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  La distancia  Dirigida por Iñaki Dorronsoro
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Cine negro basado en el boxeo, la corrupción y las relaciones humanas. Opera prima del realizador Iñaki Dorronsoro, autor también del mediometraje El ojo del fotógrafo (1993).

Notas del director
La distancia es un relato intimista que cuenta la historia de un joven boxeador, Daniel, atormentado por la culpa, y su relación con Raquel, una mujer con un pasado difícil.

La atracción que siento por el género de suspense ha hecho que el guión se acerque en cada reescritura a una intención de cine negro.

Durante el proceso de las reescrituras del guión es cuando han surgido personajes como Guillermo, policía corrupto y coprotagonista de la historia, que chantajea a Daniel para asesinar. Hemos transformado a Daniel en un boxeador, utilizando este deporte como metáfora de su dolor interno, y creado una relación paterno filial difícil e intensa con su entrenador.

En definitiva, combates, persecuciones, intriga, múltiples localizaciones... Todos los elementos que confluyen en un thriller y que se intentan evitar en una ópera prima por su complejidad narrativa y de producción.

El casting, como en la mayoría de las películas, fue nuestra primera dificultad. Grandes actores, y primeras elecciones, como José Coronado, en el papel de Guillermo o Federico Luppi, en el del entrenador, fueron entrando al proyecto y aguantando con fidelidad algunos retrasos de rodaje. Intérpretes de la talla de Lluis Homar, Carlos Kaniowsky o Julio Vélez aceptaron los papeles propuestos. Ya sólo quedaba la elección de Daniel, protagonista masculino y Raquel, su pareja en el guión. Lo que pensábamos que iba a ser una búsqueda fácil se transformó en algo muy complejo. El tono sórdido y explícito con el que se trata el personaje de Raquel y la exigencia física para el papel del boxeador, hizo que el proceso de este reparto se prolongara más de seis meses. Amado Cruz, director de casting de la película, dio con ambas soluciones; Belén López y Miguel Ángel Silvestre, dos actores sin apenas experiencia cinematográfica, que han superado con mucho nuestras expectativas. Seis horas diarias de entrenamiento de boxeo, durante toda la preparación, han convertido a Miguel Ángel en un púgil más que creíble.

Un reparto que es, en definitiva, una muestra de generosidad por parte de todos los actores, por aceptar este proyecto en el caso de los consagrados y por el nivel de entrega y esfuerzo en el de los noveles.

Con respecto al estilo visual de la película, mi intención y la del equipo artístico, es la de no huir del concepto de género y aceptar muchas de sus convenciones visuales. Claroscuros, huida del día y preponderancia de la noche, tonos en escala de grises que se alejan de los colores primarios... material con el que se siente particularmente a gusto mi director de fotografía Daniel Aranyo y que con la experiencia de Gabriel Carrascal y Clara Bilbao, decoración y vestuario respectivamente, intentamos llevar a buen puerto.

El maquillaje toma una relevancia extrema en una película donde los impactos de los combates tienen que ser representados con todo el realismo posible. José Antonio Sánchez, uno de los mejores maquilladores de nuestro cine, se encarga de ello.