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  Diario de un escándalo  (Notes on a Scandal)
  Dirigida por Richard Eyre
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La película está dirigida por Richard Eyre (Belleza Prohibida, Iris) y el reparto lo encabezan la ganadora de un Oscar® Judi Dench (Shakespeare In Love, Iris, Su Majestad Mrs. Brown ) y la actriz galardonada con el mismo premio Cate Blanchett (El Aviador , Elizabeth, Babel), a las que acompañan el novel actor Andrew Simpson y Bill Nighy (Piratas Del Caribe: El Cofre Del Hombre Muerto, Love Actually, El Jardinero Fiel). Con guión de Patrick Marber (Closer: Cegados Por El Deseo), adaptado de la novela de Zoë Heller candidata al premio Booker, la película está producida por Scott Rudin y Robert Fox, que anteriormente habían colaborado en Iris y Las Horas.

El equipo artístico cuenta con el director de fotografía, dos veces ganador del Premio de la Academia® Chris Menges (La Misión, Los Gritos Del Silencio, Negocios Ocultos); el diseñador de producción y vestuario, candidato al premio Tony®, Tim Hatley (Closer: Cegados Por El Deseo) y el compositor candidato al Premio de la Academia Philip Glass (Las Horas, El Show De Truman, El Ilusionista).

Cuando el famoso director de cine y teatro Richard Eyre fue sondeado por Rudin y Fox sobre la posibilidad de dirigir la versión cinematográfica de Diario de un escándalo, él, como tanto otros, ya había leído el libro. A Eyre le había parecido a la vez, divertido, emocionante y bellamente observado, precisamente el tipo de material que le intriga. Afirma Eyre: "Lo vi como un relato de amistades e intoxicaciones sexuales. Es verdaderamente una historia de dos obsesiones, de dos mujeres atrapadas por sus propias pasiones, autodestructivas e incontrolables".

Eyre y Rudin habían colaborado anteriormente con gran éxito con Judi Dench en la aplaudida Iris, película que trata de la historia de amor que llenó las vidas de la brillante autora Iris Murdoch y su adorado esposo, John Bayley, así como en la producción escénica, alabada por la crítica, Amy's View. Iris ganó un Oscar® y un Globo de Oro ® para Jim Broadbent, además de sendas candidaturas a idénticos galardones para Dench y Kate Winslet. A continuación, Eyre dirigió Belleza prohibida, una tragicomedia ambientada en la escena londinense del siglo XVII, que fue muy bien recibida por la crítica, pero desde entonces ha vuelto al teatro dirigiendo dos producciones tan enormemente exitosas como diametralmente opuestas: la nueva versión escénica musical de Mary Poppins, en Londres y el Broadway, y su adaptación del drama clásico de Henrik Ibsen Hedda Gabler, en el West End de Londres.

"Acababa de tocar los dos palos opuestos del espectro teatral – por lo que regresar a la realización cinematográfica con un proyecto de las fantásticas credenciales de Diario de un escándalo era irresistible", comenta.

Con la novela de Zoë Heller Diario de un Escándalo, Barbara Covett se convirtió en uno de los narradores indignos de confianza más fascinantes de la literatura contemporánea.

Para dar vida a mujer tan compleja y peligrosa, los realizadores se percataron pronto de que necesitarían a una de las mejores actrices que actualmente trabajan en el cine; fue entonces cuando Scott Rudin se dirigió a Judi Dench en una fase muy temprana de la génesis del proyecto. Dench ha cautivado a los aficionados al cine en una amplia variedad de papeles, incluida su interpretación, que le valió un Oscar®, de la Reina de Inglaterra en Shakeaspeare in love; su alabado papel de Iris Murdoch al final de su vida en Iris, y en otro papel con el que fue candidata al Oscar en la reciente producción Mrs. Henderson presenta.

