y realizador Craig Brewer. Dirigió Hustle & Flow, ganadora de un Oscar a la Mejor Canción y del Premio del Público en el Festival de Sundance 2005. Los productores son John Singleton y Stephanie Allain, que también produjeron Hustle & Flow.
El destino puede hacer de las suyas a la hora de echar una mano, y cuando se trata de curar un amor atormentado, es capaz de unir a las dos personas más dispares. Eso les pasa a Lazarus y a Rae.
"Black Snake Moan es la historia de dos personas muy diferentes que se encuentran para ayudarse mutuamente", dice el guionista y realizador Craig Brewer. "Una extraña serie de circunstancias permite que se conozcan".
El productor John Singleton, después leer el magnífico guión, empezó a preocuparse por "cómo íbamos a conseguir hacer esta película". John Singleton, nominado al Oscar al Mejor Guión Original y al Mejor Director por la atrevida y controvertida Los chicos del barrio, cree que Black Snake Moan "va mucho más lejos que la anterior película de Craig (Hustle & Flow). Esta historia es algo que no se ha visto antes".
Lleva la marca inconfundible de Craig Brewer, un especialista en describir la metamorfosis de personas profundamente heridas en busca de algo mejor.
"Todos tenemos una herida abierta. Todos tenemos puntos débiles, manías, ansiedades. Conseguimos sobreponernos conectando con otra persona", dice la productora Stephanie Allain, responsable de Los chicos del barrio, de John Singleton, y Hustle & Flow, de Craig Brewer. "El cine de Craig hace posible que nos pongamos en la situación de otra persona. Al principio, quizá no nos identifiquemos con la historia, incluso puede producirnos cierta hostilidad, pero al final de la película, los personajes se hacen querer y nos damos cuenta de que somos como ellos. Todo tiene que ver con estar conectado a otra persona. En este caso, se trata de la conexión de Rae con Lazarus".
Es la historia de Lazarus, que abandonó la guitarra y sus días de tocar en antros abarrotados, encontró la religión y se convirtió en un buen marido. "Dio todo su amor a una mujer. Al principio de la película, ella le deja", dice Craig Brewer. Pero es mucho peor porque le deja por Deke, su hermano menor. "Lazarus ya es mayor y se queda destrozado. Después de sumirse en la tristeza y la oscuridad, saca su vieja guitarra de debajo de la cama, donde llevaba diez años durmiendo. Tocaba blues en locales, era un tipo duro, pero lo dejó todo por ella".
"Lazarus se ha convertido en un hombre sedentario", dice Samuel L. Jackson, nominado a un Oscar y a un Globo de Oro por Pulp Fiction. "Se aleja de la música, escoge una vida tranquila y, en cierto modo, aburrida. Desde luego, lo bastante aburrida como para que su mujer le deje por su hermano. Pero conoce a una chica e intenta salvarla".
Se trata de Rae, "loca, descontrolada, la fulana del pueblo", explica el director. "Pero Rae sufre intensamente. Abusaron de ella siendo niña y le es más fácil entregarse y agotarse que liberar sus emociones".
Unas horas después de que Ronnie, su gran amor, se va para hacer la mili, Rae intenta ahogar su tristeza con sexo y drogas. Incluso se acuesta con Gil, el mejor amigo de Ronnie, que le pega una paliza de muerte y la abandona en una cuneta. Lazarus la encuentra y se la lleva a casa para curarla.
Además de curarla, Lazarus "es un hombre mayor que tiene unas cuantas cosas que decir a una mujer tan inmoral", dice el realizador. "Quiere vengarse de las mujeres, sin embargo, hay una conexión entre los dos".
"Por mucho que ella intente seducirle, no lo consigue", dice Samuel L. Jackson. "No está acostumbrada a ser rechazada sexualmente y se siente frustrada".
Cuando sale de su estado semiinconsciente y ve que está encadenada a un radiador, pierde los estribos. "Recuerda todos los horrores que se cuentan", dice la actriz Christina Ricci, hablando de su personaje. "La mayoría de la gente tardaría mucho en superar el hecho de estar atada con una cadena, pero Rae es muy retorcida. Para ella, el amor y el dolor van de la mano, por eso piensa: 'Me quiere'. Lo más extraño es que la quiere y ella acaba queriéndole, pero no como se espera. La cadena se convierte en una metáfora de su relación, algo que no se puede romper".
El deseo de Lazarus por controlar a Rae le hace volver a la música. "Se reencuentra a sí mismo", dice el actor Samuel L. Jackson. "Recupera la fuerza, la confianza y la compasión. Entiende que la música le ayudará a vivir mejor".
Redescubre el amor gracias a una buena mujer, Angela (S. Epatha Merkerson).
"Es probable que lleve tiempo enamorada de Lazarus", dice la actriz, ganadora de un Globo de Oro y de un Emmy por "Ley y orden". "Sabe que Lazarus es bueno y se atreve a decirle lo que siente por él. Pero se encuentra con una jovencita en casa de él y no entiende muy bien lo que pasa. Aun así, decide confiar en Lazarus y seguir adelante".
Además les une el amor por la música. Aunque Angela no cante blues, sino gospel, para Lazarus es su ángel de la salvación.
Después de su resurrección, Lazarus comprende que puede tenerlo todo, la religión, el amor de una mujer y el blues.
"¿Qué me falta? / ¿Qué necesito? / ¿Iré al infierno? / ¿Dónde está mi chica? / Quiero a esta mujer. / ¿Dónde está mi chico? / Quiero a este hombre. Cuando uno escucha esta música, se da cuenta de que es la esencia de un hombre, una guitarra y mucho dolor", dice Craig Brewer. "Y esta película va de blues. De blues del norte de Misisipi, blues que nace de la tripa, de una necesidad emocional profunda".
Las imágenes de archivo de Son House, una leyenda del blues de los años treinta, lo dejan muy claro: "Sólo hay un tipo de blues, el que nace entre un hombre y una mujer".
"Mucha gente me pregunta por qué le puse este título. Hay una canción titulada 'Black Snake Moan', de Blind Lemon Jefferson y, en mi opinión, es una de las más melancólicas y desgarradoras canciones de toda la historia del blues", explica Craig Brewer. "Muchas canciones suyas tratan del temor a lo desconocido, '¿Qué ha entrado en mi cuarto, qué se desliza por ahí? ¡Que alguien venga a ayudarme!'".
"La única forma de que Black Snake Moan funcionara", dice el director, "era sumergir a los actores en una de las cunas de esta música, la ciudad de Memphis".
"Una vez me encontré a Felicia Collins, que toca la guitarra en el 'David Letterman Show', y me dijo que le gustaría enseñarme a tocar la guitarra", recuerda Samuel L. Jackson. "Lo curioso es que un par de semanas después hablé con Craig y tenía el papel de un músico. Me mandaron una guitarra a Nueva York y llamé a Felicia para que me diera clases. Tenía que rodar Serpientes en el avión, en Vancouver. Cuando Luther, el director de atrezzo, me vio con una guitarra, estaba encantado. Es un maestro del instrumento. Me dio clases cada día durante la hora de comer".