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  Iluminados por el fuego  Dirigida por Tristán Bauer
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Tristán Bauer (director)
Nació en 1959 en Mar del Plata. En 1982 se graduó como director en el Centro Experimental del Instituto Nacional de Cinematografía de Argentina. Ha dirigido largometrajes documentales, cortometrajes y programas de televisión, con los que ha obtenido numerosos premios nacionales e internacionales. Su primera película, Después de la tormenta (1991), obtuvo el Premio Nuevos Realizadores en el Festival de San Sebastián. Este film también ha recibido más de diez importantes premios internacionales y ocho premios Cóndor de Plata. Entre sus documentales más destacados se encuentran Cortázar (1994), Evita, la tumba sin paz (1997) y Los libros y la noche (2000), que obtuvo el Premio al Mejor Documental en el Festival de La Habana y que fue semifinalista en los Premios Emmy. ILUMINADOS POR EL FUEGO es su último largometraje.

Filmografía (selección)
CINE
1991 Después de la tormenta
1994 Cortázar (documental)
1997 Evita, la tumba sin paz (documental)
1999 Los libros y la noche (documental)
2005 ILUMINADOS POR EL FUEGO

Notas del director
Después de la batalla
Esta película es la relación de los recuerdos de un personaje ficticio, Esteban Leguizamón, de 40 años, que en 1982, con 18 años, mientras hacía su servicio militar, fue a combatir a las Malvinas. Gracias a este proyecto, pude viajar a las islas en dos ocasiones. El ex soldado y periodista Edgardo Esteban fue el primer combatiente en volver a las Malvinas, aunque en calidad de periodista. Yo fui allí a rodar y me encontré con los restos de la guerra que veinte años después siguen presentes: zapatillas Flecha [deportivas de tela con puntera de goma], cascos, medias, cantimploras. Nadie las había tocado todavía.

La guerra de las Malvinas es clave en historia y memoria. Es la bisagra entre la dictadura y el gobierno constitucional. Es una guerra que se quiso ocultar inmediatamente, se quiso "desmalvinizar". Hubo una petición explícita de los militares para que los excombatientes se comprometiesen a no hablar. Fue una política que continuó con Alfonsín. Tampoco el cine se ocupó del tema. Hubo una gran desatención posterior. Lo que más me sorprendió fue la cantidad de suicidios. Si exceptuamos a los muertos del crucero Belgrano, se equipara a los que murieron en el territorio. Hubo más de 300 suicidios. Y el caso es que la sociedad estuvo involucrada. Hubo un apoyo enceguecido: se apoyó una causa, se la reivindicó. El problema es que ese apoyo fue manipulado por la dictadura más terrible. Creo que quedó un cierto sentimiento de culpa, de no querer reconocerse, de querer olvidar.

Edgardo Esteban
Con Miguel Bonasso hicimos un guión sobre El cadáver de Evita, que se emitió en Canal 13. Esteban vino a hacernos una nota como corresponsal extranjero. Después de la entrevista, me mostró el libro sobre Malvinas que había escrito, Iluminados por el fuego. Después, Miguel escribió un guión definitivo. En Canal 13 surgió la idea de un film y también surgió una amistad. Pero quien planteó que había que hacer algo con Malvinas fue el rector de la Universidad de San Martín, donde trabajo. Lo que me llamó la atención de Edgardo fue esa mirada particular, que no era política, táctica o militar. Era un joven llevado como conscripto a esas islas, en pleno invierno, sin preparación, a enfrentarse a uno de los ejércitos más poderosos del mundo, como el británico.

Si bien hemos retocado dramáticamente la historia, lo que marcó este eje es esa mirada de la guerra. ILUMINADOS POR EL FUEGO está contada desde los ojos de un joven. En mi opinión, a pesar de ser muy argentina, tiene la mirada fuerte y latente de los conflictos armados.

La producción
Tuvimos grandes problemas de coproducción y presupuestarios. Fue un esfuerzo gigante. La reconstrucción bélica es de enorme complejidad. Durante el rodaje, reconstruimos, por ejemplo, una batalla del Monte Cordón donde hubo unas 500 explosiones. Tuvimos que reconstruir el vestuario y hacer réplicas de las armas. El Ejército nos apoyó desde el comienzo, pero después de leer el guión nos negaron su colaboración, supongo que porque son incapaces de hacer una autocrítica. En toda guerra, y obviamente en Malvinas, fue necesaria la crítica. En cambio, debo decir, la Fuerza Aérea permitió filmar en El Palomar.

Hicimos viajes de estudios a Malvinas, visitamos archivos fotográficos y compramos unos uniformes ingleses. El material de archivo en Inglaterra es muy abundante. Acá hay poco, sabemos que el Ejército argentino tiene vídeos sobre Malvinas. Tiene una pared completa llena de vídeos, pero no pudimos acceder a ella. En Inglaterra y en Argentina hay material totalmente desconocido para nosotros. Filmamos en muchos lugares: Malvinas, Buenos Aires, Puerto San Julián de Santa Cruz y San Luis. En el primer viaje de reconocimiento nos encontramos con el vicegobernador de las Malvinas. Fue un encuentro muy diplomático. Nosotros les dijimos que no queríamos pedir permiso porque pensábamos que era nuestro territorio. La relación fue cordial, con algunos mejor, con otros hubo más tensión.

La filmación
Hubo dos viajes de una semana. Una cosa impresionante fue la filmación en el cementerio de Darwin. También fue emocionante filmar en los campos de batalla. Allí se sigue encontrando bolsas de dormir, zapatillas Flecha, cepillos de dientes, jarritos militares. Se limpió de explosivos, pero hay todavía 25.000 minas marcadas. Es un lugar de 2.000 habitantes, con campos retirados. La gente no ha retirado las cosas de ahí. Además, filmamos en junio, en la misma etapa en que sucedió la guerra. Los soldados vivían con la sensación de que una bomba podía aparecer sobre sus cabezas. Una noche me fui con Edgardo Esteban a recorrer el campo de batalla. Le pedí que me mostrara su posición. Nos sentamos ahí y el viento golpeaba nuestros rostros. Nosotros teníamos las mejores vestimentas, y nos volvíamos a dormir al hotel. Pero los chicos estuvieron más de 60 días bajo ese clima, y andaban con zapatillas Flecha.

Excombatientes
Edgardo fue el primer excombatiente que volvió a Malvinas. Todos tienen una relación muy fuerte. Acercarse a las islas es una manera de procesar el duelo. Todos los excombatientes sienten la necesidad de volver. El año pasado presentamos un fragmento en Mar del Plata, y se acercó un excombatiente: conmovido, casi sin poder hilvanar las palabras, nos dijo que durante toda su vida había querido volver a Malvinas. Y que la película había sido una forma de volver.