Desde el momento en que Rudin leyó la novela, supo que tenía que ser Dench la que interpretara la parte de Barbara. Rudin se dio cuenta de que no había otra actriz viva que pudiera sacar adelante este papel con la decisión y la resolución que el personaje exigía.

Al principio, Dench quedó sorprendida por la ácida lengua de Barbara y por su tenebroso y herido corazón, por no hablar de su manipuladora relación con Sheba Hart. "Es un relato verdaderamente tremendo", dice Dench describiendo su reacción inicial a Diario de un escándalo. "Pero el reto de llevarlo a cabo me emocionaba a más no poder. Fue fascinante que me pidieran que hiciese algo que no podía ser más distinto a cualquier cosa que había interpretado antes".

Era precisamente esa diferencia la que, en opinión de Richard Eyre, hacía que Dench se ajustara como un guante a la impredecible naturaleza de su personaje. "Todo el mundo quiere a Judi Dench y la gente suele identificarla con esa persona magníficamente generosa, bella y brillante que a menudo encarna a reinas y que tiene una enorme dignidad personal", observa. "De modo que experimentar el lado cáustico y acerbo y más bien miserable de Judi Dench sería una impresión maravillosa y vigorizante. Quiero decir que su retrato de Barbara sigue siendo profundamente vulnerable, pero ésta no es una mujer agradable y creo que, desde el punto vista del espectador, ver a Judi dándole vida será muy refrescante".

Mientras que Barbara Covett espera en secreto que Sheba Hart se convierta en amiga suya para siempre, Sheba, sin darse cuenta, sella el acuerdo siguiendo sus propios y precarios deseos: traicionando a su esposo de más edad, que la adora, y a su familia zambulléndose en un amorío con uno de sus alumnos adolescentes. Con la escandalosa conducta de Sheba y su frenética necesidad de mantenerla en secreto, Barbara adquiere ventaja... o eso es lo que cree.

La naturaleza de los encuentros de Sheba con Barbara y con el colegial Steven exigían una actriz de consumada habilidad, por lo que inmediatamente a los realizadores les pareció lógico emparejar a Judi Dench con Cate Blanchett, que había obtenido una candidatura al Oscar encarnando el papel que da título a Elizabeth, y que muy recientemente había ganado el Premio de la Academia a la Mejor Actriz Secundaria con su vigorosa interpretación de una leyenda del cine, Katherine Hepburn, en El aviador de Martin Scorsese. Pero como le sucedió a Dench, el papel de Sheba alejaría a Blanchett mucho de semejantes regias interpretaciones.

Patrick Marber siempre había imaginado a Cate Blanchett como Sheba. "Cuando estaba escribiendo el guión, me fui convenciendo cada vez más de que ella tenía que encarnar a Sheba", afirma Marber. Sabía que ella, con la que le une una amistad de muchos años, sería perfecta para el papel. "Conozco a Cate de haberla tratado socialmente y somos amigos; pero nunca había trabajado con ella. Y me fue imposible emocionarme más con su trabajo. Tiene una auténtica crudeza que creo que dejará atónito al público".

A Zoë Heller le pareció que dando el papel a Blanchett se lograba una misteriosa proximidad a la forma como había ella imaginado siempre que sería Sheba como persona. "Cate se aproxima tanto como es humanamente posible a la encarnación de lo que yo tenía en mente", asegura. "Era como tener un sueño y, acto seguido, verlo representado ante tus ojos".

Desde que el libro de Heller cayó por primera vez en sus manos, Blanchett se sintió irresistiblemente atraída. "Era imposible soltarlo", dice. "Todo se cuenta desde el punto de vista de Barbara por lo que el reto a que nos enfrentábamos Patrick Marber como guionista y yo como actriz consistía en liberar a Sheba de la perspectiva de Barbara para la película, hacer que viviera y respirase por sí misma. Me parece que, al fin y al cabo, en la pantalla, cada mujer pone un espejo delante de la otra".