Primer largometraje dirigido por Koldo Serra. La película, producida por Monfort Producciones, Filmax Entertainment y Videntia Frames Producciones en España, The Holy Cow en Inglaterra y Divine Productions en Francia, rodada en diferentes localizaciones del País Vasco durante ocho semanas.
Koldo Serra, que ganó numerosos premios con su cortometraje El tren de la bruja (Amsterdam Fantastic Film Festival, Sitges - Festival Internacional de cinema de Catalunya, Festival de Terror de San Sebastián) cuenta para su ópera prima con actores de prestigio internacional entre los que destacan Paddy Considine (24 Hour Party People), Virginie Ledoyen (La playa), Gary Oldman (Batman Begins, Drácula de Bram Stoker) y Aitana Sánchez-Gijón (El maquinista, La puta y la ballena).
Notas del director
La primera palabra que me viene a la cabeza a la hora de explicar qué es The Backwoods es incomunicación.
The Backwoods habla de la incomunicación, incomunicación que genera confrontación. Confrontación en la pareja, entre diferentes clases sociales y entre culturas. A veces hay más distancia en un matrimonio que entre culturas separadas por cientos de kilómetros.
La trama, que transcurre durante un veraniego fin de semana a finales de los 70 en el norte de España, nos presenta a dos parejas que fortuitamente verán como un idílico fin de vacaciones desemboca en una espiral de violencia. Violencia, que siendo intrínseca al ser humano más animal, aflora cuando aflora el instinto de supervivencia. En una película de un gran potencial visual (el entorno es inmejorable) los protagonistas y antagonistas (que no buenos y malos) verán cómo sus mundos chocan en donde lo peor de cada uno saldrá a flote. Insisto en que hemos pretendido que no haya gente buena o mala, si no personajes con sus buenas virtudes, y por qué no, con sus defectos también.
Partiendo de unas referencias muy claras, como el cine de los 70 y el código visual de los westerns, The Backwoods pretende contar una historia de carácter universal en un entorno muy concreto, la Euskadi de finales de los años 70. Y siempre, por un tema orográfico, estético y quizás algo masoquista (por la parte vaga que le toca a uno), aclarando que la intención nunca ha sido de carácter político alguno. Imágenes poderosas de hombres armados, caminando entre el eterno verde y la niebla propia del amanecer en la montaña.
La intención de uno siempre ha sido el intentar cuidar la imagen, acercándonos a la realidad, sin aspavientos técnicos de gran calibre, siendo parcos en diálogos, sonidos y música. El precioso entorno (los espectaculares bosques de la reserva natural Artikutza en Navarra, o Itxaso en Guipúzcoa) ayuda a conseguirlo.
Mundo bonito y crudo a la vez, como la vida.
Koldo Serra
San Sebastián, 16 de Agosto de 2005